martes, 25 de noviembre de 2014

HIGINIO SOBERA DE LA FLOR - Maniático y Degenerado Asesino

ARTERO ASESINATO DEL CAPITÁN LEPE.

Era una mañana asoleada del domingo 11 de mayo de 1952, como a las 9;
un individuo como de 35 años de edad, de rostro cetrino, pelado al rape, de mirada siniestra  y con evidentes signos de nerviosidad, guiaba su convertible a gran velocidad, por  la Avenido de los Insurgentes. El pie impulsando al fondo el pedal del acelerador, sus huesudas manos aferradas al volante tratando de rebasar imprudentemente a los coches que van adelante.  A la vista se aprecia que es el clásico “junior millonario”, que por el hecho de serlo se cree con derecho a que todo mundo le ceda el paso para que él,  prosiga con su vertiginosa carrera.-

Raudo en su carrera, nuestro imprudente personaje rebasa a un Buick casi  rozándolo, pero al llegar a la esquina el semáforo marca “Alto”; momentos después que a él le parecen siglos se enciende la luz verde; pero entretenido en encender un cigarrillo no arranca; entonces el conductor del Buick que acaba de rebasar hace sonar su bocina, esto molesta al junior y en represalia, parte a vuelta de rueda, cerrándole el paso intencionalmente  al carro que lleva atrás.  Por esta causa hay una discusión; el pelón emplea palabras soeces sin mostrar ningún respeto a la dama que acompaña al conductor del otro carro; así llegan a la siguiente esquina, de Insurgentes y Yucatán,  en la que también el semáforo marca “Alto”; los carros quedan, usando términos marinos “al pairo”, casi unidos por sus costados, el pelón increpa nuevamente al que maneja el carro Buick, gesticula amenazante; el otro conductor calla prudentemente, no le hace caso; esto enfurece más al pelón, quien asomándose por la ventanilla de su convertible, lo desafía, le lanza insultos léperos de los que ofenden la dignidad del hombre; pero por toda respuesta el del Buick le dice: “Ya cállate, loco”

Esto enfureció en alto grado al junior pelón, que apretó la boca, rechinó los dientes, palideció, sus ojos despidieron relámpagos de ira, y ágil como un felino abrió la cajuela de guantes de la que sacó una pistola escuadra, con habilidad de tirador experto cortó cartucho, y sacando su larga mano simiesca hasta casi meter el arma en la axila del conductor del Buick, accionó el gatillo disparando toda la carga mortífera de su pistola.  Herido de muerte su víctima se reclinó exánime sobre el volante de su carro.

En ese momento, todos los vehículos que estaban a su alrededor partieron raudos, pues quienes los guiaban temieron por sus vidas y se pusieron a salvo.

Esta circunstancia fue aprovechada por el pelón para tomar el volante de su coche y partir a toda velocidad rumbo al sur de la ciudad.  Nadie se atrevió a seguirlo.  El agente de tránsito que en esos momentos dirigía la circulación, se asustó tanto que se tiró al suelo al escuchar las detonaciones: Era Filemón Elizalde González, placa 273.

Minutos después de los hechos ocurridos, como el arco iris se presentaron algunos policías uniformados, quienes hablaron por teléfono a la Octava Delegación, y media hora después llegaba el Agente del Ministerio Público, licenciado Jorge Carriedo Vesser, quien de inmediato inició la inspección ocular del lugar los hechos, a efecto de levantar el acta correspondiente.  La acompañante del conductor del Buick que aún estaba exánime sobre el volante, al parecer ya muerto; dijo ser María Guadalupe Manzano López, de origen español y que sostenía relaciones amorosas con la víctima, que respondía al nombre de Armando Lepe Ruiz, que era el que momentos antes había sido herido arteramente.  Los hermanos de Armando, que eran el Coronel Filemón y José Lepe Ruiz, fueron avisados inmediatamente por teléfono, mismos que después se presentaron al lugar de los hechos.  Por un momento alentaron la esperanza de que Armando estuviera aún con vida y en su propio vehículo lo llevaron al hospital de la Cruz Roja que estaba a unos pasos, en las calles de Monterrey; pero ahí los médicos de la noble institución comprobaron que ya estaba muerto.  Entonces fue conducido al anfiteatro de la Octava Agencia Investigadora del Ministerio Público, que se encuentra en la esquina de la Avenida Cuauhtémoc y Obrero Mundial.

En el interior del coche de Armando se encontraron dos casquillos de calibre 38, eso daba una idea de la cercanía a que se hicieron los disparos.

El cadáver fue examinado por los doctores Salvador Uribe y Ángel Tovar Michel, quienes le apreciaron las siguientes heridas:  Una causada por proyectil de arma de fuego, con tatuaje de pólvora en la axila izquierda, escoriaciones con tatuaje en la cara anterior del brazo izquierdo; una herida en la cara posterior del hemotórax derecho, al nivel del décimo espacio intercostal, y dos escoriaciones con tatuaje en el hemotórax  izquierdo; dictaminando además que la muerte ocurrió instantes después de la agresión.

La hermosa españolita, novia del occiso, declaró: “Nunca olvidaré el diabólico rostro del desconocido que le disparó a Armando, lo hizo sin darle tiempo a defenderse, de improviso y cuando Armando se había vuelto a platicar conmigo le disparó a mansalva.  Una de las balas me rozó los dedos de la mano izquierda.  No me explico cómo no resulté muerta yo también”.

Todavía dando muestras de gran nerviosismo y con los ojos llenos de lágrimas María Guadalupe continuó su relato: “Iba con Armando por la Av. Insurgentes rumbo a la casa de su mamá, pero en el trayecto ocurrió el cobarde asesinato, en la forma ya descrita”

Pero afortunadamente un testigo había tomado el número de las placas del coche del asesino, así como sus características; el auto que tripulaba el asesino era de color verde claro, convertible, y las placas eran número 76-115 del Distrito Federal.

El caso para su investigación fue turnado al Servicio Secreto que en ese entonces jefaturaba el Coronel Silvestre Fernández Cervantes, uno de los mejores detectives que ha tenido México, ya que hizo luz en crímenes rodeados de tanto misterio envueltos en una niebla tan espesa que parecía imposible dar con los asesinos.  Tal fue el caso de los Villar Lledías, en el que como se recordará, que cuando la anciana María Villar Lledías ya estaba procesada y en prisión culpándola injustamente las autoridades de haber maquinado el asesinato de sus ancianos hermanos para quedarse ella con la cuantiosa herencia, él, Don Silvestre, habilísimo investigador para quien nunca hubo crimen perfecto, para quien nunca en los anales del crimen hubo misterio impenetrable, fue quien descubrió a los verdaderos criminales presentándolos a la justicia y obteniendo así la libertad de la anciana doña María; actuando en forma privada, pues ya no pertenecía a ninguna corporación oficial.

Con los datos obtenidos fueron comisionados dos agentes del Servicio Secreto a la Dirección de Tránsito a efecto de averiguar quien era el propietario  del auto, placas 76-115; pero nada se pudo saber en virtud de que la Dirección de Tránsito en ese entonces no laboraba los domingos.  Por eso hasta las diez de la noche de ese fatídico domingo 11 de mayo de 1952 seguía prófugo el asesino de Armando Lepe, ya que ni siquiera se sabía quién era.  No fue sino hasta el día siguiente, en las primeras horas de la mañana, que Tránsito informó que las placas correspondían al carro Plymouth modelo 51, convertible de color verde, el cual pertenecía a Higinio Sobera de la Flor, quien daba como domicilio un despacho en el Edificio CIDOSA,  (Compañía Industrial de Orizaba, S.A-) de las calles de Uruguay 55 esquina con Isabel la Católica.


SE INICIAN LAS INVESTIGACIONES

El Coronel Fernández se presentó en el despacho 118 del Edificio CIDOSA, que aparecía en el tarjetón de Tránsito, le informaron que Higinio Sobera de la Flor  no trabajaba allí, sino que había dado esa dirección  porque era el despacho de su amigo David Benito.  No obstante un empleado les dio su dirección, vivía en las calles de Mérida, de la Colonia Roma, pero no pudo proporcionar el número, explicando que nunca se había fijado en él.

Así las cosas acompañado por otros agentes se dedicaron a recorrer las calles de Mérida de un extremo a otro por ambos lados, antes de dar con la casa de la familia Sobera de la Flor.  Al llamar a la puerta, salió a abrir una señora de edad avanzada, pero jovial, sonriente y muy amable, acompañada de una señorita que después supimos era su hija, a quien nombraba Linda.  Al preguntárseles si ahí vivía el señor Higinio Sobera de la Flor, la ancianita nos contestó que sí y que ella era su madre, pero que en esos momentos no estaba.  Al parecer, por lo sonrientes y tranquilas, era de suponerse que ignoraban lo ocurrido.

Al informarles lo del crimen la señora sufrió una tremenda conmoción, palideció intensamente y hubo que sostenerla amorosamente su hija Linda; esta última permaneció tranquila, no obstante a sus hermosos ojos asomaban algunas lágrimas.

Posteriormente, dice el Coronel Fernández, supe que Linda sí sabía lo del crimen cometido por su hermano Higinio; de ahí que haya permanecido más serena.  Higinio le había platicado a su hermana el incidente del domingo, en estos términos: “Le di de balazos a un tipo que se me cerró y luego me injurió: Tú bien sabes que manejo muy bien la pistola; donde pongo los ojos, pongo la bala; estoy seguro de haberlo matado”.

La madre de Higinio, luego de haberse repuesto de la conmoción que le causó la noticia, con palabras entrecortadas, nos dijo: “Higinio llegó el domingo alrededor de las siete de la noche.  Encerró el coche en el garage y se dirigió a su habitación diciendo: “Tengo mucho sueño”, lo cual nos extrañó mucho ya que padece de insomnio crónico.  Ayer lunes se levantó de muy buen humor, estuvo jugando con su gato”.

Ampliando las investigaciones, se supo posteriormente, que la madre de Higinio mintió; él no guardó el coche en su domicilio, sino en el garage “Nino”, de Mérida 14.

Como ya se dijo, al otro día amaneció de muy buen humor, se bañó, se desayunó.  Después de invitar a su madre a salir con él, invitación que no aceptó, salió a la calle y se dirigió al garage “Nino”.  Su madre entonces reflexionó y llegó a la conclusión de que sería mejor ir con él.  Echó a correr en pos de él.  Entretanto él ya había llegado al garage, había abordado el vehículo y echado a andar el motor.  En eso se le acercó el empleado Maximino González pidiéndole el importe de la pensión; Higinio le contestó  con una imprecación, sacó la pistola y amenazó al empleado.  Quizá le hubiera dado muerte si en esos momento no llega su madre, quien suplicante, con lágrimas en los ojos, abrazada a su hijo, impidió otro bestial asesinato.  No obstante, Higinio, con un fuerte forcejeo se salió de los brazos amorosos de su anciana madre, a quien también amenazó de muerte, y luego partió velozmente.

Así transcurrió todo el día martes, sin que fuera posible la aprehensión de Sobera de la Flor.  Tan sólo se había logrado obtenerse domicilio, pero en él no se encontraba.  Su madre le dijo a los agentes que rara vez llegaba a dormir a casa, ya que acostumbraba hacerlo en diferentes hoteles de la ciudad.

Posteriormente se supo que Higinio y sus familiares nunca se llevaron bien, tal vez a causa de su peligrosa enfermedad que despertaba en él instintos cavernarios; por esto fue que siempre lo mantuvieron a distancia, y por eso prendió en él la costumbre de dormir en los hoteles, lejos del calor y el afecto familiar.

Mas como ya los diarios había publicado ese día el retrato del asesino, mismo que aparecía en la licencia de manejar, quizá fue por eso que como a las diez de la noche estando el Coronel Fernández en su despacho, después de un día fatigoso en extremo, recibió una llamada telefónica del doctor Rafael Bustamante León, quien tenía su consultorio en Bolívar 52; le dijo conocer a Higinio, porque con frecuencia ocurría a su consultorio para que le pusiera unas inyecciones.

Aún cuando la hora le pareció ya indispuesta, en estos casos había que aprovechar todas las horas, los minutos y los segundos de las 24 horas del día.  El policía, nos dice, no debe contar las horas que pasan, sino las horas aprovechadas.  Así que se presentó a esas horas con el médico, acompañado por el Comandante Manuel Mendoza, quien les dijo: Conozco bastante a Higinio Sobera de la Flor, porque viene con mucha frecuencia a mi consultorio.  Tiene por costumbre inyectarse substancias químicas que él mismo se receta, dizque para calmar sus nervios.  Desde el punto de vista profesional, si las inyecciones no son precisamente apropiadas para la enfermedad de Higinio, tampoco contienen substancias que lo perjudiquen, por eso lo inyecto.  También comentó que en ocasiones se enojaba, cuando le cobraba la consulta, y se iba sin pagarle; pero que en una subsecuente visita le cobraba lo que le debía y le pagaba sin chistar. .

El médico agregó un dato importante; dijo que es un muchacho aparentemente inofensivo, pero sumamente irritable por su mismo padecimiento y de ahí que resulte sumamente peligroso, el que ande suelto a juicio de él, Higinio estaba loco, ya que varias veces lo vio haciendo ademanes extraños y gesticular como si hablara con alguien, estando completamente solo. También dijo que solía jugar con las hormigas, poniéndoles cercos de piedras; en fin que notaba en él, cosas verdaderamente raras, propias solamente de un orate.  Yo creo –dijo el médico- que más responsable que él, lo es su familia que le daba automóvil, pistola y lo dejaba caminar libre en, la calle, cuando en realidad tenía que estar encerrado en un manicomio,  su obsesión  es que las mujeres lo quieran mucho.

Al inquirirle si sabía dónde se encontraba le dijo el médico al Coronel Fernández que se hospedaba en el Hotel Isabel, mismo que se encuentra en la esquina de Isabel la Católica y República de El Salvador.

Después de agradecerle al doctor tan valiosos informes, se despidieron de el y se decidió pasar de una buena vez al Hotel Isabel.


SIGUE LA BÚSQUEDA

La noche se había echado encima, por el radio de la patrulla que conducía a don Silvestre por las calles de México, estaba en constante comunicación  con el Jefe de Grupo Alfonso García Limón y varios otros agentes.

-Que busquen en el Hotel Canadá...Que vayan a las Lomas...Que no se despeguen  de frente a la casa de Mérida # 14, etc., indicaba continuamente por el radio Don Silvestre a sus hombres que tenían puesto un cerco al asesino.  No podía ser que escapara.  El Aeropuerto, las estaciones ferroviarias o de camiones, estaban perfectamente vigiladas.  En un garage de la Avenida Jalisco, de Tacubaya, fue localizado el automóvil Plymouth placas 76-115.  En ese lugar se informó que Higinio había llegado a encerrar su automóvil por la mañana del lunes.  Nadie sabía de quién era y cuando se presentó la policía, no se tuvo el menor empacho  en dar todos los detalles que se conocían  acerca del asesino.

El jefe de Grupo Alfonso García Limón  había sacado el mayor número posible de datos del asesino.  La fotografía de éste, tomada de su licencia de conducir, había sido repartida a más de doscientos agentes.

SU PASO POR EL HOTEL ISABEL

El encargado del hotel Enrique Méndez, al ser interrogado, le dio una versión amplia sobre la peligrosidad de tal individuo:
-“Hace muchos años don José Sobera hombre de negocios, caballero a carta cabal, llegó a alojarse en este hotel con sus tres hijos: Luis, Higinio y Linda, pues según se enteraron que don José había tenido una dificultad con su esposa y sus cuatro hijastros.  Don José murió hacía cuatro años y un año después regresó Higinio pidiendo una habitación, que le fue asignada en la azotea del edificio, sin servicios, por la cual pagaban sus parientes ocho pesos diarios.
- ¿Quién pagaba la cuenta?  Inquirió el Coronel Fernández-
-Exactamente no sé porque nunca fui a cobrarla, la mandaban pagar de la negociación CIDOSA
-Luego, ¿El ya no se hospeda en el hotel? 
-No, ya no, nos fue de imperiosa necesidad correrlo.  Un día en que estaba en sus momentos de locura peligrosa, el encargado del hotel, Javier de Urdanivia, sin saberlo le cobró la cuenta.  Sobera hecho un energúmeno trató de ahorcarlo.  Afortunadamente nosotros que estábamos presentes, impedimos, no sin gran esfuerzo, que llevara a cabo sus propósitos.
- Tenemos la seguridad de que es un loco sumamente peligroso.  Imagínese usted que un día amarró una lámpara de pie con una reata, cambió el ropero al centro de su habitación. La cama la hizo a un lado, y luego comenzó a jalar la cuerda, al tiempo que decía: “Así me gusta, que mueras en mis manos pérfida mujer”... y luego reía a carcajadas, estrepitosamente.  Esto vieron y lo escucharon muchas personas, que alarmadas dieron la queja a la dirección, advirtiendo que si no se echaba a la calle a ese loco peligroso, ellas abandonarían el hotel.  En otras ocasiones lo encontramos durmiendo en las escaleras, en el cuarto de calderas, en la azotea, en fin, en muchos sitios.   Añade el entrevistado que Higinio pocas veces se ha emborrachado y solamente se le ve encender cigarrillos continuamente.

AL SANATORIO  “LA FLORESTA”

Los detectives llegaron hasta el Sanatorio “La Floresta”, que aloja y da tratamiento a enfermos mentales.  Allí se pudo saber que durante los meses de junio a septiembre de 1950, Higinio estuvo internado a cargo del psiquiatra Alfonso León Garay, uno de los más conocidos de México.  Este les informó que desde el año de 1948, más o menos, empezó a curar a Higinio, que presentaba síntomas de nerviosidad aguda, notándole muchos errores de conducta, por lo que fue sometido a un tratamiento narco.-análisis, o sea inyectarle pentothal sódico y después interrogarlo para conocer sus problemas internos.

Desgraciadamente y antes de que estuviera curado, Higinio se escapó del Sanatorio, pues tenía la obsesión de “hacerse unas operaciones faciales”, las cuales en realidad le hizo el doctor Mario del Río en la nariz y en las orejas.

El  célebre reportero de Excélsior Ramírez de Aguijarle hizo preguntas al doctor y le contestó: “Higinio está perfectamente inadaptado al medio social que lo rodea, por la naturaleza de su enfermedad; pero se negó a revelar cuál es dicha enfermedad.  “Se trata de un secreto profesional, solamente hablaré, en caso de que sea requerido por una autoridad judicial”.

El doctor Alfonso Millán, propietario del Sanatorio “La Floresta”, ayer mismo envió al general Othón León Lobato, Jefe de la Policía, un certificado por medio del cual le expresa que se trata de un enfermo mental que estuvo curándose, pero que no llegó a sanar del todo.  Este certificado fue entregado  al jefe policíaco  por el licenciado Belisario Becerra, a nombre de los parientes de Higinio, para tratar de demostrar que este es un irresponsable.

Otros datos hicieron saber que Higinio se encontraba en Los Ángeles, California, cuando murió su padre Don José, que había logrado reunir cerca de cinco millones de pesos, de los cuales dos correspondías a José, y otros dos a Higinio, así como uno a Luis.  José se volvió loco y entonces el dinero de este quedó a favor de Higinio, que debería entrar en posesión del mismo al cumplir 21 años, siendo su albacea el licenciado Brito Foucher.  Se afirma que solamente una parte  recibía diariamente  Higinio, lo que provocaba disgustos continuos, y cuando protestaba entonces se le compraba un automóvil, ropa pues vestía elegantísimo, y casimires de los más finos, o bien se le cumplía cualquier antojo, con lo que ya quedaba tranquilo.

LA APREHENSIÓN

El día 13 por la mañana, nos continúa narrando  el Coronel Fernández  recibió un telefonema singular. “Al otro lado del hilo telefónico hablaba una voz de mujer, quien en forma lacónica y misteriosa, me dijo: “Higinio está hospedado en la Hotel Montejo, en el Paseo de la Reforma”... Luego en forma brusca colgó sin darme tiempo a nada”-


Ese mismo día se estaba velando en “Inhumaciones Alcázar” el cadáver del cumplido agente Florencio Moreno, que falleciera a causa de una vieja dolencia.  Por ese motivo, siendo jefe del Servicio Secreto, yo tenía que estar en ese lugar con otros elementos de la corporación para hacer las guardias de rigor ante el cadáver y acompañarlo a su última morada; comisioné al Jefe de Grupo Alfonso García Limón, con los agentes Jorge Uclave González, Rubén Gómez Tovar, Ignacio Pelayo Heredia y Jesús Cárdenas, para que procedieran a la aprehensión del homicida de Armando Lepe Ruiz, quien años antes había pertenecido a la corporación, a mis órdenes.

No obstante, tratando de evitar al máximo una tragedia más, le di instrucciones en el sentido de que no actuaran, hasta en tanto no llegara yo, y que tan sólo se limitaran a vigilar que no huyera.  a dotación de granadas lacrimógenas, no sin explicarle cual era el motivo por lo que pedía ese servicio  y advirtiéndole que al que enviara no debería actuar hasta que yo llegara.  El comandante de esa corporación obsequió mis deseos. 

Apegándome al axioma que reza que vale más maña que fuerza, mi plan consistía en lanzarle a Higinio una o dos bombas lacrimógenas a través de una ventana y hacerlo salir en esa forma.  Por experiencia sabía que nadie resiste los efectos de una de esas bombas encerrado en un cuarto.

Cuando llegué al Hotel Montejo, sólo vi al granadero, quien respetuoso se puso a mis órdenes, pero fuera de él no había nadie más del Servicio Secreto.

Intrigado por el curso que hubieran tomado los acontecimientos pregunté si no habían visto a algunos agentes del Servicio Secreto, contestándome que efectivamente ahí habían estado unos policías que trataban de aprehender  a un sujeto que oponía resistencia, pero que finalmente habían logrado su aprehensión ya se lo había llevado.

Teniendo en cuenta que en estos casos no debe descuidarse ningún detalle por insignificante que parezca, hablé con el gerente del hotel, suplicándole que nadie tocara nada del cuarto donde había estado Higinio, y que además ni siquiera se hiciera el aseo.  El gerente no sólo accedió a mi súplica, sino que me dio la llave del cuarto, diciéndome: “para mayor satisfacción de usted le entrego la llave del cuarto; así sólo podrá entrar usted o la persona que designe, cuando quieran ampliar la investigación”.

LA CAPTURA

Hagamos una breve reseña sobre cómo fue aprehendido Sobera de la Flor.  Estaba en el cuarto 108 del citado hotel.  Como presentía que sería buscado por la policía, o tal vez porque le había llamado su hermana advirtiéndole que habían ido a buscarlo a su casa estaba a la expectativa y vio desde la ventana de su cuarto cuando llegaron las patrullas con elementos de la corporación para detenerlo.  Inmediatamente cerró la puerta y la fortificó arrimándole el ropero, sillas y la cama; tomó su pistola con la mano diestra su pistola y con la izquierda una caja con 41 cartuchos útiles; - según se comprobó al recogérsela- Guiados por un empleado del hotel los agentes llegaron a la habitación.  Llamaron a la puerta, dentro contestó una voz que exclamó: “Sí, pero no abro a nadie”. .  Entonces el empleado abrió con la llave maestra, el agente González Uclave empujó la puerta  poco a poco, porque los muebles con que estaba atrancada impedían que se abriera de un solo impulso, pero poco a poco la puerta fue abriéndose lo suficiente para que un hombre pudiese pasarla de costado, se escuchó que Higinio cortaba cartucho a su pistola al tiempo que gritaba: “Los que entren se mueren “Yo estoy dispuesto a matar a mucha gente”.

El jefe de grupo García Limón, desde la ventana  le gritó varias veces:   “Estas rodeado por todas partes, es imposible que escapes...es preferible que te entregues a nosotros, que somos de la policía”

El agente González Uclave , con peligro de su vida, entró lentamente a la
habitación.  Higinio seguía en el centro, empuñando el arma.  No hizo ningún movimiento al ver al agente.  Este le pidió que escuchara unas palabras y le dijo que ellos eran sus amigos y que no iban a hacerle ningún mal. 

Mientras hablaba, se acercó a Higinio.  Este se le quedó viendo.  El momento fue aprovechado por el agente Ramón Gómez Tovar, quien entró también en el cuarto.  Este iba armado.  Se acercó a Higinio  y le puso el cañón en la espalda, al tiempo que le decía: “Suelta la pistola”  Lo obedeció Higinio. Después de ello, fue cuando les preguntó si estaban dispuestos a que muriera mucha gente.

Fue llevado a la Jefatura de Policía, ante el coronel Silvestre Fernández.  A poco de llegar, Higinio se puso de muy buen humor y comenzó a charlar con todo el
mundo.

LA MADRE DEL ASESINO EN LA JEFATURA DE POLICÍA

Parece ser que alguien avisó a los pariente de Higinio, pues tanto la autora de sus días como su hermana, inmediatamente se presentaron en la Jefatura de Policía.  Ambas lloraban amargamente.

La anciana señora pedía que a su hijo lo trataran con cariño, pues era como un niño, un niño enfermo que no sabe lo que ha hecho.  Hacían inútiles esfuerzo por conseguir hablar con Higinio.  “Sí sólo quiero verlo, convencerme de que está vivo...quiero saber que lo tienen sano y que nada le pasará, para entrar en tranquilidad”, decía entre sollozos la anciana madre, al mismo tiempo que imploraba clemencia al cielo.

-Tranquilízate madre... nada le pasará, decía la hija a la anciana, al mismo tiempo que la abrazaba tiernamente.  Pero ésta no entendía razones, corría por el pasillo de la Jefatura de Policía en busca de su hijo.  Finalmente se abrió la puerta del despacho privado del Jefe del Servicio Secreto  y la señora contempló a su hijo, riendo tranquilo como si nunca hubiera cometido un delito, platicando con los detectives y jugando  entre sus manos con su cachucha.

-Ya me volvió el alma al cuerpo, dijo suspirando la señora que agradeció el que le hubieran permitido  ver a su hijo, aunque fuera desde lejos.  “Ahora trátenlo bien... está enfermo... muy enfermo”  Algunas personas que estaban en el corredor de la Jefatura, esperando tratar algunos asuntos, al escuchar  las frases de la madre de Higinio, comentaron: “¿Y porqué, si sabían que era un irresponsable, un peligro para la Sociedad, lo dejaron suelto, con pistola y automóvil?  Esta pregunta seguramente que nunca será contestada, pero en el fondo, los parientes de Higinio se arrojarán la responsabilidad del crimen cometido por éste.

La madre de Higinio iba acompañada de su hija Linda, quien se negó a hablar con la prensa.  Al poco rato llegaron Luis y Cristian, hermano y hermanastro de Higinio.

En cierto momento, cuando Higinio era llevado al despacho del general León Lobato, su madre se cruzó al paso del grupo de agentes, tomó la mano de su hijo y la besó.

-¡Hijito! Le dijo, con voz llena de ternura, di la verdad.  Eso es lo único que te puede salvar.  Y en lo sucesivo sé bueno, por favor.

Higinio le hizo una caricia a su madre y siguió adelante.  Fue la única vez que lo vio, ayer, pues posteriormente fue conducido a los separos que tiene la Jefatura, en el edificio de la sexta delegación.

El reportero de El Universal, el Güero Téllez, le preguntó que porqué consintió en que su hijo tuviera un coche, a lo que contestó que el médico que lo atendía se lo recomendó, porque le tranquilizaba los nervios; que nunca tuvo accidentes, pero le recordó que ya había tenido uno en la carretera a Toluca, cuando se fue por pura puntada, para asustar a sus amigos pilotos, pero dijo que eso había sido un mero accidente. También la inquirió qué porqué lo dejaba usar armas de fuego, Jamás le vi una pistola, figúrese que no me gusta que los niños las tengan de juguete. Como toda madre, excusa de todo a su hijo.

La hermana Linda, entra a la conversación diciendo que su mamá tuvo la última noche un ataque de parálisis. Pero ya fue atendida por el médico, pero jura que su hermano es un enfermo, que tienen certificados médicos que lo afirman, ¡Pobrecito de Higinio! Termina diciendo en medio de sollozos y trata de consolar a su angustiada madre que llora amargamente.


ALGUNOS CURIOSOS

Frente al despacho de don Silvestre comenzaron a pararse hombres y mujeres ansiosos de conocer al matador de Lepe Ruiz.  Los más variados comentarios se escucharon.  Mientras unos opinaban que estaban frente a un cínico, otros, en cambio, lo compadecían, y no hubo pocos que hasta lo llamaran “lunático”, y hubo uno que exclamó: “¡Qué tipo más grande eres Higinio!” después de haberlo visto  con su sonrisa de idiota trataba de demostrar que “obró en legítima defensa de su vida”

LA PERSONALIDAD DEL GENERAL OTHÓN LEÓN LOBATO

Antes de proseguir, nos dice Don Silvestre, estimo de justicia señalar un hecho muy importante.  En la época que esto ocurrió, era jefe de la Policía del Distrito Federal, el general de división don Othón León Lobato.  El fue uno de los jefes distinguidos que ha tenido la policía metropolitana.

Caballero intachable, con ese don de gentes que siempre le caracterizó y que le hizo ganarse todo el afecto, sin reservas, de los que con él colaboramos, y al decir esto, me estoy refiriendo a toda la corporación.

Para él, no había hora de labores, celoso en el delicado cometido que tenía de velar por la seguridad ciudadana, siempre, a cualquier hora del día o de la noche, estaba pendiente de los sucesos de la ciudad que directa o indirectamente estuvieran ligados con las obligaciones de la corporación a su mando; todo esto sin escatimar sacrificios de ninguna especie.

Por eso cuando tuvo conocimiento de los lamentables sucesos en que perdiera la vida Armando Lepe Ruiz, que, como ya se dijo, perteneció a la corporación, se interesó en que se esclarecieran los hechos, se aprehendiera al culpable y se consignara a las autoridades competentes, para que recibiera el castigo que su alevoso crimen merecía.


HIGINIO PRESENTADO AL JEFE DE LA POLICÍA.

En cuanto Higinio fue aprehendido, el general Othón León Lobarto pidió  que lo llevaran a su presencia.  Al decirle a Higinio que sería llevado a presencia del general, dibujó una sonrisa cínica y dijo: “Me estoy volviendo muy importante”.  Ya ante el general le tiende la mano, al tiempo que le decía: “Soy su servidor”.

Sin preámbulos el general le dice:
-       ¿Sabe usted porqué está detenido?
-       -Sí, -le contestó Higinio- porque maté a un tipo.
-       Hágame una reseña exacta de lo ocurrido para evitarme estarle preguntando
-       Con todo gusto, -contestó Higinio, y da principio a su versión-
-       Iba sobre la Avenida de los Insurgentes, y al llegar a Álvaro Obregón,
Cuando se apagó el motor del carro, tuve que detenerme para volver a echarlo a andar, y esto disgustó a un señor que iba en otro automóvil, atrás de mi. Con su defensa le pegó a mi carro, tuve que detenerme para volver a echarlo a andar; y esto disgustó a un señor que iba en otro automóvil, atrás de mi; y entonces nos injuriamos los dos.

Seguí mi ruta muy despacio, y él quiso pasarme por el lado derecho... pero no lo dejé, entonces lo hizo por el lado izquierdo...  Cuando llegamos a las calles de Yucatán, nos tocó el alto y los dos frenamos.  Entonces él, me volvió a injuriar llamándome “idiota”, yo le contesté sacando la pistola y apuntándole.  La señora que iba junto a él, dio un grito... y escuché que me dijo “payaso”, entonces él trato de meter mano a la cajuela  para sacar su pistola... le disparé y lo maté..eso fue todo.
-       ¿Cómo sabía que iba a sacar una pistola de la cajuela?-inquirió el general.
-       Lo supuse únicamente.
-       Tenía usted intenciones de matarlo desde que sacó usted su pistola?
-       Precisamente de matarlo no, pero quería demostrarles que no era ni un idiota, ni un payaso, como ellos me dijeron; y sobre todo traté de defender mi vida disparándole.
-       ¿Y cuándo supo que lo había matado?
-       Inmediatamente, pues le hice cuatro disparos a quemarropa. No podía fallar, soy experto en tiro de pistola.  Donde pongo el ojo, pongo la bala.
-       ¿Y luego que hizo?
-       Huí en mi coche a gran velocidad.  Llegué a una calle donde me tomé dos refrescos: una Coca Cola y un Sidral  porque tenía mucha sed.  De ahí me fui a pasear por Chapultepec como lo hago diariamente, y después me fui a mi casa.
-       ¿Platicó a alguien lo ocurrido?
-       ¡Cómo no!  A mi madre y a mi hermana... les dije que había tenido un incidente con un individuo al que había matado.
-       ¿Suponía que la policía lo detendría?
-       Nunca me lo imaginé, pues como me fui del lugar rápidamente no creí que me fueran a reconocer algún día.
-       (En eso le hace notar que alguien apuntó el número de sus placas)
-       En eso no pensé
-       ¿Usted trabaja?
-       No señor, no tengo necesidad.
-       ¿De qué vive entonces?
-       De mis rentas, de lo que mi padre me dejó, no tengo necesidad de trabajar y menos estando enfermo como estoy, que no puedo concentrarme en nada absolutamente que por tanto nada puedo hacer.


Esta entrevista fue en presencia del coronel don Silvestre Fernández C., a quien le dijo el general: “Ahora usted hágale las preguntas que estime pertinentes, allá en los separos.

Al coronel Fernández le intrigaba bastante el hecho de que Higinio tuviera grandes manchas de sangre en el pantalón.  Esto, era sumamente extraño, pues al matar a Lepe Ruiz el domingo por la mañana, lo hizo de carro a carro y era imposible que le hubiera salpicado la sangre en el pantalón.  Además, su madre y su hermana me habían dicho que el lunes por la mañana se había bañado y cambiado de ropa.  Luego había que ahondar ese aspecto. ¿La sangre de dónde provenía?  Con esa duda en mi mente, le pregunté:
-¿La sangre que tiene usted en el pantalón de dónde proviene?
A lo que él respondió sin inmutarse:
-Ayer por la mañana salí de mi casa para ir a Chapultepec.  Dejé el carro  en un garage de Tacubaya, y luego me fui caminando, cuando de pronto noté que un desconocido me veía feo y me decía algo entre dientes.  Le pregunté que qué me había dicho y me contestó que nada absolutamente.  Pero como yo andaba muy nervioso, saqué mi pistola y le di dos cañonazos con ella, uno en la cabeza y otro en la cara.  Se sangró mucho y... me manchó... luego me pidió perdón y se fue corriendo.  No sé quién haya sido, ni sé dónde estará ahora.
-¿Es verdad que tuvo un disgusto con el encargado del garaje .”Nino”, de Mérida 14, señor Maximino Manuel González?
- Sí, es cierto, porque no había lavado el carro... pero nada más lo asusté con la pistola y luego me fui.  No pasó nada... ustedes saben que en México hay muchos bravucones y que hay muchos pleitos diariamente.  Luego hay que andar muy abusado, porque si no, lo matan a uno primero.
-¿Usted le tiene miedo a la muerte?
-¡Miedo no!  Pero no quiero que alguien me mate.  Primero he de matar a todos los que pueda antes de dejarme matar.  Miren ustedes si no es grandioso que muchos policías armados hasta los dientes hayan ido a aprehenderme.  Pero no pasó nada.  ¡Yo no soy de peligro!
 A partir de ese momento y durante unos cinco minutos habla incoherencias.  Sus manos se agitan nerviosamente, gesticula, hace señas como si viera a alguien, saca una pipa, la llena de tabaco inglés.  Luego saca una cajetilla de cigarros, toma uno y cuando parece que lo va a encender, lo tira y sigue con la pipa.

Afirma que su vida es completamente normal, como la de cualquier ser humano, que no es alcohólico y que no es drogadicto.  Dice que estuvo en Los Ángeles estudiando inglés y otras materias, pero que el estudio le causa fastidio, nunca le ha gustado.

Dice que su padre era originario de España, inmensamente rico, ya que era propietario de la fábrica de Ron “Pizá”
-¿Le gusta el pleito?
-Antes sí, pero ahora me he compuesto mucho.
-Entonces, ya debe haber matado a algunas otras personas.
-Pues no recuerdo bien cuántas, pero sí, ya he matado a algunas.
-¿Siempre usa pistola?
-¡Siempre!,  Pues si no la lleva uno, lo matan cuando menos lo espera.
Se le muestra una pistola española “Llama” calibre 380, que reconoce de inmediato, y dice:
-¡Esa es mía!  Sí señor. Con esta lo maté.
Cuando la tiene en sus manos descargada, la maneja con habilidad, dando muestras de ser un experto en el uso de armas.
Luego simula disparar en la misma forma que lo hizo en contra de Armando.
-¿De qué vive?
-De mis rentas, mi padre me dejó una inmensa fortuna, y además estoy enfermo, no puedo concentrarme en nada absolutamente, por lo tanto nada puedo hacer.
-Se sabe que usted tuvo un accidente hace tres meses ¿Cómo ocurrió ello?
-Los hechos sucedieron en la carretera a Toluca.  Fui a un baile con unos pilotos aviadores amigos míos.  Nos emborrachamos y a la salida abordamos mi auto nuevecito, pero que andaba mal de las luces, y en el kilómetro 17, de pronto se me ocurrió probar los nervios de los pilotos, quería ver qué tan buenos eran para volar, y por supuesto, yo también quería probar  las emociones de volar en un automóvil.  Guiaba a gran velocidad y entraba a una curva pronunciada.  Me seguí de frente... volamos por los aires, fuimos a dar a una barranca.  El automóvil quedó hecho  papilla, nosotros sacamos algunos golpes, contusiones, raspones y una que otra fractura, pero nada más.

Vuelve a reír como un orate y se da por terminada la plática con ese ser de mente retorcida.


SE IDENTIFICA PLENAMENTE AL ASESINO

En su casa de las calles de Anaxágoras, vestida toda de negro, se encuentra la señora María Guadalupe Manzano López, la amiga de Armando Lepe Ruiz, que lo acompañaba en el momento de ser éste asesinado.  El Güero Téllez, el hábil reportero de El Universal,  la entrevistó.
-¿Podría usted reconocer por esta fotografía al asesino de Lepe?
Mira atenta el retrato que se le muestra y rápidamente exclama: Es él. ¿Dónde está para verlo bien y decirle en su cara lo asesino que es?
Se le dice que ya será citada por la policía para oque lo identifique, y esto la calma.
Luego vuelve a repetirle la forma como se registraron los hechos, aclarando que si en un principio dijo que se trataba de un hombre calvo como de 35 ó 40 años de edad, se debió exclusivamente a su nerviosidad del momento.-
-No es posible que si usted ve una pistola que escupe fuego, que pone en peligro su vida, pueda fijarse en todos los detalles del asesino, pero este es, no me cabe la menor duda.  ¿Ya lo agarraron?  Por favor que se haga justicia.  Armando desde su tumba lo está pidiendo.
Pasados unos instantes, María Guadalupe, la guapa españolita amiga de Lepe Ruiz, grita:  El también tiene una madre, una mujer anciana que está llorando la pérdida de su hijo, pérdida irreparable –refiriéndose a la anciana madre de Higinio que está pidiendo clemencia, según ha leído en el periódico El Universal.   

miércoles, 12 de noviembre de 2014

ATENTADO A UN AVION DE MEXICANA

PERPETRADO POR
EMILIO ARELLANO SCHETELIGE
EN COAUTORÍA DE
PACO SIERRA ELIZONDO

En la fría mañana del día 24 de septiembre de 1952, se empezaron a congregar en la sala de espera del Puerto Central Aéreo de la Ciudad de México, los pasajeros que dentro de unos minutos abordarían el avión  de  la Compañía Mexicana de Aviación (CMA) con destino a la ciudad de Oaxaca. En esos años la sala de referencia, comparada con la que actualmente está en operación, era muy pequeña, pues sólo se tenían dos plataformas de acceso para abordar las naves, una para los vuelos naciones y la otra para los internacionales.  Casi todas las naves eran Douglas DC2 y DC3, es decir para catorce y ventiún pasajeros respectivamente. Eran aviones muy confiables, razón por la cual durante muchos años la CMA obtuvo el reconocimiento internacional por su seguridad y recibía anualmente el diploma respectivo.

Las rutas internacionales se operaban con, lo que ellos llamaban los nuevos “monarcas del aire”, los lujosos Super 7C y Super 6, con sólo cuatro destinos: Chicago, Los Ángeles, San Antonio y La Habana.   El vuelo a Los Ángeles lo efectuaban en sólo cinco horas.  En la actualidad, se  completa en poco más de tres horas.

La otra compañía que nos visitaba  cotidianamente era la American Air Lines, con su llamado “avión insignia”.

El vuelo que nos ocupa para nuestra historia es el 575,  con destino a Oaxaca, la matrícula del avión era: XA-GUJ.  Los tripulantes: como piloto el Capitán Carlos Rodríguez; copiloto, el Capitán Agustín Jurado Amilpa y la sobrecargo Lilia Novelo Torres.

Los pasajeros: Henry Mankin y su esposa Gertrude, que dieron como domicilio el Hospital Inglés; Margaret, esposa de Albert Waltz,  y su hija de 10 años: Katherine, vivían en la Colonia Florida, Laura Kennedy, en la Colonia del Valle; ; Ezequiel Camacho, en las Vizcaínas, Margarita T. Maison, regresaba a su domicilio en Oaxaca; Robert Stopler: Hotel Geneve; June y Arthur Barth: Hotel Majestic; Esther Magallanes Orozco y Juan Vargas Vera: en las calles de Bucareli; Carmen Castillo de Bretón, Yolanda Hernández Castillo y J. Jesús Flores Bretón, en la Colonia Potrero del Llano; Ramón M Arellano en la calle de Baja California y Rosendo G. Medina, también con  domicilio en la Ciudad de Oaxaca. 

A las 8:01 de la mañana, el avión se enfiló hacia la pista que le asignó la Torre de Control del Aeropuerto y tomó el rumbo hacia la ciudad de Oaxaca, destino final de todos los pasajeros que iban a bordo.  Dieciséis minutos después en pleno vuelo la nave se sacudió violentamente como consecuencia de una explosión cuando volaba a razón de trescientos kilómetros por hora, velocidad catalogada como considerable en aquella época.

La explosión ocurrió en la parte delantera izquierda de la nave, atrás de la cabina de mando, abriendo un boquete de un poco más de dos metros de alto por uno de ancho, se originó en el compartimiento de carga  en donde se transporta el equipaje de los pasajeros.  Afectando con heridas leves a los pasajeros norteamericanos  Henry y Gertrude Markin, matrimonio que iban sentados en la parte delantera de la sección de pasajeros.

De inmediato la sobrecargo Lilia Novelo Torres, acudió a tranquilizar a los pasajeros, proporcionándoles su atención y dándoles, lo único que tenía a la mano,  chicles.

El piloto de la nave Capitán Carlos Rodríguez Corona, veterano del glorioso Escuadrón 201, que combatió en la II Guerra Mundial, en el Pacífico, tomó la decisión de descender de inmediato, aterrizando en el Campo Militar de Santa Lucía que está ubicado en la carretera a la ciudad de Pachuca. Logrando llevar a salvo a los diecisiete pasajeros y a los tres miembros de la tripulación.




Boquete abierto en el avión por la bomba de tiempo que se introdujo en el equipaje

La Mexicana (CMA) envió de inmediato una aeronave a Santa Lucía para recoger al pasaje para traerlos de nuevo al Aeropuerto Central, donde se dispuso de otro aparato, para que los pasajeros reanudaran su viaje a la ciudad de Oaxaca; pero sólo seis, aceptaron.

En tanto que se daba parte a las autoridades correspondientes, de inmediato se encaminó al lugar en donde quedó la nave averiada, el detective Silvestre Fernández Cervantes., sagaz y experimentado investigador, quien fungía como encargado de la seguridad de la Mexicana (CMA), con el fin de iniciar las pesquisas que pudieran aclarar las causas y establecer quiénes eran los responsables.

Por su parte  los peritos de la Dirección de Aeronáutica Civil de la SCOP –Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas-y los técnicos de la empresa., iniciaron su investigación. A estos se sumarían los agentes de la Policía Judicial Federal y de la Dirección Federal de  Seguridad.  Estos últimos, por disposición del Presidente de la República; licenciado Miguel Alemán Valdez,   ya que a primera vista se estimó que el accidente se  debía a alguna  substancia explosiva contenida en alguno de los equipajes que no resistió la altura, o tal vez ocasionado por un movimiento brusco del propio avión.

EL PASAJERO EZEQUIEL CAMACHO

Esta persona  natural de Colombia fue uno de los pasajeros que viajaba en el avión averiado, deambulaba a las 12 horas, del mismo día, en la Oficina de Boletos de la compañía aérea. Se  le invitó a tener una entrevista con el señor Carlos F. Aizpuru, uno de sus funcionarios, al cual comentó lo siguiente:

Que el día 12 de septiembre vio un anuncio en un periódico en el que se solicitaba matrimonio para un campo de turistas, sin embargo él que tenía necesidad de conseguir un trabajo acudió a un edificio de las calles de Uruguay y se entrevistó con un persona quien le dijo que  pertenecía a la agencia que había puesto el anuncio, le pidió diez pesos, que entregó y lo mandó con una tarjeta a ver a Eduardo Noriega al Hotel Coliseo.  Le dijeron que allí tenía un cuarto, pero que en ese momento no estaba, mientras lo esperaba llegó otro individuo  que tenía unas cortadas en la frente, que también preguntó por el señor Noriega, y que fue también uno de los pasajeros que abordó mismo avión que él.  En otra ocasión sí lo encontró y le aseguró que también para él, habría trabajo, que le recogió el pasaporte y todos sus documentos;  informándole que por exigencias de la ley tendría que sacar un seguro de vida, avisándole que se iba a cambiar al Hotel Gillow y que en ese hotel continuó viendo a Noriega.  Que el sábado 20 o domingo 21 fueron juntos al Aeropuerto para comprar el seguro; pero como ya era tarde no estaba el empleado que arreglaba los seguros, por lo que lo citó para el  día siguiente.  .  Que llegaron como a las diez de la mañana y que él firmó el seguro sin haberlo leído y sin saber quién era el beneficiario.  Una vez cubierto este requisito Noriega le dijo que saldrían para Oaxaca el día 22, comunicándole posteriormente que la fecha sería hasta el día 24, que le indicó que se fuera a alojar al Hotel Congreso y que ahí pasaría a recogerlo en un coche..  Que el día 23 le dejó Noriega temprano en la administración del hotel un sobre con treinta pesos y un recado manuscrito.  Este sobre se envió posteriormente a la Jefatura de Policía. para ver si se encontraban huellas digitales.  Ese mismo 23 por la noche vio a Noriega quien le fue a avisar que ya estaba todo listo para salir al otro día.  Que el día 24 llegó a recogerlo temprano el coche que lo llevaría al aeropuerto; que al llegar se encontró a Noriega que ya lo esperaba.  Eduardo Noriega llevaba dos petacas una marrón grande de cuero y una gris de pasta.  Noriega le dijo que él también viajaría con ellos, indicando que los pedazos que había recogido en el avión se parecían muchísimo a una de las petacas de Noriega, quien a última hora no viajó y que no sabe quién o cómo subieron sus petacas a la aeronave.

Termina su relato diciendo que el tal Noriega es como de 48 años de edad, alto como de 1.79 m., de color blanco, cara alargada, usa lentes, sin bigote, pelo regular y entrecano.

OTRA VERSIÓN

Ese mismo día al filo de las dos de la tarde se presentó en la redacción del periódico Excélsior el mismo  señor Ezequiel Camacho de origen colombiano, trayendo en sus manos un pedazo de lámina, diciéndoles a los reporteros que era de la puerta de la cabina del avión que le había tocado a él, en la explosión, lastimándole ligeramente una mano.

Con cierto misterio atribuía la explosión a un acto de sabotaje de parte de un señor Noriega quien había llegado por la mañana al Aeropuerto y que después de checar dos maletas, desistió de su viaje, entregándole su boleto a un  señor Camacho, a quien le había ofrecido también  un empleo en un campo de turismo en Oaxaca.  Asegurando que no sabía qué clase de empleo era el que iba a desempeñar  y que las únicas instrucciones que recibió de Noriega, era de llegar a Oaxaca, en donde le esperarían en el Aeropuerto, para indicarle lo que tenía que hacer.  Presume que las maletas depositadas por el mencionado Noriega, podrían servir de prueba a su dicho y que las de él, más o menos maltrechas las recogió.

INSPECTORES PARA LA INVESTIGACIÓN.

La Dirección de Aeronáutica Civil informó por la noche, del mismo día del accidente, que se designaron dos inspectores a fin de que hagan una detenida investigación para aclarar el origen de la explosión ocurrida en el avión de la CMA,

Las primeras averiguaciones confirmaron que la pericia del piloto hizo que el aterrizaje en el aeródromo de Santa Lucía fuera normal.  Por su parte la Comandancia del Aeropuerto Central informó que el avión al despegar se hallaba en condiciones normales.

En el curso del día se podrán obtener informes más precisos acerca de la causa de este extraño accidente que causó heridas leves a dos pasajeros y contusiones a otros cinco.

N. de R.  Un buen número de las notas anteriores aparecieron publicadas en la segunda sección del Excélsior del día 25 de septiembre de 1952, a dos columnas.  Pero a partir de ese día, es decir del 26, fue noticia a  ocho columnas en la primera sección,  de todos los diarios de la Ciudad de México, durante varios días. 

DIFERENTES VERSIONES SOBRE EL ATENTADO.

1ª.  Pudo en primer lugar haberse intentado un acto criminal contra la CMA. sin embargo esta tesis fue desechada pues no existe ninguna base para suponer tal cosa.

2ª.  Se trataba de asesinar a uno de los pasajeros del avión.  Aún cuando esto puede ser factible y no está descartada, se necesitaría ser un criminal con mente completamente insana y desequilibrada para llevar a cabo un propósito en el que también tuviera que perder la vida, otras diecinueve personas.

3ª. Entre los pasajeros del avión se encontraban la esposa  y la hija de Albert Waltz: Margaret y Catherine.  Aquel es un señalado dirigente de los comunistas, que viven en Cuernavaca y del que se dice había tenido fuertes diferencias con su grupo en los últimos tiempos.

4ª.  El último, supuesto, móvil pudo haber sido el cobro del seguro de vida de una o de varias personas, planeada al estilo de un hecho similar ocurrido en el .Canadá, hace dos años.

REANUDACIÓN DEL VIAJE.

La empresa aérea, con gran espíritu de servicio, primeramente dispuso que una de sus aeronaves recogieran de la Base Militar de Santa Lucía, al pasaje, que a su llegada a la capital, ya estaba lista otra unidad para llevarlos a su destino original, a la Ciudad e Oaxaca, sin embargo, sólo seis accedieron : Jesús Flores Bretón, Carmen Castillo de Bretón, Yolanda Hernández Castillo,  Ramón Arellano, Juan Vargas Vera y Esther Magallanes Orozco.  El resto de los pasajeros Margarita Maison, Margaret y Catherine Waltz, Arturo y June Barth, Robert Stopler; Henry y Gertrude Mankin, Rosendo Medina Lara y Laura Kennedy; así como el colombiano Ezequiel Camacho, decidieron que por ese día, la experiencia de viajar por avión ya era suficiente.

ARRIBO A LA CIUDAD DE OAXACA.

De Oaxaca informó a las oficinas de Mexicana, Edgar Ramos, que permanecían en el aeropuerto seis pasajeros del vuelo procedente de México: que eran Esther Magallanes Orozco viuda de Vargas y Juan Vargas Vera, ambos con domicilio en México, Bucareli 167 “A” Edificio Buen Tono; Jesús Flores Bretón, Carmen Castillo de Bretón y Yolanda Hernández Castillo, con domicilio en Calle “C” número 11, Colonia Potrero del Llano y Ramón Arellano, con domicilio en Baja California 11 interior 11, este último es un anciano que se dice ser tío del ingeniero Emilio Arellano, con domicilio en Córdoba 115, teléfono 14-40-81.

A todas estas personas que habían sido contratadas para trabajar en un supuesto campo turista se les había instruido en el sentido de que al arribar a Oaxaca, las estarían esperando  en una camioneta para conducirlas al lugar en donde iban a prestar sus servicios.  Estuvieron esperando, pasaba el tiempo y nadie acudía a recogerlas, no sabían qué hacer, ni a dónde ir, ni a dónde comer y menos aún a dónde se alojarían, mientras llegaban por ellas, todavía ilusionadas con el trabajo que habían obtenido.  Pero Edgar Ramos de la CMA intuyó por los informes que le habían dado desde la capital que nadie los iba a recoger, por lo que pidió instrucciones al respecto y le autorizaron a alojarlos en el Hotel Virrey de Mendoza, un lujoso hotel que se encuentra en la plaza principal de la ciudad de Oaxaca, a un costado de la Catedral,  Posteriormente los enviaría a todos de regreso a la capital.

AVISOS EN LOS PERIÓDICOS.

Desde el mes de julio ya habían aparecido anuncios en los periódicos solicitando personas, para realizar diversos trabajos fáciles de desarrollar, sin embargo no dieron el resultado esperado, si no los publicados en el mes de septiembre:

“Excélsior”- 12 de septiembre de 1952.
“Matrimonio recomendado para cuidar portería de laboratorios céntricos sean trabajadores $300 mensuales.  Otro para casa particular recomendados. $275 y alimentos.  Uruguay 98-8”

“Excélsior”- 13 de septiembre de 1952.
“Matrimonio recomendado para cuidar portería, laboratorios, $300. mensuales.  Otro para cuidar centro turista, como bodeguero, buena casa para vivir. $350.  Presentarse Uruguay 98-8”

“El Universal” 13 de septiembre de 1952.
“ATENCIÓN.- Matrimonio para cuidar portería sanatorio.  Otro para campo turista.  El señor como bodeguero, buen sueldo.  Informes: Uruguay y 20 de Noviembre, altos, Casa Naciff, entrar por zaguán.  Señor Martínez.”


LA INVESTIGACIÓN SE INICIÓ DE INMEDIATO

El investigador Silvestre Fernández la inició corroborando los datos que habían proporcionado los pasajeros:

EZEQUIEL CAMACHO, de origen colombiano, después de la entrevista que se tuvo con él en las Oficinas de Bolívar de la CMA hizo declaraciones a la “Extra” de Últimas Noticias, dijo tener su domicilio en Vizcaínas 12 interior 3.  En realidad vivía en el 6, donde rentaba un cuarto desde hacía como un mes y lo entregó el día 23. Ignoran allí en qué trabajaba, pues no volvió a esa dirección.

Los pasajeros ESTHER MAGALLANES OROZCO Y JUAN VARGAS VERA, que dieron por domicilio Bucareli 167 “A”, tampoco son inquilinos de esa casa.  Son personas de condición modesta que estuvieron en esa casa por ser conocidos de la inquilina y sólo permanecieron allí dos o tres días, para estar atentos a recibir una llamada telefónica, para salir, ya que en su casa no tenían teléfono

Estas personas se habían conectado con el supuesto o real Eduardo Noriega, a través de un anuncio periodístico y varias veces los vio para decirles que se estaba demorando el viaje porque en Oaxaca se habían registrado inundaciones, pero el día 23 ya les comunicó que saldrían el día 24.  La familia ignora el sitio exacto de su destino e indican que el tal Noriega es un hombre de regular edad, alto, delgado y de finos modales.

Este señor Noriega se dijo representante del ingeniero Emilio Arellano, que tiene   su  domicilio  en   Baja  California  11  departamento  11 , con  teléfono  14-11-23.  El detective Fernández fue a buscarlo a ese domicilio.  Habló con la esposa del ingeniero quien le manifestó que su esposo estaba fuera de México desde hacía varios días, que  “ no sabe donde está, ni en qué trabaja”.   Añadió que no conoce y nunca ha mencionado su esposo a Eduardo Noriega.  Que su esposo unas veces está en Guerrero y otras en Oaxaca y que probablemente esté en México dentro de tres o cuatro días.

El teléfono citado corresponde a la portería del Edificio, y la portera informa que la familia del Ingeniero lleva más de seis años de vivir en él, pero también ignora en qué trabaja, ni en donde.

Como en la relación de pasajeros figura uno de nombre Ramón M. Arellano con el mismo domicilio de Baja California 11, interior 11, le preguntó por él a la esposa del ingeniero y le dijo que no lo conocía; que ignora si sea algún pariente de su esposo, pero su hermano por lo menos, no es.  Tampoco la portera tenía información sobre esa persona.   La señora Arellano ignora en qué trabaja su esposo y el sitio en donde se encuentra, lo que a simple vista resulta inconcebible.

Como se dijo que el tal Noriega había indicado a las personas que contrató para que fueran a trabajar a la “Constructora de Oaxaca”, se pedirían informes al personal de la CMA en Oaxaca, si se dieron cuenta de que si alguien los fue a recoger o si  alguna persona había acudido a encontrarlos.  Pero ya vimos en párrafos anteriores lo sucedido.

También era urgente saber si se habían expedido algunas pólizas de seguros., para los pasajeros de la dizque Constructora, y lo más interesante saber a quién o a quienes se designó como beneficiarios.

Todo esto fue el resultado de las investigaciones practicadas por Fernández el mismo día 24, día del atentado al avión.

ANTECEDENTES PENALES DE LOS PASAJEROS.

Se solicitó la cooperación del Laboratorio de Criminalística de la Jefatura de Policía, para conocer si alguna de las personas “contratadas” tenían antecedentes penales y contestaron que: Sara Gutiérrez Tenorio, Esther Magallanes y Yolanda Hernández Castillo, no tenían antecedentes.  En cambio Juan Vargas Vera, tenía un intento de robo, detenido en la 7ª. Delegación, de Santa María la Ribera, el 23 de noviembre de 1938 y Jesús Flores Bretón, tenía Abuso de Confianza., Acta 23984 de la 7ª Delegación el 5 de noviembre de 1942, y a disposición de la Policía el 28 de junio de 1943.    Sin embargo no se asegura que estas sean las mismas personas o algunos homónimos, puesto que sólo se confrontaron por nombres iguales y no por sus huellas dactilares.

INFORMA LA EMBAJADA DE COLOMBIA.

Ezequiel Camacho llegó a México el 20 de julio de 1952.  Soltero.  Comerciante.  Registró como domicilio el Hotel Vista Alegre, sito en la Calzada de Guadalupe # 594.  Tiene una hermana en Colombia que vive en San José de Miranda, que se llama Teresa Camacho.  Hay fotografías de él en el expediente de la Embajada, que está ubicada en Plaza de la República 55.

TODOS SE SOLIDARIZAN

El Ayudante de la Presidencia de la República, Mayor Valdez, llamó a la CMA de parte del señor Presidente, manifestándoles  que se comunicaran con el señor Inurreta de la Dirección Federal de Seguridad,  indicándoles que tienen la libertad de solicitar los agentes que se requieran para investigar lo relacionado con el accidente.

SE PERFILA EL RESPONSABLE

El día 25 el detective Fernández indagó que entre los pasajeros figuraban  J.Jesús Flores Bretón, Carmen Castillo de Bretón y Yolanda Hernández quienes tienen su domicilio en la Calle “C” número 11 de la Colonia Potrero del Llano.  Estas personas aparecen aseguradas por la suma de $300,000. cada una, siendo beneficiaria Sara Gutiérrez Tenorio, con domicilio –según la póliza expedida- en Av. Insurgentes 309 despacho 12.  Lugar en donde no son conocidos ni los asegurados, ni la beneficiaria.

La casa es propiedad del señor Justiniano Suárez que vive en Manuel María Contreras 67, Colonia San Rafael, son departamentos amueblados en número de ocho y en ninguno vive persona alguna con el nombre de los citados.

Enseguida acudió a la Colonia Potrero del Llano y se habló con la señorita Josefina Castillo Rivera quien informó que los Bretón y Yolanda Hernández eran sus familiares y que a través de anuncios de los diarios se habían conectado con un individuo que dijo llamarse Eduardo Noriega y ser gerente de una compañía que necesitaba trabajadores.  Iban para un aserradero en Oaxaca: Jesús como bodeguero y Yolanda de telefonista.

Agregó que Carmen insistió en que se le diera también transportación a Oaxaca, lo que aceptó Noriega.  Les dijo que como era de Ley que se aseguraran, les iba a tomar seguros por diez mil pesos a cada uno y que las beneficiarias serían precisamente la entrevistada y Margarita Osorio.  Como las pólizas en realidad están a favor de Sara Gutiérrez Tenorio, se preguntó por ella, pero no la conocen.

INTUICIÓN DEL INVESTIGADOR.

Noriega, según dijo trabaja para la compañía del ingeniero Emilio Arellano,  y el  investigador Fernández dedujo: “que uno y otro es en realidad el mismo individuo: el autor del atentado”

EL ÚLTIMO INVITADO

El último de los de los “contratados” fue un anciano de nombre Ramón M. Arellano, tenía anotado en su seguro de vida el mismo domicilio del ingeniero Arellano quien figura como Beneficiario; sin embargo su esposa dice no conocerlo.  La suma asegurada fue de $200,000.

Esta persona radicaba en Hermosillo y arribó a la ciudad de México, a las 11:03 horas  en el vuelo 581 procedente de Los Angeles, con tripulación al mando del Capitán Múgica, siendo el primer oficial el Capitán Pinedo y el sobrecargo López.  Era pues el invitado número 7.
ENTRA A LA INVESTIGACIÓN LA JUDICIAL FEDERAL

El licenciado  Rosales , jefe de Averiguaciones Previas, designó un grupo de agentes para trabajar conjuntamente con Don Silvestre Fernández en la investigación y haciendo y diciendo, aunque eran las 7 de la noche, teniendo a la cabeza del grupo al señor Farrera, de inmediato se encaminaron al edificio de Baja California 11, en donde vivía Arellano, acompañados por el pasajero Ezequiel Camacho con la consigna de no intervenir en nada y sólo escuchara y fue de gran utilidad pues hablaron con la portera quien dio las señas del ingeniero que resultaron ser idénticas a las de Noriega.
SE PRESENTA PACO SIERRA,
COMO FIADOR.

Enterado de que Arellano tenía otro domicilio en Córdoba 115, se acudió allá, pero la casa está abandonada.  Un vecino le informó a don Silvestre, que hacía como dos meses que no había nadie y que no sabía cómo se llamaban los inquilinos que la ocuparon.  Se buscó al  propietario,  señor  Ángel Caso localizándolo en Bucareli 5-A quien informó que en enero de ese año alquiló la casa al ingeniero Arellano a quien sólo vio en dos ocasiones; que a los dos meses dejó la casa pero sin devolver las llaves, aunque seguía percibiendo la renta a través de su fiador, un señor Sierra que trabaja en el Teatro “Iris”

Se dedujo que se trataba de Paco Sierra, el tenor de ópera y empresario de ese teatro, esposo de Esperanza Iris, al cual no se entrevistó en esa ocasión, por ser ya muy tarde.

Paco Sierra cuando triunfaba por su magnífica voz en el Palacio de Bellas Artes.


Asimismo se esperaba hablar con él, al día siguiente y con las personas contratadas que ya habrían regresado de Oaxaca, para conversar con ellas  y presentarlas a la Procuraduría de la República a fin de que declararan; pero muy en particular se tenía un interés en oír a Ramón M. Arellano.

Ese mismo día se había logrado conseguir una fotografía de Arellano, que era una de las que tomaban a los peatones fotógrafos ambulantes, que andaban por las calles céntricas de la ciudad y que entregaban un talón, por si se interesaban por una copia.  Ahora sí ya se tenía conocimiento cómo era al que buscaban. 
 
El mismo día 26 la CMA distribuyó a todas sus oficinas, de todas las ciudades  para que el personal que tuviese contacto con el público, copias de dicha fotografía, en tamaño postal, mencionando ser el responsable del sabotaje que sufriera su avión, el día 24.  Hacían hincapié en que memorizaran su fisonomía. y no la proporcionaran  a ninguna persona ajena, puesto que confidencialmente la había facilitado la Procuraduría de la República.  Además daban a conocer su  media filiación, cómo acostumbraba vestir, y les daban instrucciones precisas al respecto.



fotografía de Arellano, de las que tomaban a los peatones fotógrafos ambulantes, que andaban por las calles céntricas de la ciudad

ALERTA EN LA POLICÍA FEDERAL DE CAMINOS

Juan Grovas, Jefe de Agentes de esa entidad, emitió la Circular número 39 el día 27 de septiembre, en el que instruía a la “totalidad del personal para que aportara su decidido empeño tendiente a la captura del delincuente EMILIO ARELLANO SCHILELICE o SCHELELICE, sobre quien recae la responsabilidad del terrible crimen colectivo en grado de tentativa y cuyos antecedentes lo señalan como ente de extrema peligrosidad”.  Les proporcionan la media filiación del individuo y mencionan que los periódicos en su edición de ese día publican su fotografía; les hace otras recomendaciones en el que pone de manifiesto el alto sentido de responsabilidad de ese cuerpo que siempre ha demostrado.


LOS SEGUROS DE VIDA Y SUS BENEFICIARIOS.

Continuamos con los informes que rinde Silvestre Fernández, a los funcionarios de la CMA, el día 28 de septiembre.

Se inicia mencionando a los beneficiarios de las pólizas de seguros otorgadas a J. JESÚS FLORES BRETÓN,  CARMEN CASTILLO DE BRETÓN, YOLANDA HERNÁNDEZ, EZEQUIEL CAMACHO, ESTHER MAGALLANES OROZCO Y JUAN VARGAS VERA, así como RAMÓN L. ARELLANO,, son las siguientes personas: SARA GUTIÉRREZ TENORIO, HERMENEGILDO  MONDRAGÓN RAMÍREZ, MA., CONCEPCIÓN MANZANO MORÁN y el Ing. EMILIO ARELLANO, este último como ya se mencionó, sobre él recaen todas las sospechas en su contra de que ha sido el autor del atentado.

Concienzudamente investigó sus antecedentes encontrando que Sara Gutiérrez Tenorio vive en Insurgentes 389 departamento 12 y trabaja en la Junta de Conciliación y Arbitraje, ubicada en el Parque de Ingenieros.  Es una persona honorable a quien nunca se la ha visto en ninguna clase de líos amorosos, teniendo a la fecha como 45 años de edad. En la póliza aparecía equivocado el número del edificio, pues decía 309.

Hermenegildo Mondragón Ramírez tiene su domicilio en Pino 109, sus hijos viven en Toluca y él trabaja en la Orquesta Típica de la Ciudad de México en calidad de cantante.  Se le tiene por persona honorable también.

María Concepción Manzano Morán, con domicilio en la calle de Salvador Leyva, Manzana 63, lote 47,  Col. Escuadrón 201.   Esta es una persona de condición humilde, ha trabajado como sirvienta en la capital,  en particular en la casa de la artista Esperanza Iris; hace como dos años se fue a su pueblo en el Estado de Hidalgo, cerca de Pachuca de donde es originaria.  Tal vez haya salido por haber tenido un desliz amoroso que la hizo separarse de su trabajo.  Es una joven agraciada, delgadita y de finas facciones.

Todo esto hace sospechar que Paco Sierra, el esposo de Esperanza Iris, tenga seria responsabilidad en el caso, por ser la circunstancia de que tanto Sara, como Hermenegildo y Ma. Concepción, son en absoluto desconocidas del ingeniero Emilio Arellano; en cambio muy allegadas a Esperanza Iris y por lo tanto bien conocidas por Sierra.

Respecto a Sara, conoce a la Iris desde hace veinte años y siente por ella verdadera adoración.  Todos los días concurre a su trabajo durante las horas de la mañana, pasa parte de la tarde en su casa y luego se va al Teatro Iris donde permanece hasta las once de la noche y regresa a su domicilio, siempre sola.

Le sirve de enfermera, de criada, de todo a la señora Iris por esa gran estimación que le profesa, y sólo se alejó hace como dos meses por lo siguiente: Vino la mamá de Paco Sierra y llegó a la casa que ellos ocupan en el mismo edificio del Teatro; intervenía en algunos casos domésticos que molestaron a la Iris quien manifestó su descontento delante de Sara.  Esta se lo dijo a Paco quien le reclamó a su esposa y entonces Esperanza, molesta por la indiscreción, le dijo que se saliera de la casa y que no se volviera a parar en ella.

Fue hasta hace unos cuantos días en que algunas de sus amistades le dijeron que había sido injusta con ella que tanto que la quería, por eso al regresar  de una reciente jira a La Habana, le trajo un regalo que personalmente la señora Iris llevó al domicilio de Sara terminando allí el incidente, reanudándose la amistad.

Hermenegildo Mondragón también es viejo amigo de la Iris quien lo ha llevado a algunas jiras en calidad de cantante, ya que es tenor y que a últimas fechas ha concurrido pocas veces a verla.

María Concepción Manzano era sirviente de Esperanza Iris, de donde se fue apenada tal vez, porque no le avisó, debido al percance mencionado antes.


YA NO ES UNO, SI NO DOS.

De todo esto es fácil deducir que la mano de Paco Sierra está de por medio, sin conocimiento ni consentimiento de su esposa.  Es más el ingeniero Arellano que tan frecuentemente entraba a la casa de Paco Sierra, no conoce a ninguna de estas personas,  ni ellas lo conocen a él.  Entonces ¿Cómo es posible que las haya designado beneficiarias de esas cuantiosas pólizas?

El sábado 27 en que fue detenida  Sara Gutiérrez, poco antes de esto observé, nos dice Don Silvestre,  que había llegado a su domicilio el chofer de Paco Sierra, Héctor Martínez Camacho, con un  recado de  éste.   Como el departamento 12 de la casa 389 de Insurgentes que ocupa con otros familiares queda en el tercer piso y por una ventana se asomó ella a la calle y por medio de un cordón subió un recado escrito.  Antes le habían llamado por teléfono, según me enteré posteriormente.

Nunca había ocurrido esto con Sara que nada les dijo a sus familiares.,  Quién sabe si le hayan advertido que guardara determinada actitud de reserva, lo cierto es que a su hermana y sobrina con quienes vivía,  no les dijo qué le habían dicho por teléfono, ni que haya ido Héctor, que es un individuo de estatura regular, delgado, pelo negro y con bigote.  Vestía pantalón claro y chamarra café.

La sobrina de Sara, según se investigó, fue a ver a Paco Sierra para preguntarle lo que ocurría y este le dijo que no había ninguna razón para que fuera detenida; que él tenía unas pólizas que el ingeniero Arellano le había dejado en garantía de $500 que le había prestado y que una de ellas estaba a nombre de Sara.

Hizo una historia de Arellano con quien dijo haber tenido negocios pero que al enterarse de que era un pillo, se había alejado de él.  Respecto al porqué dicho individuo hubiera utilizado el nombre de Sara como beneficiaria de esa póliza, explicó que con frecuencia estaba manejando facturas y correspondencia, no siendo difícil que allí hubiera encontrado su nombre.

Esto es sólo una fácil salida, además de torpe, porque cuando Sara fue despedida de la casa, no llegó a escribir; además no es creíble que desde hace dos o tres meses antes hubiera determinado usar el nombre de ella, el ingeniero.

Le preguntó la sobrina por el caso de Hermenegildo y le dijo que mañana lunes, se iba a presentar a las autoridades.  Nos preguntamos ¿Cómo lo supo?  Indudablemente que también fue Héctor quien llevó un recado para que se ocultara, porque aquel salió de su domicilio el día 26, diciendo que iba a Toluca a ver a sus hijos, pero no fue.  Debió presentarse en la XEW a las ocho de la noche de ese día y tampoco acudió; debió de estar con la Típica en un servicio al mediodía  de hoy -28- y tampoco concurrió.  A su domicilio tampoco había regresado, ya entrada la noche de ese día.

La Orquesta Típica de la Ciudad de México, tiene como director al maestro Pablo Marín, que vive en Emilio Castelar, 44, departamento 301.  A esta banda pertenece Hermenegildo Mondragón, el otro “beneficiario” de las pólizas de seguros, que como se ha dicho tiene una estrecha relación de amistad y de trabajo con la señora Iris; por lo cual también se deduce que su nombre fue proporcionado a Arellano, por Paco Sierra.

“Por todas estas consideraciones creo firmemente que PACO SIERRA a sabiendas, estuvo patrocinando el atentado con la finalidad de obtener la fuerte suma que pretendían.  La idea criminal ha de ser de Arellano”.

Se tuvo la sospecha de que Arellano se encontraba oculto en el Teatro Iris, ya que existe un departamento con todos los servicios, a la derecha del foro y a esa altura, que muy poco utilizan.   La certeza de que conocía el paradero de Arellano, Sierra a una suposición que hizo la sobrina de Sara cuando se entrevistó con él, de que si sería capaz de suicidarse, el le contestó que No, porque no tiene pistola.  Como si solamente con pistola pudiera hacerlo.  Agregó la muchacha de que si estaba bien enterado de lo que se estaba diciendo de él en los periódicos, y dijo que “No, porque está bien encerrado”  Si lo hubiera dicho como una mera suposición, pasaría, pero es el caso que lo manifestó de una manera terminante, demostrando que está fuera de sí, nervioso y como no es muy inteligente, desbarra.

REGALOS A LOS CONTRATADOS

Después de elegir algunos “regalos” que sirvieran para identificar a sus futuras víctimas Emilio Arellano y Paco Sierra, en un acto de simpatía para con ellos les hicieron algunos obsequios, en los que mandaron hacer que fueran grabados con sus iniciales de modo que sirvieran para identificarlos.  Con ese objeto acudieron  a la joyería “La Reyna de la Plata” situada en 5 de Mayo y Bolívar propiedad de un extranjero llamado Omán.  Se solicitó la intervención de la Procuraduría de la República, para que uno de sus agentes revisara el talonario en donde consignaban los trabajos de joyería que se les habían encomendado.

A Jesús Flores Bretón le regalaron un cinturón con sus iniciales J.F.B.
A Juan Vargas Vera una cartera de piel con las iniciales J V V  grabadas en el mismo cuero.
A Esther Magallanes Orozco, una bolsa de piel con su llavero de plata y grabadas las iniciales E.M.O.  Pero ésta no la llevaba consigo durante el vuelo, si no que la metió a su equipaje.
A Carmen Castillo de Bretón, le obsequiaron un pendantiff con sus iniciales A.C.B. calados y el ahogador de plata.
A Yolanda Hernández una pulsera de plata con la palabra “Yolanda”.


SU CUARTEL DE OPERACIONES

Eduardo Noriega o sea Emilio Arellano, primeramente inició su negocio de contratación de personal en el Hotel Coliseo, hasta el día 18 de septiembre; pasando de allí al Hotel Gillow, ubicado en 5 de Mayo esquina con Isabel la Católica, ocupando el cuarto 317, pagando $18 diarios, del 19 al 23 del mismo mes.  Al inscribirse como huésped mencionó como lugar de procedencia,  Laredo.

Otro pariente de Arellano en quien también pensó en contratar fue el ingeniero Aquiles Romero Mitchel, pero por alguna causa desistió en hacerlo.

Se dirigieron las pesquisas hacia Antonio Alanís, asiduo concurrente al Hotel Canadá que está en 5 de Mayo y el 2° Callejón de 5 de Mayo, muy amigo de Arellano, pero no tenía nada que ver con el asunto que se investigaba.
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ARELLANO SIEMPRE TUVO UNA VIDA EJEMPLAR

La señorita Gracia Rey Maldonado era una joven que sostenía relaciones amorosas formales con Emilio Arellano, quien tenía su domicilio en Aluminio 143,  La cual se quitó la vida el 3 de junio de 1937.  Por las investigaciones que se practicaron se llegó a la conclusión de que el móvil que la impulsó a quitarse la vida, fue el saber que su novio mantenía al mismo tiempo relaciones de amor con una amiga íntima suya, de nombre Rosa Exquinia, que era empleada del Juzgado 11° de los Civil, ubicado en Tacuba 87.

El personal de la Delegación encontró varias cartas escritas por la muchacha, una de ellas dirigida a la que iba a ser su suegra, Matilde G. Viuda de de Arellano, con domicilio en la calle Coronado 206 en Chihuahua, Chih., en la que le manifestaba de manera muy lacónica su propósito de suicidarse, sin darle más explicaciones.  Otra carta estaba dirigida a Rosa Exquinia, al Juzgado 11° de lo Civil.


SU PRIMER ARTEFACTO

Algunos paisanos de Arellano que vinieron a la capital entre ellos Humberto Lazo, originario de Chihuahua, que actualmente vive en Ciudad Delicias,  que se hospedaba en el cuarto 220 del Hotel Regis, refirió que conocía a los dos protagonistas refirió que tanto él como otros de sus paisanos que se encuentran en la capital, comentando el atentado que sufrió el avión de la CMA, sacaron a colación el hecho ocurrido en 1938 ó 1939, en Ciudad Juárez, Chih.

Que siendo presidente municipal José Borunda, pariente del conocido senador Teófilo, del mismo apellido, recibió por express un paquete que supuso era un regalo y al proceder a abrirlo, explotó, pues contenía una bomba de tiempo resultando lesionada una persona y muertos José, así como el secretario del ayuntamiento y un policía.

Se practicaron las investigaciones del caso descubriéndose que el autor intelectual del atentado era un hombre apellidado Fink, quien era gerente de la Compañía Minera Maguarichic, porque creyó que don José Borunda, aprovechándose de su influencia política y del puesto que ocupaba, pretendía apropiarse de unos fundos mineros en que estaba interesado el propio Fink.

Como autores materiales fueron detenidos el ingeniero Emilio Arellano y Efrén Escobar, quienes en compañía de Fink se pasaron algunos años en la Penitenciaría  de Chihuahua, ignorándose en qué forma obtuvieron su libertad..

(Como el mencionado Escobar radica en la ciudad de México, y es amigo íntimo de Arellano, valía la pena pensar en él, como otro posible cómplice)

Respecto a Paco Sierra, manifestó que es inexacto que Paco Sierra sea un hombre adinerado; que su padre Erasto Sierra, era de recursos limitados, y el que ahora hace las veces de su padre, es don José Portillo, que radica en Delicias.  Tiene una pequeña embotelladora y su capital apenas llegaría a cien mil pesos.  Añade el informante que en esa población el único millonario es Don Antonio Ahun.

Añadió que Emilio es hijo de Don Lorenzo Arellano, que en los gobiernos anteriores a la Revolución de 1910, desempeñó el cargo de Tesorero General del Estado de Chihuahua.  Su mamá aún vive, que se llama Matilde y que tiene su domicilio en la calle Coronado 206, en la ciudad de Chihuahua.  Tiene dos hermanos, Lorenzo, que dice ser de “costumbres equivocadas” y Antonio, que es retrasado mental y sordo.

Añade que don Lorenzo Arellano tenía un rancho llamado “Sierra Rica” en la municipalidad de Ojinaga, que después fue de sus hijos y que ahora es de Paco Sierra.  Este rancho tiene poco ganado.


YA CONOCÍA LA PENI.

Arellano ingresó a la Penitenciaría en octubre 9 de 1946, en donde quedó a disposición del Juez 17° de la 6ª  Corte Penal, por los delitos de Fraude y Abuso de Confianza.   El Procurador de la República  ordenó que quedara a disposición del Juez de Distrito del Estado de Sonora, quien mediante un exhorto solicitó su aprehensión en el proceso 46/46 instruido por el delito de Fraude y también quedó a disposición  del Juez 2° de Distrito en Materia Penal del D.F. por el delito clasificado en el Art. 193 de la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito, causa diversa a la que ya tenía, de número 378/43.  Después de dictarle la Formal Prisión turnó el proceso al Juzgado 9° de la 3ª Corte Penal.  El 9 de diciembre de 1946 el Juez de Distrito de Sonora le dictó la Formal Prisión,  por el delito de Fraude, según partida 2014/46

Por fin el 15 de julio de 1947 se le concedió la libertad bajo caución, pero como quedara pendiente el proceso del Juzgado 2º de Distrito, éste se la concedió el día siguiente mediante el depósito de una fianza.  Todo mediante la autorización del Juez de 1ª Instancia Penal de Hermosillo.  Finalmente el 4 de febrero de 1946, el Juzgado 9º sobreselló la causa 2014.

Todo lo anterior se debía a que Arellano,  en Hermosillo, había instalado las oficinas de su Constructora y Fraccionadora del Norte, con la que estafó a varias personas por un total de aproximadamente $400,000, entre los años 1945 y 1946.


SE PARECE, PERO NO ES

De Fortín de las Flores, Veracruz, escribió Antonio Flores López, diciendo que en la fábrica de Don Antonio Ruiz Galindo el que fuera fundador de la fábrica de muebles para oficina DM Nacional, y Secretario de Economía en los inicios del gobierno del Presidente Alemán;  trabajaba un individuo que decía llamarse Adolfo Oropeza, pero que él creía que se trataba de Emilio Arellano; por lo que avisaba y esperaba su gratificación.  Su carta estaba fechada el 29 de septiembre de 1952; y estaba dirigida al “Señor Procurador de justicia de la nación.-México”.  Sin embargo, no era el individuo que se buscaba.


OTRO SUPUESTO QUE TAMPOCO ERA..

Un periodista de la rama policial publicó en su sección que en el café bohemio “París” que tiene un local en forma de “L”, la puerta principal da a 5 de Mayo, junto a la famosa cantina “La Ópera” y la otra puerta da a la calle de Filomeno Mata, frente al Club de Periodistas.  Los clientes que entran por 5 de Mayo, ocupan los sitios de ese lugar, van a tomar cualquiera de los tres alimentos del día, y las mesas, son como las de cualquier establecimiento de ese tipo, sin embargo los de a la vuelta, de Filomeno Mata, tiene sillones tejidos de bejuco y de palma, muy cómodos para pasar sentados en ellos horas y horas, tomando uno o varios cafés. Es un clásico café bohemio, bastaba con ver la concurrencia, con su tipo de filósofos, escritores, buenos gustadores de café, buenos conversadores, pero eso sí, todos dedicados a lo que iban, como decía un ranchero todos “bien portados”.

Pues se dijo que allí concurría asiduamente el criminal y que era conocido con el  sobrenombre de “El Caballo de Ajedrez”.  Meseras y parroquianos convinieron en que esa información  era verdadera y comentaron que se trataba de un tipo misterioso, alto, con lentes, de frente despejada y de mirada siniestra:  “Sí es, sí es” se dijeron convencidos.

Se movilizó rápidamente la Policía Judicial Federal y averiguó el paradero de ese hombre: se ocultaba en las oficinas de la revista “Impacto”, ubicadas en el Paseo de la Reforma.  Tomadas todas las precauciones los agentes cayeron sobre él.  El gran parecido con Emilio Arellano Schtelige los desconcertó todavía más.

El famoso “Caballo de Ajedrez” fue conducido, muy bien custodiado a la guardia de agentes de la policía.  Allí se identificó plenamente con el nombre de Bulmaro Berruecos Rosas, articulista de la mencionada revista.

Puesto en libertad, fue aprehendido nuevamente en dos ocasiones más, por la misma similitud del dinamitero prófugo.  Pidió que ya no lo molestaran más.  Cuando lo entrevistaron los colegas de los diarios, en los corredores de la Procuraduría de la República, les dijo que ya sabía a quien le debía el chistecito, pero que se las iba a pagar.


OTRO “DOBLE” QUE TAMBIÉN FUE DETENIDO.

Luis Tello Lozano, empleado de la Compañía Mexicana de Cigarros “El Águila”, fue por desgracia, otro “doble” de Emilio Arellano, y por ese motivo fue aprehendido  apenas en la tarde del domingo 28 de septiembre, en la ciudad de Aguascalientes.

Fueron los agentes federales quienes lo detuvieron.  En verdad que tiene muchos rasgos del chacal de los aires.  Sin embargo, al pasar el detenido y sus aprehensores por Irapuato, Guanajuato, empleados de la fábrica de cigarros “El Águila” identificaron plenamente al detenido, no obstante continuaron su viaje hasta la capital,  De inmediato el Procurador de la República, ordenó su libertad.


EL VERDADERO EDUARDO NORIEGA

El domingo 28 por la noche se presentó en la Policía Judicial Federal el auténtico Eduardo Noriega, ante el general Solís, nombre que empleó el criminal, en la contratación de las seis personas que eligió, y adquirir los seguros de vida de cada uno.

Esta persona que es comerciante al verse citado por los periódicos quiso aclarar que el homónimo le perjudica sobremanera.  Lo más interesante es que resultó ser amigo personal de Arellano, por lo que fue interrogado ampliamente por el jefe de Averiguaciones Previas de la Procuraduría de la República. 

Se estableció que las relaciones entre Arellano y Noriega versaron sobre el famoso seguro de funeral que pomposamente aquel denominó Compañía Post Mortem.

Así de este modo la Procuraduría tiene en su poder una amplia información  sobre todo lo que rodea la vida del criminal.


OTRO INDICIO MÁS

Se tuvo conocimiento de que Paco Sierra y Emilio Arellano obtuvieron a mediados del mes de agosto, un préstamo por $50,000 con los señores Rafael Iglesias y Rafael Cuevas, que tenían su casa de cambio en Isabel la Católica N° 28.


VESTIGIOS DE LA EXPLOSIÓN

El día del atentado 24 de septiembre, el vecino del pueblo de Ixtapa, del Estado de México, Pablo Calderón, recogió en el vaso del Lago de Texcoco, entre las 8 y media y 9 de la mañana, 26 diversos objetos que habían caído del avión que sufriera el atentado, entre los que se encontraba una parte de la portezuela del avión y doce pedazos de madera, también del aparato.  Era una larga lista de 26 artículos, pero fuera de una libreta negra con documentos, lo demás eran cuatro vestidos para niña y tres para dama, un par de zapatillas para dama, un par de chinelas, una bolsa de mano con  su perfumero de plata  y otros objetos incompletos ,  Todo lo entregó a la CMA al investigador Fernández, estando como testigo José J .Valenzuela, en Ecatepec de Morelos, el día 2 de octubre de 1952.


¿QUIÉN INTRODUJO LA BOMBA Y CÓMO?

Paralela a la investigación iniciada momentos después del atentado, tendiente a resolver el enigma de quiénes lo planearon y ejecutaron, un grupo de agentes de la Judicial Federal, llevaron a cabo diferentes detenciones  en el Aeropuerto para hacer averiguaciones, entre el personal de operaciones que se encarga de colocar dentro del compartimiento de equipajes las maletas de los pasajeros que abordaron al avión,  pues se piensa que la petaca en donde iba la bomba de tiempo que estalló a bordo, diez minutos después de haber despegado, se tiene la impresión de que fue introducida subrepticiamente minutos antes de que este despegara, ya que el tiempo calculado para que explotara la máquina infernal fue exacto y no se explica la policía  su introducción  en el compartimiento de los equipajes, de otra manera.

Se guarda reserva sobre los detenidos, pero se sabe que no sólo los mozos encargados de subir al avión los equipajes, sino hasta los mismos “maleteros” que los manejan desde los automóviles en que llegan los pasajeros, también; ya que se trata de averiguar cómo pudo subirse esa maleta, que no llevó en sus manos ningún pasajero.  A los agentes se les proporcionó la lista en la que aparecen los pasajeros, en la que se anota el peso de sus equipajes.

Uno de los experto en operaciones de carga y descarga de las aeronaves opinó que probablemente la petaca que contenía la bomba pudo haber sido colocada antes de que fuera subido el resto del equipaje, pues su colocación pegada al fuselaje  hace suponer que si no fue la primera, cuando menos una de las primeras que se acomodaron.  Añade que no la debe haber entregado ninguno de los pasajeros como suya, pues la hubiera desconocido y que además que después de ser pesadas en la báscula, como las maniobran con cierta violencia la maquinaria de la bomba se hubiera descompuesto.  Este razonamiento hace pensar a la policía que tenga un cómplice entre el personal de la CMA, o alguno con franquicia a la plataforma de carga, se haya colado e introducido dentro del aparato.

También es factible que como la operación de carga se efectúa en la plataforma del servicio local, donde no existe revisión aduanal ni servicio migratorio, tienen acceso muchas personas que no son del personal aéreo, es posible que el mismo autor del atentado, haya llegado hasta el lugar en donde se colocan las petacas, poniendo entre ellas la que contenía la bomba.


LAS ASEGURADORAS

En los salones del Aeropuerto hay varias oficinas de compañías de seguros, a las que un buen número de pasajeros que están a punto de partir contratan un seguro de vida.  Todas ellas informaron  que ninguno de los pasajeros  de ese vuelo, solicitó seguro.  Uno de los empleados ofreció a uno de los pasajeros una póliza, que rechazó  afirmando ya estar asegurado para su viaje y en general para su vida.


LA CMA OFRECE RECOMPENSA.

Diez mil pesos ofrece la CMA  a la persona que logre la captura de Emilio Arellano Schetelige a quien se señala como presunto responsable  de la explosión ocurrida a bordo del avión  XA-CUJ. Informa que sin averiguación alguna entregará esa cantidad a la persona que lo entregue a la Procuraduría de la República, o cuando menos proporcione información fidedigna para lograr su captura.

Para tal efecto libró el cheque número 25423, con fecha Septiembre 30 de 1952, a cargo del Banco de Industria y Comercio, SA y a favor del Lic. Francisco González de la Vega, C. Procurador General de la República, por la  cantidad $10,000.

REGRESAN A MÉXICO LOS CONTRATADOS

Asimismo menciona la empresa aérea que las seis de las siete personas  que habían sido elegidas como víctimas, fueron atendidas en Oaxaca, por el gerente local de la Compañía, a quien se dieron instrucciones  para que les proporcionara  alimentación y hospedaje, ya que fueron engañadas con la historia de que, a su arribo a esa ciudad, los recogería una camioneta para conducirlos a un campamento turístico donde les proporcionarían el trabajo, para el cual habían sido contratados.

Por cuenta de la CMA los seis pasajeros fueron hospedados en el Hotel Monte Albán y más tarde fueron traídos a esta capital para ponerlos  a disposición de la Procuraduría de la República.

(N.R. En cuanto al lugar en que fueron hospedados los pasajeros, varios diarios dicen que fue en el Hotel Virrey de Mendoza y otro que en el Monte Albán, dato que no tiene relevancia).


EL DINAMITERO IDENTIFICADO PLENAMENTE

El día 25  un familiar del presunto autor del atentado proporcionó a los agentes judiciales federales una fotografía de su pariente, que como ya comentamos fue una de las instantáneas que toman fotógrafos ambulantes a los  transéuntes, pero que está muy bien lograda, y aparece tal cual es.  Se le dio prioridad a la empresa aérea quien la difundía a todas sus dependencias que atienden al público para la venta de boletos, con el fin de que si trataba de huir por ese medio, se diera aviso inmediato.  Al día siguiente se proporcionó a todos los periódicos, que la publicaron para que así todo mundo tuviera la oportunidad de cooperar con las autoridades, si es que lo veían, y lo reportaran de inmediato.  Así mismo se dio su media filiación:

Estatura entre 1.79 y 1.80 m de alto, entre 48 y 50 años de edad; de color moreno claro,  nariz aguileña, contextura delgada y ojos café obscuro.

Ya comentamos que atrapó a sus futuras víctimas, sagazmente; publicó avisos en los periódicos, en los que solicitaba personas de confianza que pudieran atender los servicios de un campo turista.  Así mismo se las ingenió  para enterarse de quién deseaba trabajar fueras de México, así habría mayor facilidad de poder realizar su plan.

Su centro de operaciones fueron tres hoteles del primer cuadro de la capital, los hoteles Londres, Coliseo y Gillow.  Citaba en los vestíbulos a todas las personas interesadas en obtener los trabajos.  Identificábase  Arellano, con el nombre de Eduardo Noriega  y decía tener a su cargo la tarea de buscar a personas adecuadas para confiarles los servicios domésticos del negocio.

Tenía previsto Arellano que la salida fuese en uno de los días más grises, cuando el tiempo estuviera amenazador, y citó a sus víctimas para el lunes pasado, pero ese día se suspendieron los vuelos, debido al ciclón del Golfo.
OBSEQUIOS PARA IDENTIFICARLOS

Días antes de la fecha de salida, Arellano se mostró sumamente amable con el personal que había contratado; se entrevistó con cada uno de ellos por separado, les hizo algunos obsequios como carteras, pulseras, prendedores, cinturones, que cada uno tenía las iniciales de cada quien.  Todo con el propósito de que sirvieran para identificar los cadáveres.


LA ÚLTIMA ENTREVISTA

Con sus futuras víctimas la realizó en el Aeropuerto, momentos antes de la hora de salida del avión, a las ocho de la mañana.  Con Camacho y con Vargas, que fueron los primeros en presentarse desayunó con ellos en el restaurante del propio edificio, que atendía su propietario Marcelino, de nacionalidad china.    Arellano se mostraba tranquilo y les hablaba del buen éxito que deberían tener en la misión que les había confiado.

Les pidió que le proporcionaran sus boletos, para, según él, tramitar las pólizas de seguro, y hasta les preguntó los nombres de las personas que serían sus beneficiarias, en caso de accidente.


EL MALETÍN DE LA MUERTE

Al presentarse los pasajeros en el mostrador de la CMA,  cada uno de los pasajeros colocaba su equipaje en la báscula correspondiente.  El señor Noriega, después de “asegurarlos” llegó con un pequeño maletín, el que colocó juntamente con el equipaje  de los otros pasajeros.  Les recomendó a Camacho y a Vargas, que tuvieran mucho cuidado con él y que no permitieran que fuera pasada a la báscula.  Se retiró por breves momentos, y luego regresó con otra petaquilla similar, aunque en distinto tono, y también la colocó juntamente cerca de la otra.  Volvió a separarse de “sus amigos”, pero ofreció volver, pero ya no lo hizo.

Consta en las primeras actuaciones que Camacho manifestó haber recibido una de las dos valijas, con la recomendación de llevarla bajo su custodia, sin desprenderse de ella hasta llegar a Oaxaca, donde una camioneta del centro turístico habría de recoger a los futuros empleados, para trasladarlos al lugar en que iban a trabajar.  Posteriormente Camacho se desdijo diciendo que eso era una falsedad.   Esto hizo que se sospechara que el dinamitero tuviese un cómplice entre el personal que maneja los equipajes, pero lo que probablemente ocurrió es que Camacho o Vargas, presentaron el par de velices, uno de los cuales guardaba celosamente en su seno el arma mortal, pero afortunadamente no se realizó la recomendación de que la petaquilla fatal la llevara consigo durante todo el viaje, si no que la presentaron como equipaje propio, la pesaron y los empleados encargados de colocarlas, tuvieron “el buen tino” de acomodarla recargada en el fuselaje y gracias a ello, no se llevó a cabo la maniobra encaminada para que murieran despedazados y diseminadas por el aire, no sólo los siete “elegidos”, sino todos los demás pasajeros y los miembros de la tripulación.

Tan bien había Arellano preparado su maniobra, que estos dos pasajeros ignoraban que en la misma nave viajaban llevando su mismo destino, otros cinco compañeros contratados, como ellos.

TODOS TENÍAN NECESIDAD DE TRABAJAR

Juan Vargas Vera, relató que por estar sin trabajo puso un anuncio en “Pronta Acción” del Excélsior  para solicitar un empleo de cualquier índole, pues vive con su madre y están muy pobres.  “Di mi dirección y un teléfono cercano, al que hace más de ocho días me llamó un extraño, diciéndome que tenía un buen trabajo para mi, consistente en vigilar un campo de turistas en Oaxaca, y me citó en el Hotel Coliseo.  Ahí me entrevisté con dicho individuo que me dijo llamarse Eduardo Noriega.  Me preguntó cuántos éramos de familia, y cuánto deseaba ganar.   Le dije que sólo contaba con mi madre, y me prometió trabajo también para ella.  Así fue como comencé a tratarlo, pero sólo hablábamos del negocio.  Habíamos quedado de salir de México el lunes por la mañana, a pesar de que el tiempo estaba muy malo.  Quedamos en que me pagaría quinientos pesos mensuales, más los alimentos, a reserva de ver qué sueldo podría darle a mi madrecita. 

INVITÓ TAMBIÉN A SU PROPIO TÍO.

La única persona que Arellano contrató por si mismo, es decir, no el señor Noriega, fue a su propio tío, Ramón Martínez Arellano, quien declaró que estando en Torreón, sin empleo, recibió un mensaje de su sobrino, que le ofrecía trabajo, señaló que el telegrama era bien lacónico, sólo decía: “Tengo para ti una buena chamba, sencilla y productiva. Vente”  Vino a México a ponerse a las órdenes de su sobrino.  Lo entrevistó en un edificio de las calles de Baja California, donde por aquellas fechas., tenía instalado un negocio  de compraventa de fierro viejo.

SE CONCRETAN LOS HECHOS

El licenciado Manuel Rosales Miranda, Director General de Averiguaciones Previas de la Procuraduría de la República, concretó los hechos, como sigue:

 Las siete personas  sentenciadas a muerte   por el criminal, están acordes en que    
      Noriega no les permitió comprar personalmente, su seguro de vuelo.
 Los beneficiarios   de las pólizas   son gente a   quienes ellos  no conocen, lo que
      hace   suponer que   el   criminal tiene   cómplices.    Camacho  se   vino enterar,

    apenas  ayer, de que su seguro de  vida está a nombre de un tal Hermenegildo
    Mondragón Ramírez.
3  Ramón Martínez Arellano, el tío,  vino expresamente  a que lo contrataran para
    el  campo de  turistas   creado  por la  fantasía  del criminal  para  embaucar a
    todos  El seguro del anciano está a nombre de su sobrino  Emilio  Arellano, que
    no es otro que el criminal.
4  La fotografía que   se obtuvo del  dinamitero,   que fue   proporcionada  por un
    pariente  suyo, fue reconocida por los siete pasajeros del avión.
5. Todos coinciden en que Noriega les dijo que tenía “muy buenos amigos en una
    empresa aseguradora”, y que días antes les obsequió distintos objetos  para
    que tuvieran un recuerdo de él, por si la empresa que los contrataba  decidía
    mandarlos a otro lugar, o darles cualquiera otra comisión.


RECONOCIMIENTO AL PILOTO

El licenciado Rosales indica que según sus observaciones de que las veinte personas que iban en el avión, incluyendo a la tripulación, salvaron la vida gracias  a la pericia y a la sangre fría del capitán  Carlos Rodríguez Corona.  Arellano, el autor del atentado, calculó que la bomba se activaría una hora después de haber depositado la petaquilla, junto al equipaje de los demás pasajeros.  Sólo así se explica que hubiera estallado sólo a los quince minutos de vuelo, porque los pasajeros de los vuelos locales son citados por la CMA con treinta minutos de anticipación a la salida de cada uno de sus clippers y se van otros quince en operaciones preliminares para la elevación del aparato.

Termina su entrevista con los periodistas informándoles que tiene en su poder los cupones correspondientes a seis pólizas de seguro de vuelo: tres tienen como beneficiaria a Sara Gutiérrez T., dos a favor de Hermenegildo Martínez Ramírez, y una más a favor de Emilio Arellano; faltando de mencionar el beneficiario de la séptima.


¿QUIÉN PROPORCIONÓ LA FOTO DEL CRIMINAL?

Este dato lo mantiene en secreto la policía, no se quiso dar a conocer el nombre de esa persona, porque considera  que sufrirá graves daños.  Además, parece ser que se halla desligada  de Arellano, desde hace muchos años.  Añadió que esa misma persona proporcionó información acerca de que Arellano es un sujeto de familia acomodada, la que está emparentada en México con personas de significación, pero que estas le habían cerrado sus puertas, dadas sus malas artes para hacer fortuna, sin importarle los medios, así como por librar cheques sin fondos.




SE EXTIENDE LA BÚSQUEDA DEL DINAMITERO

La CMA se dirigió  a todas sus empresas filiales en los Estados Unidos, en La Habana, Cuba;  en Centro y Sudamérica, proporcionándoles su identificación.  Entretanto los jefes de los distintos cuerpos policíacos de México se ponían en contacto con el FBI, y despacharon mensajes con el mismo propósito , a fin de reforzar la batida contra el criminal, que les lleva 36 horas de ventaja..  Asimismo la Secretaría de Gobernación  dio instrucciones a su dependencia de Migración  en todo el país, tendientes a evitar su salida al extranjero .  Por lo tanto se han extremado  las medidas de vigilancia  en todos los puertos aéreos, fronterizos y marítimos del país.-  Asimismo los inspectores destacados  para impedir la salida de braceros ilegales, también recibieron instrucciones para cooperar en caso de que vieran al criminal.

Con estas medidas Gobernación ha aportado toda la cooperación  necesaria para completar el cerco que cada hora , se cierra en torno a Emilio Arellano Schtelige.  Este sujeto ya no podrá escapar por ningún punto de nuestras fronteras con Estados Unidos y Guatemala, o por alguna parte de nuestras costas donde existan servicios de la Secretaría de Gobernación

Numerosas fotografías y datos con la filiación de Emilio Arellano han sido remitidos a todos los puertos marítimos y fronteras.  Las últimas investigaciones revelaron que estuvo informándose en el Puerto Central Aéreo, del desarrollo del vuelo, hasta que conoció el siguiente dato: “El clipper del vuelo 576, que salió de México a las 7:45, tuvo un percance sin importancia, los pasajeros, recogidos por otro avión, van camino de Oaxaca”.

Los periódicos publicaron la información de que las investigaciones se iniciaron hasta las primeras horas del día siguiente, y suponían que en consecuencia, que era indudable que tuvo el autor sobrado tiempo para preparar su escapatoria y salir del país, supuesto que la tarde de ese mismo día se entrevistó con el señor Paco Sierra para obtener de él un préstamo.,


NO FUE ASÍ

Pero como hemos iniciado mencionando en las primeras páginas de este asunto, desde el mismo momento en que aterrizó la nave averiada, se inició la investigación por el jefe de los servicios de seguridad de la CMA, Silvestre Fernández Cervantes, persona experimentada en estos avatares de la delincuencia, y que tiene una larga historia policíaca, en donde ha escalado puestos desde simple agente, hasta jefe del Servicio Secreto de la Jefatura de Policía, puesto que desempeñó hasta hace poco tiempo.  En este caso fue auxiliado sin limitación alguna por los jefes y agentes de la Judicial Federal, encabezados por el general Modesto Solís, quienes trabajaron día y noche, sin omisión de ningún esfuerzo, sin importarles obtener la recompensa ofrecida por la compañía aérea

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RECONOCIMIENTO DE LA LABOR DEL INVESTIGADOR SILVESTRE FERNANDEZ CERVANTES

El reconocido periodista  Víctor Ceja Reyes, en su popular columna RUMBOS, escribió:

 “VIO USTED QUE bofetón con
guante blanco; de
 Silvestre Fer-
nández, el gran detective lo  co-
rrieron del Servicio Secreto y
ahora es el hombre que ha sal-
vado  la cosa, poniendo en claro
todo lo relacionado con el aten-
tado dinamitero a un avión de la
Mexicana de Aviación:  ¡Mucho,
Don Silvestre!”

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RECOGE MÁS INFORMACIÓN LA PROCURADURÍA.

El general Solís hace hincapié en que se está luchando contra un criminal sumamente astuto.   El acerbo de información se ha ido enriqueciendo por medio de informes, por cuanto a la condición del sujeto.

Por haberse educado en Chicago donde prestó sus servicios a una empresa de seguros, está conectado con distinta clase de gente.  Se graduó en aquella ciudad como ingeniero en química industrial y más tarde tuvo una larga experiencia en el manejo de explosivos por sus actividades en una compañía minera de Chihuahua.  Asimismo viajó y trabajó largas temporadas en San Francisco y Los Ángeles.

Entre los agentes policíacos priva la creencia de que Arellano hizo previamente algunas prácticas con dinamita para convencerse o estar bien seguro del funcionamiento de la máquina infernal.  En este terreno se han hecho múltiples especulaciones, porque se juzga que forzosamente tuvo cómplices, ya que no es posible  que fabricara un aparato tan preciso que le permitiera llegar a la estación aérea con una maleta tan peligrosa   


DETIENEN A DOS DE LOS  BENEFICIARIOS DE LAS PÓLIZAS

Fue detenido en la ciudad de Toluca,  Hermenegildo Gil Mondragón Ramírez y se le interrogó en la Procuraduría de la República, ya que aparece como uno de los beneficiarios de las pólizas de seguros.  Esa dependencia  ha comenzado a comprobar que esos beneficiarios  no son personas supuestas, que hubiera forjado la fantasía del criminal, sino que en realidad existen, y están siendo detenidas para que expliquen su participación en el asunto.    También han detenido a Sara Gutiérrez Tenorio, otra “beneficiaria” de las pólizas del crimen frustrado, quién junto con aquél, también se ha sometido a estrecho interrogatorio


SINGULAR COINCIDENCIA

La esposa del criminal María Elena Villada de Arellano, es empleada de la propia Procuraduría de la República  donde desempeña un modesto puesto para subsistir ella y su hija, quien estudia el bachillerato de Ciencias Químicas.  La señora fue abandonada por Arellano desde hace algunos años y ha tenido que trabajar para sostener los estudios de su hija, sin que jamás hubiera sabido nada de su cónyuge, ni las actividades a que se dedicaba.  Ignoraba con cuáles otras personas estaba relacionado.

Sus compañeras de trabajo, abonaron la conducta de dicha señora, asegurando que se trata de una mujer virtuosa, trabajadora  y sufrida, que al verse abandonado por su cónyuge comenzó a trabajar para sostenerse, a tal grado que en los ratos que le dejan libres sus labores, se dedica a confeccionar ropita para niño, como una ayuda más.  Esta señora es considerada como una víctima más del temible criminal, dueño de un cerebro tenebroso y de una conciencia sin escrúpulos.


ARELLANO HACÍA USO DEL CUARTO DE CRIADOS.

Se llegó a pensar que Arellano se había ocultado en el cuarto de criados, ubicado en la azotea del edificio situado en Baja California 11, arribaron los agentes de la Judicial Federal, pero no lo pudieron abrir, porque al parecer estaba atrancado por dentro.  El portero del edificio Miguel Ramírez, les informó que ocupa un cuarto junto al de él, les indicó que lo escuchó por última vez a las cinco de la mañana del día 27, que no se puede ver nada, porque carece de ventanas.  Hizo mención de que lo utiliza para trabajos raros y que frecuentemente dormía en él.  Agregó que en los últimos días oyó que martillaba y que se producían unos ruidos anormales.  Que al escuchar los martillazos, el portero comentó con su esposa que “ya está el ingenierito ese, haciendo una de sus maldades.”  Esta expresión la dijo debido a que sabía que Arellano había sido buscando en varias ocasiones por la Policía Judicial, y que en una ocasión lo habían detenido y llevado a la Penitenciaría.  Recordó que fue en 1947.  Añadió que el viernes Arellano  salió del cuarto de la azotea,   aproximadamente a las
cinco de la mañana contra su costumbre, pues siempre salía a las once para desayunar .  Pero no puede asegurar si ese día abandonó el edificio o regresó al cuarto donde se supone que aún esté.  El jueves fue visto frecuentemente por todo el edificio y sus movimientos últimos fueron oídos en la madrugada del viernes, sin que se sepa si dentro de la habitación se encuentra ya muerto.  Terminaron el portero Miguel Ramírez y su esposa María del Refugio Villalobos afirmando que en los últimos días, Arellano realizó movimientos sospechosos y que frecuentemente fue visto con un bulto que parecía ser una colchoneta, con el que penetraba al cuarto de la azotea, que se escuchaban martillazos que despertaron su curiosidad.

NADA EN EL CUARTO

Por la tarde ya con orden judicial se procedió a abrir el misterioso cuarto, pero sólo se encontró una destartalada mesa y unos documentos que se recogieron para examinarlos.


SE RECLUYÓ LA HIJA DEL CRIMINAL

La joven María Elena, hija de Arellano, que es estudiante de Química Industrial, no sale de su casa por sufrir un estado de postración nervioso, desde que tuvo conocimiento de los hechos que se le imputan a su padre.

LOS VECINOS

Algunos vecinos informaron que Arellano usaba bigote, el cual desde hace unos pocos días se rasuró.  Dicen que es alto, delgado, sumamente antipático, que los que lo llegaron a tratar les caía mal.  Sin embargo los pequeños del edificio tienen otra impresión , ya que siempre se detenía a jugar con ellos. Siendo un tierno amante de los niños..  Esto último lo relató la señorita Guadalupe Valdés, empleada de PEMEX que vive en el mismo edificio.  Que lo conoce por haberlo encontrado  varias veces en el zaguán , y que le llegó a abrir la puerta para que entrara.  Es un tipo serio, aunque no raro.  Vestía bien, sin lujos.  Usaba bigote, pero últimamente se lo había rasurado, agregó que su hija María Elena, estudia química, que es una bonita muchacha, alta como su padre.

El niño Víctor Manuel Castillo, dice que “su tío Emilio”, es muy bueno con los niños.  Le dice “tío” porque se ha encariñado con él, ya que a menudo le compraba golosinas y jugaba con él, en el piso bajo del edificio.    El niño nació en el edificio y dice que desde chico su “tío” lo llevaba a jugar al parque América, como hacía igualmente con otros niños.


SU DEPARTAMENTO

Es humilde su departamento tiene el número once, del edificio de Baja California, también de número once.    En él, viven su esposa Elena de la que ya comentamos en donde trabaja y su   hija María Elena.  El importe de la renta es de noventa pesos, precio que han pagado desde que lo ocupan, hace seis años, en esos momentos acompañan a la hija dos condiscípulas suyas  que están de guardia ante la puerta para evitar la entrada de personas que podrían causar molestias.  El departamento  está ubicado en el primer piso y es de los más humildes, ya que es obscuro con una pésima ventilación.  Durante todo el día amigos y parientes de la señora, la han llamado por teléfono, a fin de acompañarla en el penoso trance por el que atraviesa.

Finalmente Arellano se decía ser contratista y que hacía frecuentes viajes a Puebla e Iguala, en virtud de que tenía allá negocios madereros.

No se le conocían amigas, sino que solamente recibía llamadas telefónicas con alguna frecuencia, principalmente del Teatro Iris, a donde él también llamaba, aunque no saben con qué persona.


LOS BENEFICIARIOS DE LAS PÓLIZAS DE SEGURO.

El día 26 la policía federal aprehendió a un supuesto cómplice del dinamitero Arellano, en la ciudad de Toluca.  Se trata de Hermenegildo Gil Mondragón Ramírez, en virtud de ser uno de los que aparecen como beneficiario de las pólizas de seguro.  La Procuraduría comenzó a comprobar que los beneficiarios no son personas supuestas, ideadas por Arellano, sino que en realidad existen , y han sido detenidas para que expliquen su participación en el asunto.  También se procedió a detener a Sara Gutiérrez Tenorio, otra beneficiaria, en el frustrado crimen.  Sólo falta de presentar a Concepción Manzano Morán.

OTRO PRESUNTO CÓMPLICE

En la Dirección General de Investigaciones Previas, estaba en calidad de presunto cómplice de Arellano ANTONIO BERRO VELA            quien manifestó a los periodistas que tiene cuarenta años y que las relaciones que ha tenido con Emilio han sido puramente comerciales; que de 1940 a 1946 fue agente de la Aseguradora Monterrey y posteriormente en diversas compañías de la misma índole.  A partir del 15 de julio de 1951   entró  a  trabajar  a  la  negociación “Post-Mortem” de la que era presidente Paco Sierra, a quien vio en pocas ocasiones en las oficinas en Córdoba 115.  En la misma empresa fungía como gerente de administración Arellano, como tesorero, un señor Luis Bueno; en calidad de cajero general, Cosme Zafra Orduña, y como gerentes de ventas César San Martín y Carlos Moreno Tolentino.

Añadió que él ingresó como gerente de ventas, pues en dicha negociación  todos eran “generales y ninguno soldado raso”.  Tenían asignados sueldos  de mil quinientos pesos mensuales cada uno de los gerentes, que les fueron pagados hasta diciembre de ese año.  Supo que Arellano obtuvo de Paco Sierra la cantidad de setenta y cinco mil pesos para hacer el negocio de “Post-Mortem”, cuyas labores estaban encaminadas  a tratar con los sindicatos, asegurando los funerales de los que fallecieran.   A todos los gerentes les exigieron fianzas de tres a cinco mil pesos, a otros empleados como el cajero y el tesorero, dinero que jamás volvieron a ver, ya que la organización nunca entró en actividades.

También trabajaba en la misma negociación un licenciado Samanillo Lavín.  Que Arellano hablaba con frecuencia  por teléfono con un doctor Arellano, dentista, que tiene su consultorio en las calles de República de Chile, y con una señorita  Lía Newman , que trabaja en el Café Jovellanos, que se encuentra en la esquina de Álvaro Obregón y Orizaba.  Que entró a trabajar con Arellano, después de ver un anuncio en los periódicos.

Agregó que en enero de este año, Arellano le dijo que ya solamente le iba a dar mil pesos mensuales y que finalmente el 19 de marzo, le manifestó que todo había terminado.  Añadió que del 10 al 12 de agosto  vio por última vez a Arellano en el lobby del Hotel del Prado, yendo él acompañado de Zafra Orduña, que entonces ambos le pidieron dinero a cuenta de lo que le habían dado por concepto de fianza y que solamente les dio veinte pesos a cada uno.  Que, además, le entregó a cada uno de ellos una letra por mil cien pesos, con el aval de Paco Sierra.  Que ese mismo día les comentó que tenía negocios fantásticos como el de sacar hierro del mar y además vender durmientes de fierro a los ferrocarriles.  Que hacía constantes viajes a Veracruz, Oaxaca y Puebla y que poco tiempo permanecía en la capital.  Finalmente  hizo hincapié en que nunca habló con Arellano  del crimen que intentó, ni le conoció ningún vicio.

Serán peras o manzanas, en tanto se investigue, si está o no involucrado en el hecho delictuoso, permanecerá detenido Antonio Berro Vela.


El REPORTERO DE EL UNIVERSAL EL GÜERO TÉLLEZ INCURCIONA EN EL TEATRO IRIS, y ENTREVISTA A PACO SIERRA Y A ESPERANZA IRIS.

Este intrépido reportero al conocer que Sara Gutiérrez Tenorio, soltera, de 47 años de edad, de cabeza blanca, de modesta posición social, empleada del Gobierno, había sido detenida y llevada a los separos de la Procuraduría de la República, cuyos funcionarios le permitieron entrevistarla en el entendido de no publicar una sola línea que sirviera para entorpecer las investigaciones, ya que pensaban que era amante de Arellano.

Ella aceptó también y le relató que desde hace más de veinte años es una admiradora y amiga de Esperanza Iris, que cuando se casó con Paco Sierra, tuvo con él también una buena amistad que conserva hasta la fecha.  Relató que conoce a todas las amistades del matrimonio, ya que todas las noches desde hace veinte años o más visita a Esperancita. 

Al preguntarle si conocía a Emilio Arellano Schetelige y mostrarle una fotografía de él, rápidamente, sin pensarlo mucho le contestó que ya les había dicho a más de veinte personas que la han interrogado, que nunca ha tenido la menor conversación con ese hombre, ni le conoce.

Es que Paco Sierra –se le dijo- ha declarado que sí eran ustedes amigos. Y contestó pues Paco Sierra ha mentido, él sabe de sobra que nunca lo he visto en mi vida, quizá él esté equivocado, porque dejé de ir a casa de Esperancita durante un año exactamente.  Tuve otras cosas que hacer durante ese tiempo y por ello no pude visitarla.  Quizá en ese tiempo fue cuando comenzó a visitar Arellano  la casa de Esperancita y por ello se deba que supongan que lo conozco.   Insistió que jamás lo ha visto en su vida. 

Sarita  llora amargamente y jura por sus familiares que ama, que es inocente.  Pide que le lleven a Paco y a doña Esperanza para que le sostengan que sí conoció al dinamitero, que tenía amistad con él.


SÍ CONOCÍA A LOS OTROS BENEFICIARIOS.

Sí, al tenor Hermenegildo Gil Mondragón, desde hace muchos años.  Es gran amigo de Esperancita Iris.  ¿Y a Concha Manzano? Sí, mucho también.  Esta señora trabajó durante muchos años como sirvienta de Esperancita  y le llegó a cobrar un gran cariño.  Hace dos años se separó de la casa, a donde no volvió durante todo ese tiempo.

Si no conoce a Emilio Arellano ¿Cómo explica que resultó usted beneficiaria de tres títulos de seguros, precisamente de las personas a quienes iban a matar?
“Eso no me lo puedo explicar, en realidad resulta un misterio para mi el que ese tipo conociera mi nombre, mi domicilio. ¿Cómo pudo ocurrir esto? ¿Cómo pudo conocer tantas cosas mías, sin conocerme?  Estas preguntas me las estoy haciendo desde la mañana que me detuvieron y no puedo contestarlas.  Ya me han dicho que ese hombre era mi amante.  Calumnia, calumnia vil.”

Nuevamente Sara llora desesperada al notar que no se creen sus palabras; sin embargo la maraña tiene que desenredarse para que resplandezca la verdad.

Le hizo una última pregunta ya al salir, que si había tenido alguna relación con Gil Mondragón y con Conchita.  Respondió que muy poca.  En algunas ocasiones los he encontrado accidentalmente y platicamos entre sí, pero nada más.

¿Sarita Gutiérrez Tenorio, le diría al reportero la verdad? Sobre todo por su forma de hablar con el Ministerio Público, con los detectives y con el reportero, les contestaba como quién no tiene ninguna responsabilidad, pero hay personas muy hábiles, que los han podido engañar.

Entonces el Güero Téllez se dirigió a la casa de Sara, donde había cuatro mujeres, una de ellas muy joven.  Estaban alarmadas por los sucesos, pero estaban seguras de que su pariente, no tenía nada que ver con asunto tan grave, pero por estar detenida estaban sumamente preocupadas. Teniendo la certeza de que era inocente, pero cómo demostrarlo a las autoridades, le refirieron, que iban a asistir a la ceremonia del matrimonio de su primo Carlos, que se estaban arreglando cuando llamó por teléfono un tal Héctor el chofer de Paco Sierra que dijo le llevaría un recado muy importante.  Llegó en unos instantes y tocó el timbré, se asomó por la ventana e invitó al chofer para que subiera, pero aquel se negó a subir.  En eso llegaron dos agentes de la Procuraduría y se la llevaron diciéndole que se trataba de hacer simplemente una aclaración.-  Ella los acompañó tranquila, como persona que no ha cometido ningún delito y regresó con los mismos agentes pasadas tres horas y realizaron en el departamento un cateo, pero no encontraron nada de lo que creían estaba en su casa.  Les pregunta por Conchita y le dicen que es una mujer que adora a Esperancita –Iris- así como Sarita.  De Gil Mondragón mencionaron que es un hombre que le tiene gran estimación a la Iris, por haber recibido muchos favores de ella durante su carrera artística y que ha trabajado en compañías por ella formadas.  Es decir, que los tres beneficiarios en las pólizas de vida de esas infelices agentes que iba a asesinar, son amigas de Esperanza.

Se preguntaba el reportero ¿Qué relación puede tener esto con el hecho de que precisamente Paco Sierra haya guardado en su poder las pólizas?  Pero aquellas gentes ingenuas no pudieron contestar satisfactoriamente.  No podían creer que Paco Sierra estuviera comprometido con el dinamitero.

Siguiendo sus pesquisas se enteró que Arellano y Sierra tenían un negocio llamado Post-Mortem, y que habían alquilado una casa en la calle de Orizaba.  Ahí acudió y los vecinos le informaron que sólo en enero y febrero funcionaron las oficinas y que después cerraron,  pero continuaron pagando la renta todos los meses, que puntualmente cubría Paco


PACO, ¿INGENUO?

Una persona íntimamente ligada con Paco Sierra afirmó que él está quebrado, que se ha gastado todo el dinero de su esposa Esperanza Iris; que ha entrado en infinidad de negocios en los que ha perdido hasta la camisa: ahora necesita recuperar lo perdido, cuanto antes.  Además es un hombre ambicioso, pero sin visión, pues si alguien llega a proponerle el negocio más fantástico, él entrega su dinero para quedar como socio, por más que después lo pierda, como lo ha perdido siempre.  De ahí que se le ha estafado tantas veces.

EN LA CASA DE PACO

Esa misma noche el Güero Téllez, llegó al Teatro Iris, en donde tienen su domicilio particular los esposos Sierra-Iris.  La entrevista le resultó muy interesante  y fructífera pues salió con la convicción de la absoluta inocencia de las personas beneficiarias de los seguros de vida; y de la culpabilidad de Paco Sierra..

En una pequeña salita lo recibieron ambos esposos. El daba muestras de nerviosidad, pero las ocultaba con la excusa  de que el escándalo que se había suscitado a su alrededor lo tenía anonadado.

Primeramente le preguntó si conocía a Sarita Gutiérrez Tenorio.  Pero en su lugar intervino Esperanza Iris quien contestó “No sólo la conocemos, sino que la queremos mucho...es casi de nuestra familia.  Por eso estamos tan preocupados. Pobrecita, está sufriendo tanto por causa de ese majadero”... ¿De quién? Se le preguntó –“Pues del dichoso ingeniero Arellano... Mire usted, a mí ese hombre jamás me entró.  Nunca me gustó para amigo de Paquito, y, sin embargo, parecía tan servicial que yo terminé casi por consentirlo”.  El reportero amplió su pregunta: “¿Conocen ustedes a Sarita, a Concha Manzano y a Gil Mondragón?  “Los tres son admiradores de Esperancita,” Contestó Paco. Y el Güero arremetió “¿Y los tres conocieron a Arellano Schetelige? Respondieron: “Ninguno de ellos lo conoce”. El reportero replicó: “Es que en la Procuraduría se afirmó que usted, señor Sierra, había declarado que Sarita y Emilio eran grandes amigos”:

“¿Tú dijiste eso Paquito? ¿Cómo es posible que lo hayas declarado si no es verdad?  Tu bien sabes que Sarita no venía a la casa cuando trajiste al ingeniero.  No; debemos ir a la Procuraduría y declarar de inmediato, pues no hay derecho que esta pobre mujer esté sufriendo por ese majadero”.  Esto lo dijo Esperancita Iris, positivamente molesta.

Entonces Paco con voz que trata de ser melosa, volviéndose hacia Esperanza Iris, le dice: “No reinita, yo nunca he dicho eso, pero tú sabes cómo es la policía, mete mentira para sacar verdad...quizá dicen que yo declaré en contra de Sarita, para que esta diga algo”...  El reportero les insinuó si estaba dispuesto  a aclarar  su dicho.  “No solamente Paquito lo hará, Sino que yo misma estoy dispuesta a declarar por Sarita, pues no hay derecho de que esté detenida sin culpa alguna.” Aclara Esperancita con voz firme.

Esto convence de que Esperanza Iris estaba muy ajena a lo que estaba pasando a su alrededor, y que su propio esposo estaba complicado con Arellano.

Se le preguntó que cómo se explicaría  que no conociendo a esas personas, Arellano los hubiera puesto como beneficiarias de sus futuras víctimas.

“Antes que nada voy a hacerle a usted una relación sucinta de lo ocurrido.  Yo conocí por azares de la vida a Arellano.  Lo traje a mi teatro y trabajamos juntos.  Luego me propuso que hiciéramos la sociedad “Post Mortem”, S.A., que sería un seguro para la hora de la muerte, es decir, para que cuando un asegurado o su pariente muriera, estuviera seguro de que su sepultura sería pagada por nosotros.  Con este negocio pensábamos ganar un millón de pesos cada seis meses.  En realidad el negocio era muy bueno, pero por equis circunstancias  no se pudo llevar a cabo.  Luego me fui con Esperancita a La Habana llevando a la compañía de artistas italianas, y como perdimos mucho dinero regresamos a esta capital.  A nuestro regreso me enteré de que Arellano  en lugar de haber pagado diez mil pesos que le habían dado para que hiciera determinados pagos, se había quedado con cinco mil.  Esto y otras estafas que me había hecho hicieron que lo expulsara de mi casa.  Esto ocurría por allá de febrero del año en curso.  No quería saber nada de él, a pesar de que me debe más de setenta y cinco mil pesos”. ¿Qué trabajo hacía en su casa?

“Le hacía de todo, lo mismo de ingeniero que de mi secretario.  Volviendo al asunto, después de tanto tiempo de no verlo, en forma accidental lo encontré hace veinte días en la calle.  Antes de que pudiera reclamarle mis dineros, me dijo dándome un abrazo: “Felicítame Paquito, tengo unos negocios en perspectiva que nos van a dejar muchos millones de pesos...desde luego debo decirte que la CTM va a comprarnos Post Mortem, S.A.  Ya estoy en tratos para ello. ¿Cuánto quieres por tus acciones?  Ante la perspectiva de recuperar el dinero invertido, inmediatamente le dijo a Arellano: Que me den ciento veinticinco mil pesos por mis acciones y acepto venderlas”

-¿Qué clase de negocios en perspectiva?  Le preguntó el reportero
-Me dijo que de fierro, de acero y no sé cuántas cosas más”.

Esperanza Iris, intervino. “Nunca me gustó ese hombre”, que no alcanza a explicarse cómo es que su marido volvió a hablarle después de la estafa tan cuantiosa como le había perpetrado.”  Se le preguntó a Paco  si Arellano tenía dinero.“Ni un solo centavo.  Está en la brujez más espantosa”  Se le preguntó si habían tenido otras entrevistas.  “Sí –contestó- todas ellas en la calle”.  Respecto de las pólizas de los seguros que había entregado a la Procuraduría ese mismo día, aceptó haberlo hecho y haberle proporcionado a Arellano quinientos pesos, pero no quiso que su esposa se enterara; también ignoraba de qué documentos se trataba, pero ya para entonces como se conocía lo que había hecho ese individuo, revisó los papeles y decidió entregarlas de inmediato a la Procuraduría.

También Paco dedujo que como Arellano no conocía personalmente a ninguna de las beneficiarias de los seguros, intuyó que tal vez habría tomado esa información de su correspondencia, pero resulta que nunca le había escrito ninguna de las dos mujeres a la señora Iris.  De toda esta conversación se dedujo que fue Paco Sierra quien escogió a esas personas.  Ha de haber supuesto que a la hora de tenerse que cobrar los seguros, por la estimación y cariño de los tres beneficiarios hacia Esperanza Iris, resultaba sumamente fácil convencerles de que dieran su firma, y lo hubieran hecho, de seguro, sin titubeos.  Finalmente se le preguntó en tres ocasiones que manifestara el lugar exacto en donde recibió el paquete con los documentos, pero Sierra no respondió.

DE QUE SI ARELLANO SABRÍA QUE TODO MUNDO LO BUSCABA.

Se le preguntó que al verse cercado por todos lados, no podría suicidarse, sobre todo por la presión que ya ejercía la policía, Paco respondió.
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-“No lo creo”, Porqué causa. “Porque no tiene pistola, ni navaja...además ¿Cómo se va enterar de que la policía le sigue tan cerca?.  Sencillamente por los periódicos. “No los lee”, “Ni tiene radio” Pero tiene Paco la creencia  de que está escondido muy cerca.  Tampoco dijo no saber cómo es que escogió a personas de su círculo  También aseguró que  el no tiene llaves del teatro.

El reportero el Güero Téllez salió más que convencido de que las palabras vertidas durante su  entrevista con Paco Sierra,  aseguraban que sí estaba mezclado en el escandaloso atentado dinamitero.


APREHENSIÓN DE PACO

Don Silvestre Fernández y el general Modesto Solís, el primero Jefe de la Policía de la Compañía Mexicana de Aviación y el segundo de la Policía Judicial Federal, estuvieron trabajando de común acuerdo con el propio Güero Téllez intercambiando información.  A la mañana siguiente, agentes de la Judicial Federal realizaron un cateo en todo el Teatro Esperanza Iris.  Iban convencidos de la culpabilidad de Paco Sierra contra quien se han acumulado numerosas pruebas de su culpabilidad.  No encontraron a Arellano pero sí a Paco Sierra, a quien llevaron a la Procuraduría donde quedó detenido de inmediato.


HIZO ENTREGA DE LOS SEGUROS DE VIDA

Al presentarse ante el Procurador de la República, licenciado Francisco González de la Vega, hizo entrega Paco de los seguros de vida que habían firmado los pasajeros contratados, que escaparon de la sentencia a muerte que cernía sobre ellos por la crueldad y voracidad de dos hombres para quienes la vida humana carece de valor; explicó que Arellano se los había entregado, pero que él no quiso recibirlos, sin embargo, en un descuido suyo, los dejó en  su casa.

Después hizo una relación de sus ligas con el prófugo.  Hizo hincapié que en los negocios mutuos, siempre había sacado la peor parte.  Añadió que ese mal amigo le había defraudado por cien mil pesos.

Las sospechas de Silvestre Fernández en torno a la complicidad de Paco Sierra, se convirtieron en convicción.  Es más tenía la seguridad de que el barítono era el autor intelectual del atentado.

No concedía al sedicente ingeniero la inteligencia necesaria para urdir un plan tan macabro plan.  Forzosamente detrás de él tenía que existe un intelecto superior ....
Ni más ni menos que el de Paco Sierra.

Había arrojado el anzuelo... Lo lanzó Paco al presentarse a la Procuraduría, ¿Qué reacción tendría Schetelige.  El investigador se sentó a esperar.  No tardó en surgir.  El tan buscado individuo, al enterarse por los periódicos que Paco Sierra se lavaba las manos, redactó desde su escondite una carta dirigida al Procurador, en ella complicó definitivamente al popular artista.  Lo señaló, como ya sabía Silvestre Fernández, como el autor de lo sucedido.  De paso se declaró inocente de los cargos que se le imputaban.


SE ENTREGA ARELLANO

Arellano se entregó en la esquina de José Morán y Av. Revolución, en Tacubaya, sitio en donde se encuentra la joyería y relojería “J. Ruiz” propiedad del señor Ignacio García Cano, lugar en donde él y Paco llevaron a componer  el reloj utilizado para su máquina infernal.  El tan buscando individuo había permanecido en el  cuarto 413 del hotel Navío, situado en Anillo de Circunvalación, a donde llegó el sábado por la noche, salió el domingo para volver por la tarde, en tanto que la policía lo buscaba por todos lados.  Les resultó irónico al reportero de La Prensa, que junto al velíz que dejara en el cuarto, estuvieran dos bultos de periódicos que informaban precisamente de la explosión en la aeronave de la muerte y de los días subsecuentes..  Acababa de llegar de Veracruz y Puebla, mientras la policía lo estaba buscando y continuaba trabajando.   En otras fotografías de la misma edición aparece una que decía: “Parece Mentira, pero mientras la policía metropolitana andaba tras de sus pasos, el tenebroso Arellano Schetelige dormía a pierna suelta en este cuarto del Hotel Navío, y posteriormente salía a pasearse tan quitado de la pena, por toda la ciudad.  Esta es la ropa que dejó cuando, al fin decidió irse a Veracruz, constituyendo nueva burla para los detectives destacados en su busca”  Se advierten en la foto un saco y un abrigo.  En otra foto están unas herramientas y dice: “Con esta herramienta: contactos eléctricos, cables, pinzas, desarmadores diversos, etc., el diabólico dinamitero estuvo confeccionando la bomba que estalló en el avión de la CMA el miércoles 24 de los corrientes y que tenía como finalidad ocasionar la muerte de todos los pasajeros y tripulación, facilitando así que pudiera cobrarse crecida suma, más de dos millones de pesos, por concepto de seguros de siete de los viajeros, los mismos que Arellano Schetelige embarcara, según él, sin saberlo, rumbo a una muerte segura”.  A la derecha la fotografía del Teatro “Esperanza Iris”, donde se detuvo al cantante.

TENGO FE EN MI ESPOSO AFIRMA ESPERANZA IRIS

La que fuera Reina de la Opereta, concedió una entrevista a CLARA MONTES, Redactora del periódico “La Prensa”, el día 29 de septiembre de 1952.

“Tengo fe en la justicia divina; tengo fe en la justicia terrenal, y tengo fe absoluta, completa, en la honorabilidad de mi esposo”, declaró ayer, en exclusiva a La Prensa, la famosa artista tabasqueña Esperanza Iris, esposa del barítono chihuahuense Paco Sierra, al ser entrevistada en su domicilio.  La breve entrevista con Esperanza Iris, tuvo lugar momentos antes de salir de su casa la que fuera Reina de la Opereta.

Apareció Esperanza Iris en traje de calle, un poco nerviosa y con huellas de haber derramado algunas lágrimas.  En los altos del Teatro Iris, de las calles de Donceles, se advertía inusitado movimiento.  Grupos de amigos de los artistas platicaban en algunos aposentos.  Familiares entraban y salían.  Pensamos por unos instantes en que la artista estaba enferma.  Pero afortunadamente no se confirmó nuestra sospecha.  Esperanza Iris nos recibió cinco minutos después de haber llegado ante su casa, a las 8.30 de la noche, envuelta en un abrigo corto, de piel, tocada con sombrero negro y dando muestras como decimos, de alguna nerviosidad.

-“Voy a salir a ver a una hermana  mía, que se encuentra enferma, afectada por las noticias que han dado los periódicos.  Pero no quiero dejar de recibir a los representantes de la prensa, para decirles ante todo que tengo fe en el Altísimo, en la justicia divina; tengo fe en la justicia terrenal y tengo fe en la honorabilidad de mi esposo”.

Esperanza Iris eleva al cielo sus ojos llorosos, pero expresivos, y dejó entrever la emoción que embargaba su pecho al aludir a su esposo Paco Sierra, a quien adora.  A punto de salir a la calle, la artista nos habla del problema que la quebranta, del golpe que acaba de asestarle el destino.  ¿Conocía usted a Emilio Arellano?  Preguntamos a la artista.  “Mucho, llevaba mucho tiempo a nuestro lado.  Ayudaba a Paco en algunos asuntos, tanto en casa como en el teatro.  Mi esposo le tenía confianza, y le mandaba a pagar cuentas y a cobrar dinero, a gestiones delicadas y de responsabilidad.  Aunque Arellano no me parecía mala persona, algunas veces hube de decir a mi esposo, al ver la confianza que había depositado en él; “Creo que confías demasiado en ese hombre”.  Pero Paco seguía otorgándole su confianza, hasta que hace algunos meses, al regresar nosotros de La Habana...  “En el mes de enero de este año estuvimos Paco y yo en La Habana, y mi esposo dejó encargado algunas asuntos a este hombre.  Al regresar, las cuentas que presentó a mi esposo, de algunos asuntos confiados a él, no fueron lo suficientemente claras, y Paco le reclamó.  En las últimas semanas, Arellano se vio con mi esposo para tratar del negocio Post Mortem que tenían entre manos.  Paco me dijo: “Este hombre va a pagar ya”.  Pero no pagó.  Así las cosas, lo dejamos de ver, hasta que supimos por los periódicos lo ocurrido”.


LA CREÍA UNA BLANCA PALOMA

¿Ignoraba usted que su ex ama de llaves, Sara Gutiérrez, estaba encartada en el asunto de Arellano, en que su esposo aparece complicado?  “Completamente.  Siempre la creí una buena persona.  Yo suponía que estábamos rodeados de buena gente, y ya ve usted... Pero no puedo entretenerme más.  Eso sí.  Eso sí, quiero que ponga usted en letras muy grandes: “Esperanza Iris tiene completa fe en la justicia divina, en la justicia terrenal y en la honorabilidad de su esposo”.  Quiero que se sepa esto bien claro.  Creo en la absoluta inocencia de mi esposo.  Espero confiada en que brillará la luz y resplandecerá la verdad, y mi esposo permanecerá sólo unos días fuera de nuestro hogar, que nunca se había visto envuelto en escándalo semejante.  Esperanza Iris cree en su esposo.  Dígalo usted en letras muy grandes...

Y la ex Reina de la Opereta nos abraza con emoción y se retira a casa de su hermana, acompañada de un viejo amigo de la familia”


DEVUELVEN EL PREMIO POR LA CAPTURA

El licenciado González de la Vega,  Procurador de la  República, reintegró a la CMA el cheque que por diez mil pesos le había entregado, para que fuera otorgada a la persona  que lograra la captura del dinamitero, en el oficio que subscribe  considera que como el culpable se ha entregado voluntariamente al Lic. Rosales, Jefe del Departamento de Averiguaciones Previas, había quedado relevada de toda obligación.  Hace hincapié que desde fecha anterior al ofrecimiento de la compañía aérea, los funcionarios y agentes de la Judicial Federal se dedicaron a trabajar con todo empeño para el esclarecimiento del caso, a la altura de su deber, para quienes anunció que habrá ascensos.

***

           EL DIARIO “LA PRENSA” PUBLICA EL 1° DE OCTUBRE DE 1952:

           “UN PEQUEÑO ALAMBRE DIO LA PISTA DEL DIABOLICO PLAN”
Silvestre Fernández, el gran detective, cuenta cómo llegó a
Descubrir a los dinamiteros.”
Por Armando González Tejeda, Reportero de LA PRENSA

Paco Sierra fue el que financió toda la “operación muerte” urdida por el cerebro diabólico de Emilio Arellano Schetelige, y su responsabilidad  ha quedado plenamente establecida en el concepto de Silvestre Fernández, el veterano y hábil detective que investigó el atentado del avión CMA, y descubrió la verdad.

Toda la trama urdida por quienes cometieron el tremendo atentado en que estuvieron  a punto de perecer veinte personas, fue hábilmente deshecha por el detective que, hasta hace poco, fuera jefe del Servicio Secreto, y que ahora trabaja para diversas empresas privadas, y en su haber debe abonarse el que fuera fijada la identidad del principal responsable.

Apasionante son todos los detalles que concurrieron  en la investigación a partir del momento en que el heroico capitán Carlos Rodríguez Corona, aterrizó en Santa Lucía con su avión destrozado  en el que viajaban veinte personas,  y por ello entrevistamos en su despacho del Nacional Monte de Piedad, al famoso detective Silvestre Fernández, primer investigador de los hechos que por espacio de casi una semana han ocupado la atención del país entero.

RECIBIÓ LACÓNICO AVISO

Dice Fernández, que el miércoles 24 del pasado mes de septiembre, exactamente a las 13 horas, el señor Carlos Aizpuru, jefe de Relaciones Industriales de la CMA, le avisó que el avión XA-GUJ, que hacía el vuelo número 575 entre esta ciudad y Oaxaca, había tenido que hacer un aterrizaje de emergencia en la Base Militar de Santa Lucía, poco después de que, a bordo se había registrado una misteriosa explosión.

Inmediatamente el viejo detective se puso en contacto con el licenciado Pérez Gil, del Departamento Jurídico de la empresa y con el Agente del Ministerio Público Federal, licenciado Pineda, para salir al lugar donde se encontraba el “avión de la muerte”, y ya en ese sitio procedió a examinar cuanto había a bordo, donde ya estaba el capitán Pini, Jefe de Operaciones de la Compañía.

“Había en el avión mucha basura y objetos destrozados por efecto de la explosión, especialmente velices hechos pedazos –dice Silvestre Fernández- y me preocupé especialmente por checar si en algún equipaje habían sido colocados cohetes o fulminantes, pues es frecuente que algunos viajeros lleven consigo esos artículos a las fiestas de sus pueblos, pero no encontré nada que corroborara mi suposición”.


RESTOS DE UN RELOJ

“De pronto –agrega Fernández- de entre los restos del equipaje saqué pedazos de una maquinaria de reloj, una cuerda y unos alambres que, en opinión de los expertos no pertenecían al avión.  Luego encontré pedazos de lámina que indudablemente  habían pertenecido al veliz del que la explosión había partido.
“Junté cuidadosamente todo y lo puse en una bolsa que entregué en la Procuraduría de la República para que se hicieran los análisis correspondientes, que tan importantes eran para la investigación”.

Luego nos dijo el viejo detective que todavía examinó los objetos por espacio de mucho tiempo, sin encontrar algo que confirmara plenamente el atentado infernal, por lo que enfiló la investigación hacia los pasajeros que tan milagrosamente  se habían salvado de morir. 

Pidió la lista de los pasajeros del “avión de la muerte”, así como de los seguros que habían sacado, y procedió a hacer una selección de ellos.  Supo que unos iban contratados para trabajar en Oaxaca, y a esos los colocó en un grupo; otro con los que utilizaban boletos de regreso, y otro con los turistas extranjeros.


APÁRECE EL NOMBRE DE ARELLANO

Como dato curioso refiere Fernández que la investigación la inició precisamente con la póliza de seguro que beneficiaba al “Ing. Emilio Arellano”, pero tropezó con la dificultad de que los contratados para ir a Oaxaca, con excepción del colombiano, Ezequiel  Camacho, habían seguido su camino a bordo de otro avión, temerosos de perder los hipotéticos trabajos que les había prometido el dinamitero.

Se investigó la conducta del colombiano Camacho, pero nada se sacó en claro, sino que vivía en un cuartucho que subarrendaba en Vizcaínas número 12, el que había dejado dos días antes.

En los domicilios de los otros seis “sentenciados a muerte” por Arellano se informó a Silvestre Fernández, que todos habían sido contratados  por un señor Eduardo Noriega y alguien dijo que ese sujeto trabajaba con un ingeniero apellidado Arellano, pero lo que extrañó al sagaz detective, fue que en ninguno de los domicilios conocían a las personas que aparecían como beneficiarias de las pólizas de seguro.

Ese detalle hizo sospechar a Fernández que en él estaba la clave de todo.  Localizó en las calles de Febo el domicilio de un señor llamado Eduardo Noriega, pero se desechó la pista porque a las claras se veía que ese personaje era ajeno por completo al atentado.


EN LA GUARIDA DE LA FIERA

La noche del miércoles mismo. Silvestre Fernández  visitó la casa de Emilio Arellano Schetelige, ubicada en Baja California 11, pero allí no conocían al supuesto Eduardo Noriega.  La esposa del terrorista informó que no sabía donde se encontraba su marido, ni porqué figuraba como beneficiario de una póliza de seguro.

El jueves último cuando ya fueron interrogados los seis contratados por Arellano, quienes habían sido traídos de Oaxaca gracias a que la Compañía Mexicana de Aviación les regaló los pasajes, se tuvo la certidumbre de que Arellano y Noriega eran una misma persona, y entonces el detective dio cuenta de sus investigaciones  al Procurador General de la República, licenciado Francisco González de la Vega.

PACO SIERRA EN ESCENA.

Es interesante saber, por boca de Silvestre Fernández, cómo fue apareciendo entre toda esta maraña, la figura del barítono Paco Sierra el esposo de la gran actriz Esperanza Iris.
“El jueves 25 –dice Fernández-, di con otro domicilio del ingeniero Arellano, en Córdoba 115, pero por más que toqué a la puerta nadie salió a abrirla y los vecinos me informaron que estaba sola desde varios meses atrás.

“Recurrí al propietario de la finca, que resultó ser el señor Ángel Caso, quien me dijo que la casa le había sido alquilada por un ingeniero llamado Emilio Arellano a quien solamente había visto dos veces, pero sin querer, en forma ingenua, reveló que el fiador lo era “un señor Sierra que vivía en el Teatro Iris”.

“Hicimos una investigación concienzuda en torno de las actividades del barítono, pero no encontramos de inmediato base para acusarlo, aunque después apareció claramente su responsabilidad”.


ARELLANO AUTOR INTELECTUAL

Terminantemente dice Silvestre Fernández que Paco Sierra SÍ fue cómplice de Arellano, pero que éste fue el autor intelectual del diabólico atentado contra el avión.  Sierra supo todo y con Arellano preparó los detalles de la explosión, calculando que esta se registraría cuando el avión estuviera volando sobre la sierra, con miras a que no quedara indicio alguno que indujera a las autoridades a una investigación.

Para reforzar su dicho, Silvestre Fernández, nos dijo que fue Paco Sierra el que entregó diversas sumas de dinero a Arellano  para que pagara en diversos hoteles el hospedaje de él y de algunos de los escogidos para morir en forma horrible al estallar la bomba, para pagarles comidas, comprar los boletos y las pólizas y para que girara 250 pesos a su tío, a efecto de que se viniera de Hermosillo, y sirviera de víctima en el infernal atentado.

El detective no cree, como se ha dicho, que Paco Sierra sea dueño de una cuantiosa fortuna, sino que más bien, está lleno de deudas y temía, fundadamente, que de un momento a otro lo dejaran en la calle sus acreedores y por ello aceptó asociarse con Arellano Schetelige para cometer el tremendo crimen de mandar al matadero a veinte personas.


UNA CALUROSA FELICITACIÓN DE LA CMA

La CMA empresa afectada por el atentado cometido a su avión resolvió otorgar al Jefe de sus Servicios de Seguridad, Silvestre Fernández, la recompensa que había ofrecido por la captura del responsable, considerando que la actividad que desarrolló  para el esclarecimiento del caso, había sido altamente satisfactoria, por lo que, por disposición del señor E.R. Silliman, Gerente General le fue entregado el cheque número 25516, de fecha 1° de octubre de 1952,  a cargo del Banco de Industria y Comercio, SA, a su nombre, por la cantidad de $10,000, habiendo escrito en su tarjeta sólo una palabra:



Tarjeta de felicitación del Gerente General de la CMA


EMILIO ARELLANO PRESENTA POR ESCRITO SU VERSIÓN

En un largísimo escrito dirigido tanto al Procurador de la República como al Director de Averiguaciones Previas, explica su actuación y la de Paco Sierra:

“Teniendo relaciones comerciales con el señor Francisco Sierra, al grado de que en las ocasiones que salió fuera de México quedé al frente de sus asuntos, llegué a cultivar una amistad de confianza por detalles económicos  del señor Sierra tuvo algunas dificultades familiares con su señora esposa para justificarse  ante ella seguramente me culpó, por lo cual dejé de frecuentar la casa de estos señores.  No obstante, a menudo nos veíamos en distintos lugares: en una de tantas veces el señor Sierra me platicó que tenía entre otros asuntos  por realizar, el de unos “courts” u hotel  para viajeros en automóvil y quería que yo les diera una vuelta para si necesitaban alguna compostura o mejora, lo realizara.  Con esto tuvimos varios citas y me dijo le hablara a su casa, pero que no usara mi nombre si contestaba su esposa, en los casos de dejar recado usara algún nombre, él me sugirió varios, pero le manifesté que yo, para recordar fechas, nombres y números de teléfono  tenía una pésima memoria, que sólo usando algún nombre de algún amigo podía recordarlo; fue así como nació el nombre de Eduardo Noriega.  Desde esa fecha cada vez que le hablé usé ese nombre.  Permítome interrumpir la cronología de este relato, para manifestar que hace aproximadamente unos quince días y ya habiendo tratado el asunto de la ida de las personas que tendrían que ir a Oaxaca, me presentó en el Café Coliseo, a los señores Carlos Amador y un señor Rima quienes estaban tratando el asunto del baile de resistencia de La Habana, Cuba, como el señor Noriega.  Esto no me agradó y le reclamé al señor Amador que ya antes, aproximadamente un año me lo había presentado; y le dije con el objeto de ver si el señor Amador recordaba mi nombre de Arellano.

Esto lo digo con el objeto de que se vea que el señor Sierra procuraba hacerme aparecer con el apellido de Noriega, con mucha insistencia, hasta con personas que no tenía caso.  Desde la fecha en que me habló de sus “courts”, casi nos veíamos a diario entre 10 y 11, y en las conversaciones se trataba siempre de sus negocios que andaban mal; pero tenía grandes esperanzas de mejorar. Entre las cosas que hablábamos casi siempre le tocaba yo el asunto de un negocio que tengo con él, en el cual yo firmé una escritura pública de la sociedad anónima “Post Mortem” en la cual se hace aparecer que yo recibí el capital de tal negociación o sean $300,000, incluyendo $50,000 que yo aparecía aportando, cosa que no es cierta, pues nunca puso él,  el capital mencionado, y para ello existen mil pruebas en ese terreno
.
Por varios días, en una forma directa, me fue platicando la necesidad que tenía de conseguir dos matrimonios sin hijos para llevarlos a Oaxaca.  Un día me dijo:”Viejo ¿Porqué tú no me los consigues?  Le manifesté que para ello tendría que poner un anuncio y que sería una lata estar recibiendo en mi casa a toda esa gente.  La disculpa que me dio para no hacerlo él fue la siguiente: “Tú sabes que mi esposa se pondría furiosa si me fueran a ver a mi casa. ¿Cómo quieres que le explique  lo de los “courts”?  Como a mi me consta que en cada negocio que el señor Sierra emprende, su señora casi siempre no está de acuerdo, lo acepté.  En esos días estaba por salir mi familia a Querétaro, y le dije que en la mañana podía atender a los solicitantes para el empleo, a lo que él me contesto:  “No esperes a que salga tu familia, pues me urge que esta gente salga cuando mucho para el 15 de septiembre”  Quedamos en ver los anuncios del periódico, de personas que solicitaran empleo, al día siguiente él no fue a la cita, porque se lastimó un pie, como no acudió, le hablé por teléfono y me dio la explicación anterior, pero ya él me dijo: “Cómprate un Excélsior, y  en la columna de empleos ve tal y tal”.  Y nos citamos para el día siguiente; ese día yo había hablado por teléfono con varios de los que él me indicó, y les dije que yo no los había citado a mi casa por la razón que expuse al principio; se mostró por ello algo molesto, y me dijo: “¿Porqué no tomas un cuarto en el hotel?  Y fíjales una hora”  No me pareció mal la idea, ya que la oficina que tengo está clausurada por la Tesorería del D.F.  El mismo señor Sierra me acompañó a buscar cuarto; él insistió en que fuera uno de primera clase, y yo le insistí que para tomar la calidad de empleados que él deseaba, no se necesitaba de esa categoría.  Recorrimos varios hoteles y en ninguno había cuarto.  Al pasar por el Coliseo me dijo: “¿Qué te parece este? “, y le dije, por el lugar donde estaba ubicado, que estaba bien; luego me dijo: “Toma un cuarto; yo te lo pago”.  Le dije que entráramos, y con pretextos me dijo que me esperaba afuera; aparté el cuarto, pues no había y me dijeron que a las 8 a.m., podía disponer de él.  Yo, al salir, le dije: “Creo que con dos días que lo tome, basta”.  El me contestó: “Quiero de que te cerciores de que no tienen familiares”.  (De esto no solamente pueden testificar  las personas que tomaron el avión, sino también otras que por distintos detalles no contraté).  Al comenzar a recibir a las personas que acudieron (para esto debo manifestar que como yo quería terminar cuanto antes con lo que podíamos llamar contratación), no sólo me concreté a llamar a quienes  ponían anuncios en el periódico, sino que llamé por teléfono a tres agencias de colocaciones, y ellas me mandaron un verdadero diluvio de personas; y como quería que llenaran los requisitos que el señor Sierra pedía, no resolvía yo inmediatamente, y pasaron tres o cuatro días, y cada día  se desesperaba más el señor Sierra.  Debo manifestar que para esta fecha el señor Sierra todavía no había dicho que yo me encargara de comprarles sus boletos y darles anticipos, ni regalos, ni menos pensaba yo en ese entonces que esas personas, por la calidad de su empleo, irían en avión.  Cuando le enseñé una de las listas con los nombres de las personas que habían acudido, figuraba en ella el nombre de Jesús Bretón, con señora y una hija, y como es natural, tenía una anotación mía que decía: No llenan los requisitos porque tienen una hija de quince años.  El señor Sierra al leerla, me dijo “¡Hombre, esto está muy bien!”, a lo que contesté: “Tú me dijiste que con familia no”.  A lo que me repuso: “Este caso es diferente, pues puede emplearla en algo el encargado de los “courts”.  Luego me dijo: “Pídele su acta de matrimonio y de nacimiento de su hija". Esto me llamó algo la atención, y le pregunté “¿Para qué la quieres?”  Y me contestó que para cerciorarse si estaban casados , porque no quería que las personas que vivían en los courts, los cuales en su mayoría eran americanos, pues por el momento se los tenían rentados una compañía americana, que éstas fueran a tener dificultades si se trataba con personas no casadas legalmente.  Yo no vi nada fuera de lo normal, y no puse objeción.

Al día siguiente, cuando le mostré las actas  de matrimonio y nacimiento, sin querer dijo: “Este trío está perfecto”.  (En aquel entonces yo no le di ningún significado a esa expresión, pero al saber todo lo que sucedió, me doy perfecta cuenta por qué fue, pues tenía a tres personas en lugar de dos).  Le manifesté a Sierra que estas personas estaban en malas condiciones económicas y que si quería considerarlas ya tratadas para el viaje (pues sólo irían en viaje de prueba, por 60 días), debía darles dinero mientras salían; inmediatamente  me dio el dinero.  Igualmente, sucedió con la señora Magallanes y su hijo; me refiero a pedirles sus documentos y darles dinero.  Entre las personas que acudieron estuvo Ezequiel Camacho, a quien le dije que no lo podía contratar por ser soltero; me explicó su situación de extranjero y que se encontraba sin dinero y, por lo tanto en una situación desesperada.  Esto se lo platiqué a Sierra y me dijo: “Si quieres, tómalo, algo le encontraré”.  Yo le propuse a Sierra que si él lo podía tener unos dos meses.  Yo me lo podría llevar a un trabajo que espero comenzar en diciembre o enero entrante, a lo que me dijo: “Perfectamente, lo tomo, sólo que a éste no le doy anticipo”.  Yo le estuve dando cantidades pequeñas; creo que no le di más de cuarenta pesos, y el día anterior del viaje, Sierra me dio $50 para él, de los cuales creo le di $30 a él y $20 a Vargas.

LA FATÍDICA BOMBA

Como quince días antes de la salida, entre todo lo que platicábamos Sierra y yo me dijo: “¿Qué podrías hacerme un contacto que fuese sumamente sensible?” Le pregunté para qué lo quería, pues sin saber su objeto me sería difícil  saberlo.  Me hizo una explicación que no entendí bien, pero le dije que lo más sensible que yo sabía, sería de azogue.  Me pidió que lo hiciera y le manifesté que yo tenía los elementos necesarios, pero que vería a un electricista para ello. Efectivamente, vi al electricista y después de muchas vueltas no llegó a fabricarlo.  Sierra aceptó que no se lo llevara en esos días; me dijo que su papá estaba por llegar de Chihuahua y que le tenía pánico a los temblores y que un amigo de él le estaba fabricando un aparato con un sistema de despertador, pero que no sabía cómo pasar la corriente por conducto o a través del despertador; en un papel le hice un dibujo y lo guardó; al día siguiente, me dijo que era muy sencillo, que el mismo electricista del teatro se lo podía hacer.  Me invitó a comprar el despertador, le dije que no era necesario, ya que cualquier despertador le serviría igual, pero él insistió en que lo acompañara a la Avenida Madero.  En los aparadores fue viendo varios, todos ellos caros, por lo que le decía yo en cada lugar: “Ese es demasiado bueno.  ¿Para qué lo quieres?”  Después de recorrer varias casas (pues en esos días él procuraba perder el tiempo hasta las dos de la tarde, para llegar a esa hora a su casa), entramos en una relojería de Madero que está en seguida del Banco Comercial Mexicano; le enseñaron varios y él insistió en que fuera un Big-Ben.  Ese despertador lo tuvo en mi casa creo tres o cuatro días, pues ni tenía tiempo para hacer lo que me pidió Sierra, ni tenía herramienta.  Cuando le dije el motivo por qué no se lo entregaba, entonces me preguntó qué necesitaba y se lo dije.

TAMBIÉN LE COMPRÓ HERRAMIENTA.

Y del café nos fuimos a comprar lo necesario; como lo que tenía que hacer fue realmente sencillo, se lo tuve listo al día siguiente.  (Aparte presento un croquis de lo que hice).  Debo advertir que el señor Sierra me preguntó si el reloj caminaba con exactitud, pues su objeto principal sería marcar la hora en que temblara la tierra.  Le advertí  que tenía un retraso y me dijo: “Te ruego lo recojas para llevarlo con el relojero”.  Yo me imaginé que lo llevaríamos al lugar donde lo compró; pero no, fuimos con un relojero que está en Isabel la Católica casi esquina con Tacuba.  Este relojero es bastante conocido por Sierra; le entregó el despertador, suplicándole lo ajustara y lo tuviera listo al día siguiente y que yo pasaría a recogerlo.  Recuerdo que al recogerlo, en la caja de cartón aparecía mi apellido; esto me llamó la atención, pues el día anterior Sierra sólo le señaló que yo pasaría por él, pero no le mencionó ningún nombre.  Lo que yo hice al despertador se concretó a ponerle dos alambres, uno en la manija con que se mueven las manecillas de la hora y minutero, y otro para la tierra.  En la misma caja de cartón le llevé el despertador.  Me preguntó  si lo había probado y le manifesté que no, porque no tenía corriente eléctrica y luego agregó: “¿Te serviría un acumulador de auto?”, Le respondía que sí, pero yo le manifesté que sería una lata llevar el acumulador a la casa y me contestó que él me lo mandaría.  En la tarde me habló por teléfono y me dijo que no servía el acumulador que tenía, que mejor comprara uno, que al cabo a él le servía para regalarlo a su sobrina.  Fui y pregunté cuánto costaba y le hablé avisándole el precio.  Me dijo: “Cómpralo yo te lo pago mañana”. Lo compré y probé el reloj, cosa inútil, pues yo sabía que tenía que pasar la corriente.  Se lo llevé al teatro, debo advertir que el acumulador fue de moto no de auto.


LA FECHA INICIAL ERA EL 15.

Sierra tenía calculado que salieran el 15 de septiembre, pero casi todos me pidieron si fuera posible pasar el 16 en México; se lo manifesté a Sierra y tuve que insistir para lograrlo.  Después me dijo que sin falta deberían salir el 19, no recuerdo si un día o dos antes de esa fecha me dijo Sierra que había recibido un telegrama y que no podían salir.  Le advertí que me sería difícil localizar a todos para solicitar la cancelación de los boletos y me dijo que yo hiciera lo que pudiera, pero que si alguno o algunos de los boletos se perdían no importaba; localicé a todos y ellos mismos fueron a cancelar y reexpedir el boleto para el día 24.  Yo permanecí en el Hotel Coliseo hasta el día 21, en que me cambié al Gillow, no por despistar a nadie como manifestó Camacho, sino porque en el Coliseo había demasiado ruido causado por los pelotaris que en él viven; tan no lo hice por despistar a las personas contratadas que a todos ellos les avisé y todos ellos estuvieron varias veces conmigo en el hotel, especialmente Camacho, quien desempeñó algo como secretario.


LA MAÑANA DEL SUPUESTO DESTINO FINAL

La mañana de la salida yo llegué al Aeropuerto faltando más o menos cinco minutos para las seis.  Yo no llevé ningún equipaje, las personas contratadas fueron llegando separadamente, creo que el primero que llegó fue Camacho, llevaba un equipaje bastante voluminoso, después llegó mi pariente, quien llevaba un veliz y un bulto de frazadas.  Desde el día anterior le dije a mi pariente que el bulto lo llevara aparte para yo recogerlo y llevarlo a mi casa.  El veliz de mi pariente se juntó con el resto del equipaje de las demás personas y fue seguramente cuando Camacho lo vio; y además le dije: “Este veliz no lo pongan todavía porque mi pariente está tomando café”.  Igualmente estaban en el corredor las señoras esposa y madre de la señorita Yolanda.  Luego nos fuimos todos los hombres, a tomar café, yo le dejé encargado a un cargador el veliz de mi pariente.


EL VELIZ FATAL

Cuando estaba tomando café con mi pariente llegó el cargador, preguntándome si yo era el señor Noriega.  Le dije “que sí”, me dijo que estaba una persona esperando donde estaba el equipaje y que tenía mi veliz.  Yo primero me imaginé que sería algún otro pasajero que mandaba Sierra, pero al hablar con él, me dijo que el señor Sierra me suplicaba le mandara ese veliz a Oaxaca, que si había exceso, él me lo pagaría, yo creí que me mandaba el veliz en su coche y salí a la puerta, pero el muchacho que me lo entregó  me dijo: “Ya se fue”. Le pregunté: “¿Quién?” Me contestó:_”El auto de alquiler que me trajo”.  En esos momentos estaban llamando por el altavoz  a los pasajeros que faltaban por documentarse; pasé  a documentar los dos velices y en eso llegaron Camacho y Vargas y fue cuando ellos vieron que yo documentaba dos velices a nombre mío y luego había cancelado mi viaje, pues eso dijo Camacho a la prensa y seguramente esa noticia le agradó a Sierra.  Camacho manifestó igualmente que yo me había cambiado de varios hoteles y que, por último, paré en el Canadá, esto es una falsedad y lo pueden testificar Vargas y Bretón, yo no estuve en el Hotel Canadá.


NERVIOSISMO DE PACO

“Sierra me citó a las once de la mañana del día del viaje, en un café que está en Madero y Motolinía; yo llegué a tiempo, pues ese día quedó en darme $3,000 que me había estado prometiendo pagar a dos empleados de “Post Mortem”, y pagar los intereses que se le deben al señor Corral.  Llegó a las once y media y después de muchas vueltas, de asuntos sin importancia, le pedí el dinero y me dijo que hasta dentro de dos o tres días me lo podría dar, luego me preguntó: “¿Cómo salieron tus pasajeros?” “Bien –le dije-, sólo que el veliz que me mandaste llegó tarde y por poco se queda”.  Me preguntó con insistencia si estaba seguro de que había salido, y le aseguré que yo mismo lo había documentado y le entregué el recibo.  Yo le dije que tenía varias cosas que hacer y quería irme, pero me pidió que lo esperara, pues no quería llegar a la casa, porque lo esperaban los interesados en el espectáculo del baile de resistencia en Cuba.  Nos quedamos hasta cerca de las 2 p.m., pues primero compró “El Gráfico”, mando al mesero por él y leyó los encabezados, se puso nervioso y luego me preguntó: “¿Estuviste en el Aeropuerto hasta que salió el avión?”, Le contesté que sí y le dije: “Y hasta salió veintitantos minutos tarde”.  El exclamó: “¿Cómo?  Los aviones siempre salen a tiempo”.  Y yo le conteste: “Pues este no.  Permanecimos en el café hasta que llegaron “La Prensa” y “Últimas Noticias”, hizo lo mismo que con “El Gráfico”, se mostró preocupado”


SE ENTERÓ HASTA EL DÍA SIGUIENTE Y “VOLÓ”

“Nos despedimos y no nos volvimos a ver, pues yo esa misma tarde, al regresar de Mixcoac, de casa de mi madre política me enteré del desastre.   Hablé varias veces por teléfono a casa de Sierra y me lo negaron; al día siguiente por “La Prensa”, me enteré de mayores detalles; determiné ocultarme hasta contar con nuevos aspectos, no salí de México, estuve en el Hotel “Navío” y sólo ayer para no estar en México y ganar un día más para conocer más detalles por la prensa, me fui a Veracruz con escalas en Puebla y Jalapa y regresé ayer por la madrugada y hoy me presenté ante ustedes.  Atentamente. F. Arellano. México, D.F, a 29 de septiembre de 1952”.

NOTICIAS DE PUEBLA.

El dinamitero Emilio Arellano estuvo alojado en el Gran Hotel de esa ciudad, del 10 al 22 de junio y, posteriormente, volvió el 27 de agosto, sin que nadie sepa hasta ahora a qué se dedicó.  Solamente se le vio en compañía de un joven como de 22 años de edad, bajo de estatura, y su estancia coincidió con la muerte a consecuencia de la explosión de una bomba, de Raúl Salas, hijo del señor Manuel, con domicilio en 11 Oriente 1413.  Las empleadas del Gran Hotel, María de los Ángeles Sánchez y Lilia Peláez, dijeron que Arellano se hacía llamar ingeniero y que pagó su cuenta con billetes de 500 pesos.  La policía poblana hace investigaciones para saber si la bomba que mató a Raúl Salas, tiene algo que ver con Arellano y su acompañante.

N. de R.  Hemos transcrito íntegra la relación de los hechos que hace Emilio Arellano Schetelige, por escrito a la Procuraduría General de la República, en la que según él, es lo que ocurrió, pero llama la atención la paciencia que tuvo para realizar tan amplio escrito cuando era buscado por todos sitios dentro del país.


SE ENTREGA ARELLANO Y RATIFICA SU ESCRITO.

Ante el Director de Averiguaciones Previas de la Procuraduría de la República, a quien Arellano había entregado su escrito, informo al Procurador quien le dio instrucciones para que le tomara su declaración.  Escuchó la lectura de su misiva y la ratificó, reafirmando todo el contenido
.
Se le pidió que aclarara algunos puntos confusos, que hizo ante el licenciado Manuel Rosales Miranda, titular de esa dirección.
.
Aceptó que se había escondido varios días en el Hotel Navío, sito en Anillo de Circunvalación, desde ahí envió una carta a su esposa María Elena Villalba, diciéndole que deseaba entregarse, Que durante la noche del domingo al lunes, acudió a su casa en Baja California once, interior once, a petición de su esposa a quien le comunicó lo relativo a la carta y que estando ahí sonó el teléfono, que él descolgó, era su esposa que estaba en esos momentos con las autoridades, ella le pasó el aparato al licenciado Rosales y acordaron que se encontrarían en la Avenida Revolución y José Morán,  En ese momento eran las veinticuatro horas.  El funcionario le manifestó de las garantías que había para su vida y a eso de la una de la mañana, se entregó.
LA PERSPICACIA DE SIERRA.

Sierra a quien había invitado a presentarse en la Procuraduría, se encontraba aún bajo  el estado nervioso que le había producido la explosión de su persona ante los lentes de multitud de cámaras, hasta de la televisión, vestía un traje oscuro de casimir inglés, inmaculada camisa blanca, corbata azul y zapatos de charol.  A pregunta del reportero Ángel Marín de El Universal, de qué si sabe porqué está detenido; lleno de asombro contesta: “Yo... ¿Estoy detenido?  Creo que hay un error  en todo eso.  Se me ha traído aquí para ampliar mis declaraciones para poner en claro muchos puntos obscuros y nada más”  Ante los “chicos de la prensa”, actúa de manera especial, sabiendo que sus palabras y sus gestos serán conocidos por la opinión pública,  su sorpresa, es del todo fingida, pues conoce perfectamente cuál es su situación.

-Mire usted, señor; véame bien –y se coloca ante los periodistas en actitud llena de dramatismo, en desplante teatral, como preguntando: ¿Acaso yo tengo cara de dinamitero? –Interroga- mientras arquea sus cejas con enojo.

Vemos ante nosotros a un hombre con toda la apariencia  de un hombre de bien, de un caballero; sin embargo los datos acumulados en su contra demuestran  que en él no hay madera  de uno de los criminales más despiadados que haya cruzado por las sendas del crimen en México.  Arellano, al declarar con lujo de detalles, precisa la complicidad de Sierra e incluso arroja sobre él toda la responsabilidad en el crimen, presentándose como una palomita blanca, al decir que “no sabía las maniobras de Paco”.-

El cantante mantiene su actitud emotiva: manifestando que “Lo cierto es que mi vida siempre ha sido la de un hombre honrado, de un hombre de bien.  En cambio él, ¿Qué puede aportar?  Es un pillo, un mal hombre, un canalla, un ingrato, un miserable”...  Se le preguntó si él sabía de sus pésimos antecedentes, ¿Por qué era su amigo?  No contestó.

Se enfocaron la entrevista en la cuestión de las pólizas.  El porqué cinco de los beneficiarios por los seguros eran amistades de él. Va hacia un escritorio, toma de un cajón varias hojas escritas.  Escoge una de ellas.  Y les dice: “He aquí la explicación.  Arellano me dijo que necesitaba nombres de algunas personas para que en sus nombres se pudieran hacer ciertos cobros de prestaciones. Ven.”

Se le pregunta qué clase de prestaciones.”Pues... prestaciones, dineros que algunos funcionarios cobran al cerrarse el presupuesto... con ello se obtiene alguna ganancia, lícita desde luego”.  El periodista le repregunta que ¿cómo cuales?  Paco titubea, no tiene una visión clara de lo que quiere decir.  Hace un dramático ademán para imponer silencio, y añade “No me hagan hablar, por favor”  Sus ojos se iluminan como encontrando una respuesta acertada.  “Yo no sé que clase de negocios se proponía  realizar Arellano.  El me dijo que le diera algunos nombres de personas de confianza y eso hice”.  Le hacen mención de las pólizas que entregó a las autoridades y afirmó que, como se las había dado Arellano, no tuvo empacho en entregarlas, puesto que él era inocente.,  Y así continuaron haciéndole preguntas, pero el sólo daba evasivas.  El sólo insiste en que es inocente, que acerca de su honorabilidad pueden certificarlos un sin fin de personas que lo conocen.  El es inocente de todo, puesto que no sabe nada de explosivos, ni de relojes, ni de regalos que recibieron las presuntas víctimas, en suma, todo lo ha hecho el siniestro cerebro de Arellano, no él.


TAMBIÉN OFRECE RECOMPENSA PACO

“Yo ofrezco diez mil pesos de recompensa a aquella persona que me pueda comprobar que he comprado una maleta; que adquirí explosivos como para la fabricación  de una máquina infernal; que yo en fin, soy el fabricante  de la bomba que explotó en el avión de la Compañía Mexicana de Aviación”

TERMINADA LA AVERIGUACIÓN PREVIA, SON CONSIGNADOS.

El día 1° de octubre de 1952 Paco Sierra fue trasladado a la Penitenciaría del DF, junto con su cómplice, Emilio Arellano, consignados a disposición del Juzgado 2° de Distrito en Material Penal, cuyo titular era el licenciado Clotario Margalli González.


MEDALLAS A LOS TRIPULANTES DEL AVIÓN

La heroica tripulación del avión XA-GUJ de la CMA, a cuya pericia deben la vida 17 pasajeros del mismo, será condecorada con medallas en oro por el Club Aéreo de México, en representación de toda la aviación privada nacional.

El próximo sábado, en una ceremonia a la cual han sido invitados los más prominentes funcionarios aeronáuticos, el capitán Carlos Rodríguez Corona, piloto; Agustín Jurado Amilpa, copiloto y Lilia Novello Torres, “Aeronena”, como ha sido bautizada la guapa sobrecargo por los socios del Club, recibirán sus medallas y pergaminos alusivos a su ejemplar conducta.

Lo anterior fue informado a La Extra de las Noticias, por el señor Manuel Suárez Mier, a nombre de la organización, añadiendo que esta iniciativa se extenderá a todas las compañías de aviación en el país, así como a la propia Fuerza Aérea.  Sobre esta última, el Estado Mayor de la misma, declaró que se sumarían al, homenaje y condecorarían también a la tripulación del “avión de la muerte”, máxime que el piloto Rodríguez Corona, es de extracción militar, pues formó parte de las filas del Escuadrón 201, durante la última  Guerra Mundial, en el Pacífico.

El homenaje se realizará en uno de los restaurantes de la localidad o en el propio  Casino Militar, según lo dispongan los funcionarios aeronáuticos que se sumen a la idea del Club Aéreo de México, que ya han enviado las invitaciones respectivas.
(Extra de Últimas Noticias, 27 sept 1952)


¿RECUERDAN A LA HEROICA AEROMOZA?

En su publicación del día 28 de diciembre de 1953. Al dar noticia de la sentencia a los inculpados, se publica una pequeña nota  en la segunda edición de las “Ultimas Noticias”, debajo de una fotografía en que se ve a la Aeromoza recibiendo una condecoración.  La Nota dice textualmente: “Después de que explotó la bomba en el avión, el aparato tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia.  El comportamiento de la guapa aeromoza Lilia Novelo Torres fue calificado de heroico, y a ella le debieron, en parte, la vida los pasajeros.  Por tal motivo fue condecorada por el presidente del Aero Club Campestre, señor Pascual Gutiérrez Roldán.”


JUEVES 2 DE OCTUBRE DE 1952. DECLARACIÓN PREPARATORIA

Antes de que se efectuaran las diligencias, se produjeron escenas espectaculares.  Como ya es costumbre, la “julia” roja llegó al edificio de la antigua Tesorería, en las calles de Brasil, a un costado de la Plaza de Santo Domingo, llevando en el interior a los detenidos de moda en los presentes momentos: Paco y Emilio.  El vehículo entró al citado edificio.  En la puerta posterior iban, sobre una plataforma y asidos a las puertas, tres celadores de la Penitenciaría.  Cuando se abrieron las puertas, fueron bajados los reos que llegaban a las diligencias, entre ellos el cantante Paco Sierra y Emilio Arellano.  Aún vestían las ropas con que fueron detenidos.  Si acaso el dinamitero lucía una chamarra de pana color crema y pañuelo blanco en la bolsa superior.  Paco no ha podido cambiarse de ropa porque, según dijo, no le han permitido que la introduzcan al penal de Lecumberri.  Por esta causa, al presentarse ante su juez, pidió lo excusaran.

Ante el licenciado Clotario Margalli, juez 2° de Distrito en Materia Penal rindieron su “declaración preparatoria”, durante esta diligencia reafirmaron los cargos que mutuamente se lanzan y cada uno creyó ser más listo que el otro; sin embargo cometieron grandes errores en determinados pasajes de las versiones que a su manera declararon para salvarse.  El que se llevó la mañana, sin lugar a dudas fue el defensor de oficio, Carlos Herrera Marmolejo, quien al lanzarle una pregunta a su defenso, dio origen a que este contestara al contrario y se hundió más en los delitos que cometió.

EMILIO EN ESCENA.

Alas 10:40 horas, Emilio hizo su entrada en el despacho del juez.  Lo custodiaban cuatro celadores.  Un mundo de gente lo seguía en tanto que otros ya habían tomado posición en el referido despacho, haciendo dificultosa la diligencia.  Sin orden alguno, la gente se apiñaba y no podían maniobrar los fotógrafos. Los periodistas tenían necesidad de desarrollar grandes esfuerzos para tener un lugar disponible para escribir.  No había sillas y hubo necesidad de permanecer de pie seis horas y media.

El dinamitero fue colocado frente al juez Margalli, y también el Agente Especial de la Procuraduría de la República, licenciado Eugenio Aguirre, Subdirector de Averiguaciones Previas; los agentes del Ministerio Público adscritos al juzgado, licenciados Ismael del Villar y Juan Oceguera.



Emilio Arellano Schetelige custodiado por los celadores al momento de su arribo



El juez Margalli le preguntó a Emilio si había nombrado defensor.  Contestó que no; pero que para que se vea que no hacía falta, nombraba al de oficio.  Inmediatamente el licenciado Carlos Herrera Marmolejo tomó el caso en sus manos y se situó cerca de su defenso.

A continuación se inició formalmente la diligencia.  Primeramente el juez exhortó al detenido para que se condujera con verdad y le soltó una filípica de cinco minutos.  Terminado el requisito, el secretario del juzgado leyó la  carta que Emilio dirigió al Procurador, contándole su relato sobre su intervención, o sea en el sentido de que él solamente obedeció órdenes de Paco; pero sin saber a ciencia cierta que se proponía.  Luego le leyeron dos declaraciones que rindió en la Procuraduría.  Los tres documentos fueron ratificados por él.

El primer punto que en su interrogatorio tocó el juez, fue el del anciano Ramón M. Arellano, tío del “cerebro mágico”.  Emilio manifestó que él no lo había traído de Hermosillo, sino que se hallaba de vacaciones en esta capital, y como faltaba una persona para que fuera a trabajar a Oaxaca, en un campo turístico, pues decidió que fuera su tío, con lo que Paco estuvo de acuerdo.  Sobre esto basta decir que en el expediente se hallan anexados dos telegramas que se cruzaron Emilio y el anciano.  En uno, el primero invitaba a su tío a venir a esta ciudad  para marchar a Oaxaca, donde le tenía un trabajo magnífico.  Así es de cínico el chacal.  “¿Culpa usted a Paco de que le ordenó mandar a los contratados al matadero?  Preguntó el juez.  El homicida frustrado que había meditado su plan, contestó que no acusaba al artista; pero que había actuado obedeciendo órdenes de éste.  Así contrató la gente y en compañía de aquél compró los regalos, gestionando después las pólizas.  Sobre el préstamo de quinientos pesos que dice Paco le hizo a Emilio, este aceptó  que recibió el dinero; pero que no hubo garantía alguna.  Las pólizas las fue entregando a Paco una por una, según las recibía y que, por lo tanto, no hubo ningún sobre como aseguraba su jefe.  En este punto el juez reconvino a Emilio, diciéndole que al lanzar cargos lo hiciera pensando bien lo que decía, pues el delito de falsedad en declaraciones judiciales, se castiga.

A otras preguntas, Emilio contestó que se cambió el nombre para que nadie lo molestara en su domicilio, ya que no era requisito indispensable que se le conociera.  Luego contestó otros puntos, diciendo que en los últimos meses tuvo algún dinero, derivado de negocios de compra y venta de fierro y préstamos que le hizo el cantante llegando a la cantidad exacta de cinco mil pesos.  Para aminorar este préstamo, dijo que intervino en un negocio con Paco, relativo a una compañía italiana que contrató su patrón y le ahorró a éste treinta y cinco mil pesos, por lo que quedaron a mano.    Intervino después el agente especial de la Procuraduría, licenciado Aguirre, quien le preguntó nuevamente porqué se había cambiado el nombre.  Esta pregunta motivó que el interpelado diera una serie de explicaciones, hasta el grado que enredó las cosas.  Finalmente el citado abogado y el juez puntualizaron las relaciones que había hecho en otros documentos de la investigación, quedando finalmente que el cambio obedeció para facilitar la contratación, ya que se decía que Eduardo Noriega los recibía aquí y un “Emilio Arellano en Oaxaca”.  Sobre la versión que lanzó Arellano, relativa a que un chamaco le entregó la maleta en el Aeropuerto, conteniendo la bomba, se ha descartado por completo, ya que hay dos testigos de que él llevaba dos maletas y las introdujo en el avión de la muerte


¡NO ME DEFIENDAS COMPADRE!

Siguieron otras preguntas.  Una de ellas acerca del marco, la caja, el acumulador y el reloj.  Emilio hizo aclaraciones que solamente él entendió.  Reconoció parte de la herramienta, como la que compró Paco para ponerle unos aditamentos al reloj Big-Ben, el famoso registrador de temblores ¡Esos famosos inventores!..., pero de la muerte de veinte personas.  El defensor del chacal licenciado Herrera, lanzó a Emilio esta pregunta: “¿Tiene usted conocimientos técnicos para fabricar un explosivo?”  y le contesta el interpelado: “Sí, señor. Puedo fabricar  el detonante de un explosivo... pero jamás me pasó por la mente que el aparato que fabriqué por órdenes de Paco fuera la bomba...” Así que la defensa resultó maravillosa.  ¡Lo mejor de la audiencia! La catalogaron todos los presentes.  Emilio manifestó además, que sabía perfectamente que en la compra de un boleto de avión o ferrocarril, en el costo ya va incluido el pago del seguro.  Pasó el juez al punto de los antecedentes del criminal sujeto.  Emilio dio a conocer sus experiencias en amparos y otras triquiñuelas para librarse de la cárcel.  Dijo que en el Juzgado 5° de lo Civil se está tramitando el juicio intestamentario sobre propiedades de su padre, en el Estado de Chihuahua.  En total no acusa a Paco, pero señala a éste como la persona que ordenó y costeó todo para el atentado del avión, adivinando hasta el final las “negras intenciones de Paco”.  Se presentó ante el juez, como todo un ingenuo a carta cabal.



Arellano acusa a Paco, como la persona que ordenó y costeó todo para el atentado del avión, adivinando hasta el final las “negras intenciones de Paco”.  Presentándose ante el juez, como todo un ingenuo.



EL TURNO DE PACO

Fue hasta las dos y media de la tarde cuando Paco Sierra apareció en el despacho del juez Margalli.  La expectación era tensa.  Numerosos empleados se apretujaban en el despacho donde se desarrollaban las diligencias.  El juez le lanzó desde luego la siguiente exhortación: “Es un momento importante para usted y para la justicia nacional.  La justicia descansa sobre la verdad.  El hombre debe corresponder al declarar, tanto a su sexo como a su dignidad personal.  Por lo tanto, debe tener la valentía de reconocer los hechos que ha cometido”.  A continuación, Paco Sierra nombró defensor al licenciado Luis García Diego.  El secretario del juzgado procedió a leer al artista las dos declaraciones que rindió en la Procuraduría.  Al término de la lectura, el acusado ratificó esos documentos, aclarando inmediatamente que los nombres de las tres personas que aparecen como “beneficiarias”, se los dio a Arellano, porque éste le dijo que los necesitaba para que al final del año obtuviera unas gratificaciones de parte del Gobierno.  Sobre el negocio de courts en Oaxaca, que Arellano señaló como de la propiedad de Paco, éste informó que no había tal campo de turistas en ese lugar, pues no acostumbra regar dinero fuera de la jurisdicción del Teatro Iris.


SOLITO SE HUNDE

En otras diligencias, efectuadas en la Procuraduría, el cómplice de Arellano declaró que tuvo muchos negocios con Emilio.  Ayer dijo que solamente lo de “Post Mortem”.  Se contradijo en forma tremenda.  El artista sostuvo que se distanció de Arellano en el mes de marzo del corriente año, porque al salir para La Habana, le dejó como representante de sus negocios... pidiéndole que no invirtiera ni un solo centavo en “Post Mortem”, porque ya había perdido suficiente; sin embargo, dice que a su regreso, Arellano había distraído dinero en el negocio fúnebre.  Las cantidades distraídas o substraídas, llegaron a quince mil pesos.  Aparte, las dificultades fueron porque no pagó siete mil trescientos pesos a un tal Emilio Jamuín.  A otras preguntas, el acusado contestó que en septiembre  del presente año, entró nuevamente en negocios con Arellano.  Que después de varios meses en que no se habían visto se encontraron y el pasante de minería le contó que le había ido muy bien en sus negocios, y le pedía que le vendiera su participación en el negocio Post Mortem, ya que pagaría al venderlo al gobierno...  Así le sacó Arellano más dinero y finalmente fue víctima de éste, según dijo.  Paco habló del famoso reloj, manifestando que era de la propiedad de Arellano y que por amistad lo había llevado a componer y que su amigo después lo había recogido.  El relojero ya aclaró que los dos hombres le llevaron el “Big Ben” y también los dos fueron a recogerlo. Nuevamente se trató el punto relativo a las citas y entrevistas que celebraron los dos en el lobby del Hotel Coliseo y el restaurante del mismo nombre.


VERSIÓN DE PACO

Paco dio su versión, aceptando que dos veces llamó por Eduardo Noriega a Arellano, sucediendo esto en presencia de los “contratados”; pero que ya estando solos, olvidó al tal Eduardo.  Los regalos hechos a las que serían víctimas del avión, salieron nuevamente a colación. Dijo el artista que un día del mes de septiembre encontró rumbo a su casa a Arellano, como este le pidió  que lo acompañara a comprar unos regalos para varias personas, de las que ignoraba sus nombres y relaciones con Emilio, accediendo a ello.  A la hora de pagar lo que costaban, Arellano le pidió que le prestara ciento cincuenta pesos, porque solamente tenía un billete de a quinientos pesos y no tenían cambio en el establecimiento comercial de la Avenida Cinco de Mayo.  El juez Clotario Margalli había escuchado  perfectamente a Paco, pero se cansó de la versión que daba, y le dijo que tanta atención para el dinamitero daba en qué pensar.  Paco contestó que todo lo hizo por simple amistad, inclusive lo del reloj,  Arellano declaró cosas muy diferentes.  El cantante aceptó haber acompañado a Arellano a la compra de las piezas para el aparato registrador de temblores.  Las piezas y aditamentos las conocía su esposa   Esperanza Iris.  El juez le lanzó otra pregunta a Paco:
¿Qué motivo cree usted que tiene Arellano para imputarle su participación tan directa en estos hechos, con lujo de detalles, fechas y datos?  En mi larga carrera judicial he visto delincuentes tan grandes que involucran a otras personas; pero no por el hecho de causarles daño, sino porque sí han tenido participación en los delitos cometidos.  Después de unos segundos de tensión, Paco contestó: “Esa misma pregunta me la hago yo”,  En esa forma el artista eludió la pregunta y afirmaciones del funcionario judicial. 


AMBOS SE HUNDEN MÁS Y MÁS

Más adelante Paco aceptó haber comprado la herramienta con que se fabricó la bomba, aunque aclara que ignoraba que fuera para eso, pues sabía que era para un registrador de temblores.  Se sabe que el Teatro Iris tiene un gravamen de trescientos mil pesos con intereses al doce por ciento anual y que a pesar de que han pasado los años, no ha sido cubierto e inclusive ahora la deuda es de quinientos mil pesos.  Contestó el interpelado que como el gravamen ya está vencido, pensaba pasarlo a la Asociación Hipotecaria Mexicana, únicamente que ya no por trescientos mil, sino por quinientos mil pesos.  Con lo anterior, se dijo, se descarta que Paco tenga créditos en los bancos y que en realidad está quebrado.  Otras muchas preguntas fueron contestadas por el detenido; pero siempre mezcló en sus contestaciones a Arellano, diciendo que este es el responsable de todo lo que le ocurre.  Será al día siguiente, durante el careo, cuando se vea la mayor inteligencia de alguno de los dos, aunque a decir verdad, ambos están metidos hasta los tobillos en el atentado al avión de la Mexicana de Aviación.


CAREO DE ARELLANO Y SIERRA

El viernes 3 de octubre a las once horas, se inicia en el despacho del juez segundo de Distrito, licenciado Clotario Margalli González, el careo del barítono Francisco Sierra Cordero, con Emilio Arellano Schetelige.  Este careo tiene por objeto  esclarecer las contradicciones en que los dos incurrieron al declarar tanto en la Procuraduría de la República como en el día anterior en el mismo juzgado, acerca de su participación en el atentado dinamitero realizado el miércoles de la semana pasada con un avión de la CMA.  Arellano, que confesó no ser ingeniero de minas titulado, arrojaba, sin decirlo directamente, toda la responsabilidad sobre su amigo Paco Sierra, y éste negaba toda participación y alegaba absoluta ignorancia de la maquinación urdida por Arellano.  El personaje central de este sensacional proceso es el barítono Paco Sierra, a causa de su brillante posición social, su fama, por su matrimonio con la artista Esperanza Iris, y por la fortuna tanto de su familia como la de su esposa.  La CMA señala en cien mil pesos los daños causados a su avión por la referida bomba de tiempo cuya colocación no ha sido esclarecida, y al efecto entregó doce magníficas fotografías de los diversos aspectos de esos daños.  De las diligencias practicadas en la Procuraduría de la República se supo que Jorge Noriega, nombre falso de Emilio, había sacado también pasaje para acompañar a los demás, pero a la hora en que llamaron a los pasajeros para que tomaran su asiento, desapareció y su lugar quedó vacío.


SIERRA Y ARELLANO EN CALLEJÓN SIN SALIDA:

Emilio Arellano y Paco Sierra fueron enfrentados el jueves 2 ante su juez el licenciado Clotario Margalli, quien sólo pudo obtener de ellos los datos necesarios para pensar seriamente  en la formal prisión de los detenidos.  Estos datos atestiguan que Arellano sí ayudó a fabricar  la bomba destinada a dar muerte a 20 personas en el aire y que Paco Sierra ordenó la construcción de la misma y hasta ayudó a comprar los elementos de ésta, según las pruebas aportadas por el primero, en un intento de salvar parte de su responsabilidad.


UNA DE LAS BENEFICIARIAS DE LAS PÓLIZAS, HA DESAPARECIDO;
LAS AMISTADES DE ESPERANZA IRIS, LE MUESTRAN SU GRAN AFECTO

Sara Gutiérrez Tenorio una de las beneficiarias de las pólizas que el criminal Arellano había mezclado en su fantástico y horrible plan, ha desaparecido sin dejar rastro alguno.  Cuando menos eso se desprende de los resultados infructuosos del reportero del Excélsior, que trató de localizarla para entrevistarla.  En su casa de Insurgentes 278, todas las personas niegan la presencia de la señora Gutiérrez, a pesar de que apenas hace dos días fue puesta en libertad cuando ya iba a ser enviada a la Penitenciaría por su supuesta relación con el criminal.  Inclusive, en la casa  de la señora Iris se han negado informar acerca de ella.  Sin embargo, en todos los lugares en que hubiera sido posible localizarla, se dice que ha salido de México.  Doña Esperanza Iris, manifestó que se encuentra mejorada y que espera que Paco Sierra sea puesto en libertad muy pronto, ya que su inocencia debe probarse de un momento a otro.  Manifestó: “No he querido verlo, ya que estoy segura que al estar en presencia de él, perdería mi ecuanimidad o se la haría perder a él.  Las cartas, telefonemas, canastas de flores y llamadas telefónicas de todas partes han seguido llegando en grandes cantidades a la casa de la señora Iris.  Una de sus más antiguas y queridas amistades, de hace muchos años, la señora María Luisa Curiel, que tiene su florería en el Mercado de las Flores, y que vive en una de esas casas porfirianas, ubicada en la Plaza de la Santa Veracruz, que une los templos coloniales  de Santa Veracruz y San Juan de Dios, frente a la Alameda Central, ni se imaginan las que envió.  Todavía a las 6 de la tarde de ayer, la casa de la actriz se encontraba llena de amistades que se dieron cita para estar al lado de ella mientras pasa la tempestad.  Personalidades del teatro, radio, cine, industria y la alta sociedad capitalina se reúnen en casa de la artista.  La esposa del licenciado Emilio Portes Gil, Mapy Cortés, el licenciado Araujo y señora, el banquero Espinosa Iglesias, funcionarios de la Policía del Distrito Federal, abogados y un sin fin de personas ocupaban ayer la gran sala de la familia Sierra.  Con los ojos enrojecidos  por el llanto, las sobrinas de la señora Iris se dedican a atender a los visitantes.

Doña Esperanza por su parte, todos los días a media mañana, acude con gran discreción, vestida  sobriamente de negro, al templo de San Felipe de Jesús, en la Avenida Madero, para escuchar devotamente misa y comulgar.


LOS ACUSADOS NO PIERDEN EL APETITO.

Extraña voracidad demostró Emilio Arellano durante su primera noche en la Penitenciaría.  Comió tortas, tacos, el rancho y todavía a medianoche se levantó para pedir un sandwich.  Paco Sierra, que tampoco mostró desgano, comió menos y por la noche pidió una aspirina;  éste, está alojado en la celda 43 de la crujía “H”, donde llegan todos los que ingresan y permanecen 72 horas, que es el término constitucional para declararlos “formalmente presos” o en su caso obtener “la libertad por falta de méritos” por los delitos que se les imputan, según se resuelva.  Arellano ocupa la celda 45.  No se hablaron, por la tarde, ni por la noche, y permanecieron casi constantemente encerrados en sus respectivas celdas.  Nadie fue a ver a Emilio.  Paco recibió un paquete con comida, un abrigo y ropa limpia,  su esposa no se presentó en el penal para visitar a su esposo.  El “mayor” de la crujía “H”, el recluso Antonio Tapia, se mostró muy descortés con los periodistas que le pedían datos acerca de los dos detenidos.  Entre los reclusos, los dos dinamiteros no gozan de popularidad.  Los descuartizadores del tintorero, por ejemplo, encontraron entre homicidas y hampones una acogida normal, porque los consideraban de los suyos; en cambio a estos, nadie les quiere hablar.

VERSIÓN PERIODÍSTICA DEL EXCÉLSIOR.

ARELLANO INSISTIÓ EN QUE PACO SIERRA LO ORILLÓ.

Nervioso unas veces, sereno las más y haciendo gala de un aplomo que quizás le aminore la pena que le corresponde como copartícipe en el atentado dinamitero del avión XE-GUJ de la CMA, Emilio Arellano se enfrentó ayer  a su juez, licenciado Clotario Margalli,  en un duelo de preguntas y evasivas.  Señalar un triunfador en este segundo acto  del drama del aire acaecido el 24 de septiembre, sería un poco aventurado, pero sí se puede afirmar que Paco Sierra el otro de los mezclados, tendrá que depender mucho de la Providencia, en caso de que sea inocente, como asegura, para salir avante en los cargos que le formuló Arellano.  Obrando con inteligencia, Arellano en ningún momento confesó creer en la culpabilidad del tenor Sierra, pero no perdió la oportunidad para poner ante la imaginación del juez, el hilito que desviara su atención hacia una maquinación perfecta y mal intencionada del supuesto cómplice.  La diligencia principió a las once de la mañana, con la lectura de las declaraciones que hiciera Arellano ante el Procurador de la República, a raíz de que fuera aprehendido, después de entregarse.  Intervinieron en la diligencia el juez Margalli, el licenciado Eugenio Aguirre Argüelles, agente del Ministerio Público  Federal, enviado especialmente por la Procuraduría de la República,  y los agentes del Ministerio Público adscritos al juzgado, licenciados Ismael del Villar y Juan Oceguera; el defensor de oficio  licenciado Carlos Herrera Marmolejo y el escribiente, Presbítero Reséndiz.

Después de leérseles sus declaraciones previas y contestar el acusado estar enteramente de acuerdo con lo allí asentado, el juez Margalli le espetó la primera pregunta que fue recibida con serenidad por Arellano.  –En su declaración, usted se preocupa demasiado por hacer una relación imputativa en contra del señor Sierra, enfocando toda su atención en hacer aparecer como autor de la idea del atentado a dicho señor. ¿Porqué hace usted esa declaración y esos cargos?  Con voz un tanto indecisa, pero demostrando un perfecto control sobre sí mismo, Arellano contestó con rapidez:  -Después de enterarme de lo que publicaba la prensa, me pareció que eso era lo más correcto para mi.  Siguió hablando:  Me enteré de la maquinación que se había tramado por el periódico “Extra de Ultimas Noticias”. Entre las siete y ocho de la noche de ese mismo día 24. -¿Y qué impresión le produjo en su ánimo tal noticia?  Volvió a preguntar el juez, con voz pausada.  Esta pregunta, que se antoja trivial en el juicio que se le sigue a Arellano, produjo en él un desconcierto que se tradujo en titubeos e inflexiones de la voz, a tal grado que apenas si se pudo entender lo que expresó:  Pues me dio gusto y a la vez indignación, -contestó Arellano-.  En seguida, como dándose cuenta de que no había sido entendida bien su respuesta, trató de aclarar el significado de sus palabras, sin lograrlo, hasta que finalmente el mismo juez coordinó las frases que después quedaron asentadas en el acta.  “Sentí gusto porque había fracasado el intento de dar muerte a tantas personas y me indigné cuando posteriormente me enteré de que Paco había declarado que yo había recurrido a él para pedir $500 prestados sobre las pólizas  de los viajeros por mi contratados para trabajar en el negocio de Oaxaca”.  Con respecto a las personas contratadas, Arellano ratificó que lo había hecho por instigación expresa de Paco, el cual, por otra parte, “tampoco nunca le habló claramente sobre cuál sería el trabajo que se les iba a asignar en el negocio de Courts”.  “Sólo me concreté a contratarlos y pasarles aviso de lo que les esperaba en Oaxaca, agregándoles que las instrucciones finales se las daría en el aeropuerto de Oaxaca, un señor Ramón que había sido comisionado por Paco para recibirlos”.  -¿Entonces culpa usted a Paco de haber mandado a dichas personas al matadero?  Le preguntó el juez a quemarropa y casi interrumpiendo al declarante que ya a estas alturas se encontraba imbuido de un perceptible temblor nervioso en sus manos.  –“No puedo hacerlo”, contestó Arellano; Pero antes ya lo ha declarado, insistió el juez.  “Nunca supe lo que podía pasar después de embarcar a las personas y si he afirmado que no iban a tal fin –a trabajar- lo hice por suposiciones”.  Fue la respuesta del inculpado que entre altas y bajas se cuidaba muy bien de no caer en contradicciones.


EXHORTACIONES DEL JUEZ

Después de esto, cuando ya había transcurrido más de una hora desde que se iniciara  la diligencia, el juez hizo una exhortación al inculpado para que se condujera con hombría  y no tratara de descargar la culpa, mezclando o haciendo más comprometida la situación de su supuesto cómplice.  Nerviosamente Arellano encendió entonces un cigarrillo y como resignándose al sermón, se acomodó mejor en su asiento y pacientemente esperó a que el juez terminara sus indicaciones y prosiguiera con el interrogatorio. “-¿Porqué  razón se cambió usted de nombre?”  Fue la siguiente pregunta del juez.  Arellano trató de explicar la situación, pero a medida que quería ser explícito, menos lo lograba.  Finalmente, para dar una salida a su nerviosismo que parecía ya lo había dominado definitivamente, dijo: “Tenemos siete días sin dormir”.  Nueva exhortación  del juez para que se serenara y contestara con verdad, “el camino más fácil para ser entendido”, y Arellano por fin, logró coordinar sus ideas.

“-Cambié de nombre para que no me molestaran en mi domicilio particular, pues a las llamadas de las personas que quisieran trabajar acudieron cientos de personas y a esto se debió que planeáramos mi asistencia en el hotel y mi cambio de nombre, por el de Eduardo Noriega”.  Después el juez le pidió explicaciones sobre sus posibilidades económicas “a juzgar no muy boyantes y menos para costearle un viaje de placer a Oaxaca a su tío”

Arellano evadió esta evidencia declarando que consultando el caso de su tío con Paco, éste le prometió que no tendría que gastar más que el valor de los pasajes ya que asistencia y alojamiento le daría gratis en los mismos courts a donde iban a trabajar las personas contratadas.  Ya más en concreto sobre su situación económica, Arellano afirmó que dependía principalmente de las utilidades en los estados y en la compra de fierro, según el inculpado, le daba lo suficiente para ir viviendo, pues a su vez revendía ese fierro que adquirían los ingenios.  Nuevas preguntas y nuevas aclaraciones: “La última operación con pedacería de fierro, la hice hace alrededor de dos meses y además Paco me estuvo facilitando ciertas cantidades que deben sumar ahora como siete mil pesos.  Aclaró que no tenía un sueldo asignado con el señor Sierra, pero que intervenía en muchos de sus negocios, al grado de cuando se instaló la compañía teatral italiana en una operación con Carlos Oriani, Paco se ahorró treinta y cinco mil pesos, diciéndole Paco que se encontraban  a mano de las cantidades facilitadas.  Nueva insistencia, ahora del agente del Ministerio Público Federal, licenciado Aguirre, para que el inculpado  explicara perfectamente porqué se había cambiado el nombre por el de Eduardo Noriega.  Después de una serie de enredos, Arellano convino con el juez en que a pesar de su explicación “nunca debió hacerlo”.


UNA PERSONA VESTIDA DE OVEROL

Otra  pregunta del agente del Ministerio Público Federal. “¿Puede describir a la persona que según sus declaraciones le entregó en el aeropuerto la petaca que contenía la bomba?”  “-Una persona vestida de overol –dijo Arellano- quizás empleado del aeropuerto, entró al restaurante a decirme que afuera me esperaba un enviado del señor Sierra, que resultó ser la misma persona conocida por Excélsior.  Aquí Arellano se refirió a las declaraciones que hiciera a uno de nuestros reporteros sobre la supuesta existencia de un tercer hombre implicado en el atentado.  Sobre la descripción de dicha persona no pudo arrojar ninguna luz, por no haberle dado importancia de momento, según dijo, al hecho de que Paco le enviase una maleta para ser agregada al equipaje de los trabajadores contratados.  Para entonces Arellano se notaba visiblemente cansado debido al esfuerzo mental a que estaba sujeto desde hacía más de tres días y fue entonces cuando el juez, cambiando rápidamente el giro del interrogatorio, le preguntó sobre la procedencia de la bomba que se hizo estallar en el avión de la CMA.  Arellano aceptó haber contribuido “aunque inconscientemente”  pues él no sabía el destino que se le daría, al fabricarla.  Se encargó de mandar hacer la caja con todos sus aditamentos necesarios, según instrucciones de Paco, afirmó, y a preparar el reloj que debía servir de detonante.  El juez le puso a la vista las herramientas recogidas de su domicilio particular y sólo reconoció parte de ellas, las que utilizó para arreglar el contacto del reloj, e indicó que las adquirieron tanto él como Paco en el edificio “Cook” –Casa Boker- habiéndolas liquidado el barítono.


EL PENSABA EN UN ACUMULADOR

Nueva inquisitiva del juez para que explicara cómo era la cajita y Arellano visiblemente nervioso y gesticulando más que hablando, hizo intento de darlas a conocer con exactitud, ayudándose con las manos que movía de un lado a otro tratando de retratar el objeto, en la imaginación de los presentes.  Por último, refiriéndose todavía a la cajita, afirmó que cuando se la encargó Paco, el creyó que la iría a utilizar aquél, en algún acumulador.  En esta parte de la diligencia pidió la palabra el defensor de oficio del inculpado y le preguntó, en los precisos momentos  en que daba inequívocas muestras de un nerviosismo llegado al máximo, si sabía o podía advertir  que el mecanismo que se le había encomendado podía servir para una bomba de tiempo.  Después de unos momentos de reflexión y tomándose la cabeza con las mano, Arellano declaró que sus conocimientos de técnico lo capacitaban para construir un detonante para explosivos, pero nunca me imaginé ni pasó por mi memoria que lo que estaba yo realizando sirviera para la bomba de tiempo.

Siguieron nuevas preguntas del defensor sobre si conocía los procedimientos  de seguros en las empresas aéreas y estuvo conforme en afirmarlo. 

Por último, a nueva pregunta del juez, Arellano confesó que con anterioridad estuvo detenido en la Penitenciaría durante ocho meses con motivo de un exhorto de los jueces penal y de distrito, el primero de Hermosillo y el segundo de Nogales, Son., quienes lo tienen procesado por el delito de Abuso de Confianza, cometido allá por el año de 1944 ó 1945.  Que se le puso en libertad con objeto de que no desenmascarara una maniobra en la cual a él, en lo personal, se le habían entregado cheques sin fondos por parte de los accionistas de una compañía maderera con la que él comerciaba.  Que nunca ha tenido bienes raíces y se le puso en libertad sin haber rendido declaración previa y que la única probabilidad que tiene de hacer fortuna  es mediante un juicio sucesorio intestamentario de su padre, que se tramita en el juzgado quinto de lo civil, en esta capital.


NIEGA PACO LAS ACUSACIONES DE SU SUPUESTO CÓMPLICE

“Es una fantástica historia la urdida por el ingeniero Arellano  contra mi”, dijo Paco Sierra ante el juez segundo de Distrito al rendir su declaración preparatoria entre cientos de curiosos, numerosos periodistas y fotógrafos.  Visiblemente apenado, el barítono Sierra entró al juzgado seguido de la multitud de amigos y parientes, a las 14:35 horas.  De pie ante el juez Margalli, Paco expresó:  “Le pido perdón, señor juez, por presentarme sin rasurar y sin haberme cambiado de ropa, pero al ingresar al penal no se me permitió llevar objetos de uso personal”.  Indicándole que tomara asiento, el juez a su vez, se dirigió a Paco y le dijo: “Este es un momento muy importante para su vida, así como para la Justicia Nacional.  Esta descansa sobre la verdad, y el hombre debe corresponder al declarar, tanto a su sexo como a su dignidad personal, y debe tener usted la valentía de reconocer los hechos que ha cometido”.  El juez federal indicó a Paco que existen muchos datos en su contra aportados por Emilio.  Al preguntarle si deseaba declarar, ya que la Ley no le obliga a ello, pidió que estuviera presente su abogado el licenciado Luis García Diego.  Ante la presencia de los  agentes del Ministerio Público, del secretario y del juez, se leyó el grueso legajo de las declaraciones rendidas ante la Policía Judicial Federal por él. Paco, tranquilo, meditabundo, con la mejilla apoyada en la mano izquierda, escuchó atento y una vez terminada la lectura ratificó todo lo dicho.

DESBARATA LA FANTASÍA

El barítono Sierra, en un tono de voz baja, tranquilo, ante la mirada de los curiosos que le rodeaban, empezó a desbaratar los cargos que con sangre fría y certeramente le ha lanzado su amigo el dinamitero Arellano.  Empieza por relatar cómo fue que entregó los nombres de las señoras Sara Gutiérrez, Concepción Manzano y el de Gil Mondragón, a Arellano, para que éste, según le afirmó, los hiciera aparecer como beneficiarios de una gratificación de fin de año que recibiría de varias Secretarías de Estado.  No me causó mayor sorpresa la petición de Arellano, máxime que me explicó que todas esas gratificaciones no las podía recibir  a su nombre, pero que por el servicio entregaría a las personas que se prestaran a ello, una buena cantidad en recompensa para él quedarse con la mayor parte.  En este momento, Paco Sierra ratifica que entregará diez mil pesos en efectivo a quien le pruebe haberlo visto comprando o poseyendo una maleta igual a la que se dice contenía la bomba que estalló en el clipper de la Mexicana; o adquiriendo todos los materiales que se supone se necesitaron para la manufactura del arma infernal.  Cuando el juez le indicó que Arellano le imputa haberle dicho que tenía un negocio de motel en Oaxaca.  Paco lo negó terminantemente y explicó que no tiene en lo absoluto ningún negocio fuera de la ciudad, y que, además, no tiene dinero para distraerlo en otros negocios que no sean el Teatro Iris.  A esta contestación el juez federal le preguntó: “¿Dice usted que no hace otros negocios y, entonces la agencia Post Mortem?”  Paco explicó que en realidad, tiene otros negocios pero son de sus parientes y se encuentran en Chihuahua, de los cuales tiene él, el cincuenta por cientos de participaciones.  En cuanto al de Post Mortem, el barítono explicó que ya en otra ocasión, cuando salió a La Habana, había prohibido al ingeniero Arellano. -a quien nombró representante de sus negocios en su ausencia- distrajera un solo centavo más en la fallida compañía Post Mortem.  En la cual ya había perdido $75,000.  No obstante esto, -agregó- Arellano sin mi consentimiento, dispuso de cinco mil pesos que le entregué en un cheque con $7,300 para que cubriera un compromiso.  Es decir, pagó dos mil pesos y dispuso de lo demás.  Esto provocó que un buen día, tratara de embargarme un abogado en los momentos en que Arellano, llegaba a mi casa.  “¿Qué reacción tuvo usted con él? –preguntó el juez- Le juro a usted señor licenciado, que yo no soy violento, sin embargo, ese día, le dí con las puertas en la cara, y en tono enérgico le pedía que no volviera a ella, que no lo quería ver.  “¿En qué año conoció usted al ingeniero Arellano?”  Inquirió el juez.

“En marzo de 1951, el único negocio que hice con él fue el de la Post Mortem.” Manifestó Paco.  El juez repreguntó: “¿Cómo fue, entonces, que usted entrara nuevamente en tratos con Arellano?”.  “Fue hace escasos dos meses cuando lo encontré en la Avenida 16 de Septiembre junto al cine Olimpia y antes que saludarme, me explicó que le había ido muy bien en los negocios y me propuso, la compra de su participación en la Post Mortem, en la cantidad de $125,000.  Fue esto –agregó- lo que me movió a volver aceptarlo en el plan comercial, pues trataba de recuperar los $75,000 que ya había perdido y, además, le creí, pues me habló de que andaba en tratos para la venta de la compañía, con gente de sindicatos interesados en el negocio.”

Sierra. Refiriéndose a los magníficos negocios de que le habló Arellano sobre la venta de fierro y madera, dijo que le había creído nuevamente, pues tiene en cuenta que es muy conocido en Chihuahua por personas políticas que lo ayudan en sus negocios. 


LA COMPRA DEL RELOJ

Paco explicó que antes de las Fiestas Patrias, Arellano le pidió prestados $250, manifestándole que necesitaba cubrir algunos gastos de su familia que salía de vacaciones a la ciudad de Querétaro.  Ese mismo día le pidió, además, que lo acompañara a comprar un reloj despertador que necesitaba su señora.  No tuve inconveniente, toda vez que fuimos a varias joyerías del mismo centro de acción del que yo frecuentaba y del que no salgo si no es utilizando coche.

-No me explico, dijo el juez, cómo habiéndose distanciado usted de Arellano por los incidentes anteriores, según sus propias palabras, continuara llevando amistad con él e incluso perdiendo el tiempo en acompañarlo a comprar un reloj.

-“Ya dije a usted –replicó Paco- que si lo hice fue porque no salía de mi radio de acción dentro del centro de la ciudad.   Nunca acompañé al ingeniero más lejos de ese radio de acción que he delimitado.  Recorrimos varias joyerías, hasta adquirir el reloj”.  -¿Qué, usted pagó? Preguntó el juez.  “No señor, Arellano lo pago del dinero que le presté para solventar las necesidades de su familia en cuanto al viaje”.  Paco continuó su relato, explicando que a los dos días de comprado el reloj, el ingeniero regresó a verlo para decirle que el reloj de marras no caminaba bien, pues la manecilla del despertador no estaba sincronizada con las manecillas de los minutos, por lo que le pidió que lo llevara en su compañía a componer donde lo compraron.   “Fue entonces cuando le dije  No, hombre, vamos a llevarlo con un relojero, amigo mío que lo dejará bien”.  “¿Porqué se ofreció usted a ello?”.  Preguntó el juez, “Porque al relojero, le tengo confianza en la calidad de su trabajo, queda a media cuadra del despacho del abogado que lleva mis asuntos”.  –“¿Llevaron el reloj los dos? Inquirió el juez.  “No, señor, Arellano me lo dejó y yo lo llevé solo a la relojería, poniéndolo a nombre del señor Arellano y pidiendo al relojero que es conocido mío hiciera un buen trabajo; es más, el relojero mencionado tenía en su poder un reloj de mi señora esposa y uno de un amigo mío que también le llevé a componer.  “¿Se recogió el reloj?  Preguntó el juez.  “No lo supe de momento  hasta que fui a recoger lo demás, pues el relojero me indicó que había quedado muy bien y que el ingeniero lo había recogido por la tarde”, contestó Paco.

MISTERIOSA LLAMADA

Sierra manifiesta cómo supo que Arellano cambió de nombre:

“Poco después del incidente del reloj, me llamó al teatro una persona que al teléfono me dijo ser Eduardo Noriega.  Como no estaba, me dejó cita en el Hotel  Coliseo.  Llegué más tarde a buscarlo y la señorita de la administración, me indicó que el señor Noriega había salido.  Entonces me dirigí al Café Coliseo, donde solía reunir a los maratonistas de baile que participarían en el espectáculo teatral que había preparado  para La Habana.  Allí con gran admiración me encontré en un gabinete al ingeniero Arellano.  Mi sorpresa subió de punto, cuando al presentarlo a las personas que yo conocía, les dijo sencillamente: Noriega para servirles.  Posteriormente, cuando nos separamos del grupo de bailadores, y Arellano y yo nos dirigimos a mi casa me dijo: No te sorprenda que me haga llamar Eduardo Noriega, lo hago porque estaba acompañado”  Explicó el declarante que no le dio mayor importancia al asunto, pues, para él, Arellano seguía siendo Arellano fuera del hotel y del café.


ADQUIEREN LOS REGALOS

Notábase ya el cansancio en Paco y sus interrogadores, así como entre el público que desde las once de la mañana permanecía en pie redondeando la diligencia.   El juez continuó inquiriendo:

“¿Usted y Arellano compraron los regalos grabados para las personas contratadas?   “No señor, un día, me encontré al ingeniero Arellano cuando me dirigía  a mi casa.  Nos paramos frente a una platería y se detuvo a escoger unos regalos que me dijo eran para una familia que le había hecho un favor.  Acto seguido, me pidió prestados ciento cincuenta pesos alegando que no traía cambio de un billete de quinientos que no me mostró.  Estaba escogiendo los regalos y preguntándome qué me parecían, cuando, en la puerta, hizo su aparición el dueño del establecimiento que me conoce y a quien pedí hiciera un descuento para Arellano.  Nos despedimos y lo dejé dando los datos para la grabación de los objetos.”

Después de unos momentos de silencio, el juez federal, volvió a preguntar:
¿Qué motivos cree usted que tiene Arellano para estar imputándole participación tan firme en estos hechos?...Paco agachó la cabeza, sacó un pañuelo blanco y se perdió en un mar de pensamientos. Tras otro breve silencio en que el juez observaba al detenido continuó diciéndole:  “En mi larga carrera judicial como juez y como agente del Ministerio Público, he conocido delincuentes que confesos, no lanzan responsabilidad sobre ninguna otra persona y viceversa; algunos que, también confesos, mezclan a otras amistades.  Es más, mi experiencia me ha demostrado que cuando un delincuente envuelve a otra persona, lo hace con fundamento, porque haya algo en que el amigo o el conocido debió participar. Pero este caso me ha desconcertado francamente.  Arellano lanza graves cargos contra usted y usted niega todo. No hay, una razón lógica por la cual explicar las imputaciones de Arellano a usted.

Paco, dejó rodar dos lágrimas por sus mejillas y con voz entrecortada, con la aflicción reflejada en el rostro y un poco nervioso, tartamudeando dijo:  “Eso es lo mismo que digo yo.  No sé, porqué me ha mezclado en esto; yo que por él no siento rencor, mas bien es una profunda pena por su ingratitud” “¿Ingratitud?, preguntó el juez.  “Sí, ingratitud, porque yo le he dado la mano y me paga con esto”.

A preguntas del Ministerio Público Federal, licenciado Eugenio Aguirre, Paco, ya tranquilo, detalló la entrega a Arellano de los nombres de los beneficiarios de las pólizas, y relató además, cómo lo acompañó a adquirir las pinturas con las cuales  fueron pintados el marco y la caja que sirvió de estuche a la bomba.

Sostuvo además, que efectivamente había estado una vez en el cuarto que servía de habitación a Arellano en el número 11 de las calles de Baja California.

¿Cómo sucedió? - Pregunto el licenciado Aguirre-... “, que usted fuera al cuarto de Arellano?”  Fue un día en que regresábamos de un asunto y pasamos por Baja California, venía con mi esposa y Arellano, paré el coche frente al edificio,  bajamos los dos, cruzamos la calle y me subió a su cuarto, donde me pude percatar que sólo tenía una colchoneta que me mostró y algunos objetos sin mayor importancia.  Aceptó, además, que en ese mismo edificio tenía un departamento, pero negó conocerlo por dentro.

Paco indicó que el Teatro Iris está a nombre de su esposa; y que tiene un gravamen de $300,000 con intereses del 12% anual; que dicho gravamen ya está vencido y que se están realizando gestiones para pasarlo a la Asociación Hipotecaria Mexicana, pero ya no por esa cantidad sino por $500,000, a fin de que le quedé alguna utilidad.  Negó haber extendido cheques que fueran devueltos.  Finalmente cuando faltaban escasos minutos para las 5 de la tarde, en que se dio por terminada la diligencia,  Paco dio sus generales negando ser adicto a las drogas, y  negando, también, conocer el frontón.  Añadió que tampoco era afecto a las carreras de caballos y menos aún a los juegos de azar.

Hasta aquí el reportaje del Excélsior.

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SOSPECHOSA CONVIVENCIA DE PACO SIERRA Y ARELLANO

No salieron bien librados del careo sostenido; tratan de eludir la culpa.

Desconcertante, en extremo, fue la actitud que asumieron los dinamiteros del avión de la CMA, durante el careo a que fueron sometidos por el Juez 2° de Distrito en Materia Penal, licenciado Clotario Margalli, el día 4 de octubre de 1952.  Se esperaba una verdadera lucha de inteligencia entre los dos hombres; pero resultó que si bien cada uno se sostuvo en su dicho, y se lanzaron uno al otro la culpa de la maquinación no se vio que las palabras de acusación que pronunciaron, causaran ira en alguno de los dos.

Tal parece como que la cercanía de celdas en que viven en la Crujía “H”, les ha proporcionado la manera de aminorar su culpa y salir lo más pronto de la Penitenciaría.  Se antoja que pronto surgirá un posible arreglo, el último negocio y dramáticamente Emilio Arellano gritará un día: ¡Estoy arrepentido!  ¡Yo soy el culpable!  Y con ello, Paco podrá salir para reivindicarse.

En el ánimo de los funcionarios judiciales, de los litigantes y de los simples curiosos, flotó el ambiente de que la “cosa anda muy rara”.  Ayer mismo el licenciado Felipe Gómez Mont, que también es diputado del PAN, tomó en sus manos la defensa del artista. Tuvo intervenciones oportunas.  Otros dos abogados colaborarán para aminorar la culpa del cantante.  Por otra parte, se han formado grupos de amigos para su defensa. Durante la diligencia, más de cien personas observaban y lo oían todo.  No querían perder un detalle.  Paco se vio imperativo en el ánimo de Emilio.  Este habló poco.  Ambos se vieron muy calmados.  Inclusive el artista la hizo de abogado y muchas cosas pidió que se asentaran tal con el decía.  En momentos le aceptaron sus pretensiones.

Los protagonistas del drama del aire, ya aparecieron rasurados.  Paco se cubría con su abrigo azul marino.  Dejaba ver su camisa gris.  Emilio, todavía enseña su camisa verde a cuadros negros.  Los homicidas frustrados fueron situados frente al juez Margalli. Paco en el lado izquierdo.  Asistieron a la diligencia el agente especial de la Procuraduría, licenciado Aguirre, el defensor de oficio Carlos Herrera, el secretario del juzgado y gran cantidad de público.


SE SOSTUVIERON EN SU DICHO

Cuatro horas duró el careo.  Se inició con la lectura de la carta que dirigió Emilio al Procurador, así como las declaraciones que los dos detenidos rindieron en la Procuraduría  y en el propio Juzgado 2° de Distrito, se leyeron en presencia de los acusados.  Primero la parte del autor material.  Paco hizo varias anotaciones.  Cuando las escribía,  reía irónicamente como pensando que iba a destruir al enemigo.  Emilio no anotó nada.  Se concretó a oír y a rebatir de cuando en cuando.  Todo le importa un comino y así demostró al final del acto, en una corta entrevista que le hicieron.  Una vez que terminó la tediosa lectura –que abarcó una hora cuarenta y cinco minutos-, el juez los exhortó a conducirse con verdad y les manifestó que el careo se efectuaba de acuerdo con el Artículo 20 Constitucional, para que los dos conocieran las acusaciones que se lanzaban y contestaran lo que correspondiera.  Así que les permitió que discutieran. Para orientar la diligencia, el propio funcionario le dijo a Paco:  “Emilio lo acusa a usted de haber planeado el atentado al avión, así como de haberle encargado  los trabajos relativos a la contratación de la gente, a la adquisición de las pólizas, a la estancia de los viajeros de la muerte y a entregarles los regalos que juntos compraron, así como la fabricación de la bomba, con el material y dinero que aportó usted”.
Y dirigiéndose el juez a Emilio, le dijo:

“Paco ha dicho que usted intervino en toda la maquinación  del atentado y que ignoraba las intenciones que usted tenía. “

Inmediatamente Paco contestó que la acusación que le hacía Emilio, era una fantasía.  Que repetía, daría diez mil pesos a quien le comprobara que él había intervenido directamente en los hechos.  Se dirigió a Emilio y hablándole de “Tú”, trató de hacerle varias preguntas, una de las cuales se refería a la contratación de la gente y a las entrevistas en el Hotel Coliseo y en el restaurante del mismo nombre. Añadió que al concurrir al citado hotel y a ese café, era para hablar con unas personas que iba a contratar para llevarlas a La Habana, y aunque Emilio se ostentaba como Eduardo Noriega, no dijo nada, para no meterse en los asuntos de él.

El dinamitero contestó a todo esto de la contratación de la gente para ir a Oaxaca y no a La Habana, lo había hecho por órdenes del cantante

Como la discusión se alargaba y tomaba rumbos diferentes, el juez enfiló nuevamente el careo, diciéndole que la mañana del 24 de septiembre pasado, según dijo Emilio.  Paco le envió un muchacho con la petaquilla, conteniendo la bomba.  Paco negó el hecho.  Emilio reafirmó lo del envío, pero como dos testigos vieron al dinamitero cuando introducía la petaquilla en el avión, no agregó más. Continuando la diligencia, el juez hizo nuevamente la exposición de los detalles de la maquinación y al interrogar a los acusados, cada quien se sostuvo en su dicho.

Al hablar sobre la herramienta que Paco compró a Emilio, aquél dijo que no la había pagado toda, sino únicamente cuatro piezas.  En este punto se perdieron treinta minutos, porque Paco nunca quiso aceptar que pagó toda la herramienta que sirvió para fabricar la bomba, aunque los dos hombres le llamen aparato para  registrar temblores.  Finalmente se asentó que el artista sólo había pagado cuatro piezas.  Emilio a su vez dijo que su jefe había pagado todo.  El cantante rubricó la diligencia, diciendo que lo había hecho por una galantería con su antiguo amigo.

Sobre el aparato de temblores se habló largo y tendido.  Paco hizo referencia a que su padre es un “rancherote bien dado”, muy tranquilo  y que no se asustaba para nada.  Sin embargo sí dijo que el aparato era para él.  Agregó que llegó el 18 de septiembre pasado; Emilio decía que antes de esa fecha, y lo raro es que el aparato se construyó después del nueve.

Pero más raro es que el registrado haya sido colocado en el avión de la CMA.  Es un crimen sin nombre el que cometieron.  Tal parece que se les ha olvidado que intentaron darle muerte a veinte personas.

Los dos hombres quisieron inaugurar el fallido servicio de Post Mortem con los veinte muertitos del avión. ¡Vaya broma!

Se habló también de quién dio las órdenes y quién las cumplió.  Paco negó todo y resulta curioso que nadie quiere aceptar la responsabilidad de la maquinación.  Pero no han podido engañar a los funcionarios, quienes ya se cansaron de escuchar eslabones y eslabones de mentiras en torno del dramático caso  El cantante habló de ingratitud, pero Emilio no aceptó responsabilidades.  Sólo cumplimentó las órdenes del artista.

Al terminar la diligencia, Paco tomó asiento junto a un escritorio de una de las salas del juzgado y comió con ganas un lunch que le llevó un matrimonio de artistas.  Se notó que el apetito no ha desaparecido.  Como que las penas con pan son menos.

Se habló con Arellano quien dijo: “Yo soy inocente.  Paco es el responsable de todo.  Yo era su perro, su criado, hacía todo lo que quería.  Yo no tengo dinero.  Ignoraba qué iba a hacer cuando me mandaba que hiciera esto, que hiciera lo otro.  Agregó después, levantando los hombros: “Ya sé. Mañana nos darán nuestras boletitas; pero qué le hacemos”  Entró en una celda.  Minutos más tarde era introducido en la roja “julia” rumbo al Palacio Negro de Lecumberri, donde se reunirá para seguir charlando con Paco, su amigo.

LE DARÁN SU  “CUELGA”

Una coincidencia fatal para Paco es sin duda alguna que hoy, 4 de octubre, el titular del juzgado 2° de Distrito en Materia Penal, licenciado Clotario Margalli, con base en las actuaciones hechas, decretará la “libertad por falta de méritos” a los acusados o bien, “la formal prisión” por los delitos de homicidio frustrado de veinte personas, atentado a las vías generales de comunicación, daño en propiedad ajena, lesiones, intento de fraude por un millón ochocientos mil pesos y otros.

Como presunto responsable de los mismos delitos, se decretará una y la otra cosa a Emilio Arellano Schetelige.

La responsabilidad de ambos es manifiesta.

REPORTAJE DE MARTÍN DEL CAMPO, redactor de “La Prensa”

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TANTO SIERRA COMO ARELLANO EXTREMAN LAS “BUENAS FORMAS” EN EL JUZGADO.

Hoy mismo, 4 de octubre de 1952, el licenciado Clotario Margalli González, juez segundo de Distrito en Materia Penal, dictará su auto constitucional en el caso del atentado dinamitero al avión de la CMA, y según todos los indicios, será de formal prisión para Emilio Arellano Schetelige y Francisco Sierra Cordero.
Se cree que el juez Margalli tiene fundamentos suficientes para dictar dicho auto en relación con el dinamitero Arellano por sus diversas confesiones de culpabilidad y por cuanto Francisco Sierra Cordero, por existir fuertes presunciones de participación en el mismo hecho.

El auto comprenderá los delitos de homicidio en grado de tentativa, sin especificar número de personas; daño en propiedad ajena, ataque a las vías de comunicación y lesiones; delitos señalados por la Procuraduría de la República al consignar las diligencias practicadas por Averiguaciones Previas.

El careo de ayer se efectuó en el despacho del juez Margalli, se hizo notable la cortesía y el comedimiento en el lenguaje usado especialmente por Paco y parecía que los dos enjuiciados asistían a una recepción, no obstante que los dos se aproximaban a la hora crítica de la primera fase de su proceso.

El citado careo sólo resultó una diligencia espectacular y presenciada por gran número de personas: hombres, mujeres y uno que otro jovenzuelo que se había colado en el despacho del juez, porque los dos se concretaron a reproducir lo que ya habían dicho muchas veces, aunque en medio de muy ceremoniosas explicaciones y tratamiento refinado.

Concurrieron los defensores de Paco Sierra, a saber: Raúl F. Cárdenas –que fuera SubProcurador del DF- el diputado Felipe Gómez Mont, Luis García Diego y Telésforo Ocampo Jr., y el de oficio en lo que se refería a Emilio Arellano, de nombre Carlos Herrera Marmolejo.

Hoy, en la mañana, a la hora de costumbre, Paco y Arellano, fueron enviados al juzgado segundo de distrito, juntamente con los demás reclusos y a bordo de la julia, a que esperen la notificación de la resolución del juez.

La artista Esperanza Iris, todavía no ha ido a la prisión a visitar a su esposo, que en tan grave compromiso se halla.

(Notas de “Ultimas Noticias” de 4 octubre 1952)

SENTENCIA BENIGNA

Se habla de que Sierra y Arellano “no hicieron nada”. El ingeniero Arellano y el barítono Paco Sierra, no cometieron el delito de tentativa de homicidio contra veinte personas del avión dinamitado que se dirigía a Oaxaca.

En círculos judiciales fuimos informados que el delito de tentativa de homicidio ya no existe en el Código Penal, sino que fue convertido en el de Ataque Peligroso.

Sólo que de acuerdo con las reformas, el ataque peligroso, sólo se configura cuando la víctima de lo que antes era tentativa de homicidio, recibe algún daño por parte del agente delictivo.

Por esta razón, Sierra y Arellano no cometieron homicidio frustrado, ni ataque peligroso.  La pena que les debiera corresponder por este delito, se ha excluido completamente y la sentencia por la explosión de la bomba, podría ser benigna.


DECLARADOS FORMALMENTE PRESOS
EL FALLO DEJÓ ANONADADO AL BARÍTONO

Emilio Arellano Schetelige y Paco Sierra, presuntos autores  del atentado dinamitero a un avión de la CMA, fueron declarados el sábado 4 de octubre de 1952, formalmente presos por el juez Clotario Margalli, quien conoce del sonado proceso iniciado anteayer en el juzgado segundo de Distrito en materia penal.  Sierra y Arellano fueron sujetos a formal prisión por todos los delitos por los que hizo la consignación la Procuraduría de la República, a saber: veinte homicidios frustrados, con las agravantes de premeditación, alevosía y ventaja; lesiones, ataques a las vías de comunicación, daño en propiedad ajena y tentativa de fraude.  Paco palideció visiblemente y se limpió el rostro con su pañuelo, cuando escuchó la resolución del juez en tanto que Arellano permaneció imperturbable, como dispuesto a afrontar todo lo que venga.  Desde temprana hora, antes que fuera dictado el mencionado auto, numerosas amistades del cantante y de su esposa, la señora Esperanza Iris, conversaban con el acusado a través de la reja del separo que existe en los juzgados y en los corredores del juzgado había también corrillos formados por amigos de los artistas.  En la Procuraduría General la noticia se recibió a los cuantos minutos, habiéndose informado en dicha dependencia que aún cuando el asunto ha quedado en manos del juez federal, la Procuraduría continuará trabajando en nuevas investigaciones sobre el atentado al avión de la ruta de Oaxaca, para aportar mayores cargos contra los dinamiteros, a medida que se vayan descubriendo.

GIL MONDRAGÓN SERÁ CAREADO CON EL ESPOSO DE LA IRIS

El 11 de agosto de 1953, recobró una actividad extraordinaria el proceso contra Paco y Arellano, pues, aparte de que hubo la declaración de tres testigos y un careo, se anunció para el día siguiente otro, entre Paco y el cantante Gil Mondragón.

La diligencia del día anterior se inició con la declaración de Héctor Martínez Tamayo, chofer de Paco Sierra, quien negó rotundamente haber llevado a su patrón y a Arellano en el coche para buscar un acumulador.  Añadió que este último sujeto es un “fantasioso”, que a toda costa trata de mezclar a su patrón en el atentado dinamitero  al avión de la CMA.

Luego se efectuó un breve careo entre Gil Mondragón y el detective Jesús Galindo, con objeto de aclarar si, como dice el primero, al conocerse la noticia del atentado y la fotografía de Arellano, aquél habló con la policía para ponerlo en antecedentes de las relaciones que dicho sujeto tenía con Paco Sierra, con objeto de ver si era conveniente que Mondragón se presentara a las autoridades a dar los datos que tenía en su poder.  Los careados llegaron a un acuerdo en el sentido de que el domingo  28 de septiembre, estuvieron Mondragón y Galindo hablando sobre el caso y quedaron de verse al día siguiente para ir a la Procuraduría, pero desistieron después, en vista de que Paco  se había presentado al Procurador.  Hubo una breve contradicción  de parte de Gil Mondragón, porque este decía que la segunda entrevista se celebró el lunes siguiente, pero Galindo dejó asentado que fue hasta el martes.

El siguiente paso es que el día siguiente van a ser careados Paco y Mondragón para determinar en qué circunstancias el segundo autorizó al primero para hacerlo figurar como uno de los beneficiarios de las pólizas de seguro de vida contratadas por Arellano a favor de las siete víctimas escogidas para el atentado dinamitero.

(Excélsior 12 agosto 1953)


GIL MONDRAGÓN DEBUTÓ HOY EN EL CAREO CON ARELLANO Y SIERRA.

Con la amenaza lanzada por Arellano Schetelige, de que “ya se sabrán muchas cosas en el proceso terminó una movida diligencia, el 20 de octubre de 1952, en la que declararon los “beneficiarios” de las pólizas suscritas por el mismo Arellano, a nombre de las siete personas que iban a morir en el atentado del avión a Oaxaca.  Gil Mondragón, el escurridizo cantante  al que no se había visto en el juzgado acudió hoy a declarar en el proceso, dando la impresión de que sabe más de la cuenta, pero calló muchas cosas.  Sin embargo, de las discusiones surgidas entre los acusados y testigos, logró saberse que Arellano, Sierra y Mondragón formaban un trío casi inseparable,  Mondragón bautizó a Arellano como “El Sacristán de Paco”, porque dice que aquél jamás se separaba del barítono, en tanto que Arellano aseguró a su vez que en una ocasión Paco le pidió que llevara a Mondragón a presentarlo con el gerente de una televisora, para que se lo quitara de encima, pues ya no lo soportaba.

EMBUSTES DE GIL MONDRAGÓN

Mondragón incurrió en embustes tan garrafales como el de que el detective  Chucho Galindo le aconsejó que no se presentara a rendir testimonio sobre el atentado, porque resultaba extemporáneo, cuando que un ex funcionario policíaco, como Galindo, quien fuera subjefe del Servicio Secreto,  sabe que no es así.  Agregó Mondragón que se enteró del atentado al avión de la CMA,  el mismo día en que ocurrió, por información que leyó en la Extra de Ultimas Noticias.  Que hasta el sábado se enteró, también por el Excélsior, que aparecía como beneficiario de una de las pólizas tomadas a su nombre de los viajeros a pesar de que en su misma declaración, de pocos momentos antes, había dicho que se enteró de ello en Toluca, leyendo otro diario.

Arellano terció a la vez para decir que si pocas veces se separaba de Sierra, era porque éste lo llamaba, desde las nueve de la mañana, ya que él, Arellano, se encargaba siempre de todos los asuntos difíciles de Paco.  Este a su vez rechazó el dicho y aseguró que solamente llamaba a Arellano para cobrarle lo que le adeudaba y exigirle que le rindiera cuentas.

También declararon hoy Concepción Manzano, la joven ex ama de llaves de la señora Iris, y la señora Sara Gutiérrez Tenorio, también antiguo miembro de la servidumbre de los esposos Sierra.  Ambas al igual que Mondragón negaron tener conocimiento previo de que eran beneficiarias  de las pólizas tramitadas por Arellano.  Concepción Manzano aseguró que desde hace dos años se separó de la casa de doña Esperanza.

Sin embargo, tomando en cuenta la fecha de la separación del lado de los esposos Sierra, que fue en julio de 1950, y el nacimiento de su criatura, que ocurrió en noviembre del mismo año, fue posible establecer que la testigo se separó de su empleo con Doña Esperanza cuando ya había tres meses de señales de que iba a nacer un niño.

Por otra parte, la señora Sara Gutiérrez, aceptó que el día 27 de septiembre, el chofer de Paco Sierra fue a su casa, para decirle que su patrón lo enviaba para prevenirle que “la iban a interrogar, que tuviera calma  y no se asustara”.
En este punto hubo varias discusiones entre defensores de Sierra, la testigo y el defensor de Arellano, ya que después  aseguró que el chofer le dijo “que no se asustara”, aún cuando así consta en las declaraciones de la Procuraduría.
La movida diligencia terminó poco después de las quince horas, y el juez anunció que “pasado mañana” seguirá el desfile de testigos.  Fue en ese momento cuando Arellano, cerca de Paco, quien fue amonestado por reírse durante la diligencia, masculló que “en el juicio se van a ver muchas cosas”

AGOTARON SU DEFENSA SIERRA Y ARELLANO

Desesperados esfuerzos hicieron ayer,  27 noviembre 1953, los defensores de Paco y Emilio, tratando de demostrar  su inocencia, en tanto que el fiscal sostuvo sus conclusiones acusatorias y pidió para ellos la pena máxima de treinta años de prisión, durante la vista del sensacional proceso.  La audiencia se efectuó en el estrecho salón de jurados del juzgado segundo penal de Distrito, y con esta vista finalizó la causa por el atentado dinamitero a una nave de la CMA, el 24 de septiembre de 1952, y que estuvo a punto de costar la vida de 21 personas.  La sentencia se dictará en el próximo mes de diciembre.

Presidió el juez Margalli, asistido por su secretario, Juan Oceguera y ocuparon la barra de la defensa los licenciados Raúl F. Cárdenas y Felipe Gómez Mont, por parte del barítono, y por la de Arellano el defensor de oficio, licenciado Carlos Herrera Marmolejo.  Fue fiscal, Eugenio Chagoya Villafaña, quien llevó la voz de la acusación y pidió para los acusados la más elevada pena, considerándolos responsables  de los delitos de atentados a las vías generales de comunicación, lesiones, fraude y homicidio, estos dos últimos en grado de tentativa.

Los defensores de Sierra y Arellano libraron el más enconado debate, tomando como base la circunstancia de que la responsabilidad de uno implica necesariamente la absolución del otro, ya que ambos niegan su delito, y Arellano culpa a Sierra.

COMIENZA LA AUDIENCIA.

La vista comenzó pasados unos minutos de las diez horas, y el primero en presentarse al estrado fue Arellano, optimista y sonriente, con su nuevo uniforme azul marino, ya no el de rayas que anteriormente llevaban los procesados.  Tenía bajo el brazo un portafolios.
Momentos después se presentó Paco Sierra, con la misma indumentaria; a este sí se le notaba preocupado y una palidez extrema  revelaba su angustia.
El juez declaró abierta la audiencia y comenzó por advertir que, de acuerdo con la ley, la diligencia no tenía más objeto que el dar oportunidad a las partes de alegar lo que más conviniera a sus intereses.   Añadió que se trataba de una audiencia constitucional, imperativa, más bien de derecho, ya que posteriormente él, con base en las pruebas, dictará su fallo, para lo que tiene un plazo de 30 días como máximo.

A continuación preguntó a los reos si deseaban alegar algo en su favor, y les previno que en aquellos instantes podían, si lo deseaban revelar la verdad, porque más tarde sería inútil.  Arellano y Sierra se concretaron a decir que no tenían nada qué decir por el momento.

SURGE UN INCIDENTE

El primer incidente surgió cuando le fue concedido el uso de la palabra al agente del Ministerio Público, Chagoya Villafaña, al solicitar que se leyeran varias constancias procesales, ya que esto dio lugar a que los defensores hicieran la misma promoción y que el juez advirtiera la posibilidad de que la diligencia se prolongara demasiado.

El problema se resolvió cuando la defensa y el Ministerio Público decidieron desistirse de la citada lectura, por inútil y el licenciado Chagoya alzó la voz y pidió un enérgico castigo para los reos, diciendo que en autos están plenamente comprobados  los cuerpos de los delitos.  Subrayó que el criminal atentado  fue ampliamente meditado, y a continuación concedió gran importancia a la amistad íntima de Sierra y Arellano, para ir señalando todos y cada uno de los actos en que se encuentran concatenados.  Se refirió a los negocios que tuvieron juntos, entre los que sobresale la empresa Post Mortem, en la que Paco invirtió más de 70 mil pesos; y en que varias veces Sierra fue a buscar a Arellano en el Hotel Coliseo, juntos compraron el reloj Big-Ben para la bomba, y los regalos, etc., etc...


HABLA GÓMEZ MONT

Tocó su turno al defensor Gómez Mont, quien citó varios procesos habidos en Francia, para llegar a la conclusión  de que no siempre las pruebas iniciarias son definitivas.  Enseguida hizo una interesante síntesis de los hechos, para después presentar un balance de la actitud de Arellano como ejecutor de actos encaminados al delito, y los llevados a cabo por Sierra inocentemente; esto es sin dolo.  Así por ejemplo, de Arellano dijo: Compró el reloj Big-Ben, el acumulador, las herramientas, los regalos; mandó grabar estos para identificar a las víctimas y los entregó personalmente, mandó fabricar la caja en que debería meterse la bomba, compró la pintura para barnizar la caja, mandó abrir un marco  en la caja para colocarlo en el fondo de la petaca.  Localizó en julio de 1952 a su tío Ramón Martínez Arellano y a su primo Aquiles Romero, para ofrecerles trabajo, se registró con un nombre supuesto en el Hotel Coliseo y luego se cambio a otros hoteles.  El nombre de Eduardo Noriega, con el que se registró, corresponde al de un pariente del propio Arellano.  Solicitó además, de una agencia de colocaciones, individuos sin parientes, que desearan  trabajar, y contrató a sus futuras víctimas. 

Además, contrató a todas estas personas diz que por instrucciones de Sierra para trabajar en unos “courts” de Oaxaca; pero consta, por el dicho de los propios contratados, que éste les ofreció distintos empleos, con pago de sueldo en dólares y para trabajar en una empresa maderera estadounidense.  Pero hay más, afirmó que dio algunos anticipos en dinero a las personas contratadas, compró boletos para el avión, mandó cargar el acumulador de la máquina infernal y, debido a que este no se lo entregaron en la fecha propicia, resolvió cambiar los boletos, difiriendo la salida para el día 24 en vez del 22.
Todos estos actos, al decir del defensor de Sierra deben considerarse como preparatorios a la consumación  de un hecho determinado y entre los actos de ejecución deben contarse los siguientes: conexión de los cables del reloj, compra de las pólizas a nombre de los viajeros, a quienes exigió el acta de nacimiento respectiva; documento y embarque de la petaquilla con la bomba y acompañamiento de sus futuras víctimas hasta el aeropuerto, donde les despidió.


ACTOS DE PACO SIERRA

Por el contrario, el licenciado Gómez Mont, subrayó a continuación lo que él considera actos inocuos o inocentes de Paco Sierra, en los que no se puede considerar que hubo  dolo alguno;  acompañó a Arellano a comprar el reloj, parte de la herramienta y parte de los regalos, y a una tienda de pinturas, a la que ni siquiera entró.  Preguntó por Eduardo Noriega en el hotel Coliseo, porque de preguntar por Arellano  no le habrían dado razón, ya que con aquel nombre y no con éste se había registrado.  Facilitó Paco, en efecto, algunas cantidades de dinero a Arellano, pero estos préstamos fueron anteriores; facilitó también  los nombres de algunas personas como beneficiarias de las pólizas, porque Arellano le contó que esto era para poder obtener unas canonjías  en ciertas dependencias del gobierno.  Y ¿Quién puede negar, que en las esferas oficiales no fueron nada extraños los puestos de “aviador”, y que en nuestro medio han cobrado cartas de naturalización las palabras “trinquete”, “embute”, “aviador” y otras.

Finalmente dijo que Sierra entregó las pólizas cuando se dio cuenta por los periódicos que se citaba el nombre de Arellano como posible responsable, dado que con ese nombre aparecía como contratante o enganchador de los trabajadores.  Esas pólizas las llevó Paco al detective, Jesús Galindo.  Si hubiera estado complicado, su primera, su única reacción habría sido buscar un abogado para que lo defendiera: ¿Qué actos de ejecución encaminados al crimen pueden imputársele a Sierra.  E insistió en que la justicia debe meditar, por encontrarse frente a un caso extraordinario, en que un hábil delincuente como Arellano presentó a la Procuraduría , el mismo día en que se entregó  una declaración o confesión muy bien preparada para eludir su culpabilidad.
Pero frente a lo complicado del caso y sobre todo frente a las mentiras, el análisis de los hechos puede hacer y hace la mayor luz.  Las falsedades saltan a la vista, afirmó.

Así por ejemplo, Arellano dio tres versiones distintas sobre el cambio de nombre;: (a) que lo hizo a sugerencia de Sierra, para poder hablar a su casa; (b)  que se cambió el nombre porque así fue presentado por Sierra con otra persona en el restaurante Coliseo , y (c) que se cambió el nombre por tontería.  Lo que prueba que su dicho es falso.

Dijo Arellano que Sierra lo acompañó a buscar hotel, para alojarse. Pues es falso, porque obra en autos que Arellano se alojó en el hotel Coliseo el 8 de septiembre, pero aún en el caso de que fuera cierto su dicho, no presentó ninguna prueba de que Sierra hubiera entrado con él en busca de cuarto a ningún hotel.

Otras falsedades.  Que Paco hubiera escogido el reloj, porque la señora María Lomelí, de la relojería, dice que quien lo escogió y lo compró fue Arellano; que por indicaciones de Sierra compró el acumulador, porque hay pruebas de que lo hizo solo y fue a recogerlo donde lo mandó componer.


AUDACIA DE ARELLANO

Pero donde la audacia de Arellano  cobró espectacularidad fue en lo del sismógrafo.  Refirió que cuando fueron a comprar el reloj Big Ben, Sierra dijo que deseaba una especie de sismógrafo, porque estaba por llegar su padre y era un hombre fácil de impresionarse con los temblores, por lo que él, le iba a manufacturar un aparato con timbre de alarma.  A lo que Arellano le confesó que con aquel reloj no podría lograr sus objetivos; pero no obstante esa convicción, Arellano aceptó la fabricación del sismógrafo y le hizo las conexiones al despertador en vez de declinar el trabajo, seguro de que no podría satisfacer los deseos del amigo.

Todo esto, -continuó Gómez Mont- no revela sino el testimonio de culpa de Arellano, que lo ha querido embrollar todo, que en cada acto busca la responsabilidad de Paco Sierra y pone a un lado la suya, o cuando menos pretende sembrar  la duda.  Así, también sucede cosa parecida con Arellano, como se recordará, dijo que de haberla hecho él no habría fallado.  Sostuvo que la bomba no tenía por objeto  asesinar a los viajeros en el aire, sino destruir el avión, para precipitarlos al vacío  y que se mataran todos, y cobrar luego las pólizas; y al afirmar que no elaboró la máquina infernal, olvidó que él mismo se declaró experto en explosivos, para hacer pensar que, en efecto, la bomba era mala, y de haberla hecho él otros hubieran sido los resultados.

No hay pruebas de que Arellano hubiera puesto en contacto a Sierra con las futuras víctimas; si, pues, como Arellano afirma., actuaba por indicaciones de Sierra, no le pareció extraña la actitud de Paco, y sí le pareció porque no hizo que esas personas se entendieran directamente con él.  Arellano lo preparó y lo ejecutó  todo.  Con varios días de anticipación  hizo correr la versión de que él, Arellano, iba a vender ”Post Mortem”, para hacerlo del conocimiento de Paco y despertar en este el interés de recuperar algo de lo perdido.  Después, enterado de que Paco arreglaba sus asuntos en el Hotel Coliseo, lo fue a buscar a ese sitio, para decirle que ya tenía cliente y gestionar una ayuda para liquidar los créditos de la misma empresa, que, según parece ascendieron a poca monta.  Sin embargo, Arellano recibió más de siete mil pesos, con lo cual hizo gastos directos para la consumación de sus planes.  Tan es así, dijo, que la suma de quinientos pesos, que según Arellano le dio Paco para los gastos más urgentes, no le hubieran alcanzado para dar algunos anticipos a las víctimas, comprar los boletos y los regalos.

Finalmente, Gómez Mont, pidió al juez que reflexionara sobre lo siguiente:  Si, como dice Arellano, Sierra lo planeó todo, éste no habría tenido necesidad, caso de ser el autor intelectual y material del atentado, de solicitar gente para llevarla al matadero, supuesto que para aquellos días Paco organizaba un maratón de baile en La Habana, Cuba; embarcado, asegurándola en cantidades superiores.  Negó el defensor de Sierra que Paco estuviera quebrado y buscara la forma de hacerse de dinero, y, que sus actividades  en esos días fueron completamente normales, y prueba de ello que en esos días anduvo gestionando, y a ello lo acompañó Arellano, un préstamo hipotecario.  Además, tenía manera de disponer de las joyas de doña Esperanza Iris, su esposa, o, en todo caso, acudir a otros sectores, donde gozaba de crédito.  En seguida el defensor se ocupó de la situación legal, y a este respecto declaró que, de acuerdo con la jurisprudencia de la Suprema Corte, no tiene validez ninguna el dicho de un inculpado, cuando va encaminado a descargar la culpa de quien lo emite o se enfoca  a probar la culpabilidad de otros procesados.  Por todo esto el defensor de Paco Sierra pidió al juez que se haga justicia plena, y se declare absuelto su defenso.


HABLA EL LICENCIADO HERRERA MARMOLEJO DEFENSOR DE ARELLANO

A continuación  habló el licenciado Herrera Marmolejo, quien después de hacer referencia a su delicada misión aclaró que, como defensor de oficio, no le liga más interés en la causa que el deseo de cumplir eficazmente con su deber, máxime que él no cobrará ninguna suma de dinero al acusado Arellano.  Prescindió del análisis de las constancias, como lo hizo su antecesor, y, declaró que este, en honor a la verdad, tuvo gran habilidad para presentar un cuadro más favorable a su defenso; pero afirmó que había alterado algunos hechos y que en la audiencia de derecho, que en esos momentos se celebraba, no se iban a tratar sino cuestiones de derecho.  Reconoció que Gómez Mont pronunció una magnífica pieza oratoria, pero advirtió al juez que se trataba  de figuras retóricas y, sobre todo, fruto de una amplia cultura, mas no de la verdad de los hechos.  Rechazó que Sierra fuera una “paloma blanca”, y en tono de ironía, dijo que “sobre esa vida del señor Sierra habría mucho qué decir; pero me basta con recordar que, dentro de su propio hogar, tuvo relaciones ilícitas con una de sus sirvientas, la testigo Manzano; aquella que usted recordará, señor juez, no quiso revelarnos en la audiencia a la que asistió, cuál era el nombre paterno de su hijo”.  Insinuó que el mutismo de aquella infeliz tenía una explicación; de negarlo, dejaba sin padre al niño. Insistió Herrera en que si hubo actos innocuos o equívocos éstos fueron realizados por Arellano y no por Paco Sierra, ya que éste, sin duda, lo planeó  todo e hizo que Arellano  obrase como un autómata.  Negó que hubieran pruebas de culpabilidad contra Arellano, quien si algo hizo, dijo fue servir mejor a Sierra como un leal amigo.

EL FISCAL

El Agente del Ministerio Público refutó a los defensores, pero sólo para aclarar algunos puntos sobre las declaraciones de testigos, y para sostener asimismo que, de acuerdo con el Artículo 13, fracción I, del Código Penal, es culpable de delito quien en alguna forma toma parte en la preparación y consumación de un hecho delictuoso, caso que, según él, encaja con relación a Paco Sierra, para quien pidió la pena de 30 años de prisión, como ya en otra ocasión mencionó.


EL OTRO DEFENSOR HECHA SU CUARTO A ESPADAS.

También hizo una breve disertación el licenciado Raúl F. Cárdenas, para sostener que la actividad de Arellano se ajustó al tipo delictivo y el dolo se presume; en cambio Sierra no realizó actos de ejecución, y por lo tanto al Ministerio Público correspondió probar que actuó con dolo, y no lo hizo.  Subrayó que en contra de Sierra sólo obran varios indicios de inocencia, buena conducta anterior, falta de móvil en el delito, gestión moral de sus negocios, por lo que no estando acreditada la responsabilidad de Paco, pidió su absolución.


EL JUEZ CIERRA EL PROCESO.

La audiencia terminó pasados unos minutos de las cuatro de la tarde.  El juez Margalli, antes de cerrar el proceso, preguntó a los acusados si deseaban hacer  alguna exposición de palabra, a los que Sierra manifestó que no, mientras Arellano intentó que se agregasen a su causa unos manuscritos en los que hace su propia defensa.

Faltando ya muy poco para las 17 horas, el juez Margalli, dio por terminada la audiencia, declarando cerrado el proceso que se inició el día primero de octubre de 1952 , que fue cuando la Procuraduría General de la República puso a su disposición a los dos acusados.

Anunció el juez, que no será sino hasta dentro de aproximadamente un mes cuando dé a conocer su fallo sobre la inocencia o culpabilidad de los reos, después de hacer un último estudio del voluminoso expediente que constaba ya de siete tomos, que reunían en conjunto más de 2,600 hojas útiles,  simultáneamente dará a conocer su sentencia.

Viernes 27 de noviembre de 1953.

LA PENA MÁXIMA PARA ARELLANO. 30 AÑOS
Y LA MÍNIMA PARA PACO SIERRA, 8 AÑOS.

La pena máxima de 30 años de prisión para Emilio Arellano Schetelige y la mínima para Paco Sierra, 8 años, fue dictada hoy lunes 28 de diciembre de 1953, por el juez federal Clotario Margalli, quien encontró penalmente responsables a ambos acusados del atentado dinamitero contra el avión de pasajeros, perpetrado en septiembre del año anterior, con el objeto de cobrar los seguros de vida de ocho personas que fueron contratadas por Arellano, bajo el nombre de “Señor Noriega”, para que fueran a desempeñar un trabajo imaginario en Oaxaca. 

Además, Arellano y Sierra fueron sentenciados a pagar mancomunada y solidariamente los daños causados por la explosión a la Compañía Mexicana de Aviación,  considerados en la cantidad de $67,515.33.

Sin inmutarse al pronunciar una sola palabra ambos acusados escucharon la sentencia que fue leída por el licenciado José Oseguera, secretario del juzgado segundo de distrito en materia penal.

La inexplicable diferencia tan notable entre las sentencias impuestas a los dos procesados, la pretende justificar el juez Margalli, en los considerados de su voluminosa sentencia, con el peregrino argumento de que Arellano Schetelige es un individuo de probada peligrosidad criminal, con antecedentes penales numerosos, en tanto que Francisco Sierra carece de ellos, y su posible peligrosidad es muy inferior a la de aquél; por lo cual, con base en su buena conducta anterior, es de esperarse que podrá readaptarse fácilmente a la vida entre la sociedad, después de purgar su delito.

En el cuerpo de la descabellada sentencia llama la atención que no se hubiera fijado con precisión  la situación legal del barítono como resultado del proceso, pues en forma contradictoria  se le hace aparecer sucesivamente como autor, como coautor, como instigador y como cómplice.  Y sin embargo aplica dos criterios para condenar a los delincuentes, con el mismo grado de culpa.

El juez Margalli en su sentencia reconoció la íntegra responsabilidad de Arellano Schetelige en el atentado.  Estimó que fue él quien planeó, desarrolló y cometió el nefando crimen; pero luego estableció que seguramente, Arellano, convenció a Sierra para que lo ayudara en los preparativos, de donde se desprende la culpabilidad de éste último.

Después de múltiples consideraciones más, dice la sentencia que cabe acceder a la petición del Ministerio Público, e imponerse la pena máxima de 30 años de prisión a Emilio Arellano Schetelige, “en vista de sus numerosos antecedentes  penales y de su innegable peligrosidad”.  A Sierra lo menciona como “fácilmente adaptable”

INCONFORMES CON EL FALLO TODOS APELARÁN
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Los abogados defensores de Sierra, representados por el licenciado Raúl F. Cárdenas, anunciaron que apelarán ante la Suprema Corte de Justicia para pedir la absolución de su cliente.  Asimismo el Agente del Ministerio Público Federal, licenciado Rogelio Chagoya Villafaña, dijo que también apelará  para que se aumente  la condena a Paco Sierra, en tanto que el licenciado Manuel Herrera Marmolejo declaró que también acudirá a la Corte para que se rebaje la pena a  Emilio Arellano.

Los delitos por los que fueron condenados hoy ambos acusados, son: Daño en Propiedad Ajena por explosión; Lesiones, Ataques a las Vías generales de comunicación y homicidio y fraude  en grado de tentativa.


QUE ARELLANO INFLUYÓ EN PACO SIERRA

Tras un mes  y un día  de estudiar el expediente y formular su sentencia, el juez llegó a la conclusión de que Sierra fue sorprendido por las maniobras e influencias  de Arellano, dejándose llevar por éste, hasta prestar su acuerdo e intervenir en los hechos con la mira de cobrar  los seguros de vida, en lo que, siguen diciendo  las conclusiones del juez, Arellano ejerció una decidida influencia.

En el mismo pliego de sentencia se afirma que mientras Sierra resulta un ser susceptible de enmienda y readaptación social, los antecedentes personales y  la conducta de Arellano pintan a éste como un tipo de suma peligrosidad  y que dados sus conocimientos sobre explosivos se presume que fue él, quien concibió la idea  del atentado, por lo que la situación de Sierra es favorable  en cuanto a la de Arellano, respecto al grado de peligrosidad.

La sentencia de 30 años contra Arellano, se contará a partir del 28 de septiembre de 1952, fecha en que el dinamitero se entregó al Director de Averiguaciones Previas de la Procuraduría de la República, licenciado Manuel Rosales Miranda, y la de 8 años de Sierra, desde el día 30 del mismo mes y año en que también quedó detenido en la Procuraduría cuando se presentó a entregar las pólizas que Arellano había dejado en su poder.

Cuando Arellano llegó hoy a escuchar su sentencia, su defensor el licenciado Marmolejo que conocía la pena, aconsejó al reo, “¡Tómela con calma....!”  Y cuando el reo fue llevado nuevamente a los separos, solamente dijo a su defensor señalando hacia el cielo: ¡Todavía queda Dios, señor!

HABLAN LOS DEFENSORES DE SIERRA

El licenciado Raúl F. Cárdenas, representante de la defensa de Sierra, declaró que siguen sosteniendo y creyendo en la inocencia de Paco, ya que en la misma sentencia no ha podido precisarse la situación penal del barítono, pues unas veces lo llaman autor lo mismo que coautor, cómplice, instigador, etc., y que todas estas contradicciones deberán ser tomadas en cuenta por los ministros de la Suprema Corte.

Añadió el licenciado Cárdenas: “Sentimos el mal irreparable que se causa a Sierra, a su madre ejemplar y a su abnegada esposa, pero confiamos en que se reconocerá su inocencia, pues las personas que nos han acompañado  en el desarrollo del proceso han podido comprobar  que no existen pruebas evidentes  de una culpabilidad que no pudo demostrar el Ministerio Público.”

El licenciado Herrera Marmolejo, defensor de Arellano, declaró a su vez que sigue creyendo que Arellano fue una víctima  inconsciente de las maquinaciones de Sierra y que la peligrosidad de que habla el juez Margalli, en caso de existir, debe ser igual  en ambos acusados.  Terminó diciendo que también apelará a la Corte a fin de que se modifique  la sentencia contra Arellano, y que cree haber cumplido con su deber de defensor.

El proceso que hoy llegó a su fin, se inició en el juzgado segundo de distrito en materia penal, el 2 de octubre de 1952 y formó un voluminoso expediente de más de cuatro mil hojas tamaño oficio, escritas a máquina por ambos lados y distribuidas en ocho cuadernos.  La sentencia del juez Margalli consta de 90 hojas en las que vuelve a hacerse mención de la participación que a cada uno de los acusados se atribuyó en el atentado al avión de la Compañía Mexicana de Aviación, que estuvo a punto de costar la vida a 22 personas, entre pasajeros y tripulantes.


PACO SIERRA CONCEDE ENTREVISTA A RAMÍREZ DE AGUILAR Y LE COMUNICA LOS CUATRO ERRORES DEL JUEZ MARGALLI.

El prestigiado periodista Ramírez de Aguilar, en su interesante columna titulada “Siguiendo Pistas”, publicada el sábado 22 de enero de 1954 en el Excélsior, dice:

“Ya me esperaba Paco Sierra con todo preparado.  Sobre las mesas están las copias del expediente y varias hojas escritas a mano.  Comienza a explicar en que consistieron los “errores” de juez Clotario Margalli al dictar su sentencia:

Primero error:  El Reloj Big-Ben.  “El juez basado en la declaración de Emilio Arellano, asienta que yo lo compré.  No toma en cuenta las declaraciones de la empleada y del dueño de la joyería “La Duquesa”, en el sentido de que Arellano hizo la compra.  Yo sólo lo acompañé.  Además, ese reloj no sirvió para hacer la bomba”.
Segundo error:  Las herramientas “según el juez, yo las compré.  Eso es falso.  Yo compré un desarmador y una llave de perico... pero esas no sirvieron, al decir de Arellano, para fabricar la bomba.  Usó unas que ya tenía de antemano.”
Tercer error:  La caja y el marco que sirvieron para la bomba.  “Me señala el juez como la persona que mandó hacer ambas cosas.  Y olvida, que, en el expediente, existe la declaración de un carpintero, amigo de Arellano, a quien éste le encargó la manufactura de los dos objetos”.

Cuarto error:  Las fechas. “Después de no ver cuatro meses a Arellano, lo encontré el 24 de agosto de 1952.  Para entonces él ya tenía contratado a su tío Ramón Martínez Arellano, para un trabajo inexistente, en Apizaco.  Eso quiere decir que ya tenía el proyecto de dinamitar un avión.  Para entonces, asimismo ya tenía el acumulador que le sirvió para la bomba”.

Y la entrevista sigue con otros puntos, relacionados con el atentado.


PACO SIERRA APELO Y LE FUE PEOR

La erudición de sus abogados defensores, Raúl F. Cárdenas y Felipe Gómez Mont, que eran dos litigantes con amplia experiencia en la rama penal, llevaron la apelación por la pena impuesta a cumplir ocho años de prisión, al conocido cantante de ópera Paco Sierra, ya que era una verdadera injusticia el que lo hubiesen declarado “Culpable” y condenado a sufrir la condena mencionada por el atentado al avión de la CMA en el que pudieron morir 20 personas.

Sin embargo todo resultó completamente al revés, el magistrado del Tribunal Unitario de Circuito, que vio la apelación, consideró que ambos, Sierra y Arellano, debían de cumplir condenas semejantes, es decir treinta años de prisión a cada uno de ellos.


ARELLANO SE ALEGRÓ, PACO PROTESTÓ, LA IRIS LLORÓ
Y EL PÚBLICO APLAUDIÓ

De modo que la pena impuesta a Paco Sierra fue muy bien recibida.  Emilio Arellano, coautor del atentado dinamitero contra el avión de la CMA de la ruta México-Oaxaca en el que también está envuelto el barítono Francisco Sierra, al conocer ayer que el Tribunal Unitario  de Circuito resolvió elevar a treinta años la prisión de su cómplice, abiertamente manifestó su satisfacción y anunció que presentará las pruebas necesarias para demostrar la responsabilidad del cantante.

Arellano explicó a los reporteros, sin precisar sus fuentes de información, que la sentencia dictada por el juez de distrito, licenciado Margalli, de 30 años para él y sólo 8 para Paco, no se debió a dinero, como se ha dicho, sino a que el juez fue presionado por Manuel Bartlet, gobernador de Tabasco, estado de donde es originaria la esposa de Sierra, Esperanza Iris.  Afirmó que él dispone aún de muchas armas con qué defenderse y demostrar que el verdadero culpable no es él, sino Sierra.  Señalo que todavía no se ha hecho ninguna investigación para ver quién compró la pólvora para la bomba y la valija en que la bomba iba oculta.  Fue Héctor Martínez, chofer de Sierra, quien adquirió la pólvora. Y que Paco lo ocultó algo más de dos meses en Sonora para evitar que se le interrogara.  Finalmente, prometió revelar, en el momento oportuno, la plática que tuvo con Sierra la primera noche de su estancia en el penal.  Pero, por ahora, se limitó a prometer y no dijo nada nuevo.

COMENTARIO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA  REPÚBLICA.

“Creo que la Sociedad debe estar por fin satisfecha”, fue el único comentario que hizo ayer el Procurador, licenciado Carlos Franco Sodi, al conocer el fallo del Tribunal del Primer Circuito, que se negó a rebajar la sentencia de 30 años de prisión a Emilio Arellano e igualó al mismo número de años la de ocho, que había dictado el juez Margalli contra el barítono Paco sierra.

Añadió el Procurador que la revocación de la sentencia de Sierra y su modificación consiguiente, fue el resultado de la participación del Ministerio Público Federal en ese juicio, representando los intereses de la Sociedad, para lo cual aportó amplios estudios a lo largo de todo el proceso.

PACO SIERRA ABATIDO.

Por su parte Paco Sierra, en principio, se negó a recibir a los reporteros  que le visitaron en la celda que ocupa en la Crujía “G” de la Penitenciaría, y cuando “se dignó” hacerlo, a voz en cuello y con la cara congestionada, dijo: “Esto no es una sentencia, es una infamia más...”  refiriéndose a la resolución del Tribunal que le elevó la sentencia al máximo.  Y la verdadera víctima de la verdadera farsa de Sierra, doña Esperanza Iris, sollozante dijo que no podía creer en tanta maldad que ha causado tanto daño a su esposo y a ella misma.  Es la única persona que cree a pie juntillas que Francisco Sierra es inocente.  Ayer, durante breve visita que efectuamos al interior de la Penitenciaría, nos encontramos primeramente con Emilio Arellano,  como si éste hubiera estado esperando a los chicos de la prensa, se apareció con la debida oportunidad a unos cuantos metros de la puerta de la crujía donde Paco tiene una elegante y alfombrada celda.  Arellano trabaja comisionado en la tienda de la Penitenciaría, y por breves momentos abandonó su labor para manifestar su satisfacción  por que Paco tendrá que sufrir, como él, una pena de 30 años. Comentó que está dispuesto a pagar un defensor particular, el que hasta el momento no ha tenido, para que lleve su caso a la consideración de la Suprema Corte de Justicia, pues ahora ya no hay temores, ni influencias, y está seguro  de poder demostrar que Paco Sierra fue el autor intelectual del atentado dinamitero, ya que hasta el momento no se ha investigado  que el chofer de Paco, Héctor Martínez, es quien compró los explosivos para fabricar la bomba. Dice poder demostrar que el citado Héctor Martínez estuvo oculto durante varios meses para impedir de esa manera que la policía lo careara con Arellano y con otras personas.  Agrega que tiene pruebas de que la petaca donde fue  empacada la bomba también fue comprada por Paco, el cual de esa manera no se podrá sustraer a la responsabilidad  que se le imputa.   Aún hay muchas cosas que revelar, -añadió Arellano-.  Y recordó al momento que esas cosas se refieren a la primera entrevista que tuvo con Sierra el primer día en que ambos entraron en la Penitenciaría.  “No es justo, que Sierra esté viviendo con toda tranquilidad en el penal, mientras que yo no tengo ni que comer”.  Critica que el tenor tenga a su servicio un “chalán” que es el que se encarga de asear la celda donde vive, hacer los mandados, etc., etc., y a pesar de que la celda tiene varias literas, el mozo no puede ocupar ninguna de ellas, ya que Sierra le obliga a dormir en el piso, como si se tratara de alguna bestia.”


EN CAMBIO PACO SE HACE EL SORPRENDIDO

Dejando a Arellano nos encaminamos a la celda de la Crujía que ocupa Paco, que al parecer ya estaba informado  de la presencia de los periodistas, pues inmediatamente cerró la puerta de la celda y cuando el reportero Alfonso Serrano del Excélsior,  le comunicó el deseo de entrevistarlo, contestó al través de un mensajero que no podía atenderlos, pues estaba arreglando importantísimos problemas con su abogado, el licenciado Raúl F. Cárdenas; sin embargo a iniciativa del citado profesional, nos recibió saludándonos con un gesto de descontento y le sobrevino una explosión nerviosa.  Insistió que con el se está  cometiendo una injusticia, y que para él había sido una sorpresa  el fallo del Tribunal Unitario, “pues esperaba su completa absolución”.

Esperanza Iris llegó en los momentos en que nos disponíamos a abandonar el penal.  Aún no terminaba de bajar de su Cadillac azul tipo sedaneta,. modelo 1954, cuando al advertir la presencia del periodista, volvió a su sitio para ordenar a su chofer que se alejara.  Pero el sagaz reportero llegó antes de que pusiera en movimiento el vehículo.   Sin dejar de acariciar con la palma de la mano su perrito pekinés, que siempre la acompaña la señora Iris le dijo que está verdaderamente consternada por la resolución del Tribunal Unitario en el caso de su esposo.

DIFIEREN DE ELLA, LITIGANTES Y ABOGADOS DE LA RAMA

Ese castigo ejemplar debe aplicarse a muchos, manifestaron los litigantes y abogados relacionados desde hace muchos años  con el ambiente penitenciario, manifestaron su opinión acerca de la pena impuesta a Paco Sierra, y estiman que individuos “tan monstruosos como éste”, deben ser castigados con la máxima severidad.  Se refirieron especialmente a los camioneros y a los ferrocarrileros autores de crímenes colectivos que casi siempre quedan impunes, pues el castigo que les resulta es mínimo para las proporciones de la tragedia que causan.

Estos hechos ocurrieron el martes 1° de marzo de 1955.

ACTUACIÓN HISTRIÓNICA DE PACO SIERRA EN LA PENITENCIARIA

Los diarios capitalinos que aparecieron el sábado 27 de agosto de 1955, entre ellos el “Novedades” publica en el cintilla  de la continuación de su primera sección: “Súbita Locura Atacó al Barítono Dinamitero Paco Sierra” y añade “El Histrión dice que es el Extinto Padre Pro”.  Corrió a su madre, a Esperanza Iris, y golpeó al médico, además ofrece dinero para que le ayuden a huir.  Se sospecha que está viviendo una Farsa Teatral”. 

El jueves 25 súbitamente enloqueció, agredió al doctor Armando Smeke, destruyó una vajilla, por lo que fue necesario aislarlo en una celda de la Circular 2 de la Penitenciaria.  El segundo día estuvo recluido en el departamento de Neuropsiquiatría, por órdenes del doctor José Cisneros Arjona, jefe de servicio médico del penal, dependiente de la  Cruz Verde.

Su actuación se inició en la crujía G, donde está su celda, por la noche del jueves empezó a molestar a sus compañeros de crujía, después que atacó a algunos, después ofreció quince mil pesos a quien le ayudara a fugarse.  Después se sintió Padre Pro y decía que había matado a un hombre.

Al día siguiente por la tarde acudió a visitarlo al penal, su madre acompañada por una jovencita pero las recibió con palabras graves e injuriosas.  Su esposa Esperanza Iris, llegó para tratar de hablarle, pero la corrió de la misma manera que a su madre.

Los psiquiatras que lo visitaron  en la Penitenciaría, dijeron que “podría tratarse de una farsa por parte del reo, cuya capacidad de representar un papel cualquiera nadie le discute, aún cuando esto se cree remoto, ya que nadie podría imitar tan perfectamente los síntomas de enajenación, como un actor”.

Finalmente Paco amenaza a sus guardianes con publicar un libro sobre las arbitrariedades y crímenes  que se cometen en el interior del penal.

COMENTARIO DE OTROS DISTINGUIDOS HUÉSPEDES DE LA PENI.

Como testigo para acreditar la locura de Paco, su cómplice, Emilio Arellano, comentó que se compadece de él y que sí cree en su enfermedad.

El asesino y sí enfermo mental y doble asesino Higinio Sobera de la Flor, manifestó que el actor está fingiendo y el tristemente célebre estrangulador Gregorio Cárdenas Hernández,  se pronunció en el mismo sentido.

(Estos hechos ocurrieron en agosto de 1955)

TANTO ARELLANO COMO SIERRA
RECURRIERON AL AMPARO

Uno de los capítulos de la historia criminal se cerró ayer al confirmar la Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia, la pena de 30 años de prisión que impuso el juez federal Clotario Margalli a Emilio Arellano Schetelige como autor del atentado dinamitero contra el avión de la ruta Mexico-Oaxaca, de la CMA, cometido el 24 de septiembre de 1952.

Pues hoy viernes 29 de junio de 1956, la Primera Sala de la Corte conoció del amparo interpuesto por Arellano contra el Tribunal Unitario, que le confirmó la sentencia que le impuso el juez Margalli, en sentido negativo, esto es, confirmando a su vez dicha pena.

Asimismo, durante la sesión que celebró ayer la Sala, comenzó la discusión del amparo similar presentado por Paco Sierra contra el Tribunal Unitario, el cual le aumentó a treinta años, la sentencia originalmente de ocho años de prisión que le había impuesto el juez Margalli como cómplice de Arellano en el atentado dinamitero.  El magistrado del Tribunal Unitario Agustín Téllez, aumentó la sentencia a Sierra, por considerarlo tanto o más culpable que el propio Arellano.

La negativa de amparo a Arellano fue aprobada por mayoría de cuatro votos contra uno del ministro Jenaro Ruiz de Chávez, quien objetó el dictamen del ministro Rodolfo Chávez en relación con la demanda del dinamitero, sosteniendo que no quedaron en el juicio original, debidamente configurados los delitos de lesiones y ataque a las vías generales de comunicación, “por no existir una sola prueba que pudiera catalogarse como definitiva”.   Con muy contadas excepciones, el expediente formado en este caso puede considerarse como uno de los más voluminosos de que haya tenido que conocer el máximo tribunal.  Al presentar el ministro Rodolfo Chávez su proyecto de dictamen a discusión, el expediente se encontraba formado ya por un total de ocho tomos, que en conjunto pesan alrededor de 30 kilogramos.

Una vez terminada la discusión que inició el ministro Ruiz de Chávez se manifestó contra el dictamen que proponía negar la protección de la justicia federal al quejoso, ya que de acuerdo con su muy discutible criterio, en este caso menos que en el de Arellano, se encontraban configurados los delitos de lesiones y ataque a las vías de comunicación, por los cuales fue sentenciado.

A su vez, el ministro Juan José González Bustamante, con su buen criterio, se manifestó a favor del proyecto, diciendo que existen en autos del proceso hasta 19 indicios acusatorios que demuestran plenamente la culpabilidad de Sierra, tales como son su intervención en la compra del reloj y la herramienta que sirvieron para la fabricación de la bomba de tiempo; haber intervenido en la compra de los objetos que se obsequiaron a las víctimas del plan para hacer posible su identificación, después de desintegrarse la nave; haber tenido en su poder seis de las pólizas de seguro que obtuvo Arellano para las mismas personas, sin explicar plausiblemente cómo llegaron a su poder.

El ministro Luis Chico Goerne, otro de los integrantes de la Sala, fue quien pidió que se aplazara la sesión para proseguirla al día siguiente, hasta llegar a un acuerdo entre los diversos puntos de vista sustentados, lo cual aceptó el presidente de la Sala, Agustín Mercado Alarcón.  Al esbozar su criterio en torno de la cuestión, el ministro Chico Goerne, torciendo otra vez el buen juicio, dijo que aunque  estaba conforme con todos los considerandos del proyecto respecto a Paco Sierra, era partidario de que se le concediera el amparo para los efectos de que se le dicte una nueva sentencia, que se ajuste a las discutibles pruebas que pudo presentar el Ministerio Público Federal contra él, al ser procesado.

En consecuencia, la sesión se continuará al día siguiente por la mañana, cuando posiblemente la Sala llegue a algún acuerdo, aunque nadie puede prever cuál será su sentido.

Un numeroso público llenó el recinto.  Estuvieron presentes los abogados defensores de Sierra, licenciados Felipe Gómez Mont y Raúl F. Cárdenas.  La sesión se prolongó de las once hasta las quince horas, y en todo momento fue apasionante.

Cuando iba mediada la sesión, saliéndose un tanto del tema a tratar, el presidente de la Sala, ministro Mercado Alarcón, pidió que se rindiera “un pequeño homenaje” al magistrado Agustín Téllez, del Tribunal Unitario, a quien se otorgará la medalla de oro de la Legión de Honor de la Judicatura Mexicana, por los valiosos servicios que ha prestado al foro nacional

Asimismo, el ministro Mercado Alarcón elogió el trabajo profesional de los penalistas Cárdenas y Gómez Mont, de quienes dijo que con sus bien formulados escritos que presentaron en relación con la demanda de amparo de Paco Sierra, habían contribuido notablemente a la elaboración del proyecto, y a una justa apreciación de los hechos.

LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA  AMPARÓ POR MAYORÍA A PACO SIERRA, CONSIDERANDO MÍNIMA LA TEMIBILIDAD DEL PROCESADO.

El barítono Paco Sierra, considerado como copartícipe del diabólico atentado que pudo costar la vida de 22 personas, siete de ellas contratadas expresamente para ser lanzadas a la muerte en una aeronave de la CMA y poder cobrar  las pólizas de seguro, fue amparado el día de ayer -30 de junio de 1956-, por mayoría de 3 votos contra 2, en la sala penal de la Suprema Corte de Justicia.

Dicho tribunal concedió a Sierra la protección de la justicia federal contra la sentencia de 30 años de prisión.  El amparo, sin embargo, es para que el solo efecto de que el Tribunal Unitario del Primer Circuito, reponga el proceso de apelación, y, descartando la responsabilidad de Sierra en los delitos de lesiones y atentado a las vías generales de comunicación, lo sentencia por los de homicidio y fraude en grado de tentativa.

Excluida la responsabilidad de aquellos dos delitos, la pena deberá ser promediada entre el mínimo y el máximo, sin llegar a este último, porque también deberá tener en cuenta, declaro la Sala, la diferencia de peligrosidad de Sierra y del ingeniero constructor de la bomba, Emilio Arellano. Para quien la propia sala confirmó anteayer la pena de 30 años de cárcel.

La sala penal de la Corte emitió este fallo después de una prolongada discusión en la que campeó no precisamente el deseo de ayudar o perdonar a Sierra, sino el propósito de la mayoría de los ministros, de aplicarle una pena más equitativa, sin que por ello tuviera que ser ésta, precisamente la de ocho años que le fijó en primera instancia el juez federal Clotario  Margalli.

En otros términos, la sala, por mayoría de votos de los ministros Teófilo Olea y Leyva, presidente; Jenaro Ruiz de Chávez y Luis Chico Goerne, contra los de Rodolfo Chávez Sánchez, ponente y Juan José González Bustamante, reconoció la responsabilidad de Sierra en el atentado; pero se le amparó para el efecto de que se le reduzca la condena.

Uno de los puntos básicos para el fallo fue el hecho de que Sierra no tiene antecedentes penales, y sí, en cambio, buena conducta anterior al delito, lo que debe influir en la penalidad, se dijo, porque las sentencias son para que el delincuente se regenere y vuelva al seno de la Sociedad y es más peligroso en tales condiciones, Arellano que Sierra.

EXPOSICIÓN DE CHICO GOERNE.

Fue el ministro Luis Chico Goerne quien durante la sesión de ayer elogió en síntesis el proyecto de sentencia de su compañero el ministro ponente, Rodolfo Chávez Sánchez, por haber examinado todos y cada uno de los aspectos de la sentencia; pero a la vez lo rechazó por considerar que el fallo del tribunal de apelación no cuantificó debidamente las penas.

Chico Goerne hizo una exposición de tipo filosófico y estableció que, para la Sociedad, única dañada con la absolución de los reos, es mucho más peligroso Arellano que Sierra, y advirtió que para medir el grado de peligrosidad debe tenerse en cuenta lo siguiente:

Los problemas y obstáculos que debe salvar un sujeto para cometer un delito; su educación, sus creencias, sus hábitos, sus relaciones, su grado de moralidad, etc.  “Y resulta, -dijo Chico Goerne- mucho menos peligroso para la Sociedad el sujeto que tuvo mucho más obstáculos que vencer antes de delinquir; no así el que, habituado al mal, fácilmente mata o roba, porque no tuvo escrúpulos tan graves como el otro”.

“Consideradas bajo este aspecto las cosas –prosiguió- es indudable que Sierra tuvo mucho más escrúpulos, que vencer; y si retorna a la Sociedad, después de compurgar su pena, le será mucho más difícil que a Arellano volver a infringir la ley, tanto por su educación como por sus relaciones y su cultura.  Es más, inclusive tendrá que tenerse en cuenta el medio artístico donde ha vivido”.

Se adentró Chico Goerne en la vida del barítono, anterior al crimen, y dijo: “Esta no revela vicios, ni malas costumbres,  Hombre que contrae matrimonio con una artista, posición social definida, medio económico satisfactorio, etc. Todo esto lo coloca dentro de un ser normal y para sancionar su conducto posterior debe tenerse presente la personalidad del acusado”.

Esto, precisamente, escapó a la idea del Tribunal Unitario del Primer Circuito, que considerando que Sierra acompañó a Arellano a una serie de actos preparatorios, lo condena a la misma pena, ilógicamente, porque no tienen la misma temibilidad”.


OLEA Y LEYVA DECIDIÓ EL CASO.

El ministro Olea y Leyva, presidente de la Sala, quien en anterior sesión no emitió ningún concepto, fue prácticamente el que decidió la suerte de Sierra.  Antes de hablar él, la situación era la siguiente:  Chico Goerne y Jenaro Ruiz de Chávez se manifestaron en pro del amparo, para el efecto de reducir la condena; el ponente Chávez Sánchez y González Bustamante, en contra, pugnaban por la confirmación de la pena.

En la sala penal de la Corte, repleta a más no poder, abogados, litigantes y público en general, había verdadera expectación.  Todo el mundo estaba pendiente de los labios de Don Teófilo, quien, como si lo comprendiera, fue dejando entrever su pensamiento poco a poco.  Emitiendo inclusive conceptos que causaban desorientación, hasta que al final de su debate dijo:  “Mi conciencia de juzgador me dice que debemos conceder el amparo para los efectos”... “Vamos a examinar porqué; he tenido una penosa enfermedad de la que voy saliendo poco a poco; se creerá que esto me impide impartir justicia, pero no es verdad; he meditado hondamente el caso de Sierra y después de analizar esta erudita pieza, obra de mi colega Chávez Sánchez, he establecido conclusiones”.

“¿Quién es Sierra y quién es Arellano?  Ya lo hemos podido saber, a través del examen de los hechos.  Pero veamos: ¿Quién es el inductor, quién indujo a quién?  Y apartándose del círculo en que han debatido mis colegas, yo encuentro lo siguiente:”

A continuación el ministro Olea y Leyva dio lectura a una parte de la declaración de Sierra, en la que éste dice que al encontrar a Arellano en 1952, en la frontera, “le propuso varios negocios”.  Luego se refirió Olea y Leyva al negocio de “Post Mortem” en el que Sierra actuó como inversor y en el que perdió, según él, 75,000 pesos.  Explicó después que con motivo de la quiebra de ese negocio, Arellano siguió buscando a Sierra y éste se ocultó varias ocasiones; no quería nada con él, pero Arellano insistía y de ello hay pruebas.  “Luego entonces, ¿No debemos pensar que Arellano es el inductor de Sierra....?  Me asaltan algunas dudas y quiero pensar que todas las andanzas de Sierra con Arellano en aquellos fatídicos días tuvieron por origen aquellos asuntos de “Post Mortem”, y sólo así, creo, se pueden tener por cierto esto que los defensores han llamado “actos inocuos”.

En efecto, esa compañía de Sierra hacia todos lados; para la compra del reloj, los regalos, las herramientas, la pintura.  “No podemos negarlo” dicen los defensores, pero tampoco que deben considerarse como la explicación de la participación de Sierra, porque a todos ellos Sierra ha dado una explicación lógica”.

Declaró Olea y Leyva que a pesar de las doctrinas, de las leyes y de los sabios conceptos, existen ocasiones en que no es posible obtener completa luz de los hechos, y fue hasta entonces cuando declaró que en su espíritu había surgido una duda sobre la responsabilidad de Sierra, por lo que concedería el amparo lisa y llanamente, contra la pena de 30 años de cárcel.

SU VOTO CREÓ UN PROBLEMA

Este voto de Olea y Leyva creó un problema  para la Sala, del que si bien es cierto que los señores ministros salieron, no por ello dejó entrever que no había,  o más bien que no podía haber votación mayoritaria.  Dos ministros inclinados  a conceder el amparo para los efectos, esto es, para descartar dos delitos y reducir la pena, y dos en sentido opuesto, confirmando la de 30 años.

Así lo advirtió Chico Goerne, quien propuso que de conformidad con la Ley Orgánica de la Corte, era el caso de pedir al pleno un ministro, para el desempate.

Pero el ministro Olea y Leyva razonó su voto, diciendo que una de las causas que lo llevaban a amparar definitivamente, consistía en que el magistrado Agustín Téllez Vargas, al resolver la apelación, fue más allá de los problemas planteados y agravó la penalidad de Sierra, supliendo las deficiencias habidas en el juicio, lo cual es irregular.  “Sin embargo –añadió- estas apreciaciones voy a reservármelas para concretar en mejor ocasión el asunto meramente técnico, y voto entonces con los señores colegas Chico Goerne y Ruiz de Chávez, para el efecto  de que vuelvan los autos al Tribunal Unitario del Primer Circuito y se cuantifique la pena, tomándose en cuenta la mínima temibilidad de Sierra

Tanto o más, -agregó el presidente de la sala- que no encuentro en el caso de Sierra ningún acto de ejecución.  Todos ellos son atribuibles a Arellano.

Recogida la votación, se produjo el veredicto.  Tal como lo había deducido el periodista de Excélsior, Alfonso Serrano, entre otros de la fuente:

Se concede amparo para el efecto de que se reponga la condena de apelación y considerándose la mínima temibilidad del barítono, se le condene, no obstante, por los delitos de homicidio y lesiones en grado de tentativa.

Terminada la sesión, se designó al ministro Jenaro Ruiz de Chávez, para puntualizar el fallo y devolver los autos al Tribunal de alzada.

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De la columna del prestigiado periodista RAMÍREZ DE AGUILAR, llamada “Siguiendo Pistas” emite sus agudos y analíticos comentarios acerca de la sesión que tuvieron los ministros de la Suprema Corte de Justicia.


PACO SIERRA Y LOS MINISTROS

Lo que salta a la vista es que los ministros Teófilo Olea y Leyva, Jenaro Ruiz de Chávez y Luis Chico Goerne –principalmente el primero y el tercero- de la Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia, tenían grandes deseos de ayudar a Paco Sierra.  Y eso se nota en sus alegatos, como pondré en relieve más adelante.

Su propósito era ayudar a Paco Sierra y lo hicieron.  A la postre, lo ampararon a fin de que el Tribunal Unitario de Primer Circuito reponga el proceso de apelación y sólo sentencie a Sierra por los delitos de homicidio y fraude en grado de tentativa, pero no por lesiones, ni por atentado contra las vías generales de comunicación.

Esto se traducirá, para Sierra, en una reducción de su actual condena de treinta años.

A Emilio Arellano Schetelige, cómplice de Sierra, sí le fue ratificada la sentencia de treinta años.

Si la honorabilidad de Olea y Leyva y de Chico Goerne no estuviera más allá del bien y del mal -¿Está?- Más de uno sospecharía de ellos.  De Ruiz de Chávez, en cambio, nadie ni el más atrevido, se atreverá a dudar.

CHICO GOERNE tiene un punto de vista muy especial acerca de las cosas.  Para él, por ejemplo, tiene mucho más mérito un peleador de peso completo que derrota a uno de peso mosca y con los brazos lisiados, que uno de peso mosca, y con los brazos lisiados, “que derrota a uno de peso completo.

He aquí su exposición:
“... Para la Sociedad, única dañada con la absolución de los reos, es mucho más peligroso Arellano que Sierra, y para medir el grado de peligrosidad, hay que tener en cuenta lo siguiente:

“Los problemas y obstáculos que debe salvar un sujeto para cometer un delito:  su educación, sus creencias, sus hábitos, sus relaciones, su grado de moralidad, etcétera.”  Agrega “...es indudable que Sierra tuvo más escrúpulos que vencer”.

Chico Goerne cree que Arellano, en cambio, tuvo que vencer menos escrúpulos, pues estaba acostumbrado a delinquir.  Así, pues, la temibilidad de Sierra es menor que la de Arellano.

Pues yo, señor ministro Chico Goerne –y conmigo todos los que tengan un gramo de cerebro- creo lo contrario: es mucho  más peligroso quien vence muchos obstáculos y pasa sobre infinidad de escrúpulos, que quien apenas los percibe.  Creo que es mucho más peligroso el hombre que, conscientemente, atropella  educación, creencias, hábitos, relaciones y moral, para cometer un delito.  En el momento en que Sierra se decidió  -aconsejado o no, por Arellano- a poner la bomba en el avión de pasajeros, para cobrar los seguros de vida, se convirtió en uno de los delincuentes más peligrosos y temibles del mundo: porque, con su acto, hizo a un lado todo lo que había constituido la base de su vida, y se entregó de lleno, cerebralmente, al mal.  Fue el boxeador de peso mosca y con los brazos lisiados que noqueó al de peso completo.

El ministro Chico Goerne, como se ve, examinó de manera muy superficial el expediente.  Sacó conclusiones, casi, de la portada.

OLEA Y LEYVA  acaba de sufrir una grave enfermedad.  Y regresó a sus labores tan blando como la mantequilla.  Y “porque sí”  se pronunció a favor de Sierra.

-A sus ojos, Sierra queda convertido en un buen hombre, ajeno al mal y al delito.
Arellano lo acosaba; Arellano lo engañaba y lo hacía acompañarlo a comprar objetos, que después sirvieron para fabricar la bomba; Arellano le dio la mayor parte de los seguros de vida (puestos a nombre de amigos de Sierra) sin razón alguna.

Todos los actos de Sierra, en días anteriores al atentado, fueron “inocuos”, término empleado por los defensores y del que se apropió el ministro Olea y Leyva.

Llegó a la conclusión de que, como no se puede conocer la verdad, lo mejor es no resolver.  O resolver, como lo hizo más tarde, a favor del amparo.

(El maravilloso mundo de Olea y Leyva:  Nadie es culpable de nada, mientras exista un asomo de duda, en la mente del convaleciente).

O sea que Sierra compró todos los objetos para fabricar la bomba; tuvo entrevistas secretas con Arellano en un hotel donde éste se alojaba con un nombre supuesto; tuvo en su poder la mayor parte de los seguros de vida que debían cobrar cuando el avión se estrellara y... por obra y gracia de Olea y Leyva, hay duda sobre su culpabilidad.

                   (¡Que me ahorquen, lector!)

Y ASÍ  gracias a los ministros Chico Goerne y Olea Leyva y a Ruiz de Chávez que los secundó, Paco Sierra gozará de una reducción en su condena.

¿Y por qué no se deja en libertad a Sobera de la Flor?

                                              #####

N. de R.  Allá a mediados de los años cuarenta, cuando siendo operador dactiloscópico de la Procuraduría del Distrito, acudíamos en los turnos, matutino y  vespertino a la Oficina de Ingresos y Libres de la Penitenciaria del D.F., para “tomar” las huellas dactilares de los que entraban y salían del penal.  Cada uno de los dieciocho jueces que eran, integraban en grupo de tres las seis cortes penales.   Aunque nuestros hora de salida era a las 8 de la noche; dependía de la hora en que terminara el juez de turno, ya que podía otorgar la libertad provisional, mediante Fianza o Caución.  La primera la otorgaba una de las compañías dedicadas a tales fines; pero la caución era un depósito en efectivo, cuyo monto señalaba el juez.   Así pues nosotros, nos sentíamos muy agradecidos cuando el turno correspondía al Juez 7° de la 3ª  Corte Penal, licenciado Jenaro Ruiz de Chávez porque, en primer lugar, no aceptaba que litigaran en su juzgado “coyotes” y no aceptaba Fianzas, si no sólo Caución.  De modo que casi nadie obtenía su libertad el día de su ingreso, porque eran muy pocos los que podían conseguir la cantidad fijada en efectivo y salíamos temprano.   Por eso ahora  nos asombra que dicho juez tan riguroso, se haya vuelto tan comprensivo y tan humano al ascender al máximo ministerio de la justicia:  Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Parangonando al brillante Ramírez de Aguilar:   ¡Que lo ahorquen a él!  No me refiero al periodista, sino al ministro de la Suprema Corte.

(S.F.V;)

PACO SIERRA CONDENADO DEFINITIVAMENE A 29 AÑOS DE CÁRCEL.
Casi se Igualó su Pena con la de Arellano.

El Tribunal Unitario de Primer Circuito condenó ayer definitivamente al barítono Francisco Sierra Cordero, a 29 años de prisión.  A su coacusado Emilio Arellano Schetelige, se le confirmó a la vez, la de 30 años de cárcel. 

Ambos fueron declarados culpables  de los delitos de daño en propiedad ajena por explosión, lesiones y ataques a las vías generales de comunicación, así como homicidio y fraude , en grado de tentativa.

Estos delitos se consideraron ejecutados, con motivo de haber planeado y tratado de ejecutar un atentado a una nave de la  Compañía Mexicana de Aviación, para cobrar las pólizas de seguro de vida de un grupo de personas.

El fallo del Tribunal se dictó en cumplimiento de la pasada ejecutoria de la Suprema Corte, que amparó a Sierra, para efectos de que se graduase debidamente  su pena, tenido en cuenta el grado “mínimo de peligrosidad” con relación al dinamitero Arellano Schetelige.

Paco Sierra fue condenado en primer instancia, por el juez federal Clotario Margalli a sólo 8 años de cárcel, pero al apelar él al Tribunal Unitario, este le igualó la condena con la de Arellano, a 30 años.

Contra este fallo, los defensores Raúl F. Cárdenas y Felipe Gómez Mont fueron al amparo, que se falló en una sesión de la sala penal de la Suprema Corte de Justicia, en la que los ministros Juan José González Bustamante y el ponente Rodolfo Chávez Sánchez se pronunciaron contra los reos.

En esa ocasión los ministros de la mayoría, licenciados Jenaro Ruiz de Chávez, Luis Chico Goerne y Teófilo Olea y Leyva, sostuvieron diversos puntos de vista y finalmente unificaron su criterio y ampararon a Sierra, por estimar que no es de la misma peligrosidad que Arellano.

Por mayoría de tres votos contra dos se amparó a Sierra, pero solamente para el efecto de que se hiciera una nueva graduación de la pena.
Sin embargo, al volver los autos al Tribunal Unitario del Primer Circuito, el presidente de él, licenciado Francisco Liceaga y  Águila, declaró, que, “si bien es cierto que la temibilidad se aprecia en relación a los factores subjetivos, esta apreciación no excluye las circunstancias objetivas en que se cometió el delito.”

Dada la naturaleza de los medios empleados para consumar el atentado dinamitero no cabe duda, agregó que la inventiva de Sierra Cordero fue de una originalidad diabólica, reveladora de extraordinaria perversidad, ingenio, astucia, frialdad, indiferencia y desprecio absolutos para la vida de seres inocentes, a quien despiadadamente se condenó a muerte, impulsado por ciega y desenfrenada codicia.

Por tales circunstancias, agregó, es de concluirse que tomada en cuenta la menor peligrosidad de Sierra en relación con la de Arellano, la reducción de la pena debe ser mínima en cumplimiento de la ejecutoria de la Corte y se le condena a 29 años de prisión, en la inteligencia de que Sierra y Arellano deberán pagar mancomunadamente a la Compañía Mexicana de Aviación, por concepto de reparación de daños $67,545.32.

El licenciado Raúl F. Cárdenas, al notificarse ayer del veredicto, declaró que el fallo es injusto, porque de ninguna manera puede compararse la temibilidad de Arellano con la de Sierra, y más aún, agregó, éste es inocente, y tan es así que, incluso durante  la sesión de la sala penal, uno de los ministros Olea y Leyva, expresó duda respecto  de la culpabilidad de mi defenso.

Cárdenas manifestó que la defensa tiene aún el recurso de queja ante la Suprema Corte, del que echará mano para combatir el fallo.

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N.de R.  ¡No me defiendas compadre!  Ha de haber dicho para sus adentros Paco Sierra, porque después de la sentencia original a la  que fue condenado: 8 años; cada vez que se apela la condena crece


EMILIO ARELLANO ESTALLÓ DE JÚBILO EN SU CELDA

Ayer –2 julio 1956-  desde la puerta de la celda 3 de la Crujía “F”, Emilio Arellano Schetelige saluda con la mano en alto: ríe, ríe feliz.  Tenemos que esperar  hasta que acabe la amonestación que hicieron a los celadores en el Polígono, a fin de que no dejen salir de sus crujías a los reos.

Dentro de la celda, Arellano  suelta exclamaciones que denuncian a las claras su regocijo.  Ya lo sabe él, se le notificó antes que a Paco Sierra; a él le confirmaron su sentencia: 30 años de cárcel, y ahora ya, y eso también lo sabe, toda gestión es inútil; no podrá, de ninguna manera, rebajársele ni siquiera simples doce meses.

-Sí, estoy conforme con la tesis que sustenta el licenciado Téllez.  Rectifica y le rectificamos: licenciado Francisco Liceaga Agiar, sentenciador de Paco Sierra y presidente del Tribunal Unitario del Primer Circuito.

-Sí, eso, estoy muy conforme, y en cuanto a si es justa la sentencia, mire usted, en cuanto a la responsabilidad, sí es justa, muy justa; pero en cuanto a la penalidad, eso sí quién sabe, yo no soy juez.

Acciona con las manos al hablar del acontecimiento que a él más que a nadie, debe haberle regocijado en forma extraordinaria.

-En la  Corte no se vio ni discutió el asunto a fondo; se discutió nada más la personalidad de uno y otro; que si Paquito era malo, que si era bueno y, con las súplicas de Esperancita, qué caray, ¡Paquito  salió muy bueno, y yo un ogro feroz, poco menos que un monstruo! 

HISTORIA DE UN BORRADOR

Arellano es explícito en sus respuestas; asegura que no tenía del asunto ni la más leve idea.  Todas las discusiones, originadas en la Suprema Corte, cuando estuvo ventilándose el caso de ambos, versaron sobre su peligrosidad.

-Yo no sabía nada, aunque algo me platicaron de un borrador que dejó el licenciado Téllez (Agustín Téllez, a quien sucedió el licenciado Liceaga Agiar); lo dejó, me dijeron, para que su sucesor, si quería, lo leyera o si no, pues que hiciera otro, pero allí estaban sus puntos de vista.  Podrá ser cierto o no lo del borrador que dejó el licenciado Téllez, pero lo que sí es cierto es que Arellano estaba ayer feliz por el hecho de que al hombre que se ha señalado como su cómplice se le castigue con veintinueve años de cárcel, uno menos que a él.  Vale apuntar lo que en este caso ha sucedido.

Paco Sierra fue sentenciado, en primer instancia, por el Juez 2° de Distrito en Materia Penal, licenciado Clotario G. Margalli, a ocho años de prisión, y al apelar del fallo, el Tribunal Unitario de Primer Circuito, igualó la condena, o sea que revocó los ocho años e igualó la condena a treinta, considerando que tanta culpa tenía Arellano como el barítono.

Vino entonces la demanda de amparo ante la Suprema Corte de Justicia y ésta al fin amparó a Paco Sierra, sólo para que se modificara la condena y así fue a dar el expediente a manos del licenciado Francisco Liceaga Agiar, cuya conducta como magistrado del Segundo Tribunal Colegiado de Circuito dio mucho que decir, sobre todo en dos casos concretos: Manuel Prieto Crespo y Darío López Velarde.  Y ahora Liceaga Agiar, como luego dicen, se ha sacado la espina.


EL INTERÉS DE ARELLANO

Lo que me interesaba a mi es que la Sociedad quedara enterada de que en la Corte se amparó a Paco, pero no por su peligrosidad, y creo que eso ya se satisfizo  y plenamente; yo estoy completamente de acuerdo con la opinión del abogado que sentenció a Paco a 29 años de prisión... ¡Es justo!  Arellano rememora entonces algunos datos y hace profética sentencia que abarca un término de seis meses.

-No lo diga usted, no lo diga; pero acuérdese que se lo digo ahora; ya vera... será sensacional!...

Ahondamos sobre el asunto, pero firmamos moralmente el compromiso, no anticiparemos nada.

LA MISMA VIDA AQUÍ Y AFUERA.

Arellano, dentro de la alegría que no puede disimular y, además no se preocupa por pretender hacerlo, enfila entonces por caminos filosóficos.

-Mire usted –dice sentencioso-la conducta del individuo una vez que está preso, quiere decir mucho para conocer el carácter de cada quien; aquí, Paco sigue llevando la misma vida que llevaba afuera; ha hecho dos o tres cositas muy feas.  Cita hechos concretos y hay nombres de algunos que se vieron envueltos en chantajes, amenazas, etc.  Arellano finaliza diciendo, con extraña firmeza:

-Conocí a Paco mejor estando en la crujía de turno que en los años que llevamos aquí encerrados; esa noche que hablé con él por primera vez, ya detenidos, se me hincó, me suplicó llorando  que no fuera a decir nada... y después... bueno, después, usted ya sabe lo demás.

Y Emilio Arellano Schetelige tornó a sonreir;  ahora él y Paco Sierra serán compañeros de presidio por casi el mismo número de años        


LA DEFENSA PONE PEROS Y LA OPINIÓN APRUEBA

Mientras que la defensa del aerodinamitero  Paco Sierra, Raúl F. Cárdenas y Felipe Gómez Mont, tronaban contra el fallo dictado por el Tribunal Unitario del Primer Circuito, por conducto de su presidente, licenciado Francisco Liceaga Aguiar, que condena al barítono a sufrir la pena de veintinueve años de prisión, tomando en cuenta su grado de peligrosidad, este último funcionario se excusó de emitir declaración alguna al respecto, concretándose a decir,  que todos los antecedentes del caso fueron estudiados y el veredicto está por tanto pegado a la Ley

La defensa  se queja que el magistrado sólo estudio el caso durante tres días, que la sentencia de segunda instancia se tardó seis meses, y que el magistrado Agustín Téllez necesito de un año para estudiar el caso.

En círculos judiciales, se comentó en forma favorable la sentencia del magistrado Liceaga Aguiar, expresándose que en esta ocasión la justicia no se impresionó con las maniobras de la defensa, para restar fuerza al castigo a que el barítono se hizo acreedor por su extrema peligrosidad

Se dijo que el magistrado Liceaga Aguiar obró de acuerdo con la ley, al tomar en cuenta no sólo los antecedentes de buena conducta, modo de vida hogareña y situación económica estable del acusado, sino también las circunstancias objetivas y subjetivas considerando entre las primeras la naturaleza de la acción y de los medios empleados, la extensión del daño y del peligro causado, así como la naturaleza de los medios empleados para ejecutar los delitos  imputados a Francisco Sierra Cordero.

 “PACO NO VOLVERÁ A CASA”  EXCLAMÓ ESPERANZA IRIS

Se ha cerrado la última de las esperanzas para una mujer enamorada que aguardaba anhelante el momento de la libertad para el hombre que es su esposo y que está encerrado en la celda 27 de la Circular 1 de la Penitenciaría capitalina.

Madrugó ayer y antes de las nueve de la mañana estaba en el penal.  Solamente ellos saben lo que se dijeron; no hubo indiscretos, si acaso algún familiar.

Y una hora después, Esperanza Iris, esposa de Paco Sierra., otrora barítono, abandonó la prisión esquivando a los fotógrafos a quienes les pidió que respetaran su dolor.
 
-Paco no volverá a casa, por lo menos, no me encontrará a mi. ¡Pobrecito!  Es una cosa horrible, y mire usted cómo estoy.

Bañada en lágrimas, la Emperatriz de la Opereta, que vive ahora intensa tragedia, fuera del tablado, en su propia vida, estaba por abordar un  automóvil

-Es una cosa muy extraña como ha ocurrido esto; se me hace imposible; le buscamos por todos lados, pero tal parece que Paco estaba predestinado para entrar allí y no salir nunca. ¡Pobrecito!  Tengo una aflicción muy grande.

Se enjuga las lágrimas con un pañuelo de encaje; se recarga en el automóvil, cuya puerta está ya esperándole, y añade:

-¡Imagínese, hoy precisamente recibo este golpe, cuando cumple años de muerto mi hijo!  Así es que pena sobre pena...

Los sollozos le ahogan y no dice más; más tarde fue a refugiarse al oratorio de su  casa, del Teatro Iris, y allí de rodillas ha de haber pedido clemencia para sus penas.  Ella, en verdad, no tiene la culpa de lo que fue o sea su marido.  Paco Sierra Cordero.

PACO SIERRA
AMARGADO POR LA PREMURA DE LA SENTENCIA

¡No es el primer Pilato!
Dejó de hojear la revista “Look”, impresa en inglés, y desde su banco, en el interior de la celda 27, de la Circular I, de la Penitenciaría del Distrito Federal, Paco Sierra Cordero comentó la sentencia en su contra, por largos, eternos veintinueve años de prisión, uno menos que a su socio Emilio Arellano.  Minutos antes había estado su esposa, Esperanza Iris; no hizo sino confirmarle el informe de la víspera, ¡Veintinueve años! Y apenas van cuatro.  Aparentemente Paco, de momento, no se inquietó por la determinación judicial.  Empero jamás, en las entrevistas que habíamos celebrado con él, se mostró tan violento y es que en esos momentos, después de un rato de plática, el barítono estalló, ya no podía aguantárselo.

Hay para nosotros la afabilidad de siempre, lo que sea de cada quien; el hombre se desahoga y sus palabras se vuelven atropelladas e irónicas: -“Un señor que pasa por alto todo, ¿Qué se puede esperar de él?  Mire usted qué casualidad; el último caso que llegó a sus manos fue el primero que sale”.

Hace cuentas con los dedos y socarronamente dice: “A ese señor –se refiere al magistrado Francisco Liceaga Aguiar, su sentenciador a 29 años de  cárcel-. Lo nombraron el día 16 de agosto; le dieron un banquete el 17; el 18 fue sábado y domingo 19, días en que no se trabaja, ¡ Y me sentenció el 20!  Es algo demasiado raro y muy precipitado, ni siquiera tuvo tiempo de leer el expediente de más de dos mil hojas.  Han dicho que compramos a los ministros de la Suprema Corte, pero que, ¿Qué se compró? ,  Se compra algo que se recibe, ¿Qué, pues, se ha comprado aquí?... El público es infantil, niño y lo cree fácilmente todo.

EL CABALLEROSO PACO SIERRA

Después Paco se deja llevar en verdad de la violencia; gesticula y recurre al léxico poco usual en él:: “-No hay derecho a que se insulte a doña Esperanza Iris; aceptando, sin conceder que yo sea culpable ¿Con que derecho se le insulta?  Esos  que lo hacen, bien vale llamarles  ¡Maldecidos!  Fue una desgracia para Doña Esperanza el haberse encontrado conmigo.”

Tiembla la papada del barítono, que ha engordado excesivamente en los últimos meses.  Es seguro que ya no hace ejercicio, como antes solía
“¡Es cobarde que se tome el caso mío para insultarla a ella; que digan de mi lo que quieran, lo que quieran, pero que a ella la respeten!”

Salta la pregunta, pero Paco Sierra no parece decidido a replicar; luego alza los hombros y al fin se decide:

-“Fue por la mano de Doña Leonor; para quedar bien con los de arriba; estoy. peleando  contra algo que no se ve..¿Qué haría usted en mi lugar?  ¿Puede usted  opinar de algo que no se ve?

Un vigilante llega con una boleta en la mano y llama al recluso: ¡Paco Sierra. Al Polígono!   Y el comentario rebota sobre la mesita.

-“Mire usted que prisa tendrán del polígono que me llaman para notificarme; nunca antes lo habían hecho; ha de ser para eso, y es curioso, mis abogados no tuvieron tiempo ni siquiera para hacer un escrito y ya este señor Liceaga Aguiar me manda notificarme, y ese señor, pudo sentenciarme en 24 horas...  Estamos luchando contra algo que no está escrito.  Era necesario sentar un procedente a como diera lugar.

EL ESTORBO EN LAS ISLAS MARÍAS

Paco Sierra se ha transformado; ahora sí está nervioso, inquieto; ahora sí la preocupación, en medio de su risa que quiere disimular la agobiante carga que el licenciado Liceaga Aguiar  echó sobre sus hombros, está estrangulándolo, a pesar de su corpulencia física.

-Mire usted, nunca se ha dado el caso de que un día para otro se estudiara, resolviera y notificara un asunto, ¿Qué les estorbo aquí?  ¿Ya me van a mandar a las Islas Marías?    Vuelvo a repetirle que estamos luchando contra algo que no se ve, algo que no es normal.  Los hechos nos hacen hablar:  En la Suprema Corte de Justicia, cinco señores ministros tardaron más de un año en conocer el expediente y diez días después uno de ellos hizo la ponencia y argumentaron dos días para darnos la razón que me asiste, y ese señor...y bien, ¿En qué me ampararon?  Usted verá, tengo 45 años de edad y 29... y todavía dice ese señor que merecía más.  No ha estudiado el caso y ya me ha juzgado más de la cuenta.

PREMURA EN TODO

Es evidente que Sierra está amargado, el amparo de la Suprema Corte que le hizo concebir  esperanzas de obtener su libertad absoluta, se disiparon por completo; hay, sí, el recurso de queja ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero esto es como una lucecita perdida allá, muy lejos, en la mitad de un vendaval.  Vuelve las hojas de la revista norteamericana que tiene sobre mesa y luego insiste en decir que no está preocupado.

-Ya en una cosa de estas no hay preocupaciones; además estoy  como el boxeador que se sienta en el banquillo y antes de que suena la campana siquiera, allí  mismo, sentado y sin siquiera sacudir los guantes le dicen que ya perdió.
Renueva su carga contra quienes han insultado en diversas formas a Esperanza Iris y también regresa sobre el camino de la premura.

-Hay premura en todo y seguramente ahora es para notificarme, porque a estas alturas no será para traerme un pastel

SE NOTIFICÓ EN EL POLÍGONO

Cuando iniciamos la marcha hacia el polígono, donde espera el licenciado Antonio Taracena, el hombre está desecho.

-Nada ha de durar, quien no quiera enterarse de que me notificó en el polígono.

Y así es.  Son las 11:10 de la mañana y tres minutos después  Paco, luego de proporcionar el número de un teléfono y hacernos una súplica, regresa con un vigilante a la celda 27 de la Circular 1, donde su amigo y compañero de reclusión ,Alberto Weisman, gritó a voz en cuello:

-¡Es una infamia la que han hecho a este hombre!

 (La Prensa.  2 julio 1956.)
                                                     *****

Artículo publicado el día 25 de agosto de 1956:

Siguiendo Pistas
                           

UNO ENTRE MILES
Por Ramírez de Aguilar

MAS DE ocho y menos de treinta...”
 Eso dijo la Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia; es decir, los ministros Teófilo Olea y Leyva, Luis Chico Goerne y Jenaro Ruiz de Chávez, pues los ministros Juan José González Bustamante  y Rodolfo Chávez Sánchez se opusieron a ese fallo.

¿Más de ocho y menos de treinta?
Bien, bien.  Allá va:

Veintinueve años de prisión.

Y muy tranquilo, como si se hubiera quitado una mota blanca de un traje negro, el licenciado Francisco Liceaga y Aguiar, presidente del Tribunal Unitario del Primer Circuito, firmó la sentencia.

Paco Sierra fue condenado, así, a veintinueve años de prisión.  Y es, según la Ley, la sentencia definitiva.

¿Un comentario sobre la sentencia?  Sólo dos palabras –y con ellas podría dar por terminada la columna-: es justa.

Es justo que a Paco Sierra se le haya condenado, tomando en cuenta los antecedentes y delito mismo, a veintinueve años de prisión.  Es justo.  Si alguien lo duda y se conduele, recuerde el delito de Paco Sierra (perfectamente probado): Trató de hacer estallar, en el aire, un avión lleno de pasajeros, con el único fin de cobrar pólizas, por cerca de un millón de pesos.  Es decir: con tal de obtener  esa suma, no pensó en la veintena de personas que iba a morir en el aire, o al estrellarse el avión.

Ese es el delito.  Cierto que Paco Sierra no lo urdió solo; tuvo un cómplice: Emilio Arellano Schetelige.  A éste, el juez de Distrito, el Tribunal Unitario y la Suprema Corte, lo condenaron a treinta años de prisión  Sierra, en cambio, tuvo suerte: el juez de Distrito lo condenó a ocho años de cárcel;  pero no quedó conforme y acudió al Tribunal Unitario, y éste le igualó la condena con la de Arellano.  Otra vez Sierra llevó el asunto más lejos: a la Suprema Corte.  Y ésta ordenó –por mayoría-,  que le fuera reducida la condena, “tomando en cuenta la poca peligrosidad de Sierra, en relación con Arellano”.

Fue entonces cuando el magistrado Liceaga y Aguiar acató la orden: redujo la condena.  ¿Eran treinta años?  La bajaremos; serán veintinueve...

Consideró, además, que Sierra “fue de una originalidad diabólica, reveladora de extraordinaria perversidad, ingenio, astucia, frialdad, indiferencia y desprecio absoluto  para la vida de seres inocentes, a quienes despiadadamente se condenó a muerte...”

Eso opinó Liceaga y Aguiar.
Y a mi me parece justo.

ESCANDALIZARAN LOS DEFENSORES DE Sierra.  Pero a estas alturas poco les queda por hacer: quejarse en la Suprema Corte.  Y decir que Liceaga y Agiar falló precipitadamente.

 (Excélsior)




Tras de 13 Años en el Negro Penal de Lecumberri, Paco Sierra pasó
a la Penitenciaria de Santa Marta Acatitla

Reportaje de Higinio Moreno.

Trece años de su vida pasó Francisco Sierra Cordero, conocido no sólo en México sino en otros países con el nombre de Paco Sierra, como residente en la Cárcel Preventiva de la Ciudad.  Ayer abandonó el Negro Palacio de Lecumberri, pero no para obtener la ansiada libertad, sino para ser huésped,  por muchos años más, a la Penitenciaría del Distrito Federal, ubicada en Santa Marta Acatitla, Ixtapalapa.

“Trataré de ser útil allá, en ese nuevo hogar que desconozco; creo que, por lo menos, se dirá que durante mi reclusión de 13 años aquí, en los cuales he visto desfilar a verdaderos ases de la delincuencia, no sólo observé buena conducta, sino que ha sido ejemplar y constructiva...”


TREINTA KILOGRAMOS DE PALABRAS

Paco ingresó a la prisión el 1° de octubre de 1952, acusado de varios delitos que se derivaron de tremendo dinamitazo de un avión, el primero del cual obtuvo noticia nuestro país y que fue debidamente informado.

El dinamitero material, Emilio Arellano Schetellige, se encuentra actualmente en las Islas Marías.  Fue sentenciado a 30 años de prisión, convicto y confeso.

Paco Sierra fue sentenciado a 8 años en primera instancia, por el juez de Distrito Clotario Margalli, quien a pesar de que estableció la duda sobre la culpabilidad  del cantante, lo encontró culpable.  Por esa razón, y porque la defensa interpuso el recurso de apelación siguiendo los pasos del fiscal, la sentencia fue elevada a 30 años, siguiendo la norma de que, a igual delito igual pena.

Paco Sierra dijo ayer que piensa escribir un libro, el cual inició hace tiempo; en él describirá  lo que vio en Lecumberri, sobre todo a los ases de la delincuencia internacional; pero también escribirá las desventuras de los reos, y en capítulo especial las que sufrió personalmente, durante su reclusión, como la muerte de su madre y la de su esposa, la que fuera reina de la opereta Esperanza Iris.  El libro se llamará  “ El Delito no Paga”.

Sierra integró un coro de 120 voces, dentro de Lecumberri.  Jamás ha existido en el penal, y quizás en ningún lugar del país un orfeón varonil de su calidad.  Ayer fue la última –seguramente- dirección que tuvo Paco, pues en lo sucesivo  lo dirigirán el músico Tirso Rivera, o Chávez Orozco o Magaña.

(11 de noviembre de 1965)
                                              
“El Sol de México” en su edición del 11 de noviembre de 1965, publicó:


QUITARON A LA CÁRCEL  PREVENTIVA,  SUS DOS PRISIONEROS MÁS POPULARES.

“Trece años de encierro no han hecho mella en mi fe en Dios y en México.  Dejo lo que más quiero en mi vida: el Coro que formé y que es para mi,  como un hijo”.

Con las anteriores palabras se despidió ayer Francisco (Paco) Sierra Cordero, de sus compañeros de reclusión de la Cárcel Preventiva de la Ciudad, (Palacio Negro de Lecumberri)  al ser trasladado, a las 16:00 horas, a la Penitenciaría del Distrito Federal.

También fue trasladado ayer al penal de Santa Martha Acatitla, José (Pepe) Villa, sentenciado a purgar una pena de 8 años por homicidio.

A Paco Sierra se le procesó como autor intelectual del fallido intento para dinamitar un avión en el que viajaban varios obreros contratados por él y su cómplice, Emilio Arellano Schetelige, y de los cuales esperaban cobrar sus seguros de vida, hecho ocurrido en 1952.

En cuanto a Pepe Villa, director de un conjunto de mariachis, al surgir una discusión por un accidente de tránsito en diciembre de 1960, dio muerte a un hombre, pero él insiste en que por haber perdido el conocimiento al resultar herido, no recuerda nada.

Los dos tuvieron frases de agradecimiento para el general Carlos Martín del Campo, Director de la Cárcel Preventiva, y dijeron que se dedicarán en el reclusorio de Santa Martha a formar nuevos conjuntos melódicos, y a “realizar una labor constructiva como lo hemos hecho hasta ahora”-

AL FIN PACO SIERRA OBTUVO SU LIBERTAD

La revista especializada en noticias relacionadas con la delincuencia en  general y con los investigadores policíacos en particular. “Alerta”;  inició en su edición del sábado 19 de junio de 1971, una serie de artículos titulados “La Muerte Viaja en Avión”, escritos por su hábil reportero Felipe Bustamante, y que prosiguieron apareciendo semanalmente.

“En su cómodo domicilio ubicado en la Villa Olímpica, hablamos con el barítono Paco Sierra, esposo que fue de la llorada Esperanza Iris y hombre que en el año de 1952 recibió los más duros calificativos por la monstruosidad del crimen  que se le achacó.

“Paco Sierra no desea publicidad ni que su pasado sea resucitado.  Sólo aspira a vivir en paz y en medio de la seguridad que para él representa el hogar que no conocía hasta el martes 1° de Mayo  de 1971., día en que  recobró la libertad después de 18 años y ocho meses de reclusión...  Allí, en esa casa que compró para su familia, fue tiernamente recibido por su esposa María Luisa y sus hijos Francisco José, María de Lourdes, Martha y Maritza.

“Soy inocente-  No fui cómplice de Emilio Arellano, como se afirmó.  ¿Cómo es posible creer que en forma fría y deliberada  planee el asesinato colectivo de diecisiete personas, para lucrar con la muerte de siete de ellas...  La justicia, y en consecuencia la opinión pública, me condenaron injustamente y soy, por tanto, un ser humano expulsado del seno de la Sociedad...  Pero repito, fui a la cárcel sin tener culpa alguna en aquel lamentable caso...

“A fines de la década de los cuarentas, Paco Sierra triunfaba en grande en el Palacio de Bellas Artes, interpretando “Aída” y “Rigoleto” con su magnífica voz y estilo incomparable.  Era un león de la Sociedad cuya presencia en sus fiestas se disputaban las damas encopetadas de la época.

“Vivía como un rey y gastaba el dinero a manos llenas.  Con su esposa, Esperanza Iris, ocupaba un apartamiento  montado a todo lujo en el teatro del mismo nombre...  Contenía, entre otras cosas, valiosas piezas de arte.  El costoso mobiliario antiguo se combinaba con excelente buen gusto, con el moderno, no por eso menos caro.

Lo malo que el cantante de ópera gastaba más de lo que percibía...  Y doña Esperanza era famosa por su afición al ahorro.  En consecuencia no le abría con facilidad  su bien rellenado  bolso.
¡Sería ese el motivo por el cual Paco aceptó ser cómplice del ingeniero Emilio Arellano en el plan para destrozar, mediante un bombazo, el avión, y cobrar los seguros de vida de siete  personas?  ¿Lo hizo por tener problemas económicos?

Partimos, por supuesto de la base de que Paco fue culpable, según todo hace suponer porque las pesquisas se hicieron en forma exhaustiva, la evidencia resultó ser abrumadora, y se le condenó para culminar el proceso

El barítono lo niega.

“Todo lo hizo Schetelige -nos dijo- Las pólizas aparecieron en mi poder, porque dos días antes después del atentado, el ingeniero me las dio a guardar.  Fui una víctima de la evidencia circunstancial...”

Sea como fuera, ha pagado su deuda con la Sociedad y tiene el derecho de rehacer su vida, dentro de lo posible

A MANERA DE ÍNDICE
            
           Avisos que aparecieron en los diarios El Universal y Excélsior, los días
12 y 13 de septiembre, solicitando personal, para diversas labores.
De Silvestre Fernández Cervantes, se retomaron sus notas manuscritas  a partir del 24 de septiembre de 1952.
Sus informes como Supervisor del Servicio de Vigilancia de la Compañía Mexicana de Aviación, al Jefe de Relaciones Industriales, a partir del día 25 de septiembre de 1952,, y de los días 25, 26, 28, 30 de septiembre y 6 y 30 de octubre de 1952.
Comunicaciones de Relaciones Industriales a Silvestre Fernández, de fecha  25 de septiembre de 1952.  Comunicación de la misma fecha a los supervisores de las Oficinas de Despachadores y de Boletas;, así como a los Gerentes Locales y a Todas las Estaciones
Circular # 39 del 27 de septiembre de 1927 de la Jefatura de la Policía de Caminos, dirigida al Jefe del Servicio de vigilancia.
Informe de la Oficina de Ingresos y Libres de la Penitenciaría del D.F., del 27 de septiembre de 1952, relacionada con los procesos de Emilio Arellano Schetelige.
Comunicación del 24 de octubre de 1952 de Humberto Lazo, en relación con los antecedentes delictivos de Emilio Arellano, en Chihuahua.
Entrega que hace Pablo Calderón, vecino de Ixtapa, Edo. De México, de 26 artículos que encontró el 24 de septiembre de1952, en el vaso del Lago de Texcoco, y que se recibieron el 2 de octubre de 1952
Relación de pasajeros del vuelo del avión XA-GUJ de 24 de septiembre de 1952.
Comunicación del 6 de octubre de 1952, del Superior de los Servicios de Vigilancia, informando a Relaciones Industriales del préstamo que por $50,000  hicieron Paco Sierra y Arellano.
Comunicación del 8 de octubre de la    Cía . Mexicana de Aviación, informando a la Procuraduría de la República,  del asunto anterior.
DIVERSOS INFORMACIONES PERIODÍSTICAS, de
“El Universal Gráfico”
Cartón de ”La Prensa” por DON YO.
De Víctor Ceja Reyes.-
De Martín del Campo. de La Prensa
De la “Extra”  de Ultimas Noticias, de M. Campos Díaz y Sánchez.
Del Excélsior
De “Novedades”
De M. Campos Díaz y Sánchez de la EXTRA de Últimas Noticias
Del Novedades
De Carlos Ravelo del Excélsior
De Alfonso Serrano del Excélsior
De Ramírez  de Aguilar del Excélsior

°   De Martín del Campo de La Prensa
De Alfonso Serrano, del Excélsior
De Clara Montes de La Prensa
De Luis C. Márquez de La Prensa
Del Giiero  Eduardo Téllez V., de El Universal.
De Armando González de Tejeda de La Prensa
De José Luis Parra de El Universal Gráfico
De Ángel Marín de El Universal Gráfico
De Higinio Moreno
De Felipe Bustamante de Alerta.
 *    El Sol de México

Se espera que estén incluidos todos los reporteros que escribieron estos acontecimientos; de no ser considerados algunos de ellos, les otorgamos nuestras sinceras disculpas, por la omisión, pero hacemos hincapié en que algunos reportajes no consignaban nombre del autor.


                                                  Gracias.