PERPETRADO
POR
EMILIO
ARELLANO SCHETELIGE
EN
COAUTORÍA DE
PACO
SIERRA ELIZONDO
En la fría mañana del día 24 de septiembre
de 1952, se empezaron a congregar en la sala de espera del Puerto Central Aéreo
de la Ciudad de México, los pasajeros que dentro de unos minutos abordarían el
avión de
la Compañía Mexicana de Aviación (CMA) con destino a la ciudad de Oaxaca.
En esos años la sala de referencia, comparada con la que actualmente está en
operación, era muy pequeña, pues sólo se tenían dos plataformas de acceso para
abordar las naves, una para los vuelos naciones y la otra para los
internacionales. Casi todas las naves
eran Douglas DC2 y DC3, es decir para catorce y ventiún pasajeros
respectivamente. Eran aviones muy confiables, razón por la cual durante muchos
años la CMA obtuvo el reconocimiento internacional por su seguridad y recibía
anualmente el diploma respectivo.
Las rutas internacionales se operaban con,
lo que ellos llamaban los nuevos “monarcas del aire”, los lujosos Super 7C y
Super 6, con sólo cuatro destinos: Chicago, Los Ángeles, San Antonio y La
Habana. El vuelo a Los Ángeles lo
efectuaban en sólo cinco horas. En la
actualidad, se completa en poco más de
tres horas.
La otra compañía que nos visitaba cotidianamente era la American Air Lines, con
su llamado “avión insignia”.
El vuelo que nos ocupa para nuestra
historia es el 575, con destino a Oaxaca,
la matrícula del avión era: XA-GUJ. Los
tripulantes: como piloto el Capitán Carlos Rodríguez; copiloto, el Capitán
Agustín Jurado Amilpa y la sobrecargo Lilia Novelo Torres.
Los pasajeros: Henry Mankin y su esposa
Gertrude, que dieron como domicilio el Hospital Inglés; Margaret, esposa de
Albert Waltz, y su hija de 10 años:
Katherine, vivían en la Colonia Florida, Laura Kennedy, en la Colonia del
Valle; ; Ezequiel Camacho, en las Vizcaínas, Margarita T. Maison, regresaba a
su domicilio en Oaxaca; Robert Stopler: Hotel Geneve; June y Arthur Barth:
Hotel Majestic; Esther Magallanes Orozco y Juan Vargas Vera: en las calles de
Bucareli; Carmen Castillo de Bretón, Yolanda Hernández Castillo y J. Jesús
Flores Bretón, en la Colonia Potrero del Llano; Ramón M Arellano en la calle de
Baja California y Rosendo G. Medina, también con domicilio en la Ciudad de Oaxaca.
A las 8:01 de la mañana, el avión se enfiló
hacia la pista que le asignó la Torre de Control del Aeropuerto y tomó el rumbo
hacia la ciudad de Oaxaca, destino final de todos los pasajeros que iban a
bordo. Dieciséis minutos después en
pleno vuelo la nave se sacudió violentamente como consecuencia de una explosión
cuando volaba a razón de trescientos kilómetros por hora, velocidad catalogada
como considerable en aquella época.
La explosión ocurrió en la parte delantera
izquierda de la nave, atrás de la cabina de mando, abriendo un boquete de un
poco más de dos metros de alto por uno de ancho, se originó en el
compartimiento de carga en donde se
transporta el equipaje de los pasajeros.
Afectando con heridas leves a los pasajeros norteamericanos Henry y Gertrude Markin, matrimonio que iban
sentados en la parte delantera de la sección de pasajeros.
De inmediato la sobrecargo Lilia Novelo
Torres, acudió a tranquilizar a los pasajeros, proporcionándoles su atención
y dándoles, lo único que tenía a la mano, chicles.
El piloto de la nave Capitán Carlos
Rodríguez Corona, veterano del glorioso Escuadrón 201, que combatió en la II
Guerra Mundial, en el Pacífico, tomó la decisión de descender de inmediato,
aterrizando en el Campo Militar de Santa Lucía que está ubicado en la
carretera a la ciudad de Pachuca. Logrando llevar a salvo a los diecisiete
pasajeros y a los tres miembros de la tripulación.
Boquete abierto
en el avión por la bomba de tiempo que se introdujo en el equipaje
|
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La Mexicana (CMA) envió de inmediato una aeronave
a Santa Lucía para recoger al pasaje para traerlos de nuevo al Aeropuerto
Central, donde se dispuso de otro aparato, para que los pasajeros reanudaran su
viaje a la ciudad de Oaxaca; pero sólo seis, aceptaron.
En tanto que se daba parte a las
autoridades correspondientes, de inmediato se encaminó al lugar en donde quedó
la nave averiada, el detective Silvestre Fernández Cervantes., sagaz y
experimentado investigador, quien fungía como encargado de la seguridad de la
Mexicana (CMA), con el fin de iniciar las pesquisas que pudieran aclarar las
causas y establecer quiénes eran los responsables.
Por su parte los peritos de la Dirección de Aeronáutica
Civil de la SCOP –Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas-y los técnicos
de la empresa., iniciaron su investigación. A estos se sumarían los agentes de
la Policía Judicial Federal y de la Dirección Federal de Seguridad.
Estos últimos, por disposición del Presidente de la República;
licenciado Miguel Alemán Valdez, ya que a primera vista se estimó que el accidente
se debía a alguna substancia explosiva contenida en alguno de
los equipajes que no resistió la altura, o tal vez ocasionado por un movimiento
brusco del propio avión.
EL
PASAJERO EZEQUIEL CAMACHO
Esta persona natural de Colombia fue uno de los pasajeros
que viajaba en el avión averiado, deambulaba a las 12 horas, del mismo día, en
la Oficina de Boletos de la compañía aérea. Se le invitó a tener una entrevista con el señor
Carlos F. Aizpuru, uno de sus funcionarios, al cual comentó lo siguiente:
Que el día 12 de septiembre vio un anuncio
en un periódico en el que se solicitaba matrimonio para un campo de turistas,
sin embargo él que tenía necesidad de conseguir un trabajo acudió a un edificio
de las calles de Uruguay y se entrevistó con un persona quien le dijo que pertenecía a la agencia que había puesto el
anuncio, le pidió diez pesos, que entregó y lo mandó con una tarjeta a ver a Eduardo
Noriega al Hotel Coliseo. Le dijeron que
allí tenía un cuarto, pero que en ese momento no estaba, mientras lo esperaba
llegó otro individuo que tenía unas
cortadas en la frente, que también preguntó por el señor Noriega, y que fue
también uno de los pasajeros que abordó mismo avión que él. En otra ocasión sí lo encontró y le aseguró
que también para él, habría trabajo, que le recogió el pasaporte y todos sus
documentos; informándole que por
exigencias de la ley tendría que sacar un seguro de vida, avisándole que se iba
a cambiar al Hotel Gillow y que en ese hotel continuó viendo a Noriega. Que el sábado 20 o domingo 21 fueron juntos
al Aeropuerto para comprar el seguro; pero como ya era tarde no estaba el
empleado que arreglaba los seguros, por lo que lo citó para el día siguiente.
. Que llegaron como a las diez de
la mañana y que él firmó el seguro sin haberlo leído y sin saber quién era el
beneficiario. Una vez cubierto este
requisito Noriega le dijo que saldrían para Oaxaca el día 22, comunicándole
posteriormente que la fecha sería hasta el día 24, que le indicó que se fuera a
alojar al Hotel Congreso y que ahí pasaría a recogerlo en un coche.. Que el día 23 le dejó Noriega temprano en la
administración del hotel un sobre con treinta pesos y un recado
manuscrito. Este sobre se envió
posteriormente a la Jefatura
de Policía. para ver si se encontraban huellas digitales. Ese mismo 23 por la noche vio a Noriega quien
le fue a avisar que ya estaba todo listo para salir al otro día. Que el día 24 llegó a recogerlo temprano el
coche que lo llevaría al aeropuerto; que al llegar se encontró a Noriega que ya
lo esperaba. Eduardo Noriega llevaba dos
petacas una marrón grande de cuero y una gris de pasta. Noriega le dijo que él también viajaría con
ellos, indicando que los pedazos que había recogido en el avión se parecían
muchísimo a una de las petacas de Noriega, quien a última hora no viajó y que
no sabe quién o cómo subieron sus petacas a la aeronave.
Termina su relato diciendo que el tal
Noriega es como de 48 años de edad, alto como de 1.79 m., de color blanco, cara
alargada, usa lentes, sin bigote, pelo regular y entrecano.
OTRA
VERSIÓN
Ese mismo día al filo de las dos de la
tarde se presentó en la redacción del periódico Excélsior el mismo señor Ezequiel Camacho de origen colombiano,
trayendo en sus manos un pedazo de lámina, diciéndoles a los reporteros que era
de la puerta de la cabina del avión que le había tocado a él, en la explosión,
lastimándole ligeramente una mano.
Con cierto misterio atribuía la explosión a
un acto de sabotaje de parte de un señor Noriega quien había llegado por la
mañana al Aeropuerto y que después de checar dos maletas, desistió de su viaje,
entregándole su boleto a un señor
Camacho, a quien le había ofrecido también un empleo en un campo de turismo en
Oaxaca. Asegurando que no sabía qué
clase de empleo era el que iba a desempeñar
y que las únicas instrucciones que recibió de Noriega, era de llegar a
Oaxaca, en donde le esperarían en el Aeropuerto, para indicarle lo que tenía
que hacer. Presume que las maletas
depositadas por el mencionado Noriega, podrían servir de prueba a su dicho y
que las de él, más o menos maltrechas las recogió.
INSPECTORES
PARA LA INVESTIGACIÓN.
La Dirección de Aeronáutica Civil informó
por la noche, del mismo día del accidente, que se designaron dos inspectores a
fin de que hagan una detenida investigación para aclarar el origen de la
explosión ocurrida en el avión de la CMA,
Las primeras averiguaciones confirmaron que
la pericia del piloto hizo que el aterrizaje en el aeródromo de Santa Lucía
fuera normal. Por su parte la
Comandancia del Aeropuerto Central informó que el avión al despegar se hallaba
en condiciones normales.
En el curso del día se podrán obtener
informes más precisos acerca de la causa de este extraño accidente que causó
heridas leves a dos pasajeros y contusiones a otros cinco.
N. de R.
Un buen número de las notas anteriores aparecieron publicadas en la
segunda sección del Excélsior del día 25 de septiembre de 1952, a dos
columnas. Pero a partir de ese día, es
decir del 26, fue noticia a ocho
columnas en la primera sección, de todos
los diarios de la Ciudad de México, durante varios días.
DIFERENTES VERSIONES SOBRE EL ATENTADO.
1ª. Pudo en primer lugar haberse intentado un
acto criminal contra la CMA. sin embargo
esta tesis fue desechada pues no existe ninguna base para suponer tal cosa.
2ª.
Se trataba de asesinar a uno de los pasajeros del avión. Aún cuando esto puede ser factible y no está
descartada, se necesitaría ser un criminal con mente completamente insana y
desequilibrada para llevar a cabo un propósito en el que también tuviera que
perder la vida, otras diecinueve personas.
3ª. Entre los pasajeros del avión se
encontraban la esposa y la hija de
Albert Waltz: Margaret y Catherine.
Aquel es un señalado dirigente de los comunistas, que viven en Cuernavaca
y del que se dice había tenido fuertes diferencias con su grupo en los últimos
tiempos.
4ª.
El último, supuesto, móvil pudo haber sido el cobro del seguro de vida
de una o de varias personas, planeada al estilo de un hecho similar ocurrido en
el .Canadá, hace dos años.
REANUDACIÓN
DEL VIAJE.
La empresa aérea, con gran espíritu de
servicio, primeramente dispuso que una de sus aeronaves recogieran de la Base Militar de Santa
Lucía, al pasaje, que a su llegada a la capital, ya estaba lista otra unidad para
llevarlos a su destino original, a la
Ciudad e Oaxaca, sin embargo, sólo seis accedieron : Jesús
Flores Bretón, Carmen Castillo de Bretón, Yolanda Hernández Castillo, Ramón Arellano, Juan Vargas Vera y Esther
Magallanes Orozco. El resto de los pasajeros
Margarita Maison, Margaret y Catherine Waltz, Arturo y June Barth, Robert
Stopler; Henry y Gertrude Mankin, Rosendo Medina Lara y Laura Kennedy; así como
el colombiano Ezequiel Camacho, decidieron que por ese día, la experiencia de
viajar por avión ya era suficiente.
ARRIBO
A LA CIUDAD DE OAXACA.
De Oaxaca informó a las oficinas de
Mexicana, Edgar Ramos, que permanecían en el aeropuerto seis pasajeros del
vuelo procedente de México: que eran Esther Magallanes Orozco viuda de Vargas y
Juan Vargas Vera, ambos con domicilio en México, Bucareli 167 “A” Edificio Buen
Tono; Jesús Flores Bretón, Carmen Castillo de Bretón y Yolanda Hernández
Castillo, con domicilio en Calle “C” número 11, Colonia Potrero del Llano y
Ramón Arellano, con domicilio en Baja California 11 interior 11, este último es
un anciano que se dice ser tío del ingeniero Emilio Arellano, con domicilio en
Córdoba 115, teléfono 14-40-81.
A todas estas personas que habían sido
contratadas para trabajar en un supuesto campo turista se les había instruido
en el sentido de que al arribar a Oaxaca, las estarían esperando en una camioneta para conducirlas al lugar en
donde iban a prestar sus servicios. Estuvieron
esperando, pasaba el tiempo y nadie acudía a recogerlas, no sabían qué hacer,
ni a dónde ir, ni a dónde comer y menos aún a dónde se alojarían, mientras
llegaban por ellas, todavía ilusionadas con el trabajo que habían
obtenido. Pero Edgar Ramos de la CMA
intuyó por los informes que le habían dado desde la capital que nadie los iba a
recoger, por lo que pidió instrucciones al respecto y le autorizaron a
alojarlos en el Hotel Virrey de Mendoza, un lujoso hotel que se encuentra en la
plaza principal de la ciudad de Oaxaca, a un costado de la Catedral, Posteriormente los enviaría a todos de regreso
a la capital.
AVISOS
EN LOS PERIÓDICOS.
Desde el mes de julio ya habían aparecido
anuncios en los periódicos solicitando personas, para realizar diversos
trabajos fáciles de desarrollar, sin embargo no dieron el resultado esperado,
si no los publicados en el mes de septiembre:
“Excélsior”- 12 de septiembre de 1952.
“Matrimonio recomendado para cuidar
portería de laboratorios céntricos sean trabajadores $300 mensuales. Otro para casa particular recomendados. $275
y alimentos. Uruguay 98-8”
“Excélsior”- 13 de septiembre de 1952.
“Matrimonio recomendado para cuidar
portería, laboratorios, $300. mensuales.
Otro para cuidar centro turista, como bodeguero, buena casa para vivir.
$350. Presentarse Uruguay 98-8”
“El Universal” 13 de septiembre de 1952.
“ATENCIÓN.- Matrimonio para cuidar portería
sanatorio. Otro para campo turista. El señor como bodeguero, buen sueldo. Informes: Uruguay y 20 de Noviembre, altos,
Casa Naciff, entrar por zaguán. Señor
Martínez.”
LA
INVESTIGACIÓN SE INICIÓ DE INMEDIATO
El investigador Silvestre Fernández la
inició corroborando los datos que habían proporcionado los pasajeros:
EZEQUIEL CAMACHO, de origen colombiano,
después de la entrevista que se tuvo con él en las Oficinas de Bolívar de la
CMA hizo declaraciones a la “Extra” de Últimas Noticias, dijo tener su
domicilio en Vizcaínas 12 interior 3. En
realidad vivía en el 6, donde rentaba un cuarto desde hacía como un mes y lo
entregó el día 23. Ignoran allí en qué trabajaba, pues no volvió a esa
dirección.
Los pasajeros ESTHER MAGALLANES OROZCO Y
JUAN VARGAS VERA, que dieron por domicilio Bucareli 167 “A”, tampoco son
inquilinos de esa casa. Son personas de
condición modesta que estuvieron en esa casa por ser conocidos de la inquilina
y sólo permanecieron allí dos o tres días, para estar atentos a recibir una
llamada telefónica, para salir, ya que en su casa no tenían teléfono
Estas personas se habían conectado con el
supuesto o real Eduardo Noriega, a través de un anuncio periodístico y varias
veces los vio para decirles que se estaba demorando el viaje porque en Oaxaca
se habían registrado inundaciones, pero el día 23 ya les comunicó que saldrían
el día 24. La familia ignora el sitio
exacto de su destino e indican que el tal Noriega es un hombre de regular edad,
alto, delgado y de finos modales.
Este señor Noriega se dijo representante
del ingeniero Emilio Arellano, que tiene su domicilio
en
Baja California 11 departamento 11 , con teléfono
14-11-23. El detective Fernández
fue a buscarlo a ese domicilio. Habló
con la esposa del ingeniero quien le manifestó que su esposo estaba fuera de
México desde hacía varios días, que “ no
sabe donde está, ni en qué trabaja”. Añadió que no conoce y nunca ha mencionado su
esposo a Eduardo Noriega. Que su esposo
unas veces está en Guerrero y otras en Oaxaca y que probablemente esté en
México dentro de tres o cuatro días.
El teléfono citado corresponde a la
portería del Edificio, y la portera informa que la familia del Ingeniero lleva
más de seis años de vivir en él, pero también ignora en qué trabaja, ni en
donde.
Como en la relación de pasajeros figura uno
de nombre Ramón M. Arellano con el mismo domicilio de Baja California 11,
interior 11, le preguntó por él a la esposa del ingeniero y le dijo que no lo
conocía; que ignora si sea algún pariente de su esposo, pero su hermano por lo
menos, no es. Tampoco la portera tenía
información sobre esa persona. La señora Arellano ignora en qué trabaja su
esposo y el sitio en donde se encuentra, lo que a simple vista resulta
inconcebible.
Como se dijo que el tal Noriega había
indicado a las personas que contrató para que fueran a trabajar a la
“Constructora de Oaxaca”, se pedirían informes al personal de la CMA en Oaxaca,
si se dieron cuenta de que si alguien los fue a recoger o si alguna persona había acudido a encontrarlos. Pero ya vimos en párrafos anteriores lo
sucedido.
También era urgente saber si se habían
expedido algunas pólizas de seguros., para los pasajeros de la dizque
Constructora, y lo más interesante saber a quién o a quienes se designó como
beneficiarios.
Todo esto fue el resultado de las
investigaciones practicadas por Fernández el mismo día 24, día del atentado al
avión.
ANTECEDENTES
PENALES DE LOS PASAJEROS.
Se solicitó la cooperación del Laboratorio
de Criminalística de la Jefatura de Policía, para conocer si alguna de las
personas “contratadas” tenían antecedentes penales y contestaron que: Sara
Gutiérrez Tenorio, Esther Magallanes y Yolanda Hernández Castillo, no tenían
antecedentes. En cambio Juan Vargas
Vera, tenía un intento de robo, detenido en la 7ª. Delegación, de Santa María
la Ribera, el 23 de noviembre de 1938 y Jesús Flores Bretón, tenía Abuso de
Confianza., Acta 23984 de la 7ª Delegación el 5 de noviembre de 1942, y a
disposición de la Policía el 28 de junio de 1943. Sin embargo no se asegura que estas sean
las mismas personas o algunos homónimos, puesto que sólo se confrontaron por
nombres iguales y no por sus huellas dactilares.
INFORMA
LA EMBAJADA DE COLOMBIA.
Ezequiel Camacho llegó a México el 20 de
julio de 1952. Soltero. Comerciante.
Registró como domicilio el Hotel Vista Alegre, sito en la Calzada de
Guadalupe # 594. Tiene una hermana en
Colombia que vive en San José de Miranda, que se llama Teresa Camacho. Hay fotografías de él en el expediente de la
Embajada, que está ubicada en Plaza de la República 55.
TODOS
SE SOLIDARIZAN
El Ayudante de la Presidencia de la
República, Mayor Valdez, llamó a la CMA de parte del señor Presidente, manifestándoles
que se comunicaran con el señor Inurreta
de la Dirección Federal de Seguridad, indicándoles que tienen la libertad de
solicitar los agentes que se requieran para investigar lo relacionado con el
accidente.
SE
PERFILA EL RESPONSABLE
El día 25 el detective Fernández indagó que
entre los pasajeros figuraban J.Jesús
Flores Bretón, Carmen Castillo de Bretón y Yolanda Hernández quienes tienen su
domicilio en la Calle “C” número 11 de la Colonia Potrero del Llano. Estas personas aparecen aseguradas por la
suma de $300,000. cada una, siendo beneficiaria Sara Gutiérrez Tenorio, con
domicilio –según la póliza expedida- en Av. Insurgentes 309 despacho 12. Lugar en donde no son conocidos ni los
asegurados, ni la beneficiaria.
La casa es propiedad del señor Justiniano
Suárez que vive en Manuel María Contreras 67, Colonia San Rafael, son
departamentos amueblados en número de ocho y en ninguno vive persona alguna con
el nombre de los citados.
Enseguida acudió a la Colonia Potrero del
Llano y se habló con la señorita Josefina Castillo Rivera quien informó que los
Bretón y Yolanda Hernández eran sus familiares y que a través de anuncios de
los diarios se habían conectado con un individuo que dijo llamarse Eduardo
Noriega y ser gerente de una compañía que necesitaba trabajadores. Iban para un aserradero en Oaxaca: Jesús como
bodeguero y Yolanda de telefonista.
Agregó que Carmen insistió en que se le
diera también transportación a Oaxaca, lo que aceptó Noriega. Les dijo que como era de Ley que se
aseguraran, les iba a tomar seguros por diez mil pesos a cada uno y que las
beneficiarias serían precisamente la entrevistada y Margarita Osorio. Como las pólizas en realidad están a favor de
Sara Gutiérrez Tenorio, se preguntó por ella, pero no la conocen.
INTUICIÓN
DEL INVESTIGADOR.
Noriega, según dijo trabaja para la
compañía del ingeniero Emilio Arellano, y el
investigador Fernández dedujo: “que
uno y otro es en realidad el mismo individuo: el autor del atentado”
EL
ÚLTIMO INVITADO
El último de los de los “contratados” fue
un anciano de nombre Ramón M. Arellano, tenía anotado en su seguro de vida el
mismo domicilio del ingeniero Arellano quien figura como Beneficiario; sin
embargo su esposa dice no conocerlo. La
suma asegurada fue de $200,000.
Esta persona radicaba en Hermosillo y
arribó a la ciudad de México, a las 11:03 horas
en el vuelo 581 procedente de Los Angeles, con tripulación al mando del
Capitán Múgica, siendo el primer oficial el Capitán Pinedo y el sobrecargo
López. Era pues el invitado número 7.
ENTRA
A LA INVESTIGACIÓN LA JUDICIAL FEDERAL
El licenciado Rosales , jefe de Averiguaciones Previas,
designó un grupo de agentes para trabajar conjuntamente con Don Silvestre Fernández
en la investigación y haciendo y diciendo, aunque eran las 7 de la noche,
teniendo a la cabeza del grupo al señor Farrera, de inmediato se encaminaron al
edificio de Baja California 11, en donde vivía Arellano, acompañados por el
pasajero Ezequiel Camacho con la consigna de no intervenir en nada y sólo
escuchara y fue de gran utilidad pues hablaron con la portera quien dio las
señas del ingeniero que resultaron ser idénticas a las de Noriega.
SE
PRESENTA PACO SIERRA,
COMO
FIADOR.
Enterado de que Arellano tenía otro
domicilio en Córdoba 115, se acudió allá, pero la casa está abandonada. Un vecino le informó a don Silvestre, que
hacía como dos meses que no había nadie y que no sabía cómo se llamaban los
inquilinos que la ocuparon. Se buscó
al propietario, señor
Ángel Caso localizándolo en Bucareli 5-A quien informó que en enero de
ese año alquiló la casa al ingeniero Arellano a quien sólo vio en dos
ocasiones; que a los dos meses dejó la casa pero sin devolver las llaves, aunque
seguía percibiendo la renta a través de su fiador, un señor Sierra que
trabaja en el Teatro “Iris”
Se dedujo que se trataba de Paco Sierra,
el tenor de ópera y empresario de ese teatro, esposo de Esperanza Iris, al
cual no se entrevistó en esa ocasión, por ser ya muy tarde.
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Paco Sierra
cuando triunfaba por su magnífica voz en el Palacio de Bellas Artes.
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Asimismo se esperaba hablar con él, al día
siguiente y con las personas contratadas que ya habrían regresado de Oaxaca,
para conversar con ellas y presentarlas
a la Procuraduría de la República a fin de que declararan; pero muy en
particular se tenía un interés en oír a Ramón M. Arellano.
Ese mismo día se había logrado conseguir
una fotografía de Arellano, que era una de las que tomaban a los peatones
fotógrafos ambulantes, que andaban por las calles céntricas de la ciudad y que
entregaban un talón, por si se interesaban por una copia. Ahora sí ya se tenía conocimiento cómo era al
que buscaban.
El mismo día 26 la CMA distribuyó a todas
sus oficinas, de todas las ciudades
para que el personal que tuviese contacto con el público, copias de
dicha fotografía, en tamaño postal, mencionando ser el responsable del
sabotaje que sufriera su avión, el día 24.
Hacían hincapié en que memorizaran su fisonomía. y no la proporcionaran a
ninguna persona ajena, puesto que confidencialmente la había facilitado la
Procuraduría de la República. Además
daban a conocer su media filiación,
cómo acostumbraba vestir, y les daban instrucciones precisas al respecto.
fotografía de
Arellano, de las que tomaban a los peatones fotógrafos ambulantes, que
andaban por las calles céntricas de la ciudad
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ALERTA
EN LA POLICÍA FEDERAL DE CAMINOS
Juan Grovas, Jefe de Agentes de esa
entidad, emitió la Circular número 39 el día 27 de septiembre, en el que
instruía a la “totalidad del personal para que aportara su decidido empeño
tendiente a la captura del delincuente EMILIO ARELLANO SCHILELICE o SCHELELICE,
sobre quien recae la responsabilidad del terrible crimen colectivo en grado de
tentativa y cuyos antecedentes lo señalan como ente de extrema
peligrosidad”. Les proporcionan la media
filiación del individuo y mencionan que los periódicos en su edición de ese día
publican su fotografía; les hace otras recomendaciones en el que pone de
manifiesto el alto sentido de responsabilidad de ese cuerpo que siempre ha
demostrado.
LOS
SEGUROS DE VIDA Y SUS BENEFICIARIOS.
Continuamos con los informes que rinde
Silvestre Fernández, a los funcionarios de la CMA, el día 28 de septiembre.
Se inicia mencionando a los beneficiarios
de las pólizas de seguros otorgadas a J. JESÚS FLORES BRETÓN, CARMEN CASTILLO DE BRETÓN, YOLANDA HERNÁNDEZ,
EZEQUIEL CAMACHO, ESTHER MAGALLANES OROZCO Y JUAN VARGAS VERA, así como RAMÓN
L. ARELLANO,, son las siguientes personas: SARA GUTIÉRREZ TENORIO,
HERMENEGILDO MONDRAGÓN RAMÍREZ, MA.,
CONCEPCIÓN MANZANO MORÁN y el Ing. EMILIO ARELLANO, este último como ya se
mencionó, sobre él recaen todas las sospechas en su contra de que ha sido el
autor del atentado.
Concienzudamente investigó sus antecedentes
encontrando que Sara Gutiérrez Tenorio vive en Insurgentes 389 departamento 12
y trabaja en la Junta de Conciliación y Arbitraje, ubicada en el Parque de
Ingenieros. Es una persona honorable a
quien nunca se la ha visto en ninguna clase de líos amorosos, teniendo a la
fecha como 45 años de edad. En la póliza aparecía equivocado el número del edificio,
pues decía 309.
Hermenegildo Mondragón Ramírez tiene su
domicilio en Pino 109, sus hijos viven en Toluca y él trabaja en la Orquesta
Típica de la Ciudad de México en calidad de cantante. Se le tiene por persona honorable también.
María Concepción Manzano Morán, con
domicilio en la calle de Salvador Leyva, Manzana 63, lote 47, Col. Escuadrón 201. Esta es una persona de condición humilde, ha
trabajado como sirvienta en la capital,
en particular en la casa de la artista Esperanza Iris; hace como dos
años se fue a su pueblo en el Estado de Hidalgo, cerca de Pachuca de donde es
originaria. Tal vez haya salido por
haber tenido un desliz amoroso que la hizo separarse de su trabajo. Es una joven agraciada, delgadita y de finas
facciones.
Todo esto hace sospechar que Paco Sierra,
el esposo de Esperanza Iris, tenga seria responsabilidad en el caso, por ser la
circunstancia de que tanto Sara, como Hermenegildo y Ma. Concepción, son en
absoluto desconocidas del ingeniero Emilio Arellano; en cambio muy allegadas a
Esperanza Iris y por lo tanto bien conocidas por Sierra.
Respecto a Sara, conoce a la Iris desde
hace veinte años y siente por ella verdadera adoración. Todos los días concurre a su trabajo durante
las horas de la mañana, pasa parte de la tarde en su casa y luego se va al
Teatro Iris donde permanece hasta las once de la noche y regresa a su
domicilio, siempre sola.
Le sirve de enfermera, de criada, de todo a
la señora Iris por esa gran estimación que le profesa, y sólo se alejó hace
como dos meses por lo siguiente: Vino la mamá de Paco Sierra y llegó a la casa
que ellos ocupan en el mismo edificio del Teatro; intervenía en algunos casos
domésticos que molestaron a la Iris quien manifestó su descontento delante de
Sara. Esta se lo dijo a Paco quien le
reclamó a su esposa y entonces Esperanza, molesta por la indiscreción, le dijo
que se saliera de la casa y que no se volviera a parar en ella.
Fue hasta hace unos cuantos días en que
algunas de sus amistades le dijeron que había sido injusta con ella que tanto
que la quería, por eso al regresar de
una reciente jira a La Habana, le trajo un regalo que personalmente la señora
Iris llevó al domicilio de Sara terminando allí el incidente, reanudándose la
amistad.
Hermenegildo Mondragón también es viejo
amigo de la Iris quien lo ha llevado a algunas jiras en calidad de cantante, ya
que es tenor y que a últimas fechas ha concurrido pocas veces a verla.
María Concepción Manzano era sirviente de
Esperanza Iris, de donde se fue apenada tal vez, porque no le avisó, debido al
percance mencionado antes.
YA
NO ES UNO, SI NO DOS.
De todo esto es fácil deducir que la mano
de Paco Sierra está de por medio, sin conocimiento ni consentimiento de su
esposa. Es más el ingeniero Arellano que
tan frecuentemente entraba a la casa de Paco Sierra, no conoce a ninguna de
estas personas, ni ellas lo conocen a
él. Entonces ¿Cómo es posible que las
haya designado beneficiarias de esas cuantiosas pólizas?
El sábado 27 en que fue detenida Sara Gutiérrez, poco antes de esto observé, nos
dice Don Silvestre, que había llegado a
su domicilio el chofer de Paco Sierra, Héctor Martínez Camacho, con un recado de éste. Como el departamento 12 de la casa 389 de
Insurgentes que ocupa con otros familiares queda en el tercer piso y por una
ventana se asomó ella a la calle y por medio de un cordón subió un recado
escrito. Antes le habían llamado por
teléfono, según me enteré posteriormente.
Nunca había ocurrido esto con Sara que nada
les dijo a sus familiares., Quién sabe
si le hayan advertido que guardara determinada actitud de reserva, lo cierto es
que a su hermana y sobrina con quienes vivía, no les dijo qué le habían dicho por teléfono,
ni que haya ido Héctor, que es un individuo de estatura regular, delgado, pelo
negro y con bigote. Vestía pantalón claro
y chamarra café.
La sobrina de Sara, según se investigó, fue
a ver a Paco Sierra para preguntarle lo que ocurría y este le dijo que no había
ninguna razón para que fuera detenida; que él tenía unas pólizas que el
ingeniero Arellano le había dejado en garantía de $500 que le había prestado y
que una de ellas estaba a nombre de Sara.
Hizo una historia de Arellano con quien
dijo haber tenido negocios pero que al enterarse de que era un pillo, se había
alejado de él. Respecto al porqué dicho
individuo hubiera utilizado el nombre de Sara como beneficiaria de esa póliza,
explicó que con frecuencia estaba manejando facturas y correspondencia, no
siendo difícil que allí hubiera encontrado su nombre.
Esto es sólo una fácil salida, además de
torpe, porque cuando Sara fue despedida de la casa, no llegó a escribir; además
no es creíble que desde hace dos o tres meses antes hubiera determinado usar el
nombre de ella, el ingeniero.
Le preguntó la sobrina por el caso de
Hermenegildo y le dijo que mañana lunes, se iba a presentar a las
autoridades. Nos preguntamos ¿Cómo lo
supo? Indudablemente que también fue
Héctor quien llevó un recado para que se ocultara, porque aquel salió de su
domicilio el día 26, diciendo que iba a Toluca a ver a sus hijos, pero no
fue. Debió presentarse en la XEW a las
ocho de la noche de ese día y tampoco acudió; debió de estar con la Típica en
un servicio al mediodía de hoy -28- y
tampoco concurrió. A su domicilio
tampoco había regresado, ya entrada la noche de ese día.
La Orquesta Típica de la Ciudad de México,
tiene como director al maestro Pablo Marín, que vive en Emilio Castelar, 44,
departamento 301. A esta banda pertenece
Hermenegildo Mondragón, el otro “beneficiario” de las pólizas de seguros, que
como se ha dicho tiene una estrecha relación de amistad y de trabajo con la
señora Iris; por lo cual también se deduce que su nombre fue proporcionado a
Arellano, por Paco Sierra.
“Por todas estas consideraciones creo
firmemente que PACO SIERRA a sabiendas, estuvo patrocinando el atentado con la
finalidad de obtener la fuerte suma que pretendían. La idea criminal ha de ser de Arellano”.
Se tuvo la sospecha de que Arellano se
encontraba oculto en el Teatro Iris, ya que existe un departamento con todos
los servicios, a la derecha del foro y a esa altura, que muy poco
utilizan. La certeza de que conocía el
paradero de Arellano, Sierra a una suposición que hizo la sobrina de Sara
cuando se entrevistó con él, de que si sería capaz de suicidarse, el le
contestó que No, porque no tiene pistola.
Como si solamente con pistola pudiera hacerlo. Agregó la muchacha de que si estaba bien
enterado de lo que se estaba diciendo de él en los periódicos, y dijo que “No,
porque está bien encerrado” Si lo
hubiera dicho como una mera suposición, pasaría, pero es el caso que lo
manifestó de una manera terminante, demostrando que está fuera de sí, nervioso
y como no es muy inteligente, desbarra.
REGALOS
A LOS CONTRATADOS
Después de elegir algunos “regalos” que
sirvieran para identificar a sus futuras víctimas Emilio Arellano y Paco
Sierra, en un acto de simpatía para con ellos les hicieron algunos obsequios,
en los que mandaron hacer que fueran grabados con sus iniciales de modo que
sirvieran para identificarlos. Con ese objeto
acudieron a la joyería “La Reyna de la
Plata” situada en 5 de Mayo y Bolívar propiedad de un extranjero llamado
Omán. Se solicitó la intervención de la
Procuraduría de la República, para que uno de sus agentes revisara el talonario
en donde consignaban los trabajos de joyería que se les habían encomendado.
A Jesús Flores Bretón le regalaron un
cinturón con sus iniciales J.F.B.
A Juan Vargas Vera una cartera de piel con
las iniciales J V V grabadas en el mismo
cuero.
A Esther Magallanes Orozco, una bolsa de
piel con su llavero de plata y grabadas las iniciales E.M.O. Pero ésta no la llevaba consigo durante el
vuelo, si no que la metió a su equipaje.
A Carmen Castillo de Bretón, le obsequiaron
un pendantiff con sus iniciales A.C.B. calados y el ahogador de plata.
A Yolanda Hernández una pulsera de plata
con la palabra “Yolanda”.
SU
CUARTEL DE OPERACIONES
Eduardo Noriega o sea Emilio Arellano,
primeramente inició su negocio de contratación de personal en el Hotel Coliseo,
hasta el día 18 de septiembre; pasando de allí al Hotel Gillow, ubicado en 5 de
Mayo esquina con Isabel la Católica, ocupando el cuarto 317, pagando $18
diarios, del 19 al 23 del mismo mes. Al
inscribirse como huésped mencionó como lugar de procedencia, Laredo.
Otro pariente de Arellano en quien también
pensó en contratar fue el ingeniero Aquiles Romero Mitchel, pero por alguna
causa desistió en hacerlo.
Se dirigieron las pesquisas hacia Antonio
Alanís, asiduo concurrente al Hotel Canadá que está en 5 de Mayo y el 2°
Callejón de 5 de Mayo, muy amigo de Arellano, pero no tenía nada que ver con el
asunto que se investigaba.
.
ARELLANO
SIEMPRE TUVO UNA VIDA EJEMPLAR
La señorita Gracia Rey Maldonado era una
joven que sostenía relaciones amorosas formales con Emilio Arellano, quien
tenía su domicilio en Aluminio 143, La
cual se quitó la vida el 3 de junio de 1937.
Por las investigaciones que se practicaron se llegó a la conclusión de
que el móvil que la impulsó a quitarse la vida, fue el saber que su novio
mantenía al mismo tiempo relaciones de amor con una amiga íntima suya, de
nombre Rosa Exquinia, que era empleada del Juzgado 11° de los Civil, ubicado en
Tacuba 87.
El personal de la Delegación encontró
varias cartas escritas por la muchacha, una de ellas dirigida a la que iba a
ser su suegra, Matilde G. Viuda de de Arellano, con domicilio en la calle
Coronado 206 en Chihuahua, Chih., en la que le manifestaba de manera muy
lacónica su propósito de suicidarse, sin darle más explicaciones. Otra carta estaba dirigida a Rosa Exquinia,
al Juzgado 11° de lo Civil.
SU
PRIMER ARTEFACTO
Algunos paisanos de Arellano que vinieron a
la capital entre ellos Humberto Lazo, originario de Chihuahua, que actualmente
vive en Ciudad Delicias, que se
hospedaba en el cuarto 220 del Hotel Regis, refirió que conocía a los dos
protagonistas refirió que tanto él como otros de sus paisanos que se encuentran
en la capital, comentando el atentado que sufrió el avión de la CMA, sacaron a
colación el hecho ocurrido en 1938 ó 1939, en Ciudad Juárez, Chih.
Que siendo presidente municipal José
Borunda, pariente del conocido senador Teófilo, del mismo apellido, recibió por
express un paquete que supuso era un regalo y al proceder a abrirlo, explotó,
pues contenía una bomba de tiempo resultando lesionada una persona y muertos
José, así como el secretario del ayuntamiento y un policía.
Se practicaron las investigaciones del caso
descubriéndose que el autor intelectual del atentado era un hombre apellidado
Fink, quien era gerente de la Compañía Minera Maguarichic, porque creyó que don
José Borunda, aprovechándose de su influencia política y del puesto que
ocupaba, pretendía apropiarse de unos fundos mineros en que estaba interesado
el propio Fink.
Como autores materiales fueron detenidos el
ingeniero Emilio Arellano y Efrén Escobar, quienes en compañía de Fink se
pasaron algunos años en la Penitenciaría
de Chihuahua, ignorándose en qué forma obtuvieron su libertad..
(Como el mencionado Escobar radica en la
ciudad de México, y es amigo íntimo de Arellano, valía la pena pensar en él,
como otro posible cómplice)
Respecto a Paco Sierra, manifestó que es
inexacto que Paco Sierra sea un hombre adinerado; que su padre Erasto Sierra,
era de recursos limitados, y el que ahora hace las veces de su padre, es don
José Portillo, que radica en Delicias.
Tiene una pequeña embotelladora y su capital apenas llegaría a cien mil
pesos. Añade el informante que en esa
población el único millonario es Don Antonio Ahun.
Añadió que Emilio es hijo de Don Lorenzo
Arellano, que en los gobiernos anteriores a la Revolución de 1910, desempeñó el
cargo de Tesorero General del Estado de Chihuahua. Su mamá aún vive, que se llama Matilde y que
tiene su domicilio en la calle Coronado 206, en la ciudad de Chihuahua. Tiene dos hermanos, Lorenzo, que dice ser de
“costumbres equivocadas” y Antonio, que es retrasado mental y sordo.
Añade que don Lorenzo Arellano tenía un
rancho llamado “Sierra Rica” en la municipalidad de Ojinaga, que después fue de
sus hijos y que ahora es de Paco Sierra.
Este rancho tiene poco ganado.
YA
CONOCÍA LA PENI.
Arellano ingresó a la Penitenciaría en
octubre 9 de 1946, en donde quedó a disposición del Juez 17° de la 6ª Corte Penal, por los delitos de Fraude y
Abuso de Confianza. El Procurador de la
República ordenó que quedara a
disposición del Juez de Distrito del Estado de Sonora, quien mediante un
exhorto solicitó su aprehensión en el proceso 46/46 instruido por el delito de
Fraude y también quedó a disposición del
Juez 2° de Distrito en Materia Penal del D.F. por el delito clasificado en el
Art. 193 de la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito, causa diversa a la que
ya tenía, de número 378/43. Después de
dictarle la Formal Prisión turnó el proceso al Juzgado 9° de la 3ª Corte
Penal. El 9 de diciembre de 1946 el Juez
de Distrito de Sonora le dictó la Formal Prisión, por el delito de Fraude, según partida 2014/46
Por fin el 15 de julio de 1947 se le
concedió la libertad bajo caución, pero como quedara pendiente el proceso del
Juzgado 2º de Distrito, éste se la concedió el día siguiente mediante el
depósito de una fianza. Todo mediante la
autorización del Juez de 1ª Instancia Penal de Hermosillo. Finalmente el 4 de febrero de 1946, el
Juzgado 9º sobreselló la causa 2014.
Todo lo anterior se debía a que Arellano, en Hermosillo, había instalado las oficinas de
su Constructora y Fraccionadora del Norte, con la que estafó a varias personas
por un total de aproximadamente $400,000, entre los años 1945 y 1946.
SE
PARECE, PERO NO ES
De Fortín de las Flores, Veracruz, escribió
Antonio Flores López, diciendo que en la fábrica de Don Antonio Ruiz Galindo el
que fuera fundador de la fábrica de muebles para oficina DM Nacional, y
Secretario de Economía en los inicios del gobierno del Presidente Alemán; trabajaba un individuo que decía llamarse
Adolfo Oropeza, pero que él creía que se trataba de Emilio Arellano; por lo que
avisaba y esperaba su gratificación. Su
carta estaba fechada el 29 de septiembre de 1952; y estaba dirigida al “Señor
Procurador de justicia de la nación.-México”.
Sin embargo, no era el individuo que se buscaba.
OTRO
SUPUESTO QUE TAMPOCO ERA..
Un periodista de la rama policial publicó
en su sección que en el café bohemio “París” que tiene un local en forma de
“L”, la puerta principal da a 5 de Mayo, junto a la famosa cantina “La Ópera” y
la otra puerta da a la calle de Filomeno Mata, frente al Club de
Periodistas. Los clientes que entran por
5 de Mayo, ocupan los sitios de ese lugar, van a tomar cualquiera de los tres
alimentos del día, y las mesas, son como las de cualquier establecimiento de
ese tipo, sin embargo los de a la vuelta, de Filomeno Mata, tiene sillones
tejidos de bejuco y de palma, muy cómodos para pasar sentados en ellos horas y
horas, tomando uno o varios cafés. Es un clásico café bohemio, bastaba con ver
la concurrencia, con su tipo de filósofos, escritores, buenos gustadores de
café, buenos conversadores, pero eso sí, todos dedicados a lo que iban, como
decía un ranchero todos “bien portados”.
Pues se dijo que allí concurría asiduamente
el criminal y que era conocido con el
sobrenombre de “El Caballo de Ajedrez”.
Meseras y parroquianos convinieron en que esa información era verdadera y comentaron que se trataba de
un tipo misterioso, alto, con lentes, de frente despejada y de mirada
siniestra: “Sí es, sí es” se dijeron
convencidos.
Se movilizó rápidamente la Policía Judicial
Federal y averiguó el paradero de ese hombre: se ocultaba en las oficinas de la
revista “Impacto”, ubicadas en el Paseo de la Reforma. Tomadas todas las precauciones los agentes
cayeron sobre él. El gran parecido con
Emilio Arellano Schtelige los desconcertó todavía más.
El famoso “Caballo de Ajedrez” fue
conducido, muy bien custodiado a la guardia de agentes de la policía. Allí se identificó plenamente con el nombre
de Bulmaro Berruecos Rosas,
articulista de la mencionada revista.
Puesto en libertad, fue aprehendido
nuevamente en dos ocasiones más, por la misma similitud del dinamitero
prófugo. Pidió que ya no lo molestaran
más. Cuando lo entrevistaron los colegas
de los diarios, en los corredores de la Procuraduría de la República, les dijo
que ya sabía a quien le debía el chistecito, pero que se las iba a pagar.
OTRO
“DOBLE” QUE TAMBIÉN FUE DETENIDO.
Luis Tello Lozano, empleado de la Compañía Mexicana
de Cigarros “El Águila”, fue por desgracia, otro “doble” de Emilio Arellano, y
por ese motivo fue aprehendido apenas en
la tarde del domingo 28 de septiembre, en la ciudad de Aguascalientes.
Fueron los agentes federales quienes lo
detuvieron. En verdad que tiene muchos
rasgos del chacal de los aires. Sin
embargo, al pasar el detenido y sus aprehensores por Irapuato, Guanajuato,
empleados de la fábrica de cigarros “El Águila” identificaron plenamente al
detenido, no obstante continuaron su viaje hasta la capital, De inmediato el Procurador de la República,
ordenó su libertad.
EL
VERDADERO EDUARDO NORIEGA
El domingo 28 por la noche se presentó en
la Policía Judicial Federal el auténtico Eduardo Noriega, ante el general
Solís, nombre que empleó el criminal, en la contratación de las seis personas
que eligió, y adquirir los seguros de vida de cada uno.
Esta persona que es comerciante al verse
citado por los periódicos quiso aclarar que el homónimo le perjudica
sobremanera. Lo más interesante es que
resultó ser amigo personal de Arellano, por lo que fue interrogado ampliamente
por el jefe de Averiguaciones Previas de la Procuraduría de la República.
Se estableció que las relaciones entre
Arellano y Noriega versaron sobre el famoso seguro de funeral que pomposamente
aquel denominó Compañía Post Mortem.
Así de este modo la Procuraduría tiene en
su poder una amplia información sobre
todo lo que rodea la vida del criminal.
OTRO
INDICIO MÁS
Se tuvo conocimiento de que Paco Sierra y
Emilio Arellano obtuvieron a mediados del mes de agosto, un préstamo por
$50,000 con los señores Rafael Iglesias y Rafael Cuevas, que tenían su casa de
cambio en Isabel la Católica N° 28.
VESTIGIOS
DE LA EXPLOSIÓN
El día del atentado 24 de septiembre, el
vecino del pueblo de Ixtapa, del Estado de México, Pablo Calderón, recogió en
el vaso del Lago de Texcoco, entre las 8 y media y 9 de la mañana, 26 diversos
objetos que habían caído del avión que sufriera el atentado, entre los que se
encontraba una parte de la portezuela del avión y doce pedazos de madera,
también del aparato. Era una larga lista
de 26 artículos, pero fuera de una libreta negra con documentos, lo demás eran
cuatro vestidos para niña y tres para dama, un par de zapatillas para dama, un
par de chinelas, una bolsa de mano con su perfumero de plata y otros objetos incompletos , Todo lo entregó a la CMA al investigador
Fernández, estando como testigo José J .Valenzuela, en Ecatepec de Morelos, el
día 2 de octubre de 1952.
¿QUIÉN
INTRODUJO LA BOMBA Y CÓMO?
Paralela a la investigación iniciada
momentos después del atentado, tendiente a resolver el enigma de quiénes lo
planearon y ejecutaron, un grupo de agentes de la Judicial Federal, llevaron a
cabo diferentes detenciones en el Aeropuerto
para hacer averiguaciones, entre el personal de operaciones que se encarga de
colocar dentro del compartimiento de equipajes las maletas de los pasajeros que
abordaron al avión, pues se piensa que
la petaca en donde iba la bomba de tiempo que estalló a bordo, diez minutos
después de haber despegado, se tiene la impresión de que fue introducida
subrepticiamente minutos antes de que este despegara, ya que el tiempo
calculado para que explotara la máquina infernal fue exacto y no se explica la
policía su introducción en el compartimiento de los equipajes, de
otra manera.
Se guarda reserva sobre los detenidos, pero
se sabe que no sólo los mozos encargados de subir al avión los equipajes, sino
hasta los mismos “maleteros” que los manejan desde los automóviles en que
llegan los pasajeros, también; ya que se trata de averiguar cómo pudo subirse
esa maleta, que no llevó en sus manos ningún pasajero. A los agentes se les proporcionó la lista en
la que aparecen los pasajeros, en la que se anota el peso de sus equipajes.
Uno de los experto en operaciones de carga
y descarga de las aeronaves opinó que probablemente la petaca que contenía la
bomba pudo haber sido colocada antes de que fuera subido el resto del equipaje,
pues su colocación pegada al fuselaje hace
suponer que si no fue la primera, cuando menos una de las primeras que se
acomodaron. Añade que no la debe haber
entregado ninguno de los pasajeros como suya, pues la hubiera desconocido y que
además que después de ser pesadas en la báscula, como las maniobran con cierta
violencia la maquinaria de la bomba se hubiera descompuesto. Este razonamiento hace pensar a la policía
que tenga un cómplice entre el personal de la CMA, o alguno con franquicia a la
plataforma de carga, se haya colado e introducido dentro del aparato.
También es factible que como la operación
de carga se efectúa en la plataforma del servicio local, donde no existe
revisión aduanal ni servicio migratorio, tienen acceso muchas personas que no
son del personal aéreo, es posible que el mismo autor del atentado, haya
llegado hasta el lugar en donde se colocan las petacas, poniendo entre ellas la
que contenía la bomba.
LAS
ASEGURADORAS
En los salones del Aeropuerto hay varias
oficinas de compañías de seguros, a las que un buen número de pasajeros que
están a punto de partir contratan un seguro de vida. Todas ellas informaron que ninguno de los pasajeros de ese vuelo, solicitó seguro. Uno de los empleados ofreció a uno de los
pasajeros una póliza, que rechazó
afirmando ya estar asegurado para su viaje y en general para su vida.
LA
CMA OFRECE RECOMPENSA.
Diez mil pesos ofrece la CMA a la persona que logre la captura de Emilio
Arellano Schetelige a quien se señala como presunto responsable de la explosión ocurrida a bordo del avión XA-CUJ. Informa que sin averiguación alguna
entregará esa cantidad a la persona que lo entregue a la Procuraduría de la
República, o cuando menos proporcione información fidedigna para lograr su
captura.
Para tal efecto libró el cheque número
25423, con fecha Septiembre 30 de 1952, a cargo del Banco de Industria y
Comercio, SA y a favor del Lic. Francisco González de la Vega, C. Procurador
General de la República, por la cantidad
$10,000.
REGRESAN
A MÉXICO LOS CONTRATADOS
Asimismo menciona la empresa aérea que las
seis de las siete personas que habían
sido elegidas como víctimas, fueron atendidas en Oaxaca, por el gerente local
de la Compañía, a quien se dieron instrucciones
para que les proporcionara alimentación y hospedaje, ya que fueron
engañadas con la historia de que, a su arribo a esa ciudad, los recogería una
camioneta para conducirlos a un campamento turístico donde les proporcionarían
el trabajo, para el cual habían sido contratados.
Por cuenta de la CMA los seis pasajeros
fueron hospedados en el Hotel Monte Albán y más tarde fueron traídos a esta
capital para ponerlos a disposición de
la Procuraduría de la República.
(N.R. En cuanto al
lugar en que fueron hospedados los pasajeros, varios diarios dicen que fue en
el Hotel Virrey de Mendoza y otro que en el Monte Albán, dato que no tiene
relevancia).
EL
DINAMITERO IDENTIFICADO PLENAMENTE
El día 25 un familiar del presunto autor del atentado
proporcionó a los agentes judiciales federales una fotografía de su pariente,
que como ya comentamos fue una de las instantáneas que toman fotógrafos
ambulantes a los transéuntes, pero que
está muy bien lograda, y aparece tal cual es.
Se le dio prioridad a la empresa aérea quien la difundía a todas sus
dependencias que atienden al público para la venta de boletos, con el fin de
que si trataba de huir por ese medio, se diera aviso inmediato. Al día siguiente se proporcionó a todos los
periódicos, que la publicaron para que así todo mundo tuviera la oportunidad de
cooperar con las autoridades, si es que lo veían, y lo reportaran de
inmediato. Así mismo se dio su media
filiación:
Estatura entre 1.79 y 1.80 m de alto, entre
48 y 50 años de edad; de color moreno claro, nariz aguileña, contextura delgada y ojos café
obscuro.
Ya comentamos que atrapó a sus futuras
víctimas, sagazmente; publicó avisos en los periódicos, en los que solicitaba
personas de confianza que pudieran atender los servicios de un campo
turista. Así mismo se las ingenió para enterarse de quién deseaba trabajar
fueras de México, así habría mayor facilidad de poder realizar su plan.
Su centro de operaciones fueron tres hoteles
del primer cuadro de la capital, los hoteles Londres, Coliseo y Gillow. Citaba en los vestíbulos a todas las personas
interesadas en obtener los trabajos. Identificábase Arellano, con el nombre de Eduardo
Noriega y decía tener a su cargo la
tarea de buscar a personas adecuadas para confiarles los servicios domésticos
del negocio.
Tenía previsto Arellano que la salida fuese
en uno de los días más grises, cuando el tiempo estuviera amenazador, y citó a
sus víctimas para el lunes pasado, pero ese día se suspendieron los vuelos,
debido al ciclón del Golfo.
OBSEQUIOS
PARA IDENTIFICARLOS
Días antes de la fecha de salida, Arellano
se mostró sumamente amable con el personal que había contratado; se entrevistó
con cada uno de ellos por separado, les hizo algunos obsequios como carteras,
pulseras, prendedores, cinturones, que cada uno tenía las iniciales de cada
quien. Todo con el propósito de que
sirvieran para identificar los cadáveres.
LA
ÚLTIMA ENTREVISTA
Con sus futuras víctimas la realizó en el
Aeropuerto, momentos antes de la hora de salida del avión, a las ocho de la
mañana. Con Camacho y con Vargas, que
fueron los primeros en presentarse desayunó con ellos en el restaurante del
propio edificio, que atendía su propietario Marcelino, de nacionalidad china. Arellano se mostraba tranquilo y les hablaba
del buen éxito que deberían tener en la misión que les había confiado.
Les pidió que le proporcionaran sus
boletos, para, según él, tramitar las pólizas de seguro, y hasta les preguntó
los nombres de las personas que serían sus beneficiarias, en caso de accidente.
EL
MALETÍN DE LA MUERTE
Al presentarse los pasajeros en el
mostrador de la CMA, cada uno de los
pasajeros colocaba su equipaje en la báscula correspondiente. El señor Noriega, después de “asegurarlos”
llegó con un pequeño maletín, el que colocó juntamente con el equipaje de los otros pasajeros. Les recomendó a Camacho y a Vargas, que
tuvieran mucho cuidado con él y que no permitieran que fuera pasada a la
báscula. Se retiró por breves momentos,
y luego regresó con otra petaquilla similar, aunque en distinto tono, y también
la colocó juntamente cerca de la otra.
Volvió a separarse de “sus amigos”, pero ofreció volver, pero ya no lo
hizo.
Consta en las primeras actuaciones que
Camacho manifestó haber recibido una de las dos valijas, con la recomendación
de llevarla bajo su custodia, sin desprenderse de ella hasta llegar a Oaxaca,
donde una camioneta del centro turístico habría de recoger a los futuros
empleados, para trasladarlos al lugar en que iban a trabajar. Posteriormente Camacho se desdijo diciendo
que eso era una falsedad. Esto hizo que
se sospechara que el dinamitero tuviese un cómplice entre el personal que
maneja los equipajes, pero lo que probablemente ocurrió es que Camacho o
Vargas, presentaron el par de velices, uno de los cuales guardaba celosamente en
su seno el arma mortal, pero afortunadamente no se realizó la recomendación de
que la petaquilla fatal la llevara consigo durante todo el viaje, si no que la
presentaron como equipaje propio, la pesaron y los empleados encargados de
colocarlas, tuvieron “el buen tino” de acomodarla recargada en el fuselaje y
gracias a ello, no se llevó a cabo la maniobra encaminada para que murieran
despedazados y diseminadas por el aire, no sólo los siete “elegidos”, sino
todos los demás pasajeros y los miembros de la tripulación.
Tan bien había Arellano preparado su
maniobra, que estos dos pasajeros ignoraban que en la misma nave viajaban
llevando su mismo destino, otros cinco compañeros contratados, como ellos.
TODOS
TENÍAN NECESIDAD DE TRABAJAR
Juan Vargas Vera, relató que por estar sin
trabajo puso un anuncio en “Pronta Acción” del Excélsior para solicitar un empleo de cualquier índole,
pues vive con su madre y están muy pobres.
“Di mi dirección y un teléfono cercano, al que hace más de ocho días me
llamó un extraño, diciéndome que tenía un buen trabajo para mi, consistente en
vigilar un campo de turistas en Oaxaca, y me citó en el Hotel Coliseo. Ahí me entrevisté con dicho individuo que me
dijo llamarse Eduardo Noriega. Me
preguntó cuántos éramos de familia, y cuánto deseaba ganar. Le dije que sólo contaba con mi madre, y me
prometió trabajo también para ella. Así
fue como comencé a tratarlo, pero sólo hablábamos del negocio. Habíamos quedado de salir de México el lunes
por la mañana, a pesar de que el tiempo estaba muy malo. Quedamos en que me pagaría quinientos pesos
mensuales, más los alimentos, a reserva de ver qué sueldo podría darle a mi
madrecita.
INVITÓ
TAMBIÉN A SU PROPIO TÍO.
La única persona que Arellano contrató por
si mismo, es decir, no el señor Noriega, fue a su propio tío, Ramón Martínez
Arellano, quien declaró que estando en Torreón, sin empleo, recibió un mensaje
de su sobrino, que le ofrecía trabajo, señaló que el telegrama era bien
lacónico, sólo decía: “Tengo para ti una buena chamba, sencilla y productiva.
Vente” Vino a México a ponerse a las
órdenes de su sobrino. Lo entrevistó en
un edificio de las calles de Baja California, donde por aquellas fechas., tenía
instalado un negocio de compraventa de
fierro viejo.
SE
CONCRETAN LOS HECHOS
El licenciado Manuel Rosales Miranda,
Director General de Averiguaciones Previas de la Procuraduría de la República,
concretó los hechos, como sigue:
Las
siete personas sentenciadas a
muerte por el criminal, están acordes
en que
Noriega no les permitió comprar personalmente, su seguro de vuelo.
Los
beneficiarios de las pólizas son gente a
quienes ellos no conocen, lo que
hace
suponer que el
criminal tiene cómplices. Camacho se vino enterar,
apenas
ayer, de que su seguro de vida
está a nombre de un tal Hermenegildo
Mondragón Ramírez.
3
Ramón Martínez Arellano, el tío,
vino expresamente a que lo
contrataran para
el campo de turistas
creado por la fantasía del criminal para embaucar a
todos El seguro del anciano está
a nombre de su sobrino Emilio Arellano, que
no es otro que el criminal.
4 La
fotografía que se obtuvo del
dinamitero, que fue
proporcionada por un
pariente suyo, fue reconocida por los siete pasajeros
del avión.
5. Todos coinciden en que Noriega les dijo
que tenía “muy buenos amigos en una
empresa aseguradora”, y que días antes les
obsequió distintos objetos para
que
tuvieran un recuerdo de él, por si la empresa que los contrataba decidía
mandarlos
a otro lugar, o darles cualquiera otra comisión.
RECONOCIMIENTO
AL PILOTO
El licenciado Rosales indica que según sus
observaciones de que las veinte personas que iban en el avión, incluyendo a la
tripulación, salvaron la vida gracias a
la pericia y a la sangre fría del capitán Carlos Rodríguez Corona. Arellano, el autor del atentado, calculó que
la bomba se activaría una hora después de haber depositado la petaquilla, junto
al equipaje de los demás pasajeros. Sólo
así se explica que hubiera estallado sólo a los quince minutos de vuelo, porque
los pasajeros de los vuelos locales son citados por la CMA con treinta minutos
de anticipación a la salida de cada uno de sus clippers y se van otros quince
en operaciones preliminares para la elevación del aparato.
Termina su entrevista con los periodistas informándoles
que tiene en su poder los cupones correspondientes a seis pólizas de seguro de
vuelo: tres tienen como beneficiaria a Sara Gutiérrez T., dos a favor de
Hermenegildo Martínez Ramírez, y una más a favor de Emilio Arellano; faltando
de mencionar el beneficiario de la séptima.
¿QUIÉN
PROPORCIONÓ LA FOTO DEL CRIMINAL?
Este dato lo mantiene en secreto la
policía, no se quiso dar a conocer el nombre de esa persona, porque
considera que sufrirá graves daños. Además, parece ser que se halla desligada de Arellano, desde hace muchos años. Añadió que esa misma persona proporcionó
información acerca de que Arellano es un sujeto de familia acomodada, la que
está emparentada en México con personas de significación, pero que estas le
habían cerrado sus puertas, dadas sus malas artes para hacer fortuna, sin
importarle los medios, así como por librar cheques sin fondos.
SE
EXTIENDE LA BÚSQUEDA DEL DINAMITERO
La CMA se dirigió a todas sus empresas filiales en los Estados
Unidos, en La Habana, Cuba; en Centro y
Sudamérica, proporcionándoles su identificación. Entretanto los jefes de los distintos cuerpos
policíacos de México se ponían en contacto con el FBI, y despacharon mensajes
con el mismo propósito , a fin de reforzar la batida contra el criminal, que
les lleva 36 horas de ventaja.. Asimismo
la Secretaría de Gobernación dio
instrucciones a su dependencia de Migración
en todo el país, tendientes a evitar su salida al extranjero . Por lo tanto se han extremado las medidas de vigilancia en todos los puertos aéreos, fronterizos y
marítimos del país.- Asimismo los
inspectores destacados para impedir la
salida de braceros ilegales, también recibieron instrucciones para cooperar en
caso de que vieran al criminal.
Con estas medidas Gobernación ha aportado
toda la cooperación necesaria para
completar el cerco que cada hora , se cierra en torno a Emilio Arellano
Schtelige. Este sujeto ya no podrá
escapar por ningún punto de nuestras fronteras con Estados Unidos y Guatemala,
o por alguna parte de nuestras costas donde existan servicios de la Secretaría
de Gobernación
Numerosas fotografías y datos con la
filiación de Emilio Arellano han sido remitidos a todos los puertos marítimos y
fronteras. Las últimas investigaciones
revelaron que estuvo informándose en el Puerto Central Aéreo, del desarrollo
del vuelo, hasta que conoció el siguiente dato: “El clipper del vuelo 576, que
salió de México a las 7:45, tuvo un percance sin importancia, los pasajeros,
recogidos por otro avión, van camino de Oaxaca”.
Los periódicos publicaron la información de
que las investigaciones se iniciaron hasta las primeras horas del día
siguiente, y suponían que en consecuencia, que era indudable que tuvo el autor
sobrado tiempo para preparar su escapatoria y salir del país, supuesto que la
tarde de ese mismo día se entrevistó con el señor Paco Sierra para obtener de
él un préstamo.,
NO
FUE ASÍ
Pero como hemos iniciado mencionando en las
primeras páginas de este asunto, desde el mismo momento en que aterrizó la nave
averiada, se inició la investigación por el jefe de los servicios de seguridad
de la CMA, Silvestre Fernández Cervantes, persona experimentada en estos
avatares de la delincuencia, y que tiene una larga historia policíaca, en donde
ha escalado puestos desde simple agente, hasta jefe del Servicio Secreto de la
Jefatura de Policía, puesto que desempeñó hasta hace poco tiempo. En este caso fue auxiliado sin limitación
alguna por los jefes y agentes de la Judicial Federal, encabezados por el
general Modesto Solís, quienes trabajaron día y noche, sin omisión de ningún
esfuerzo, sin importarles obtener la recompensa ofrecida por la compañía aérea
ñ ñ ñ
RECONOCIMIENTO
DE LA LABOR DEL INVESTIGADOR SILVESTRE FERNANDEZ CERVANTES
El reconocido periodista Víctor Ceja Reyes, en su popular columna RUMBOS, escribió:
“VIO USTED QUE bofetón con
|
guante blanco; de
Silvestre Fer-
|
nández, el gran detective lo co-
|
rrieron del Servicio Secreto y
|
ahora es el hombre que ha sal-
|
vado
la cosa, poniendo en claro
|
todo lo relacionado con el aten-
|
tado dinamitero a un avión de la
|
Mexicana de Aviación: ¡Mucho,
|
Don Silvestre!”
|
ñ ñ ñ
RECOGE
MÁS INFORMACIÓN LA PROCURADURÍA.
El general Solís hace hincapié en que se
está luchando contra un criminal sumamente astuto. El acerbo de información se ha ido
enriqueciendo por medio de informes, por cuanto a la condición del sujeto.
Por haberse educado en Chicago donde prestó
sus servicios a una empresa de seguros, está conectado con distinta clase de
gente. Se graduó en aquella ciudad como
ingeniero en química industrial y más tarde tuvo una larga experiencia en el
manejo de explosivos por sus actividades en una compañía minera de
Chihuahua. Asimismo viajó y trabajó
largas temporadas en San Francisco y Los Ángeles.
Entre los agentes policíacos priva la
creencia de que Arellano hizo previamente algunas prácticas con dinamita para
convencerse o estar bien seguro del funcionamiento de la máquina infernal. En este terreno se han hecho múltiples
especulaciones, porque se juzga que forzosamente tuvo cómplices, ya que no es
posible que fabricara un aparato tan
preciso que le permitiera llegar a la estación aérea con una maleta tan
peligrosa
DETIENEN
A DOS DE LOS BENEFICIARIOS DE LAS
PÓLIZAS
Fue detenido en la ciudad de Toluca, Hermenegildo Gil Mondragón Ramírez y se le
interrogó en la Procuraduría de la República, ya que aparece como uno de los
beneficiarios de las pólizas de seguros.
Esa dependencia ha comenzado a
comprobar que esos beneficiarios no son
personas supuestas, que hubiera forjado la fantasía del criminal, sino que en
realidad existen, y están siendo detenidas para que expliquen su participación
en el asunto. También han detenido a
Sara Gutiérrez Tenorio, otra “beneficiaria” de las pólizas del crimen
frustrado, quién junto con aquél, también se ha sometido a estrecho
interrogatorio
SINGULAR
COINCIDENCIA
La esposa del criminal María Elena Villada
de Arellano, es empleada de la propia Procuraduría de la República donde desempeña un modesto puesto para
subsistir ella y su hija, quien estudia el bachillerato de Ciencias Químicas. La señora fue abandonada por Arellano desde
hace algunos años y ha tenido que trabajar para sostener los estudios de su
hija, sin que jamás hubiera sabido nada de su cónyuge, ni las actividades a que
se dedicaba. Ignoraba con cuáles otras
personas estaba relacionado.
Sus compañeras de trabajo, abonaron la
conducta de dicha señora, asegurando que se trata de una mujer virtuosa,
trabajadora y sufrida, que al verse
abandonado por su cónyuge comenzó a trabajar para sostenerse, a tal grado que
en los ratos que le dejan libres sus labores, se dedica a confeccionar ropita
para niño, como una ayuda más. Esta
señora es considerada como una víctima más del temible criminal, dueño de un
cerebro tenebroso y de una conciencia sin escrúpulos.
ARELLANO
HACÍA USO DEL CUARTO DE CRIADOS.
Se llegó a pensar que Arellano se había
ocultado en el cuarto de criados, ubicado en la azotea del edificio situado en
Baja California 11, arribaron los agentes de la Judicial Federal, pero no lo
pudieron abrir, porque al parecer estaba atrancado por dentro. El portero del edificio Miguel Ramírez, les
informó que ocupa un cuarto junto al de él, les indicó que lo escuchó por
última vez a las cinco de la mañana del día 27, que no se puede ver nada,
porque carece de ventanas. Hizo mención
de que lo utiliza para trabajos raros y que frecuentemente dormía en él. Agregó que en los últimos días oyó que
martillaba y que se producían unos ruidos anormales. Que al escuchar los martillazos, el portero
comentó con su esposa que “ya está el ingenierito ese, haciendo una de sus
maldades.” Esta expresión la dijo debido
a que sabía que Arellano había sido buscando en varias ocasiones por la Policía
Judicial, y que en una ocasión lo habían detenido y llevado a la
Penitenciaría. Recordó que fue en
1947. Añadió que el viernes Arellano salió del cuarto de la azotea, aproximadamente a las
cinco de la mañana contra su costumbre,
pues siempre salía a las once para desayunar .
Pero no puede asegurar si ese día abandonó el edificio o regresó al
cuarto donde se supone que aún esté. El
jueves fue visto frecuentemente por todo el edificio y sus movimientos últimos
fueron oídos en la madrugada del viernes, sin que se sepa si dentro de la
habitación se encuentra ya muerto.
Terminaron el portero Miguel Ramírez y su esposa María del Refugio
Villalobos afirmando que en los últimos días, Arellano realizó movimientos
sospechosos y que frecuentemente fue visto con un bulto que parecía ser una
colchoneta, con el que penetraba al cuarto de la azotea, que se escuchaban
martillazos que despertaron su curiosidad.
NADA
EN EL CUARTO
Por la tarde ya con orden judicial se
procedió a abrir el misterioso cuarto, pero sólo se encontró una destartalada
mesa y unos documentos que se recogieron para examinarlos.
SE
RECLUYÓ LA HIJA DEL CRIMINAL
La joven María Elena, hija de Arellano, que
es estudiante de Química Industrial, no sale de su casa por sufrir un estado de
postración nervioso, desde que tuvo conocimiento de los hechos que se le
imputan a su padre.
LOS
VECINOS
Algunos vecinos informaron que Arellano
usaba bigote, el cual desde hace unos pocos días se rasuró. Dicen que es alto, delgado, sumamente
antipático, que los que lo llegaron a tratar les caía mal. Sin embargo los pequeños del edificio tienen
otra impresión , ya que siempre se detenía a jugar con ellos. Siendo un tierno
amante de los niños.. Esto último lo
relató la señorita Guadalupe Valdés, empleada de PEMEX que vive en el mismo
edificio. Que lo conoce por haberlo
encontrado varias veces en el zaguán , y
que le llegó a abrir la puerta para que entrara. Es un tipo serio, aunque no raro. Vestía bien, sin lujos. Usaba bigote, pero últimamente se lo había
rasurado, agregó que su hija María Elena, estudia química, que es una bonita
muchacha, alta como su padre.
El niño Víctor Manuel Castillo, dice que
“su tío Emilio”, es muy bueno con los niños.
Le dice “tío” porque se ha encariñado con él, ya que a menudo le
compraba golosinas y jugaba con él, en el piso bajo del edificio. El
niño nació en el edificio y dice que desde chico su “tío” lo llevaba a jugar al
parque América, como hacía igualmente con otros niños.
SU
DEPARTAMENTO
Es humilde su departamento tiene el número
once, del edificio de Baja California, también de número once. En él, viven su esposa Elena de la que ya
comentamos en donde trabaja y su hija
María Elena. El importe de la renta es
de noventa pesos, precio que han pagado desde que lo ocupan, hace seis años, en
esos momentos acompañan a la hija dos condiscípulas suyas que están de guardia ante la puerta para
evitar la entrada de personas que podrían causar molestias. El departamento está ubicado en el primer piso y es de los
más humildes, ya que es obscuro con una pésima ventilación. Durante todo el día amigos y parientes de la
señora, la han llamado por teléfono, a fin de acompañarla en el penoso trance
por el que atraviesa.
Finalmente Arellano se decía ser
contratista y que hacía frecuentes viajes a Puebla e Iguala, en virtud de que
tenía allá negocios madereros.
No se le conocían amigas, sino que
solamente recibía llamadas telefónicas con alguna frecuencia, principalmente del
Teatro Iris, a donde él también llamaba, aunque no saben con qué persona.
LOS
BENEFICIARIOS DE LAS PÓLIZAS DE SEGURO.
El día 26 la policía federal aprehendió a
un supuesto cómplice del dinamitero Arellano, en la ciudad de Toluca. Se trata de Hermenegildo Gil Mondragón
Ramírez, en virtud de ser uno de los que aparecen como beneficiario de las
pólizas de seguro. La Procuraduría
comenzó a comprobar que los beneficiarios no son personas supuestas, ideadas
por Arellano, sino que en realidad existen , y han sido detenidas para que
expliquen su participación en el asunto.
También se procedió a detener a Sara Gutiérrez Tenorio, otra
beneficiaria, en el frustrado crimen.
Sólo falta de presentar a Concepción Manzano Morán.
OTRO
PRESUNTO CÓMPLICE
En la Dirección General de Investigaciones
Previas, estaba en calidad de presunto cómplice de Arellano ANTONIO BERRO VELA quien manifestó a los periodistas que
tiene cuarenta años y que las relaciones que ha tenido con Emilio han sido
puramente comerciales; que de 1940 a 1946 fue agente de la Aseguradora
Monterrey y posteriormente en diversas compañías de la misma índole. A partir del 15 de julio de 1951 entró
a trabajar a
la negociación “Post-Mortem” de
la que era presidente Paco Sierra, a quien vio en pocas ocasiones en las
oficinas en Córdoba 115. En la misma
empresa fungía como gerente de administración Arellano, como tesorero, un señor
Luis Bueno; en calidad de cajero general, Cosme Zafra Orduña, y como gerentes
de ventas César San Martín y Carlos Moreno Tolentino.
Añadió que él ingresó como gerente de
ventas, pues en dicha negociación todos
eran “generales y ninguno soldado raso”.
Tenían asignados sueldos de mil
quinientos pesos mensuales cada uno de los gerentes, que les fueron pagados
hasta diciembre de ese año. Supo que
Arellano obtuvo de Paco Sierra la cantidad de setenta y cinco mil pesos para
hacer el negocio de “Post-Mortem”, cuyas labores estaban encaminadas a tratar con los sindicatos, asegurando los
funerales de los que fallecieran. A
todos los gerentes les exigieron fianzas de tres a cinco mil pesos, a otros
empleados como el cajero y el tesorero, dinero que jamás volvieron a ver, ya
que la organización nunca entró en actividades.
También trabajaba en la misma negociación
un licenciado Samanillo Lavín. Que
Arellano hablaba con frecuencia por
teléfono con un doctor Arellano, dentista, que tiene su consultorio en las
calles de República de Chile, y con una señorita Lía Newman , que trabaja en el Café
Jovellanos, que se encuentra en la esquina de Álvaro Obregón y Orizaba. Que entró a trabajar con Arellano, después de
ver un anuncio en los periódicos.
Agregó que en enero de este año, Arellano
le dijo que ya solamente le iba a dar mil pesos mensuales y que finalmente el
19 de marzo, le manifestó que todo había terminado. Añadió que del 10 al 12 de agosto vio por última vez a Arellano en el lobby del
Hotel del Prado, yendo él acompañado de Zafra Orduña, que entonces ambos le
pidieron dinero a cuenta de lo que le habían dado por concepto de fianza y que
solamente les dio veinte pesos a cada uno.
Que, además, le entregó a cada uno de ellos una letra por mil cien
pesos, con el aval de Paco Sierra. Que
ese mismo día les comentó que tenía negocios fantásticos como el de sacar
hierro del mar y además vender durmientes de fierro a los ferrocarriles. Que hacía constantes viajes a Veracruz, Oaxaca
y Puebla y que poco tiempo permanecía en la capital. Finalmente hizo hincapié en que nunca habló con
Arellano del crimen que intentó, ni le
conoció ningún vicio.
Serán peras o manzanas, en tanto se
investigue, si está o no involucrado en el hecho delictuoso, permanecerá
detenido Antonio Berro Vela.
El REPORTERO DE EL UNIVERSAL EL GÜERO TÉLLEZ
INCURCIONA EN EL TEATRO IRIS, y ENTREVISTA A PACO SIERRA Y A ESPERANZA IRIS.
Este intrépido
reportero al conocer que Sara Gutiérrez Tenorio, soltera, de 47 años de edad,
de cabeza blanca, de modesta posición social, empleada del Gobierno, había sido
detenida y llevada a los separos de la Procuraduría de la República, cuyos
funcionarios le permitieron entrevistarla en el entendido de no publicar una
sola línea que sirviera para entorpecer las investigaciones, ya que pensaban
que era amante de Arellano.
Ella aceptó también
y le relató que desde hace más de veinte años es una admiradora y amiga de
Esperanza Iris, que cuando se casó con Paco Sierra, tuvo con él también una
buena amistad que conserva hasta la fecha.
Relató que conoce a todas las amistades del matrimonio, ya que todas las
noches desde hace veinte años o más visita a Esperancita.
Al preguntarle si
conocía a Emilio Arellano Schetelige y mostrarle una fotografía de él,
rápidamente, sin pensarlo mucho le contestó que ya les había dicho a más de
veinte personas que la han interrogado, que nunca ha tenido la menor
conversación con ese hombre, ni le conoce.
Es que Paco Sierra
–se le dijo- ha declarado que sí eran ustedes amigos. Y contestó pues Paco
Sierra ha mentido, él sabe de sobra que nunca lo he visto en mi vida, quizá él
esté equivocado, porque dejé de ir a casa de Esperancita durante un año
exactamente. Tuve otras cosas que hacer
durante ese tiempo y por ello no pude visitarla. Quizá en ese tiempo fue cuando comenzó a
visitar Arellano la casa de Esperancita
y por ello se deba que supongan que lo conozco. Insistió que jamás lo ha visto en su
vida.
Sarita llora amargamente y jura por sus familiares
que ama, que es inocente. Pide que le
lleven a Paco y a doña Esperanza para que le sostengan que sí conoció al
dinamitero, que tenía amistad con él.
SÍ CONOCÍA A LOS OTROS BENEFICIARIOS.
Sí, al tenor
Hermenegildo Gil Mondragón, desde hace muchos años. Es gran amigo de Esperancita Iris. ¿Y a Concha Manzano? Sí, mucho también. Esta señora trabajó durante muchos años como
sirvienta de Esperancita y le llegó a
cobrar un gran cariño. Hace dos años se
separó de la casa, a donde no volvió durante todo ese tiempo.
Si no conoce a
Emilio Arellano ¿Cómo explica que resultó usted beneficiaria de tres títulos de
seguros, precisamente de las personas a quienes iban a matar?
“Eso no me lo puedo
explicar, en realidad resulta un misterio para mi el que ese tipo conociera mi
nombre, mi domicilio. ¿Cómo pudo ocurrir esto? ¿Cómo pudo conocer tantas cosas
mías, sin conocerme? Estas preguntas me
las estoy haciendo desde la mañana que me detuvieron y no puedo
contestarlas. Ya me han dicho que ese
hombre era mi amante. Calumnia, calumnia
vil.”
Nuevamente Sara
llora desesperada al notar que no se creen sus palabras; sin embargo la maraña
tiene que desenredarse para que resplandezca la verdad.
Le hizo una última
pregunta ya al salir, que si había tenido alguna relación con Gil Mondragón y
con Conchita. Respondió que muy
poca. En algunas ocasiones los he
encontrado accidentalmente y platicamos entre sí, pero nada más.
¿Sarita Gutiérrez
Tenorio, le diría al reportero la verdad? Sobre todo por su forma de hablar con
el Ministerio Público, con los detectives y con el reportero, les contestaba
como quién no tiene ninguna responsabilidad, pero hay personas muy hábiles, que
los han podido engañar.
Entonces el Güero
Téllez se dirigió a la casa de Sara, donde había cuatro mujeres, una de ellas
muy joven. Estaban alarmadas por los
sucesos, pero estaban seguras de que su pariente, no tenía nada que ver con
asunto tan grave, pero por estar detenida estaban sumamente preocupadas.
Teniendo la certeza de que era inocente, pero cómo demostrarlo a las
autoridades, le refirieron, que iban a asistir a la ceremonia del matrimonio de
su primo Carlos, que se estaban arreglando cuando llamó por teléfono un tal
Héctor el chofer de Paco Sierra que dijo le llevaría un recado muy importante. Llegó en unos instantes y tocó el timbré, se
asomó por la ventana e invitó al chofer para que subiera, pero aquel se negó a
subir. En eso llegaron dos agentes de la
Procuraduría y se la llevaron diciéndole que se trataba de hacer simplemente
una aclaración.- Ella los acompañó
tranquila, como persona que no ha cometido ningún delito y regresó con los
mismos agentes pasadas tres horas y realizaron en el departamento un cateo,
pero no encontraron nada de lo que creían estaba en su casa. Les pregunta por Conchita y le dicen que es
una mujer que adora a Esperancita –Iris- así como Sarita. De Gil Mondragón mencionaron que es un hombre
que le tiene gran estimación a la Iris, por haber recibido muchos favores de
ella durante su carrera artística y que ha trabajado en compañías por ella
formadas. Es decir, que los tres
beneficiarios en las pólizas de vida de esas infelices agentes que iba a
asesinar, son amigas de Esperanza.
Se preguntaba el
reportero ¿Qué relación puede tener esto con el hecho de que precisamente Paco
Sierra haya guardado en su poder las pólizas?
Pero aquellas gentes ingenuas no pudieron contestar
satisfactoriamente. No podían creer que
Paco Sierra estuviera comprometido con el dinamitero.
Siguiendo sus
pesquisas se enteró que Arellano y Sierra tenían un negocio llamado
Post-Mortem, y que habían alquilado una casa en la calle de Orizaba. Ahí acudió y los vecinos le informaron que
sólo en enero y febrero funcionaron las oficinas y que después cerraron, pero continuaron pagando la renta todos los
meses, que puntualmente cubría Paco
PACO, ¿INGENUO?
Una persona
íntimamente ligada con Paco Sierra afirmó que él está quebrado, que se ha
gastado todo el dinero de su esposa Esperanza Iris; que ha entrado en infinidad
de negocios en los que ha perdido hasta la camisa: ahora necesita recuperar lo
perdido, cuanto antes. Además es un
hombre ambicioso, pero sin visión, pues si alguien llega a proponerle el
negocio más fantástico, él entrega su dinero para quedar como socio, por más
que después lo pierda, como lo ha perdido siempre. De ahí que se le ha estafado tantas veces.
EN LA CASA DE PACO
Esa misma noche el
Güero Téllez, llegó al Teatro Iris, en donde tienen su domicilio particular los
esposos Sierra-Iris. La entrevista le
resultó muy interesante y fructífera
pues salió con la convicción de la absoluta inocencia de las personas
beneficiarias de los seguros de vida; y de la culpabilidad de Paco Sierra..
En una pequeña
salita lo recibieron ambos esposos. El daba muestras de nerviosidad, pero las
ocultaba con la excusa de que el
escándalo que se había suscitado a su alrededor lo tenía anonadado.
Primeramente le
preguntó si conocía a Sarita Gutiérrez Tenorio.
Pero en su lugar intervino Esperanza Iris quien contestó “No sólo la
conocemos, sino que la queremos mucho...es casi de nuestra familia. Por eso estamos tan preocupados. Pobrecita,
está sufriendo tanto por causa de ese majadero”... ¿De quién? Se le preguntó –“Pues
del dichoso ingeniero Arellano... Mire usted, a mí ese hombre jamás me
entró. Nunca me gustó para amigo de
Paquito, y, sin embargo, parecía tan servicial que yo terminé casi por
consentirlo”. El reportero amplió su
pregunta: “¿Conocen ustedes a Sarita, a Concha Manzano y a Gil Mondragón? “Los tres son admiradores de Esperancita,”
Contestó Paco. Y el Güero arremetió “¿Y los tres conocieron a Arellano
Schetelige? Respondieron: “Ninguno de ellos lo conoce”. El reportero replicó:
“Es que en la Procuraduría se afirmó que usted, señor Sierra, había declarado
que Sarita y Emilio eran grandes amigos”:
“¿Tú dijiste eso
Paquito? ¿Cómo es posible que lo hayas declarado si no es verdad? Tu bien sabes que Sarita no venía a la casa
cuando trajiste al ingeniero. No;
debemos ir a la Procuraduría y declarar de inmediato, pues no hay derecho que
esta pobre mujer esté sufriendo por ese majadero”. Esto lo dijo Esperancita Iris, positivamente
molesta.
Entonces Paco con
voz que trata de ser melosa, volviéndose hacia Esperanza Iris, le dice: “No
reinita, yo nunca he dicho eso, pero tú sabes cómo es la policía, mete mentira
para sacar verdad...quizá dicen que yo declaré en contra de Sarita, para que
esta diga algo”... El reportero les
insinuó si estaba dispuesto a
aclarar su dicho. “No solamente Paquito lo hará, Sino que yo
misma estoy dispuesta a declarar por Sarita, pues no hay derecho de que esté
detenida sin culpa alguna.” Aclara Esperancita con voz firme.
Esto convence de
que Esperanza Iris estaba muy ajena a lo que estaba pasando a su alrededor, y
que su propio esposo estaba complicado con Arellano.
Se le preguntó que
cómo se explicaría que no conociendo a
esas personas, Arellano los hubiera puesto como beneficiarias de sus futuras
víctimas.
“Antes que nada voy
a hacerle a usted una relación sucinta de lo ocurrido. Yo conocí por azares de la vida a
Arellano. Lo traje a mi teatro y
trabajamos juntos. Luego me propuso que
hiciéramos la sociedad “Post Mortem”, S.A., que sería un seguro para la hora de
la muerte, es decir, para que cuando un asegurado o su pariente muriera,
estuviera seguro de que su sepultura sería pagada por nosotros. Con este negocio pensábamos ganar un millón
de pesos cada seis meses. En realidad el
negocio era muy bueno, pero por equis circunstancias no se pudo llevar a cabo. Luego me fui con Esperancita a La Habana
llevando a la compañía de artistas italianas, y como perdimos mucho dinero
regresamos a esta capital. A nuestro
regreso me enteré de que Arellano en
lugar de haber pagado diez mil pesos que le habían dado para que hiciera
determinados pagos, se había quedado con cinco mil. Esto y otras estafas que me había hecho
hicieron que lo expulsara de mi casa.
Esto ocurría por allá de febrero del año en curso. No quería saber nada de él, a pesar de que me
debe más de setenta y cinco mil pesos”. ¿Qué trabajo hacía en su casa?
“Le hacía de todo,
lo mismo de ingeniero que de mi secretario.
Volviendo al asunto, después de tanto tiempo de no verlo, en forma
accidental lo encontré hace veinte días en la calle. Antes de que pudiera reclamarle mis dineros,
me dijo dándome un abrazo: “Felicítame Paquito, tengo unos negocios en
perspectiva que nos van a dejar muchos millones de pesos...desde luego debo
decirte que la CTM va a comprarnos Post Mortem, S.A. Ya estoy en tratos para ello. ¿Cuánto quieres
por tus acciones? Ante la perspectiva de
recuperar el dinero invertido, inmediatamente le dijo a Arellano: Que me den
ciento veinticinco mil pesos por mis acciones y acepto venderlas”
-¿Qué clase de
negocios en perspectiva? Le preguntó el
reportero
-Me dijo que de fierro,
de acero y no sé cuántas cosas más”.
Esperanza Iris,
intervino. “Nunca me gustó ese hombre”, que no alcanza a explicarse cómo es que
su marido volvió a hablarle después de la estafa tan cuantiosa como le había
perpetrado.” Se le preguntó a Paco si Arellano tenía dinero.“Ni un solo
centavo. Está en la brujez más espantosa” Se le preguntó si habían tenido otras
entrevistas. “Sí –contestó- todas ellas
en la calle”. Respecto de las pólizas de
los seguros que había entregado a la Procuraduría ese mismo día, aceptó haberlo
hecho y haberle proporcionado a Arellano quinientos pesos, pero no quiso que su
esposa se enterara; también ignoraba de qué documentos se trataba, pero ya para
entonces como se conocía lo que había hecho ese individuo, revisó los papeles y
decidió entregarlas de inmediato a la Procuraduría.
También Paco dedujo
que como Arellano no conocía personalmente a ninguna de las beneficiarias de
los seguros, intuyó que tal vez habría tomado esa información de su
correspondencia, pero resulta que nunca le había escrito ninguna de las dos
mujeres a la señora Iris. De toda esta
conversación se dedujo que fue Paco Sierra quien escogió a esas personas. Ha de haber supuesto que a la hora de tenerse
que cobrar los seguros, por la estimación y cariño de los tres beneficiarios
hacia Esperanza Iris, resultaba sumamente fácil convencerles de que dieran su
firma, y lo hubieran hecho, de seguro, sin titubeos. Finalmente se le preguntó en tres ocasiones
que manifestara el lugar exacto en donde recibió el paquete con los documentos,
pero Sierra no respondió.
DE QUE SI ARELLANO SABRÍA QUE TODO MUNDO LO
BUSCABA.
Se le preguntó que
al verse cercado por todos lados, no podría suicidarse, sobre todo por la
presión que ya ejercía la policía, Paco respondió.
:
-“No lo creo”,
Porqué causa. “Porque no tiene pistola, ni navaja...además ¿Cómo se va enterar
de que la policía le sigue tan cerca?.
Sencillamente por los periódicos. “No los lee”, “Ni tiene radio” Pero
tiene Paco la creencia de que está
escondido muy cerca. Tampoco dijo no
saber cómo es que escogió a personas de su círculo También aseguró que el no tiene llaves del teatro.
El reportero el
Güero Téllez salió más que convencido de que las palabras vertidas durante su entrevista con Paco Sierra, aseguraban que sí estaba mezclado en el
escandaloso atentado dinamitero.
APREHENSIÓN DE PACO
Don Silvestre
Fernández y el general Modesto Solís, el primero Jefe de la Policía de la
Compañía Mexicana de Aviación y el segundo de la Policía Judicial Federal, estuvieron
trabajando de común acuerdo con el propio Güero Téllez intercambiando
información. A la mañana siguiente,
agentes de la Judicial Federal realizaron un cateo en todo el Teatro Esperanza
Iris. Iban convencidos de la
culpabilidad de Paco Sierra contra quien se han acumulado numerosas pruebas de
su culpabilidad. No encontraron a
Arellano pero sí a Paco Sierra, a quien llevaron a la Procuraduría donde quedó
detenido de inmediato.
HIZO ENTREGA DE LOS SEGUROS DE VIDA
Al presentarse ante
el Procurador de la República, licenciado Francisco González de la Vega, hizo
entrega Paco de los seguros de vida que habían firmado los pasajeros
contratados, que escaparon de la sentencia a muerte que cernía sobre ellos por
la crueldad y voracidad de dos hombres para quienes la vida humana carece de
valor; explicó que Arellano se los había entregado, pero que él no quiso
recibirlos, sin embargo, en un descuido suyo, los dejó en su casa.
Después hizo una
relación de sus ligas con el prófugo.
Hizo hincapié que en los negocios mutuos, siempre había sacado la peor
parte. Añadió que ese mal amigo le había
defraudado por cien mil pesos.
Las sospechas de
Silvestre Fernández en torno a la complicidad de Paco Sierra, se convirtieron
en convicción. Es más tenía la seguridad
de que el barítono era el autor intelectual del atentado.
No concedía al
sedicente ingeniero la inteligencia necesaria para urdir un plan tan macabro
plan. Forzosamente detrás de él tenía
que existe un intelecto superior ....
Ni más ni menos que
el de Paco Sierra.
Había arrojado el
anzuelo... Lo lanzó Paco al presentarse a la Procuraduría, ¿Qué reacción
tendría Schetelige. El investigador se
sentó a esperar. No tardó en
surgir. El tan buscado individuo, al
enterarse por los periódicos que Paco Sierra se lavaba las manos, redactó desde
su escondite una carta dirigida al Procurador, en ella complicó definitivamente
al popular artista. Lo señaló, como ya
sabía Silvestre Fernández, como el autor de lo sucedido. De paso se declaró inocente de los cargos que
se le imputaban.
SE ENTREGA ARELLANO
Arellano se entregó
en la esquina de José Morán y Av. Revolución, en Tacubaya, sitio en donde se
encuentra la joyería y relojería “J. Ruiz” propiedad del señor Ignacio García
Cano, lugar en donde él y Paco llevaron a componer el reloj utilizado para su máquina
infernal. El tan buscando individuo
había permanecido en el cuarto 413 del
hotel Navío, situado en Anillo de Circunvalación, a donde llegó el sábado por
la noche, salió el domingo para volver por la tarde, en tanto que la policía lo
buscaba por todos lados. Les resultó
irónico al reportero de La Prensa,
que junto al velíz que dejara en el cuarto, estuvieran dos bultos de periódicos
que informaban precisamente de la explosión en la aeronave de la muerte y de
los días subsecuentes.. Acababa de
llegar de Veracruz y Puebla, mientras la policía lo estaba buscando y
continuaba trabajando. En otras
fotografías de la misma edición aparece una que decía: “Parece Mentira, pero
mientras la policía metropolitana andaba tras de sus pasos, el tenebroso
Arellano Schetelige dormía a pierna suelta en este cuarto del Hotel Navío, y
posteriormente salía a pasearse tan quitado de la pena, por toda la
ciudad. Esta es la ropa que dejó cuando,
al fin decidió irse a Veracruz, constituyendo nueva burla para los detectives
destacados en su busca” Se advierten en
la foto un saco y un abrigo. En otra
foto están unas herramientas y dice: “Con esta herramienta: contactos
eléctricos, cables, pinzas, desarmadores diversos, etc., el diabólico
dinamitero estuvo confeccionando la bomba que estalló en el avión de la CMA el
miércoles 24 de los corrientes y que tenía como finalidad ocasionar la muerte
de todos los pasajeros y tripulación, facilitando así que pudiera cobrarse
crecida suma, más de dos millones de pesos, por concepto de seguros de siete de
los viajeros, los mismos que Arellano Schetelige embarcara, según él, sin
saberlo, rumbo a una muerte segura”. A
la derecha la fotografía del Teatro “Esperanza Iris”, donde se detuvo al
cantante.
TENGO FE EN MI ESPOSO AFIRMA ESPERANZA IRIS
La que fuera Reina
de la Opereta, concedió una entrevista a CLARA MONTES, Redactora del periódico
“La Prensa”, el día 29 de septiembre de 1952.
“Tengo fe en la
justicia divina; tengo fe en la justicia terrenal, y tengo fe absoluta,
completa, en la honorabilidad de mi esposo”, declaró ayer, en exclusiva a La
Prensa, la famosa artista tabasqueña Esperanza Iris, esposa del barítono
chihuahuense Paco Sierra, al ser entrevistada en su domicilio. La breve entrevista con Esperanza Iris, tuvo
lugar momentos antes de salir de su casa la que fuera Reina de la Opereta.
Apareció Esperanza
Iris en traje de calle, un poco nerviosa y con huellas de haber derramado
algunas lágrimas. En los altos del
Teatro Iris, de las calles de Donceles, se advertía inusitado movimiento. Grupos de amigos de los artistas platicaban
en algunos aposentos. Familiares
entraban y salían. Pensamos por unos
instantes en que la artista estaba enferma.
Pero afortunadamente no se confirmó nuestra sospecha. Esperanza Iris nos recibió cinco minutos
después de haber llegado ante su casa, a las 8.30 de la noche, envuelta en un
abrigo corto, de piel, tocada con sombrero negro y dando muestras como decimos,
de alguna nerviosidad.
-“Voy a salir a ver
a una hermana mía, que se encuentra
enferma, afectada por las noticias que han dado los periódicos. Pero no quiero dejar de recibir a los
representantes de la prensa, para decirles ante todo que tengo fe en el
Altísimo, en la justicia divina; tengo fe en la justicia terrenal y tengo fe en
la honorabilidad de mi esposo”.
Esperanza Iris
eleva al cielo sus ojos llorosos, pero expresivos, y dejó entrever la emoción
que embargaba su pecho al aludir a su esposo Paco Sierra, a quien adora. A punto de salir a la calle, la artista nos
habla del problema que la quebranta, del golpe que acaba de asestarle el
destino. ¿Conocía usted a Emilio
Arellano? Preguntamos a la artista. “Mucho, llevaba mucho tiempo a nuestro
lado. Ayudaba a Paco en algunos asuntos,
tanto en casa como en el teatro. Mi
esposo le tenía confianza, y le mandaba a pagar cuentas y a cobrar dinero, a
gestiones delicadas y de responsabilidad.
Aunque Arellano no me parecía mala persona, algunas veces hube de decir
a mi esposo, al ver la confianza que había depositado en él; “Creo que confías
demasiado en ese hombre”. Pero Paco
seguía otorgándole su confianza, hasta que hace algunos meses, al regresar
nosotros de La Habana... “En el mes de
enero de este año estuvimos Paco y yo en La Habana, y mi esposo dejó encargado
algunas asuntos a este hombre. Al
regresar, las cuentas que presentó a mi esposo, de algunos asuntos confiados a
él, no fueron lo suficientemente claras, y Paco le reclamó. En las últimas semanas, Arellano se vio con
mi esposo para tratar del negocio Post Mortem que tenían entre manos. Paco me dijo: “Este hombre va a pagar
ya”. Pero no pagó. Así las cosas, lo dejamos de ver, hasta que
supimos por los periódicos lo ocurrido”.
LA CREÍA UNA BLANCA PALOMA
¿Ignoraba usted que
su ex ama de llaves, Sara Gutiérrez, estaba encartada en el asunto de Arellano,
en que su esposo aparece complicado?
“Completamente. Siempre la creí
una buena persona. Yo suponía que
estábamos rodeados de buena gente, y ya ve usted... Pero no puedo entretenerme
más. Eso sí. Eso sí, quiero que ponga usted en letras muy
grandes: “Esperanza Iris tiene completa fe en la justicia divina, en la
justicia terrenal y en la honorabilidad de su esposo”. Quiero que se sepa esto bien claro. Creo en la absoluta inocencia de mi
esposo. Espero confiada en que brillará
la luz y resplandecerá la verdad, y mi esposo permanecerá sólo unos días fuera
de nuestro hogar, que nunca se había visto envuelto en escándalo
semejante. Esperanza Iris cree en su
esposo. Dígalo usted en letras muy
grandes...
Y la ex Reina de la
Opereta nos abraza con emoción y se retira a casa de su hermana, acompañada de
un viejo amigo de la familia”
DEVUELVEN EL PREMIO POR LA CAPTURA
El licenciado
González de la Vega, Procurador de
la República, reintegró a la CMA el
cheque que por diez mil pesos le había entregado, para que fuera otorgada a la
persona que lograra la captura del
dinamitero, en el oficio que subscribe
considera que como el culpable se ha entregado voluntariamente al Lic.
Rosales, Jefe del Departamento de Averiguaciones Previas, había quedado
relevada de toda obligación. Hace
hincapié que desde fecha anterior al ofrecimiento de la compañía aérea, los
funcionarios y agentes de la Judicial Federal se dedicaron a trabajar con todo
empeño para el esclarecimiento del caso, a la altura de su deber, para quienes
anunció que habrá ascensos.
***
EL DIARIO “LA PRENSA” PUBLICA EL 1° DE OCTUBRE DE 1952:
“UN PEQUEÑO ALAMBRE DIO LA PISTA DEL
DIABOLICO PLAN”
Silvestre
Fernández, el gran detective, cuenta cómo llegó a
Descubrir a los
dinamiteros.”
Por Armando González
Tejeda, Reportero de LA PRENSA
Paco Sierra fue el
que financió toda la “operación muerte” urdida por el cerebro diabólico de
Emilio Arellano Schetelige, y su responsabilidad ha quedado plenamente establecida en el
concepto de Silvestre Fernández, el veterano y hábil detective que investigó el
atentado del avión CMA, y descubrió la verdad.
Toda la trama
urdida por quienes cometieron el tremendo atentado en que estuvieron a punto de perecer veinte personas, fue
hábilmente deshecha por el detective que, hasta hace poco, fuera jefe del
Servicio Secreto, y que ahora trabaja para diversas empresas privadas, y en su
haber debe abonarse el que fuera fijada la identidad del principal responsable.
Apasionante son
todos los detalles que concurrieron en
la investigación a partir del momento en que el heroico capitán Carlos
Rodríguez Corona, aterrizó en Santa Lucía con su avión destrozado en el que viajaban veinte personas, y por ello entrevistamos en su despacho del
Nacional Monte de Piedad, al famoso detective Silvestre Fernández, primer
investigador de los hechos que por espacio de casi una semana han ocupado la
atención del país entero.
RECIBIÓ LACÓNICO AVISO
Dice Fernández, que
el miércoles 24 del pasado mes de septiembre, exactamente a las 13 horas, el
señor Carlos Aizpuru, jefe de Relaciones Industriales de la CMA, le avisó que
el avión XA-GUJ, que hacía el vuelo número 575 entre esta ciudad y Oaxaca, había
tenido que hacer un aterrizaje de emergencia en la Base Militar de Santa Lucía,
poco después de que, a bordo se había registrado una misteriosa explosión.
Inmediatamente el
viejo detective se puso en contacto con el licenciado Pérez Gil, del Departamento
Jurídico de la empresa y con el Agente del Ministerio Público Federal,
licenciado Pineda, para salir al lugar donde se encontraba el “avión de la
muerte”, y ya en ese sitio procedió a examinar cuanto había a bordo, donde ya
estaba el capitán Pini, Jefe de Operaciones de la Compañía.
“Había en el avión
mucha basura y objetos destrozados por efecto de la explosión, especialmente
velices hechos pedazos –dice Silvestre Fernández- y me preocupé especialmente
por checar si en algún equipaje habían sido colocados cohetes o fulminantes,
pues es frecuente que algunos viajeros lleven consigo esos artículos a las
fiestas de sus pueblos, pero no encontré nada que corroborara mi suposición”.
RESTOS DE UN RELOJ
“De pronto –agrega
Fernández- de entre los restos del equipaje saqué pedazos de una maquinaria de
reloj, una cuerda y unos alambres que, en opinión de los expertos no
pertenecían al avión. Luego encontré
pedazos de lámina que indudablemente
habían pertenecido al veliz del que la explosión había partido.
“Junté
cuidadosamente todo y lo puse en una bolsa que entregué en la Procuraduría de
la República para que se hicieran los análisis correspondientes, que tan
importantes eran para la investigación”.
Luego nos dijo el
viejo detective que todavía examinó los objetos por espacio de mucho tiempo,
sin encontrar algo que confirmara plenamente el atentado infernal, por lo que
enfiló la investigación hacia los pasajeros que tan milagrosamente se habían salvado de morir.
Pidió la lista de
los pasajeros del “avión de la muerte”, así como de los seguros que habían
sacado, y procedió a hacer una selección de ellos. Supo que unos iban contratados para trabajar
en Oaxaca, y a esos los colocó en un grupo; otro con los que utilizaban boletos
de regreso, y otro con los turistas extranjeros.
APÁRECE EL NOMBRE DE ARELLANO
Como dato curioso
refiere Fernández que la investigación la inició precisamente con la póliza de
seguro que beneficiaba al “Ing. Emilio Arellano”, pero tropezó con la
dificultad de que los contratados para ir a Oaxaca, con excepción del
colombiano, Ezequiel Camacho, habían
seguido su camino a bordo de otro avión, temerosos de perder los hipotéticos
trabajos que les había prometido el dinamitero.
Se investigó la
conducta del colombiano Camacho, pero nada se sacó en claro, sino que vivía en
un cuartucho que subarrendaba en Vizcaínas número 12, el que había dejado dos
días antes.
En los domicilios
de los otros seis “sentenciados a muerte” por Arellano se informó a Silvestre
Fernández, que todos habían sido contratados
por un señor Eduardo Noriega y alguien dijo que ese sujeto trabajaba con
un ingeniero apellidado Arellano, pero lo que extrañó al sagaz detective, fue
que en ninguno de los domicilios conocían a las personas que aparecían como
beneficiarias de las pólizas de seguro.
Ese detalle hizo
sospechar a Fernández que en él estaba la clave de todo. Localizó en las calles de Febo el domicilio
de un señor llamado Eduardo Noriega, pero se desechó la pista porque a las
claras se veía que ese personaje era ajeno por completo al atentado.
EN LA GUARIDA DE LA FIERA
La noche del
miércoles mismo. Silvestre Fernández
visitó la casa de Emilio Arellano Schetelige, ubicada en Baja California
11, pero allí no conocían al supuesto Eduardo Noriega. La esposa del terrorista informó que no sabía
donde se encontraba su marido, ni porqué figuraba como beneficiario de una
póliza de seguro.
El jueves último
cuando ya fueron interrogados los seis contratados por Arellano, quienes habían
sido traídos de Oaxaca gracias a que la Compañía Mexicana de Aviación les
regaló los pasajes, se tuvo la certidumbre de que Arellano y Noriega eran una
misma persona, y entonces el detective dio cuenta de sus investigaciones al Procurador General de la República,
licenciado Francisco González de la Vega.
PACO SIERRA EN ESCENA.
Es interesante
saber, por boca de Silvestre Fernández, cómo fue apareciendo entre toda esta
maraña, la figura del barítono Paco Sierra el esposo de la gran actriz
Esperanza Iris.
“El jueves 25 –dice
Fernández-, di con otro domicilio del ingeniero Arellano, en Córdoba 115, pero
por más que toqué a la puerta nadie salió a abrirla y los vecinos me informaron
que estaba sola desde varios meses atrás.
“Recurrí al
propietario de la finca, que resultó ser el señor Ángel Caso, quien me dijo que
la casa le había sido alquilada por un ingeniero llamado Emilio Arellano a
quien solamente había visto dos veces, pero sin querer, en forma ingenua,
reveló que el fiador lo era “un señor Sierra que vivía en el Teatro Iris”.
“Hicimos una
investigación concienzuda en torno de las actividades del barítono, pero no
encontramos de inmediato base para acusarlo, aunque después apareció claramente
su responsabilidad”.
ARELLANO AUTOR INTELECTUAL
Terminantemente
dice Silvestre Fernández que Paco Sierra SÍ fue cómplice de Arellano, pero que éste
fue el autor intelectual del diabólico atentado contra el avión. Sierra supo todo y con Arellano preparó los
detalles de la explosión, calculando que esta se registraría cuando el avión
estuviera volando sobre la sierra, con miras a que no quedara indicio alguno
que indujera a las autoridades a una investigación.
Para reforzar su
dicho, Silvestre Fernández, nos dijo que fue Paco Sierra el que entregó
diversas sumas de dinero a Arellano para
que pagara en diversos hoteles el hospedaje de él y de algunos de los escogidos
para morir en forma horrible al estallar la bomba, para pagarles comidas,
comprar los boletos y las pólizas y para que girara 250 pesos a su tío, a
efecto de que se viniera de Hermosillo, y sirviera de víctima en el infernal
atentado.
El detective no cree,
como se ha dicho, que Paco Sierra sea dueño de una cuantiosa fortuna, sino que
más bien, está lleno de deudas y temía, fundadamente, que de un momento a otro
lo dejaran en la calle sus acreedores y por ello aceptó asociarse con Arellano
Schetelige para cometer el tremendo crimen de mandar al matadero a veinte
personas.
UNA CALUROSA FELICITACIÓN DE LA CMA
La CMA empresa
afectada por el atentado cometido a su avión resolvió otorgar al Jefe de sus
Servicios de Seguridad, Silvestre Fernández, la recompensa que había ofrecido
por la captura del responsable, considerando que la actividad que desarrolló para el esclarecimiento del caso, había sido
altamente satisfactoria, por lo que, por disposición del señor E.R. Silliman,
Gerente General le fue entregado el cheque número 25516, de fecha 1° de octubre
de 1952, a cargo del Banco de Industria
y Comercio, SA, a su nombre, por la cantidad de $10,000, habiendo escrito en su
tarjeta sólo una palabra:
|
Tarjeta de
felicitación del Gerente General de la CMA
|
EMILIO ARELLANO PRESENTA POR ESCRITO SU VERSIÓN
En un largísimo
escrito dirigido tanto al Procurador de la República como al Director de
Averiguaciones Previas, explica su actuación y la de Paco Sierra:
“Teniendo
relaciones comerciales con el señor Francisco Sierra, al grado de que en las
ocasiones que salió fuera de México quedé al frente de sus asuntos, llegué a
cultivar una amistad de confianza por detalles económicos del señor Sierra tuvo algunas dificultades
familiares con su señora esposa para justificarse ante ella seguramente me culpó, por lo cual
dejé de frecuentar la casa de estos señores.
No obstante, a menudo nos veíamos en distintos lugares: en una de tantas
veces el señor Sierra me platicó que tenía entre otros asuntos por realizar, el de unos “courts” u
hotel para viajeros en automóvil y
quería que yo les diera una vuelta para si necesitaban alguna compostura o
mejora, lo realizara. Con esto tuvimos
varios citas y me dijo le hablara a su casa, pero que no usara mi nombre si
contestaba su esposa, en los casos de dejar recado usara algún nombre, él me
sugirió varios, pero le manifesté que yo, para recordar fechas, nombres y
números de teléfono tenía una pésima
memoria, que sólo usando algún nombre de algún amigo podía recordarlo; fue así
como nació el nombre de Eduardo Noriega.
Desde esa fecha cada vez que le hablé usé ese nombre. Permítome interrumpir la cronología de este
relato, para manifestar que hace aproximadamente unos quince días y ya habiendo
tratado el asunto de la ida de las personas que tendrían que ir a Oaxaca, me
presentó en el Café Coliseo, a los señores Carlos Amador y un señor Rima
quienes estaban tratando el asunto del baile de resistencia de La Habana, Cuba,
como el señor Noriega. Esto no me agradó
y le reclamé al señor Amador que ya antes, aproximadamente un año me lo había
presentado; y le dije con el objeto de ver si el señor Amador recordaba mi
nombre de Arellano.
Esto lo digo con el
objeto de que se vea que el señor Sierra procuraba hacerme aparecer con el
apellido de Noriega, con mucha insistencia, hasta con personas que no tenía
caso. Desde la fecha en que me habló de
sus “courts”, casi nos veíamos a diario entre 10 y 11, y en las conversaciones
se trataba siempre de sus negocios que andaban mal; pero tenía grandes
esperanzas de mejorar. Entre las cosas que hablábamos casi siempre le tocaba yo
el asunto de un negocio que tengo con él, en el cual yo firmé una escritura
pública de la sociedad anónima “Post Mortem” en la cual se hace aparecer que yo
recibí el capital de tal negociación o sean $300,000, incluyendo $50,000 que yo
aparecía aportando, cosa que no es cierta, pues nunca puso él, el capital mencionado, y para ello existen mil
pruebas en ese terreno
.
Por varios días, en
una forma directa, me fue platicando la necesidad que tenía de conseguir dos
matrimonios sin hijos para llevarlos a Oaxaca.
Un día me dijo:”Viejo ¿Porqué tú no me los consigues? Le manifesté que para ello tendría que poner
un anuncio y que sería una lata estar recibiendo en mi casa a toda esa
gente. La disculpa que me dio para no
hacerlo él fue la siguiente: “Tú sabes que mi esposa se pondría furiosa si me
fueran a ver a mi casa. ¿Cómo quieres que le explique lo de los “courts”? Como a mi me consta que en cada negocio que
el señor Sierra emprende, su señora casi siempre no está de acuerdo, lo
acepté. En esos días estaba por salir mi
familia a Querétaro, y le dije que en la mañana podía atender a los
solicitantes para el empleo, a lo que él me contesto: “No esperes a que salga tu familia, pues me
urge que esta gente salga cuando mucho para el 15 de septiembre” Quedamos en ver los anuncios del periódico,
de personas que solicitaran empleo, al día siguiente él no fue a la cita,
porque se lastimó un pie, como no acudió, le hablé por teléfono y me dio la
explicación anterior, pero ya él me dijo: “Cómprate un Excélsior, y en la columna de empleos ve tal y tal”. Y nos citamos para el día siguiente; ese día
yo había hablado por teléfono con varios de los que él me indicó, y les dije
que yo no los había citado a mi casa por la razón que expuse al principio; se
mostró por ello algo molesto, y me dijo: “¿Porqué no tomas un cuarto en el
hotel? Y fíjales una hora” No me pareció mal la idea, ya que la oficina
que tengo está clausurada por la Tesorería del D.F. El mismo señor Sierra me acompañó a buscar
cuarto; él insistió en que fuera uno de primera clase, y yo le insistí que para
tomar la calidad de empleados que él deseaba, no se necesitaba de esa
categoría. Recorrimos varios hoteles y
en ninguno había cuarto. Al pasar por el
Coliseo me dijo: “¿Qué te parece este? “, y le dije, por el lugar donde estaba
ubicado, que estaba bien; luego me dijo: “Toma un cuarto; yo te lo pago”. Le dije que entráramos, y con pretextos me
dijo que me esperaba afuera; aparté el cuarto, pues no había y me dijeron que a
las 8 a.m., podía disponer de él. Yo, al
salir, le dije: “Creo que con dos días que lo tome, basta”. El me contestó: “Quiero de que te cerciores
de que no tienen familiares”. (De esto
no solamente pueden testificar las
personas que tomaron el avión, sino también otras que por distintos detalles no
contraté). Al comenzar a recibir a las
personas que acudieron (para esto debo manifestar que como yo quería terminar
cuanto antes con lo que podíamos llamar contratación), no sólo me concreté a
llamar a quienes ponían anuncios en el
periódico, sino que llamé por teléfono a tres agencias de colocaciones, y ellas
me mandaron un verdadero diluvio de personas; y como quería que llenaran los
requisitos que el señor Sierra pedía, no resolvía yo inmediatamente, y pasaron
tres o cuatro días, y cada día se
desesperaba más el señor Sierra. Debo
manifestar que para esta fecha el señor Sierra todavía no había dicho que yo me
encargara de comprarles sus boletos y darles anticipos, ni regalos, ni menos
pensaba yo en ese entonces que esas personas, por la calidad de su empleo,
irían en avión. Cuando le enseñé una de
las listas con los nombres de las personas que habían acudido, figuraba en ella
el nombre de Jesús Bretón, con señora y una hija, y como es natural, tenía una
anotación mía que decía: No llenan los requisitos porque tienen una hija de
quince años. El señor Sierra al leerla,
me dijo “¡Hombre, esto está muy bien!”, a lo que contesté: “Tú me dijiste que
con familia no”. A lo que me repuso:
“Este caso es diferente, pues puede emplearla en algo el encargado de los
“courts”. Luego me dijo: “Pídele su acta
de matrimonio y de nacimiento de su hija". Esto me llamó algo la atención,
y le pregunté “¿Para qué la quieres?” Y
me contestó que para cerciorarse si estaban casados , porque no quería que las
personas que vivían en los courts, los cuales en su mayoría eran americanos,
pues por el momento se los tenían rentados una compañía americana, que éstas
fueran a tener dificultades si se trataba con personas no casadas
legalmente. Yo no vi nada fuera de lo
normal, y no puse objeción.
Al día siguiente,
cuando le mostré las actas de matrimonio
y nacimiento, sin querer dijo: “Este trío está perfecto”. (En aquel entonces yo no le di ningún
significado a esa expresión, pero al saber todo lo que sucedió, me doy perfecta
cuenta por qué fue, pues tenía a tres personas en lugar de dos). Le manifesté a Sierra que estas personas
estaban en malas condiciones económicas y que si quería considerarlas ya
tratadas para el viaje (pues sólo irían en viaje de prueba, por 60 días), debía
darles dinero mientras salían; inmediatamente
me dio el dinero. Igualmente, sucedió
con la señora Magallanes y su hijo; me refiero a pedirles sus documentos y
darles dinero. Entre las personas que
acudieron estuvo Ezequiel Camacho, a quien le dije que no lo podía contratar
por ser soltero; me explicó su situación de extranjero y que se encontraba sin
dinero y, por lo tanto en una situación desesperada. Esto se lo platiqué a Sierra y me dijo: “Si
quieres, tómalo, algo le encontraré”. Yo
le propuse a Sierra que si él lo podía tener unos dos meses. Yo me lo podría llevar a un trabajo que
espero comenzar en diciembre o enero entrante, a lo que me dijo:
“Perfectamente, lo tomo, sólo que a éste no le doy anticipo”. Yo le estuve dando cantidades pequeñas; creo
que no le di más de cuarenta pesos, y el día anterior del viaje, Sierra me dio
$50 para él, de los cuales creo le di $30 a él y $20 a Vargas.
LA FATÍDICA BOMBA
Como quince días
antes de la salida, entre todo lo que platicábamos Sierra y yo me dijo: “¿Qué
podrías hacerme un contacto que fuese sumamente sensible?” Le pregunté para qué
lo quería, pues sin saber su objeto me sería difícil saberlo.
Me hizo una explicación que no entendí bien, pero le dije que lo más
sensible que yo sabía, sería de azogue.
Me pidió que lo hiciera y le manifesté que yo tenía los elementos
necesarios, pero que vería a un electricista para ello. Efectivamente, vi al
electricista y después de muchas vueltas no llegó a fabricarlo. Sierra aceptó que no se lo llevara en esos
días; me dijo que su papá estaba por llegar de Chihuahua y que le tenía pánico
a los temblores y que un amigo de él le estaba fabricando un aparato con un
sistema de despertador, pero que no sabía cómo pasar la corriente por conducto
o a través del despertador; en un papel le hice un dibujo y lo guardó; al día
siguiente, me dijo que era muy sencillo, que el mismo electricista del teatro
se lo podía hacer. Me invitó a comprar
el despertador, le dije que no era necesario, ya que cualquier despertador le
serviría igual, pero él insistió en que lo acompañara a la Avenida Madero. En los aparadores fue viendo varios, todos
ellos caros, por lo que le decía yo en cada lugar: “Ese es demasiado
bueno. ¿Para qué lo quieres?” Después de recorrer varias casas (pues en
esos días él procuraba perder el tiempo hasta las dos de la tarde, para llegar
a esa hora a su casa), entramos en una relojería de Madero que está en seguida
del Banco Comercial Mexicano; le enseñaron varios y él insistió en que fuera un
Big-Ben. Ese despertador lo tuvo en mi
casa creo tres o cuatro días, pues ni tenía tiempo para hacer lo que me pidió
Sierra, ni tenía herramienta. Cuando le
dije el motivo por qué no se lo entregaba, entonces me preguntó qué necesitaba
y se lo dije.
TAMBIÉN LE COMPRÓ HERRAMIENTA.
Y del café nos
fuimos a comprar lo necesario; como lo que tenía que hacer fue realmente
sencillo, se lo tuve listo al día siguiente.
(Aparte presento un croquis de lo que hice). Debo advertir que el señor Sierra me preguntó
si el reloj caminaba con exactitud, pues su objeto principal sería marcar la
hora en que temblara la tierra. Le
advertí que tenía un retraso y me dijo:
“Te ruego lo recojas para llevarlo con el relojero”. Yo me imaginé que lo llevaríamos al lugar
donde lo compró; pero no, fuimos con un relojero que está en Isabel la Católica
casi esquina con Tacuba. Este relojero
es bastante conocido por Sierra; le entregó el despertador, suplicándole lo
ajustara y lo tuviera listo al día siguiente y que yo pasaría a recogerlo. Recuerdo que al recogerlo, en la caja de
cartón aparecía mi apellido; esto me llamó la atención, pues el día anterior
Sierra sólo le señaló que yo pasaría por él, pero no le mencionó ningún nombre. Lo que yo hice al despertador se concretó a
ponerle dos alambres, uno en la manija con que se mueven las manecillas de la
hora y minutero, y otro para la tierra.
En la misma caja de cartón le llevé el despertador. Me preguntó
si lo había probado y le manifesté que no, porque no tenía corriente
eléctrica y luego agregó: “¿Te serviría un acumulador de auto?”, Le respondía
que sí, pero yo le manifesté que sería una lata llevar el acumulador a la casa
y me contestó que él me lo mandaría. En
la tarde me habló por teléfono y me dijo que no servía el acumulador que tenía,
que mejor comprara uno, que al cabo a él le servía para regalarlo a su
sobrina. Fui y pregunté cuánto costaba y
le hablé avisándole el precio. Me dijo:
“Cómpralo yo te lo pago mañana”. Lo compré y probé el reloj, cosa inútil, pues
yo sabía que tenía que pasar la corriente.
Se lo llevé al teatro, debo advertir que el acumulador fue de moto no de
auto.
LA FECHA INICIAL ERA EL 15.
Sierra tenía
calculado que salieran el 15 de septiembre, pero casi todos me pidieron si
fuera posible pasar el 16 en México; se lo manifesté a Sierra y tuve que
insistir para lograrlo. Después me dijo
que sin falta deberían salir el 19, no recuerdo si un día o dos antes de esa
fecha me dijo Sierra que había recibido un telegrama y que no podían
salir. Le advertí que me sería difícil
localizar a todos para solicitar la cancelación de los boletos y me dijo que yo
hiciera lo que pudiera, pero que si alguno o algunos de los boletos se perdían
no importaba; localicé a todos y ellos mismos fueron a cancelar y reexpedir el
boleto para el día 24. Yo permanecí en
el Hotel Coliseo hasta el día 21, en que me cambié al Gillow, no por despistar
a nadie como manifestó Camacho, sino porque en el Coliseo había demasiado ruido
causado por los pelotaris que en él viven; tan no lo hice por despistar a las
personas contratadas que a todos ellos les avisé y todos ellos estuvieron
varias veces conmigo en el hotel, especialmente Camacho, quien desempeñó algo
como secretario.
LA MAÑANA DEL SUPUESTO DESTINO FINAL
La mañana de la
salida yo llegué al Aeropuerto faltando más o menos cinco minutos para las
seis. Yo no llevé ningún equipaje, las
personas contratadas fueron llegando separadamente, creo que el primero que
llegó fue Camacho, llevaba un equipaje bastante voluminoso, después llegó mi
pariente, quien llevaba un veliz y un bulto de frazadas. Desde el día anterior le dije a mi pariente
que el bulto lo llevara aparte para yo recogerlo y llevarlo a mi casa. El veliz de mi pariente se juntó con el resto
del equipaje de las demás personas y fue seguramente cuando Camacho lo vio; y
además le dije: “Este veliz no lo pongan todavía porque mi pariente está
tomando café”. Igualmente estaban en el
corredor las señoras esposa y madre de la señorita Yolanda. Luego nos fuimos todos los hombres, a tomar
café, yo le dejé encargado a un cargador el veliz de mi pariente.
EL VELIZ FATAL
Cuando estaba
tomando café con mi pariente llegó el cargador, preguntándome si yo era el
señor Noriega. Le dije “que sí”, me dijo
que estaba una persona esperando donde estaba el equipaje y que tenía mi
veliz. Yo primero me imaginé que sería
algún otro pasajero que mandaba Sierra, pero al hablar con él, me dijo que el
señor Sierra me suplicaba le mandara ese veliz a Oaxaca, que si había exceso,
él me lo pagaría, yo creí que me mandaba el veliz en su coche y salí a la
puerta, pero el muchacho que me lo entregó
me dijo: “Ya se fue”. Le pregunté: “¿Quién?” Me contestó:_”El auto de
alquiler que me trajo”. En esos momentos
estaban llamando por el altavoz a los
pasajeros que faltaban por documentarse; pasé
a documentar los dos velices y en eso llegaron Camacho y Vargas y fue
cuando ellos vieron que yo documentaba dos velices a nombre mío y luego había
cancelado mi viaje, pues eso dijo Camacho a la prensa y seguramente esa noticia
le agradó a Sierra. Camacho manifestó
igualmente que yo me había cambiado de varios hoteles y que, por último, paré
en el Canadá, esto es una falsedad y lo pueden testificar Vargas y Bretón, yo
no estuve en el Hotel Canadá.
NERVIOSISMO DE PACO
“Sierra me citó a
las once de la mañana del día del viaje, en un café que está en Madero y
Motolinía; yo llegué a tiempo, pues ese día quedó en darme $3,000 que me había
estado prometiendo pagar a dos empleados de “Post Mortem”, y pagar los
intereses que se le deben al señor Corral.
Llegó a las once y media y después de muchas vueltas, de asuntos sin
importancia, le pedí el dinero y me dijo que hasta dentro de dos o tres días me
lo podría dar, luego me preguntó: “¿Cómo salieron tus pasajeros?” “Bien –le dije-,
sólo que el veliz que me mandaste llegó tarde y por poco se queda”. Me preguntó con insistencia si estaba seguro
de que había salido, y le aseguré que yo mismo lo había documentado y le
entregué el recibo. Yo le dije que tenía
varias cosas que hacer y quería irme, pero me pidió que lo esperara, pues no
quería llegar a la casa, porque lo esperaban los interesados en el espectáculo
del baile de resistencia en Cuba. Nos
quedamos hasta cerca de las 2 p.m., pues primero compró “El Gráfico”, mando al
mesero por él y leyó los encabezados, se puso nervioso y luego me preguntó:
“¿Estuviste en el Aeropuerto hasta que salió el avión?”, Le contesté que sí y
le dije: “Y hasta salió veintitantos minutos tarde”. El exclamó: “¿Cómo? Los aviones siempre salen a tiempo”. Y yo le conteste: “Pues este no. Permanecimos en el café hasta que llegaron
“La Prensa” y “Últimas Noticias”, hizo lo mismo que con “El Gráfico”, se mostró
preocupado”
SE ENTERÓ HASTA EL DÍA SIGUIENTE Y “VOLÓ”
“Nos despedimos y
no nos volvimos a ver, pues yo esa misma tarde, al regresar de Mixcoac, de casa
de mi madre política me enteré del desastre.
Hablé varias veces por teléfono a casa de Sierra y me lo negaron; al día
siguiente por “La Prensa”, me enteré de mayores detalles; determiné ocultarme
hasta contar con nuevos aspectos, no salí de México, estuve en el Hotel “Navío”
y sólo ayer para no estar en México y ganar un día más para conocer más
detalles por la prensa, me fui a Veracruz con escalas en Puebla y Jalapa y
regresé ayer por la madrugada y hoy me presenté ante ustedes. Atentamente. F. Arellano. México, D.F, a 29 de septiembre de 1952”.
NOTICIAS DE PUEBLA.
El dinamitero
Emilio Arellano estuvo alojado en el Gran Hotel de esa ciudad, del 10 al 22 de
junio y, posteriormente, volvió el 27 de agosto, sin que nadie sepa hasta ahora
a qué se dedicó. Solamente se le vio en
compañía de un joven como de 22 años de edad, bajo de estatura, y su estancia
coincidió con la muerte a consecuencia de la explosión de una bomba, de Raúl
Salas, hijo del señor Manuel, con domicilio en 11 Oriente 1413. Las empleadas del Gran Hotel, María de los
Ángeles Sánchez y Lilia Peláez, dijeron que Arellano se hacía llamar ingeniero
y que pagó su cuenta con billetes de 500 pesos.
La policía poblana hace investigaciones para saber si la bomba que mató
a Raúl Salas, tiene algo que ver con Arellano y su acompañante.
N. de R. Hemos transcrito íntegra la relación de los
hechos que hace Emilio Arellano Schetelige, por escrito a la Procuraduría
General de la República, en la que según él, es lo que ocurrió, pero llama la
atención la paciencia que tuvo para realizar tan amplio escrito cuando era
buscado por todos sitios dentro del país.
SE ENTREGA ARELLANO Y RATIFICA SU ESCRITO.
Ante el Director de
Averiguaciones Previas de la Procuraduría de la República, a quien Arellano
había entregado su escrito, informo al Procurador quien le dio instrucciones
para que le tomara su declaración.
Escuchó la lectura de su misiva y la ratificó, reafirmando todo el
contenido
.
Se le pidió que aclarara
algunos puntos confusos, que hizo ante el licenciado Manuel Rosales Miranda,
titular de esa dirección.
.
Aceptó que se había
escondido varios días en el Hotel Navío, sito en Anillo de Circunvalación,
desde ahí envió una carta a su esposa María Elena Villalba, diciéndole que
deseaba entregarse, Que durante la noche del domingo al lunes, acudió a su casa
en Baja California once, interior once, a petición de su esposa a quien le
comunicó lo relativo a la carta y que estando ahí sonó el teléfono, que él
descolgó, era su esposa que estaba en esos momentos con las autoridades, ella
le pasó el aparato al licenciado Rosales y acordaron que se encontrarían en la
Avenida Revolución y José Morán, En ese
momento eran las veinticuatro horas. El
funcionario le manifestó de las garantías que había para su vida y a eso de la
una de la mañana, se entregó.
LA PERSPICACIA DE SIERRA.
Sierra a quien
había invitado a presentarse en la Procuraduría, se encontraba aún bajo el estado nervioso que le había producido la
explosión de su persona ante los lentes de multitud de cámaras, hasta de la
televisión, vestía un traje oscuro de casimir inglés, inmaculada camisa blanca,
corbata azul y zapatos de charol. A
pregunta del reportero Ángel Marín de El Universal, de qué si sabe porqué está
detenido; lleno de asombro contesta: “Yo... ¿Estoy detenido? Creo que hay un error en todo eso.
Se me ha traído aquí para ampliar mis declaraciones para poner en claro
muchos puntos obscuros y nada más” Ante
los “chicos de la prensa”, actúa de manera especial, sabiendo que sus palabras
y sus gestos serán conocidos por la opinión pública, su sorpresa, es del todo fingida, pues conoce
perfectamente cuál es su situación.
-Mire usted, señor;
véame bien –y se coloca ante los periodistas en actitud llena de dramatismo, en
desplante teatral, como preguntando: ¿Acaso yo tengo cara de dinamitero? –Interroga-
mientras arquea sus cejas con enojo.
Vemos ante nosotros
a un hombre con toda la apariencia de un
hombre de bien, de un caballero; sin embargo los datos acumulados en su contra
demuestran que en él no hay madera de uno de los criminales más despiadados que
haya cruzado por las sendas del crimen en México. Arellano, al declarar con lujo de detalles,
precisa la complicidad de Sierra e incluso arroja sobre él toda la
responsabilidad en el crimen, presentándose como una palomita blanca, al decir
que “no sabía las maniobras de Paco”.-
El cantante
mantiene su actitud emotiva: manifestando que “Lo cierto es que mi vida siempre
ha sido la de un hombre honrado, de un hombre de bien. En cambio él, ¿Qué puede aportar? Es un pillo, un mal hombre, un canalla, un
ingrato, un miserable”... Se le preguntó
si él sabía de sus pésimos antecedentes, ¿Por qué era su amigo? No contestó.
Se enfocaron la
entrevista en la cuestión de las pólizas.
El porqué cinco de los beneficiarios por los seguros eran amistades de
él. Va hacia un escritorio, toma de un cajón varias hojas escritas. Escoge una de ellas. Y les dice: “He aquí la explicación. Arellano me dijo que necesitaba nombres de
algunas personas para que en sus nombres se pudieran hacer ciertos cobros de
prestaciones. Ven.”
Se le pregunta qué
clase de prestaciones.”Pues... prestaciones, dineros que algunos funcionarios
cobran al cerrarse el presupuesto... con ello se obtiene alguna ganancia,
lícita desde luego”. El periodista le
repregunta que ¿cómo cuales? Paco
titubea, no tiene una visión clara de lo que quiere decir. Hace un dramático ademán para imponer
silencio, y añade “No me hagan hablar, por favor” Sus ojos se iluminan como encontrando una
respuesta acertada. “Yo no sé que clase
de negocios se proponía realizar
Arellano. El me dijo que le diera
algunos nombres de personas de confianza y eso hice”. Le hacen mención de las pólizas que entregó a
las autoridades y afirmó que, como se las había dado Arellano, no tuvo empacho en
entregarlas, puesto que él era inocente.,
Y así continuaron haciéndole preguntas, pero el sólo daba evasivas. El sólo insiste en que es inocente, que
acerca de su honorabilidad pueden certificarlos un sin fin de personas que lo
conocen. El es inocente de todo, puesto
que no sabe nada de explosivos, ni de relojes, ni de regalos que recibieron las
presuntas víctimas, en suma, todo lo ha hecho el siniestro cerebro de Arellano,
no él.
TAMBIÉN OFRECE RECOMPENSA PACO
“Yo ofrezco diez
mil pesos de recompensa a aquella persona que me pueda comprobar que he
comprado una maleta; que adquirí explosivos como para la fabricación de una máquina infernal; que yo en fin, soy
el fabricante de la bomba que explotó en
el avión de la Compañía Mexicana de Aviación”
TERMINADA LA AVERIGUACIÓN PREVIA, SON
CONSIGNADOS.
El día 1° de
octubre de 1952 Paco Sierra fue trasladado a la Penitenciaría del DF, junto con
su cómplice, Emilio Arellano, consignados a disposición del Juzgado 2° de
Distrito en Material Penal, cuyo titular era el licenciado Clotario Margalli
González.
MEDALLAS A LOS TRIPULANTES DEL AVIÓN
La heroica
tripulación del avión XA-GUJ de la CMA, a cuya pericia deben la vida 17
pasajeros del mismo, será condecorada con medallas en oro por el Club Aéreo de
México, en representación de toda la aviación privada nacional.
El próximo sábado,
en una ceremonia a la cual han sido invitados los más prominentes funcionarios
aeronáuticos, el capitán Carlos Rodríguez Corona, piloto; Agustín Jurado
Amilpa, copiloto y Lilia Novello Torres, “Aeronena”, como ha sido bautizada la
guapa sobrecargo por los socios del Club, recibirán sus medallas y pergaminos
alusivos a su ejemplar conducta.
Lo anterior fue
informado a La Extra de las Noticias, por el señor Manuel Suárez Mier, a nombre de
la organización, añadiendo que esta iniciativa se extenderá a todas las
compañías de aviación en el país, así como a la propia Fuerza Aérea. Sobre esta última, el Estado Mayor de la
misma, declaró que se sumarían al, homenaje y condecorarían también a la
tripulación del “avión de la muerte”, máxime que el piloto Rodríguez Corona, es
de extracción militar, pues formó parte de las filas del Escuadrón 201, durante
la última Guerra Mundial, en el
Pacífico.
El homenaje se
realizará en uno de los restaurantes de la localidad o en el propio Casino Militar, según lo dispongan los
funcionarios aeronáuticos que se sumen a la idea del Club Aéreo de México, que
ya han enviado las invitaciones respectivas.
(Extra de Últimas Noticias, 27
sept 1952)
¿RECUERDAN A LA HEROICA AEROMOZA?
En su publicación
del día 28 de diciembre de 1953. Al dar noticia de la sentencia a los
inculpados, se publica una pequeña nota
en la segunda edición de las “Ultimas Noticias”, debajo de una
fotografía en que se ve a la Aeromoza recibiendo una condecoración. La Nota dice textualmente: “Después de que
explotó la bomba en el avión, el aparato tuvo que hacer un aterrizaje de
emergencia. El comportamiento de la
guapa aeromoza Lilia Novelo Torres fue calificado de heroico, y a ella le
debieron, en parte, la vida los pasajeros.
Por tal motivo fue condecorada por el presidente del Aero Club
Campestre, señor Pascual Gutiérrez Roldán.”
JUEVES 2 DE OCTUBRE DE 1952. DECLARACIÓN
PREPARATORIA
Antes de que se
efectuaran las diligencias, se produjeron escenas espectaculares. Como ya es costumbre, la “julia” roja llegó
al edificio de la antigua Tesorería, en las calles de Brasil, a un costado de
la Plaza de Santo Domingo, llevando en el interior a los detenidos de moda en
los presentes momentos: Paco y Emilio.
El vehículo entró al citado edificio.
En la puerta posterior iban, sobre una plataforma y asidos a las puertas,
tres celadores de la Penitenciaría.
Cuando se abrieron las puertas, fueron bajados los reos que llegaban a
las diligencias, entre ellos el cantante Paco Sierra y Emilio Arellano. Aún vestían las ropas con que fueron
detenidos. Si acaso el dinamitero lucía
una chamarra de pana color crema y pañuelo blanco en la bolsa superior. Paco no ha podido cambiarse de ropa porque, según
dijo, no le han permitido que la introduzcan al penal de Lecumberri. Por esta causa, al presentarse ante su juez,
pidió lo excusaran.
Ante el licenciado
Clotario Margalli, juez 2° de Distrito en Materia Penal rindieron su
“declaración preparatoria”, durante esta diligencia reafirmaron los cargos que
mutuamente se lanzan y cada uno creyó ser más listo que el otro; sin embargo
cometieron grandes errores en determinados pasajes de las versiones que a su
manera declararon para salvarse. El que
se llevó la mañana, sin lugar a dudas fue el defensor de oficio, Carlos Herrera
Marmolejo, quien al lanzarle una pregunta a su defenso, dio origen a que este
contestara al contrario y se hundió más en los delitos que cometió.
EMILIO EN ESCENA.
Alas 10:40 horas, Emilio hizo su entrada en el despacho del juez. Lo custodiaban cuatro celadores. Un mundo de gente lo seguía en tanto que otros ya habían tomado posición en el referido despacho, haciendo dificultosa la diligencia. Sin orden alguno, la gente se apiñaba y no podían maniobrar los fotógrafos. Los periodistas tenían necesidad de desarrollar grandes esfuerzos para tener un lugar disponible para escribir. No había sillas y hubo necesidad de permanecer de pie seis horas y media.
El dinamitero fue colocado frente al juez Margalli, y también el Agente Especial de la Procuraduría de la República, licenciado Eugenio Aguirre, Subdirector de Averiguaciones Previas; los agentes del Ministerio Público adscritos al juzgado, licenciados Ismael del Villar y Juan Oceguera.
Emilio Arellano Schetelige custodiado por los celadores al momento de su arribo
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El juez Margalli le
preguntó a Emilio si había nombrado defensor. Contestó que no; pero que para que se vea que
no hacía falta, nombraba al de oficio.
Inmediatamente el licenciado Carlos Herrera Marmolejo tomó el caso en
sus manos y se situó cerca de su defenso.
A continuación se
inició formalmente la diligencia.
Primeramente el juez exhortó al detenido para que se condujera con
verdad y le soltó una filípica de cinco minutos. Terminado el requisito, el secretario del
juzgado leyó la carta que Emilio dirigió
al Procurador, contándole su relato sobre su intervención, o sea en el sentido de
que él solamente obedeció órdenes de Paco; pero sin saber a ciencia cierta que
se proponía. Luego le leyeron dos
declaraciones que rindió en la Procuraduría.
Los tres documentos fueron ratificados por él.
El primer punto que
en su interrogatorio tocó el juez, fue el del anciano Ramón M. Arellano, tío
del “cerebro mágico”. Emilio manifestó
que él no lo había traído de Hermosillo, sino que se hallaba de vacaciones en
esta capital, y como faltaba una persona para que fuera a trabajar a Oaxaca, en
un campo turístico, pues decidió que fuera su tío, con lo que Paco estuvo de
acuerdo. Sobre esto basta decir que en
el expediente se hallan anexados dos telegramas que se cruzaron Emilio y el
anciano. En uno, el primero invitaba a
su tío a venir a esta ciudad para
marchar a Oaxaca, donde le tenía un trabajo magnífico. Así es de cínico el chacal. “¿Culpa usted a Paco de que le ordenó mandar
a los contratados al matadero? Preguntó
el juez. El homicida frustrado que había
meditado su plan, contestó que no acusaba al artista; pero que había actuado
obedeciendo órdenes de éste. Así contrató
la gente y en compañía de aquél compró los regalos, gestionando después las
pólizas. Sobre el préstamo de quinientos
pesos que dice Paco le hizo a Emilio, este aceptó que recibió el dinero; pero que no hubo
garantía alguna. Las pólizas las fue
entregando a Paco una por una, según las recibía y que, por lo tanto, no hubo
ningún sobre como aseguraba su jefe. En
este punto el juez reconvino a Emilio, diciéndole que al lanzar cargos lo
hiciera pensando bien lo que decía, pues el delito de falsedad en declaraciones
judiciales, se castiga.
A otras preguntas,
Emilio contestó que se cambió el nombre para que nadie lo molestara en su
domicilio, ya que no era requisito indispensable que se le conociera. Luego contestó otros puntos, diciendo que en
los últimos meses tuvo algún dinero, derivado de negocios de compra y venta de
fierro y préstamos que le hizo el cantante llegando a la cantidad exacta de
cinco mil pesos. Para aminorar este
préstamo, dijo que intervino en un negocio con Paco, relativo a una compañía
italiana que contrató su patrón y le ahorró a éste treinta y cinco mil pesos,
por lo que quedaron a mano. Intervino después el agente especial de la
Procuraduría, licenciado Aguirre, quien le preguntó nuevamente porqué se había
cambiado el nombre. Esta pregunta motivó
que el interpelado diera una serie de explicaciones, hasta el grado que enredó
las cosas. Finalmente el citado abogado y
el juez puntualizaron las relaciones que había hecho en otros documentos de la
investigación, quedando finalmente que el cambio obedeció para facilitar la
contratación, ya que se decía que Eduardo Noriega los recibía aquí y un “Emilio
Arellano en Oaxaca”. Sobre la versión
que lanzó Arellano, relativa a que un chamaco le entregó la maleta en el
Aeropuerto, conteniendo la bomba, se ha descartado por completo, ya que hay dos
testigos de que él llevaba dos maletas y las introdujo en el avión de la muerte
¡NO ME DEFIENDAS COMPADRE!
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Siguieron otras
preguntas. Una de ellas acerca del
marco, la caja, el acumulador y el reloj.
Emilio hizo aclaraciones que solamente él entendió. Reconoció parte de la herramienta, como la
que compró Paco para ponerle unos aditamentos al reloj Big-Ben, el famoso registrador
de temblores ¡Esos famosos inventores!..., pero de la muerte de veinte
personas. El defensor del chacal
licenciado Herrera, lanzó a Emilio esta pregunta: “¿Tiene usted conocimientos
técnicos para fabricar un explosivo?” y
le contesta el interpelado: “Sí, señor. Puedo fabricar el detonante de un explosivo... pero jamás me
pasó por la mente que el aparato que fabriqué por órdenes de Paco fuera la
bomba...” Así que la defensa resultó maravillosa. ¡Lo mejor de la audiencia! La catalogaron
todos los presentes. Emilio manifestó
además, que sabía perfectamente que en la compra de un boleto de avión o
ferrocarril, en el costo ya va incluido el pago del seguro. Pasó el juez al punto de los antecedentes del
criminal sujeto. Emilio dio a conocer
sus experiencias en amparos y otras triquiñuelas para librarse de la
cárcel. Dijo que en el Juzgado 5° de lo
Civil se está tramitando el juicio intestamentario sobre propiedades de su
padre, en el Estado de Chihuahua. En
total no acusa a Paco, pero señala a éste como la persona que ordenó y costeó
todo para el atentado del avión, adivinando hasta el final las “negras
intenciones de Paco”. Se presentó ante
el juez, como todo un ingenuo a carta cabal.
Arellano acusa a Paco, como la persona que ordenó y costeó todo para el atentado del avión, adivinando hasta el final las “negras intenciones de Paco”. Presentándose ante el juez, como todo un ingenuo.
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EL TURNO DE PACO
Fue hasta las dos y
media de la tarde cuando Paco Sierra apareció en el despacho del juez
Margalli. La expectación era tensa. Numerosos empleados se apretujaban en el
despacho donde se desarrollaban las diligencias. El juez le lanzó desde luego la siguiente
exhortación: “Es un momento importante para usted y para la justicia nacional. La justicia descansa sobre la verdad. El hombre debe corresponder al declarar,
tanto a su sexo como a su dignidad personal.
Por lo tanto, debe tener la valentía de reconocer los hechos que ha
cometido”. A continuación, Paco Sierra
nombró defensor al licenciado Luis García Diego. El secretario del juzgado procedió a leer al
artista las dos declaraciones que rindió en la Procuraduría. Al término de la lectura, el acusado ratificó
esos documentos, aclarando inmediatamente que los nombres de las tres personas
que aparecen como “beneficiarias”, se los dio a Arellano, porque éste le dijo
que los necesitaba para que al final del año obtuviera unas gratificaciones de
parte del Gobierno. Sobre el negocio de
courts en Oaxaca, que Arellano señaló como de la propiedad de Paco, éste
informó que no había tal campo de turistas en ese lugar, pues no acostumbra
regar dinero fuera de la jurisdicción del Teatro Iris.
SOLITO SE HUNDE
En otras
diligencias, efectuadas en la Procuraduría, el cómplice de Arellano declaró que
tuvo muchos negocios con Emilio. Ayer
dijo que solamente lo de “Post Mortem”.
Se contradijo en forma tremenda.
El artista sostuvo que se distanció de Arellano en el mes de marzo del
corriente año, porque al salir para La Habana, le dejó como representante de
sus negocios... pidiéndole que no invirtiera ni un solo centavo en “Post
Mortem”, porque ya había perdido suficiente; sin embargo, dice que a su
regreso, Arellano había distraído dinero en el negocio fúnebre. Las cantidades distraídas o substraídas,
llegaron a quince mil pesos. Aparte, las
dificultades fueron porque no pagó siete mil trescientos pesos a un tal Emilio
Jamuín. A otras preguntas, el acusado
contestó que en septiembre del presente
año, entró nuevamente en negocios con Arellano.
Que después de varios meses en que no se habían visto se encontraron y
el pasante de minería le contó que le había ido muy bien en sus negocios, y le
pedía que le vendiera su participación en el negocio Post Mortem, ya que
pagaría al venderlo al gobierno... Así
le sacó Arellano más dinero y finalmente fue víctima de éste, según dijo. Paco habló del famoso reloj, manifestando que
era de la propiedad de Arellano y que por amistad lo había llevado a componer y
que su amigo después lo había recogido.
El relojero ya aclaró que los dos hombres le llevaron el “Big Ben” y
también los dos fueron a recogerlo. Nuevamente se trató el punto relativo a las
citas y entrevistas que celebraron los dos en el lobby del Hotel Coliseo y el
restaurante del mismo nombre.
VERSIÓN DE PACO
Paco dio su
versión, aceptando que dos veces llamó por Eduardo Noriega a Arellano,
sucediendo esto en presencia de los “contratados”; pero que ya estando solos,
olvidó al tal Eduardo. Los regalos
hechos a las que serían víctimas del avión, salieron nuevamente a colación.
Dijo el artista que un día del mes de septiembre encontró rumbo a su casa a
Arellano, como este le pidió que lo
acompañara a comprar unos regalos para varias personas, de las que ignoraba sus
nombres y relaciones con Emilio, accediendo a ello. A la hora de pagar lo que costaban, Arellano
le pidió que le prestara ciento cincuenta pesos, porque solamente tenía un
billete de a quinientos pesos y no tenían cambio en el establecimiento
comercial de la Avenida Cinco de Mayo.
El juez Clotario Margalli había escuchado perfectamente a Paco, pero se cansó de la
versión que daba, y le dijo que tanta atención para el dinamitero daba en qué
pensar. Paco contestó que todo lo hizo
por simple amistad, inclusive lo del reloj,
Arellano declaró cosas muy diferentes.
El cantante aceptó haber acompañado a Arellano a la compra de las piezas
para el aparato registrador de temblores. Las piezas y aditamentos las conocía su esposa
Esperanza Iris. El juez le lanzó otra pregunta a Paco:
¿Qué motivo cree
usted que tiene Arellano para imputarle su participación tan directa en estos
hechos, con lujo de detalles, fechas y datos?
En mi larga carrera judicial he visto delincuentes tan grandes que
involucran a otras personas; pero no por el hecho de causarles daño, sino
porque sí han tenido participación en los delitos cometidos. Después de unos segundos de tensión, Paco
contestó: “Esa misma pregunta me la hago yo”,
En esa forma el artista eludió la pregunta y afirmaciones del
funcionario judicial.
AMBOS SE HUNDEN MÁS Y MÁS
Más adelante Paco
aceptó haber comprado la herramienta con que se fabricó la bomba, aunque aclara
que ignoraba que fuera para eso, pues sabía que era para un registrador de
temblores. Se sabe que el Teatro Iris
tiene un gravamen de trescientos mil pesos con intereses al doce por ciento
anual y que a pesar de que han pasado los años, no ha sido cubierto e inclusive
ahora la deuda es de quinientos mil pesos.
Contestó el interpelado que como el gravamen ya está vencido, pensaba
pasarlo a la Asociación Hipotecaria Mexicana, únicamente que ya no por trescientos
mil, sino por quinientos mil pesos. Con
lo anterior, se dijo, se descarta que Paco tenga créditos en los bancos y que
en realidad está quebrado. Otras muchas
preguntas fueron contestadas por el detenido; pero siempre mezcló en sus
contestaciones a Arellano, diciendo que este es el responsable de todo lo que
le ocurre. Será al día siguiente,
durante el careo, cuando se vea la mayor inteligencia de alguno de los dos,
aunque a decir verdad, ambos están metidos hasta los tobillos en el atentado al
avión de la Mexicana de Aviación.
CAREO DE ARELLANO Y SIERRA
El viernes 3 de
octubre a las once horas, se inicia en el despacho del juez segundo de
Distrito, licenciado Clotario Margalli González, el careo del barítono
Francisco Sierra Cordero, con Emilio Arellano Schetelige. Este careo tiene por objeto esclarecer las contradicciones en que los dos
incurrieron al declarar tanto en la Procuraduría de la República como en el día
anterior en el mismo juzgado, acerca de su participación en el atentado dinamitero
realizado el miércoles de la semana pasada con un avión de la CMA. Arellano, que confesó no ser ingeniero de
minas titulado, arrojaba, sin decirlo directamente, toda la responsabilidad
sobre su amigo Paco Sierra, y éste negaba toda participación y alegaba absoluta
ignorancia de la maquinación urdida por Arellano. El personaje central de este sensacional
proceso es el barítono Paco Sierra, a causa de su brillante posición social, su
fama, por su matrimonio con la artista Esperanza Iris, y por la fortuna tanto
de su familia como la de su esposa. La
CMA señala en cien mil pesos los daños causados a su avión por la referida
bomba de tiempo cuya colocación no ha sido esclarecida, y al efecto entregó
doce magníficas fotografías de los diversos aspectos de esos daños. De las diligencias practicadas en la
Procuraduría de la República se supo que Jorge Noriega, nombre falso de Emilio,
había sacado también pasaje para acompañar a los demás, pero a la hora en que
llamaron a los pasajeros para que tomaran su asiento, desapareció y su lugar
quedó vacío.
SIERRA Y ARELLANO EN CALLEJÓN SIN SALIDA:
Emilio Arellano y
Paco Sierra fueron enfrentados el jueves 2 ante su juez el licenciado Clotario
Margalli, quien sólo pudo obtener de ellos los datos necesarios para pensar
seriamente en la formal prisión de los
detenidos. Estos datos atestiguan que
Arellano sí ayudó a fabricar la bomba
destinada a dar muerte a 20 personas en el aire y que Paco Sierra ordenó la
construcción de la misma y hasta ayudó a comprar los elementos de ésta, según
las pruebas aportadas por el primero, en un intento de salvar parte de su
responsabilidad.
UNA DE LAS BENEFICIARIAS DE LAS PÓLIZAS, HA
DESAPARECIDO;
LAS AMISTADES DE ESPERANZA IRIS, LE MUESTRAN SU
GRAN AFECTO
Sara Gutiérrez
Tenorio una de las beneficiarias de las pólizas que el criminal Arellano había
mezclado en su fantástico y horrible plan, ha desaparecido sin dejar rastro
alguno. Cuando menos eso se desprende de
los resultados infructuosos del reportero del Excélsior, que trató de
localizarla para entrevistarla. En su
casa de Insurgentes 278, todas las personas niegan la presencia de la señora
Gutiérrez, a pesar de que apenas hace dos días fue puesta en libertad cuando ya
iba a ser enviada a la Penitenciaría por su supuesta relación con el criminal. Inclusive, en la casa de la señora Iris se han negado informar
acerca de ella. Sin embargo, en todos
los lugares en que hubiera sido posible localizarla, se dice que ha salido de
México. Doña Esperanza Iris, manifestó
que se encuentra mejorada y que espera que Paco Sierra sea puesto en libertad
muy pronto, ya que su inocencia debe probarse de un momento a otro. Manifestó: “No he querido verlo, ya que estoy
segura que al estar en presencia de él, perdería mi ecuanimidad o se la haría
perder a él. Las cartas, telefonemas,
canastas de flores y llamadas telefónicas de todas partes han seguido llegando
en grandes cantidades a la casa de la señora Iris. Una de sus más antiguas y queridas amistades,
de hace muchos años, la señora María Luisa Curiel, que tiene su florería en el
Mercado de las Flores, y que vive en una de esas casas porfirianas, ubicada en
la Plaza de la Santa Veracruz, que une los templos coloniales de Santa Veracruz y San Juan de Dios, frente a
la Alameda Central, ni se imaginan las que envió. Todavía a las 6 de la tarde de ayer, la casa
de la actriz se encontraba llena de amistades que se dieron cita para estar al
lado de ella mientras pasa la tempestad.
Personalidades del teatro, radio, cine, industria y la alta sociedad
capitalina se reúnen en casa de la artista.
La esposa del licenciado Emilio Portes Gil, Mapy Cortés, el licenciado
Araujo y señora, el banquero Espinosa Iglesias, funcionarios de la Policía del
Distrito Federal, abogados y un sin fin de personas ocupaban ayer la gran sala
de la familia Sierra. Con los ojos
enrojecidos por el llanto, las sobrinas
de la señora Iris se dedican a atender a los visitantes.
Doña Esperanza por
su parte, todos los días a media mañana, acude con gran discreción, vestida sobriamente de negro, al templo de San Felipe
de Jesús, en la Avenida Madero, para escuchar devotamente misa y comulgar.
LOS ACUSADOS NO PIERDEN EL APETITO.
Extraña voracidad
demostró Emilio Arellano durante su primera noche en la Penitenciaría. Comió tortas, tacos, el rancho y todavía a
medianoche se levantó para pedir un sandwich.
Paco Sierra, que tampoco mostró desgano, comió menos y por la noche
pidió una aspirina; éste, está alojado
en la celda 43 de la crujía “H”, donde llegan todos los que ingresan y
permanecen 72 horas, que es el término constitucional para declararlos
“formalmente presos” o en su caso obtener “la libertad por falta de méritos”
por los delitos que se les imputan, según se resuelva. Arellano ocupa la celda 45. No se hablaron, por la tarde, ni por la
noche, y permanecieron casi constantemente encerrados en sus respectivas
celdas. Nadie fue a ver a Emilio. Paco recibió un paquete con comida, un abrigo
y ropa limpia, su esposa no se presentó
en el penal para visitar a su esposo. El
“mayor” de la crujía “H”, el recluso Antonio Tapia, se mostró muy descortés con
los periodistas que le pedían datos acerca de los dos detenidos. Entre los reclusos, los dos dinamiteros no
gozan de popularidad. Los
descuartizadores del tintorero, por ejemplo, encontraron entre homicidas y
hampones una acogida normal, porque los consideraban de los suyos; en cambio a
estos, nadie les quiere hablar.
VERSIÓN PERIODÍSTICA DEL
EXCÉLSIOR.
ARELLANO INSISTIÓ EN QUE PACO SIERRA LO ORILLÓ.
Nervioso unas veces,
sereno las más y haciendo gala de un aplomo que quizás le aminore la pena que
le corresponde como copartícipe en el atentado dinamitero del avión XE-GUJ de
la CMA, Emilio Arellano se enfrentó ayer
a su juez, licenciado Clotario Margalli,
en un duelo de preguntas y evasivas.
Señalar un triunfador en este segundo acto del drama del aire acaecido el 24 de
septiembre, sería un poco aventurado, pero sí se puede afirmar que Paco Sierra
el otro de los mezclados, tendrá que depender mucho de la Providencia, en caso
de que sea inocente, como asegura, para salir avante en los cargos que le
formuló Arellano. Obrando con
inteligencia, Arellano en ningún momento confesó creer en la culpabilidad del
tenor Sierra, pero no perdió la oportunidad para poner ante la imaginación del
juez, el hilito que desviara su atención hacia una maquinación perfecta y mal
intencionada del supuesto cómplice. La
diligencia principió a las once de la mañana, con la lectura de las
declaraciones que hiciera Arellano ante el Procurador de la República, a raíz
de que fuera aprehendido, después de entregarse. Intervinieron en la diligencia el juez
Margalli, el licenciado Eugenio Aguirre Argüelles, agente del Ministerio
Público Federal, enviado especialmente
por la Procuraduría de la República, y
los agentes del Ministerio Público adscritos al juzgado, licenciados Ismael del
Villar y Juan Oceguera; el defensor de oficio
licenciado Carlos Herrera Marmolejo y el escribiente, Presbítero
Reséndiz.
Después de
leérseles sus declaraciones previas y contestar el acusado estar enteramente de
acuerdo con lo allí asentado, el juez Margalli le espetó la primera pregunta
que fue recibida con serenidad por Arellano.
–En su declaración, usted se preocupa demasiado por hacer una relación
imputativa en contra del señor Sierra, enfocando toda su atención en hacer
aparecer como autor de la idea del atentado a dicho señor. ¿Porqué hace usted
esa declaración y esos cargos? Con voz
un tanto indecisa, pero demostrando un perfecto control sobre sí mismo, Arellano
contestó con rapidez: -Después de
enterarme de lo que publicaba la prensa, me pareció que eso era lo más correcto
para mi. Siguió hablando: Me enteré de la maquinación que se había
tramado por el periódico “Extra de Ultimas Noticias”. Entre las siete y ocho de
la noche de ese mismo día 24. -¿Y qué impresión le produjo en su ánimo tal
noticia? Volvió a preguntar el juez, con
voz pausada. Esta pregunta, que se
antoja trivial en el juicio que se le sigue a Arellano, produjo en él un
desconcierto que se tradujo en titubeos e inflexiones de la voz, a tal grado
que apenas si se pudo entender lo que expresó:
Pues me dio gusto y a la vez indignación, -contestó Arellano-. En seguida, como dándose cuenta de que no
había sido entendida bien su respuesta, trató de aclarar el significado de sus
palabras, sin lograrlo, hasta que finalmente el mismo juez coordinó las frases
que después quedaron asentadas en el acta.
“Sentí gusto porque había fracasado el intento de dar muerte a tantas
personas y me indigné cuando posteriormente me enteré de que Paco había
declarado que yo había recurrido a él para pedir $500 prestados sobre las
pólizas de los viajeros por mi
contratados para trabajar en el negocio de Oaxaca”. Con respecto a las personas contratadas,
Arellano ratificó que lo había hecho por instigación expresa de Paco, el cual,
por otra parte, “tampoco nunca le habló claramente sobre cuál sería el trabajo
que se les iba a asignar en el negocio de Courts”. “Sólo me concreté a contratarlos y pasarles
aviso de lo que les esperaba en Oaxaca, agregándoles que las instrucciones
finales se las daría en el aeropuerto de Oaxaca, un señor Ramón que había sido
comisionado por Paco para recibirlos”.
-¿Entonces culpa usted a Paco de haber mandado a dichas personas al
matadero? Le preguntó el juez a
quemarropa y casi interrumpiendo al declarante que ya a estas alturas se
encontraba imbuido de un perceptible temblor nervioso en sus manos. –“No puedo hacerlo”, contestó Arellano; Pero
antes ya lo ha declarado, insistió el juez.
“Nunca supe lo que podía pasar después de embarcar a las personas y si
he afirmado que no iban a tal fin –a trabajar- lo hice por suposiciones”. Fue la respuesta del inculpado que entre
altas y bajas se cuidaba muy bien de no caer en contradicciones.
EXHORTACIONES DEL JUEZ
Después de esto,
cuando ya había transcurrido más de una hora desde que se iniciara la diligencia, el juez hizo una exhortación
al inculpado para que se condujera con hombría
y no tratara de descargar la culpa, mezclando o haciendo más
comprometida la situación de su supuesto cómplice. Nerviosamente Arellano encendió entonces un
cigarrillo y como resignándose al sermón, se acomodó mejor en su asiento y
pacientemente esperó a que el juez terminara sus indicaciones y prosiguiera con
el interrogatorio. “-¿Porqué razón se
cambió usted de nombre?” Fue la
siguiente pregunta del juez. Arellano
trató de explicar la situación, pero a medida que quería ser explícito, menos
lo lograba. Finalmente, para dar una
salida a su nerviosismo que parecía ya lo había dominado definitivamente, dijo:
“Tenemos siete días sin dormir”. Nueva
exhortación del juez para que se
serenara y contestara con verdad, “el camino más fácil para ser entendido”, y
Arellano por fin, logró coordinar sus ideas.
“-Cambié de nombre
para que no me molestaran en mi domicilio particular, pues a las llamadas de
las personas que quisieran trabajar acudieron cientos de personas y a esto se
debió que planeáramos mi asistencia en el hotel y mi cambio de nombre, por el
de Eduardo Noriega”. Después el juez le
pidió explicaciones sobre sus posibilidades económicas “a juzgar no muy boyantes
y menos para costearle un viaje de placer a Oaxaca a su tío”
Arellano evadió
esta evidencia declarando que consultando el caso de su tío con Paco, éste le
prometió que no tendría que gastar más que el valor de los pasajes ya que
asistencia y alojamiento le daría gratis en los mismos courts a donde iban a
trabajar las personas contratadas. Ya
más en concreto sobre su situación económica, Arellano afirmó que dependía
principalmente de las utilidades en los estados y en la compra de fierro, según
el inculpado, le daba lo suficiente para ir viviendo, pues a su vez revendía
ese fierro que adquirían los ingenios.
Nuevas preguntas y nuevas aclaraciones: “La última operación con
pedacería de fierro, la hice hace alrededor de dos meses y además Paco me
estuvo facilitando ciertas cantidades que deben sumar ahora como siete mil
pesos. Aclaró que no tenía un sueldo asignado
con el señor Sierra, pero que intervenía en muchos de sus negocios, al grado de
cuando se instaló la compañía teatral italiana en una operación con Carlos
Oriani, Paco se ahorró treinta y cinco mil pesos, diciéndole Paco que se
encontraban a mano de las cantidades
facilitadas. Nueva insistencia, ahora
del agente del Ministerio Público Federal, licenciado Aguirre, para que el
inculpado explicara perfectamente porqué
se había cambiado el nombre por el de Eduardo Noriega. Después de una serie de enredos, Arellano
convino con el juez en que a pesar de su explicación “nunca debió hacerlo”.
UNA PERSONA VESTIDA DE OVEROL
Otra pregunta del agente del Ministerio Público
Federal. “¿Puede describir a la persona que según sus declaraciones le entregó
en el aeropuerto la petaca que contenía la bomba?” “-Una persona vestida de overol –dijo
Arellano- quizás empleado del aeropuerto, entró al restaurante a decirme que afuera
me esperaba un enviado del señor Sierra, que resultó ser la misma persona
conocida por Excélsior. Aquí Arellano se
refirió a las declaraciones que hiciera a uno de nuestros reporteros sobre la
supuesta existencia de un tercer hombre implicado en el atentado. Sobre la descripción de dicha persona no pudo
arrojar ninguna luz, por no haberle dado importancia de momento, según dijo, al
hecho de que Paco le enviase una maleta para ser agregada al equipaje de los
trabajadores contratados. Para entonces
Arellano se notaba visiblemente cansado debido al esfuerzo mental a que estaba
sujeto desde hacía más de tres días y fue entonces cuando el juez, cambiando
rápidamente el giro del interrogatorio, le preguntó sobre la procedencia de la
bomba que se hizo estallar en el avión de la CMA. Arellano aceptó haber contribuido “aunque
inconscientemente” pues él no sabía el
destino que se le daría, al fabricarla.
Se encargó de mandar hacer la caja con todos sus aditamentos necesarios,
según instrucciones de Paco, afirmó, y a preparar el reloj que debía servir de
detonante. El juez le puso a la vista
las herramientas recogidas de su domicilio particular y sólo reconoció parte de
ellas, las que utilizó para arreglar el contacto del reloj, e indicó que las
adquirieron tanto él como Paco en el edificio “Cook” –Casa Boker- habiéndolas
liquidado el barítono.
EL PENSABA EN UN ACUMULADOR
Nueva inquisitiva
del juez para que explicara cómo era la cajita y Arellano visiblemente nervioso
y gesticulando más que hablando, hizo intento de darlas a conocer con
exactitud, ayudándose con las manos que movía de un lado a otro tratando de
retratar el objeto, en la imaginación de los presentes. Por último, refiriéndose todavía a la cajita,
afirmó que cuando se la encargó Paco, el creyó que la iría a utilizar aquél, en
algún acumulador. En esta parte de la
diligencia pidió la palabra el defensor de oficio del inculpado y le preguntó,
en los precisos momentos en que daba
inequívocas muestras de un nerviosismo llegado al máximo, si sabía o podía
advertir que el mecanismo que se le
había encomendado podía servir para una bomba de tiempo. Después de unos momentos de reflexión y
tomándose la cabeza con las mano, Arellano declaró que sus conocimientos de
técnico lo capacitaban para construir un detonante para explosivos, pero nunca
me imaginé ni pasó por mi memoria que lo que estaba yo realizando sirviera para
la bomba de tiempo.
Siguieron nuevas
preguntas del defensor sobre si conocía los procedimientos de seguros en las empresas aéreas y estuvo
conforme en afirmarlo.
Por último, a nueva
pregunta del juez, Arellano confesó que con anterioridad estuvo detenido en la
Penitenciaría durante ocho meses con motivo de un exhorto de los jueces penal y
de distrito, el primero de Hermosillo y el segundo de Nogales, Son., quienes lo
tienen procesado por el delito de Abuso de Confianza, cometido allá por el año
de 1944 ó 1945. Que se le puso en
libertad con objeto de que no desenmascarara una maniobra en la cual a él, en
lo personal, se le habían entregado cheques sin fondos por parte de los
accionistas de una compañía maderera con la que él comerciaba. Que nunca ha tenido bienes raíces y se le
puso en libertad sin haber rendido declaración previa y que la única
probabilidad que tiene de hacer fortuna
es mediante un juicio sucesorio intestamentario de su padre, que se
tramita en el juzgado quinto de lo civil, en esta capital.
NIEGA PACO LAS ACUSACIONES DE SU SUPUESTO
CÓMPLICE
“Es una fantástica
historia la urdida por el ingeniero Arellano
contra mi”, dijo Paco Sierra ante el juez segundo de Distrito al rendir
su declaración preparatoria entre cientos de curiosos, numerosos periodistas y
fotógrafos. Visiblemente apenado, el
barítono Sierra entró al juzgado seguido de la multitud de amigos y parientes,
a las 14:35 horas. De pie ante el juez
Margalli, Paco expresó: “Le pido perdón,
señor juez, por presentarme sin rasurar y sin haberme cambiado de ropa, pero al
ingresar al penal no se me permitió llevar objetos de uso personal”. Indicándole que tomara asiento, el juez a su
vez, se dirigió a Paco y le dijo: “Este es un momento muy importante para su
vida, así como para la Justicia Nacional.
Esta descansa sobre la verdad, y el hombre debe corresponder al
declarar, tanto a su sexo como a su dignidad personal, y debe tener usted la
valentía de reconocer los hechos que ha cometido”. El juez federal indicó a Paco que existen muchos
datos en su contra aportados por Emilio.
Al preguntarle si deseaba declarar, ya que la Ley no le obliga a ello,
pidió que estuviera presente su abogado el licenciado Luis García Diego. Ante la presencia de los agentes del Ministerio Público, del secretario
y del juez, se leyó el grueso legajo de las declaraciones rendidas ante la
Policía Judicial Federal por él. Paco, tranquilo, meditabundo, con la mejilla
apoyada en la mano izquierda, escuchó atento y una vez terminada la lectura
ratificó todo lo dicho.
DESBARATA LA FANTASÍA
El barítono Sierra,
en un tono de voz baja, tranquilo, ante la mirada de los curiosos que le
rodeaban, empezó a desbaratar los cargos que con sangre fría y certeramente le
ha lanzado su amigo el dinamitero Arellano.
Empieza por relatar cómo fue que entregó los nombres de las señoras Sara
Gutiérrez, Concepción Manzano y el de Gil Mondragón, a Arellano, para que éste,
según le afirmó, los hiciera aparecer como beneficiarios de una gratificación
de fin de año que recibiría de varias Secretarías de Estado. No me causó mayor sorpresa la petición de
Arellano, máxime que me explicó que todas esas gratificaciones no las podía
recibir a su nombre, pero que por el
servicio entregaría a las personas que se prestaran a ello, una buena cantidad
en recompensa para él quedarse con la mayor parte. En este momento, Paco Sierra ratifica que
entregará diez mil pesos en efectivo a quien le pruebe haberlo visto comprando
o poseyendo una maleta igual a la que se dice contenía la bomba que estalló en
el clipper de la Mexicana; o adquiriendo todos los materiales que se supone se
necesitaron para la manufactura del arma infernal. Cuando el juez le indicó que Arellano le
imputa haberle dicho que tenía un negocio de motel en Oaxaca. Paco lo negó terminantemente y explicó que no
tiene en lo absoluto ningún negocio fuera de la ciudad, y que, además, no tiene
dinero para distraerlo en otros negocios que no sean el Teatro Iris. A esta contestación el juez federal le
preguntó: “¿Dice usted que no hace otros negocios y, entonces la agencia Post
Mortem?” Paco explicó que en realidad,
tiene otros negocios pero son de sus parientes y se encuentran en Chihuahua, de
los cuales tiene él, el cincuenta por cientos de participaciones. En cuanto al de Post Mortem, el barítono
explicó que ya en otra ocasión, cuando salió a La Habana, había prohibido al
ingeniero Arellano. -a quien nombró representante de sus negocios en su
ausencia- distrajera un solo centavo más en la fallida compañía Post
Mortem. En la cual ya había perdido
$75,000. No obstante esto, -agregó-
Arellano sin mi consentimiento, dispuso de cinco mil pesos que le entregué en
un cheque con $7,300 para que cubriera un compromiso. Es decir, pagó dos mil pesos y dispuso de lo
demás. Esto provocó que un buen día,
tratara de embargarme un abogado en los momentos en que Arellano, llegaba a mi
casa. “¿Qué reacción tuvo usted con él?
–preguntó el juez- Le juro a usted señor licenciado, que yo no soy violento,
sin embargo, ese día, le dí con las puertas en la cara, y en tono enérgico le
pedía que no volviera a ella, que no lo quería ver. “¿En qué año conoció usted al ingeniero
Arellano?” Inquirió el juez.
“En marzo de 1951,
el único negocio que hice con él fue el de la Post Mortem.” Manifestó
Paco. El juez repreguntó: “¿Cómo fue,
entonces, que usted entrara nuevamente en tratos con Arellano?”. “Fue hace escasos dos meses cuando lo
encontré en la Avenida 16 de Septiembre junto al cine Olimpia y antes que
saludarme, me explicó que le había ido muy bien en los negocios y me propuso,
la compra de su participación en la Post Mortem, en la cantidad de
$125,000. Fue esto –agregó- lo que me
movió a volver aceptarlo en el plan comercial, pues trataba de recuperar los
$75,000 que ya había perdido y, además, le creí, pues me habló de que andaba en
tratos para la venta de la compañía, con gente de sindicatos interesados en el
negocio.”
Sierra.
Refiriéndose a los magníficos negocios de que le habló Arellano sobre la venta
de fierro y madera, dijo que le había creído nuevamente, pues tiene en cuenta
que es muy conocido en Chihuahua por personas políticas que lo ayudan en sus
negocios.
LA COMPRA DEL RELOJ
Paco explicó que
antes de las Fiestas Patrias, Arellano le pidió prestados $250, manifestándole
que necesitaba cubrir algunos gastos de su familia que salía de vacaciones a la
ciudad de Querétaro. Ese mismo día le
pidió, además, que lo acompañara a comprar un reloj despertador que necesitaba
su señora. No tuve inconveniente, toda
vez que fuimos a varias joyerías del mismo centro de acción del que yo
frecuentaba y del que no salgo si no es utilizando coche.
-No me explico,
dijo el juez, cómo habiéndose distanciado usted de Arellano por los incidentes
anteriores, según sus propias palabras, continuara llevando amistad con él e
incluso perdiendo el tiempo en acompañarlo a comprar un reloj.
-“Ya dije a usted
–replicó Paco- que si lo hice fue porque no salía de mi radio de acción dentro
del centro de la ciudad. Nunca acompañé
al ingeniero más lejos de ese radio de acción que he delimitado. Recorrimos varias joyerías, hasta adquirir el
reloj”. -¿Qué, usted pagó? Preguntó el
juez. “No señor, Arellano lo pago del
dinero que le presté para solventar las necesidades de su familia en cuanto al
viaje”. Paco continuó su relato,
explicando que a los dos días de comprado el reloj, el ingeniero regresó a
verlo para decirle que el reloj de marras no caminaba bien, pues la manecilla
del despertador no estaba sincronizada con las manecillas de los minutos, por
lo que le pidió que lo llevara en su compañía a componer donde lo compraron. “Fue entonces cuando le dije No, hombre, vamos a llevarlo con un relojero,
amigo mío que lo dejará bien”. “¿Porqué
se ofreció usted a ello?”. Preguntó el
juez, “Porque al relojero, le tengo confianza en la calidad de su trabajo,
queda a media cuadra del despacho del abogado que lleva mis asuntos”. –“¿Llevaron el reloj los dos? Inquirió el
juez. “No, señor, Arellano me lo dejó y
yo lo llevé solo a la relojería, poniéndolo a nombre del señor Arellano y
pidiendo al relojero que es conocido mío hiciera un buen trabajo; es más, el
relojero mencionado tenía en su poder un reloj de mi señora esposa y uno de un
amigo mío que también le llevé a componer.
“¿Se recogió el reloj? Preguntó
el juez. “No lo supe de momento hasta que fui a recoger lo demás, pues el
relojero me indicó que había quedado muy bien y que el ingeniero lo había
recogido por la tarde”, contestó Paco.
MISTERIOSA LLAMADA
Sierra manifiesta
cómo supo que Arellano cambió de nombre:
“Poco después del
incidente del reloj, me llamó al teatro una persona que al teléfono me dijo ser
Eduardo Noriega. Como no estaba, me dejó
cita en el Hotel Coliseo. Llegué más tarde a buscarlo y la señorita de
la administración, me indicó que el señor Noriega había salido. Entonces me dirigí al Café Coliseo, donde
solía reunir a los maratonistas de baile que participarían en el espectáculo
teatral que había preparado para La Habana. Allí con gran admiración me encontré en un
gabinete al ingeniero Arellano. Mi
sorpresa subió de punto, cuando al presentarlo a las personas que yo conocía,
les dijo sencillamente: Noriega para servirles.
Posteriormente, cuando nos separamos del grupo de bailadores, y Arellano
y yo nos dirigimos a mi casa me dijo: No te sorprenda que me haga llamar
Eduardo Noriega, lo hago porque estaba acompañado” Explicó el declarante que no le dio mayor
importancia al asunto, pues, para él, Arellano seguía siendo Arellano fuera del
hotel y del café.
ADQUIEREN LOS REGALOS
Notábase ya el cansancio
en Paco y sus interrogadores, así como entre el público que desde las once de
la mañana permanecía en pie redondeando la diligencia. El
juez continuó inquiriendo:
“¿Usted y Arellano
compraron los regalos grabados para las personas contratadas? “No señor, un día, me encontré al ingeniero
Arellano cuando me dirigía a mi
casa. Nos paramos frente a una platería
y se detuvo a escoger unos regalos que me dijo eran para una familia que le
había hecho un favor. Acto seguido, me
pidió prestados ciento cincuenta pesos alegando que no traía cambio de un
billete de quinientos que no me mostró.
Estaba escogiendo los regalos y preguntándome qué me parecían, cuando,
en la puerta, hizo su aparición el dueño del establecimiento que me conoce y a
quien pedí hiciera un descuento para Arellano.
Nos despedimos y lo dejé dando los datos para la grabación de los
objetos.”
Después de unos
momentos de silencio, el juez federal, volvió a preguntar:
¿Qué motivos cree
usted que tiene Arellano para estar imputándole participación tan firme en
estos hechos?...Paco agachó la cabeza, sacó un pañuelo blanco y se perdió en un
mar de pensamientos. Tras otro breve silencio en que el juez observaba al
detenido continuó diciéndole: “En mi
larga carrera judicial como juez y como agente del Ministerio Público, he
conocido delincuentes que confesos, no lanzan responsabilidad sobre ninguna
otra persona y viceversa; algunos que, también confesos, mezclan a otras
amistades. Es más, mi experiencia me ha
demostrado que cuando un delincuente envuelve a otra persona, lo hace con
fundamento, porque haya algo en que el amigo o el conocido debió participar. Pero
este caso me ha desconcertado francamente.
Arellano lanza graves cargos contra usted y usted niega todo. No hay,
una razón lógica por la cual explicar las imputaciones de Arellano a usted.
Paco, dejó rodar
dos lágrimas por sus mejillas y con voz entrecortada, con la aflicción
reflejada en el rostro y un poco nervioso, tartamudeando dijo: “Eso es lo mismo que digo yo. No sé, porqué me ha mezclado en esto; yo que
por él no siento rencor, mas bien es una profunda pena por su ingratitud”
“¿Ingratitud?, preguntó el juez. “Sí,
ingratitud, porque yo le he dado la mano y me paga con esto”.
A preguntas del
Ministerio Público Federal, licenciado Eugenio Aguirre, Paco, ya tranquilo,
detalló la entrega a Arellano de los nombres de los beneficiarios de las
pólizas, y relató además, cómo lo acompañó a adquirir las pinturas con las
cuales fueron pintados el marco y la
caja que sirvió de estuche a la bomba.
Sostuvo además, que
efectivamente había estado una vez en el cuarto que servía de habitación a
Arellano en el número 11 de las calles de Baja California.
¿Cómo sucedió? -
Pregunto el licenciado Aguirre-... “, que usted fuera al cuarto de Arellano?” Fue un día en que regresábamos de un asunto y
pasamos por Baja California, venía con mi esposa y Arellano, paré el coche
frente al edificio, bajamos los dos,
cruzamos la calle y me subió a su cuarto, donde me pude percatar que sólo tenía
una colchoneta que me mostró y algunos objetos sin mayor importancia. Aceptó, además, que en ese mismo edificio
tenía un departamento, pero negó conocerlo por dentro.
Paco indicó que el
Teatro Iris está a nombre de su esposa; y que tiene un gravamen de $300,000 con
intereses del 12% anual; que dicho gravamen ya está vencido y que se están
realizando gestiones para pasarlo a la Asociación Hipotecaria Mexicana, pero ya
no por esa cantidad sino por $500,000, a fin de que le quedé alguna utilidad. Negó haber extendido cheques que fueran
devueltos. Finalmente cuando faltaban
escasos minutos para las 5 de la tarde, en que se dio por terminada la
diligencia, Paco dio sus generales
negando ser adicto a las drogas, y
negando, también, conocer el frontón.
Añadió que tampoco era afecto a las carreras de caballos y menos aún a
los juegos de azar.
Hasta
aquí el reportaje del Excélsior.
********
SOSPECHOSA CONVIVENCIA DE PACO SIERRA Y
ARELLANO
No salieron bien
librados del careo sostenido; tratan de eludir la culpa.
Desconcertante, en
extremo, fue la actitud que asumieron los dinamiteros del avión de la CMA,
durante el careo a que fueron sometidos por el Juez 2° de Distrito en Materia
Penal, licenciado Clotario Margalli, el día 4 de octubre de 1952. Se esperaba una verdadera lucha de
inteligencia entre los dos hombres; pero resultó que si bien cada uno se
sostuvo en su dicho, y se lanzaron uno al otro la culpa de la maquinación no se
vio que las palabras de acusación que pronunciaron, causaran ira en alguno de
los dos.
Tal parece como que
la cercanía de celdas en que viven en la Crujía “H”, les ha proporcionado la
manera de aminorar su culpa y salir lo más pronto de la Penitenciaría. Se antoja que pronto surgirá un posible
arreglo, el último negocio y dramáticamente Emilio Arellano gritará un día:
¡Estoy arrepentido! ¡Yo soy el
culpable! Y con ello, Paco podrá salir
para reivindicarse.
En el ánimo de los
funcionarios judiciales, de los litigantes y de los simples curiosos, flotó el
ambiente de que la “cosa anda muy rara”.
Ayer mismo el licenciado Felipe Gómez Mont, que también es diputado del
PAN, tomó en sus manos la defensa del artista. Tuvo intervenciones oportunas. Otros dos abogados colaborarán para aminorar
la culpa del cantante. Por otra parte,
se han formado grupos de amigos para su defensa. Durante la diligencia, más de
cien personas observaban y lo oían todo.
No querían perder un detalle.
Paco se vio imperativo en el ánimo de Emilio. Este habló poco. Ambos se vieron muy calmados. Inclusive el artista la hizo de abogado y
muchas cosas pidió que se asentaran tal con el decía. En momentos le aceptaron sus pretensiones.
Los protagonistas
del drama del aire, ya aparecieron rasurados.
Paco se cubría con su abrigo azul marino. Dejaba ver su camisa gris. Emilio, todavía enseña su camisa verde a
cuadros negros. Los homicidas frustrados
fueron situados frente al juez Margalli. Paco en el lado izquierdo. Asistieron a la diligencia el agente especial
de la Procuraduría, licenciado Aguirre, el defensor de oficio Carlos Herrera,
el secretario del juzgado y gran cantidad de público.
SE SOSTUVIERON EN SU DICHO
Cuatro horas duró
el careo. Se inició con la lectura de la
carta que dirigió Emilio al Procurador, así como las declaraciones que los dos
detenidos rindieron en la Procuraduría y
en el propio Juzgado 2° de Distrito, se leyeron en presencia de los acusados. Primero la parte del autor material. Paco hizo varias anotaciones. Cuando las escribía, reía irónicamente como pensando que iba a
destruir al enemigo. Emilio no anotó
nada. Se concretó a oír y a rebatir de
cuando en cuando. Todo le importa un
comino y así demostró al final del acto, en una corta entrevista que le
hicieron. Una vez que terminó la tediosa
lectura –que abarcó una hora cuarenta y cinco minutos-, el juez los exhortó a conducirse
con verdad y les manifestó que el careo se efectuaba de acuerdo con el Artículo
20 Constitucional, para que los dos conocieran las acusaciones que se lanzaban
y contestaran lo que correspondiera. Así
que les permitió que discutieran. Para orientar la diligencia, el propio
funcionario le dijo a Paco: “Emilio lo
acusa a usted de haber planeado el atentado al avión, así como de haberle
encargado los trabajos relativos a la
contratación de la gente, a la adquisición de las pólizas, a la estancia de los
viajeros de la muerte y a entregarles los regalos que juntos compraron, así
como la fabricación de la bomba, con el material y dinero que aportó usted”.
Y dirigiéndose el
juez a Emilio, le dijo:
“Paco ha dicho que
usted intervino en toda la maquinación del
atentado y que ignoraba las intenciones que usted tenía. “
Inmediatamente Paco
contestó que la acusación que le hacía Emilio, era una fantasía. Que repetía, daría diez mil pesos a quien le
comprobara que él había intervenido directamente en los hechos. Se dirigió a Emilio y hablándole de “Tú”,
trató de hacerle varias preguntas, una de las cuales se refería a la
contratación de la gente y a las entrevistas en el Hotel Coliseo y en el
restaurante del mismo nombre. Añadió que al concurrir al citado hotel y a ese
café, era para hablar con unas personas que iba a contratar para llevarlas a La
Habana, y aunque Emilio se ostentaba como Eduardo Noriega, no dijo nada, para
no meterse en los asuntos de él.
El dinamitero
contestó a todo esto de la contratación de la gente para ir a Oaxaca y no a La
Habana, lo había hecho por órdenes del cantante
Como la discusión
se alargaba y tomaba rumbos diferentes, el juez enfiló nuevamente el careo,
diciéndole que la mañana del 24 de septiembre pasado, según dijo Emilio. Paco le envió un muchacho con la petaquilla,
conteniendo la bomba. Paco negó el
hecho. Emilio reafirmó lo del envío,
pero como dos testigos vieron al dinamitero cuando introducía la petaquilla en
el avión, no agregó más. Continuando la diligencia, el juez hizo nuevamente la
exposición de los detalles de la maquinación y al interrogar a los acusados,
cada quien se sostuvo en su dicho.
Al hablar sobre la
herramienta que Paco compró a Emilio, aquél dijo que no la había pagado toda,
sino únicamente cuatro piezas. En este
punto se perdieron treinta minutos, porque Paco nunca quiso aceptar que pagó
toda la herramienta que sirvió para fabricar la bomba, aunque los dos hombres
le llamen aparato para registrar
temblores. Finalmente se asentó que el
artista sólo había pagado cuatro piezas.
Emilio a su vez dijo que su jefe había pagado todo. El cantante rubricó la diligencia, diciendo
que lo había hecho por una galantería con su antiguo amigo.
Sobre el aparato de
temblores se habló largo y tendido. Paco
hizo referencia a que su padre es un “rancherote bien dado”, muy tranquilo y que no se asustaba para nada. Sin embargo sí dijo que el aparato era para
él. Agregó que llegó el 18 de septiembre
pasado; Emilio decía que antes de esa fecha, y lo raro es que el aparato se
construyó después del nueve.
Pero más raro es
que el registrado haya sido colocado en el avión de la CMA. Es un crimen sin nombre el que
cometieron. Tal parece que se les ha
olvidado que intentaron darle muerte a veinte personas.
Los dos hombres
quisieron inaugurar el fallido servicio de Post Mortem con los veinte muertitos
del avión. ¡Vaya broma!
Se habló también de
quién dio las órdenes y quién las cumplió.
Paco negó todo y resulta curioso que nadie quiere aceptar la
responsabilidad de la maquinación. Pero
no han podido engañar a los funcionarios, quienes ya se cansaron de escuchar
eslabones y eslabones de mentiras en torno del dramático caso El cantante habló de ingratitud, pero Emilio
no aceptó responsabilidades. Sólo
cumplimentó las órdenes del artista.
Al terminar la
diligencia, Paco tomó asiento junto a un escritorio de una de las salas del
juzgado y comió con ganas un lunch que le llevó un matrimonio de artistas. Se notó que el apetito no ha
desaparecido. Como que las penas con pan
son menos.
Se habló con
Arellano quien dijo: “Yo soy inocente.
Paco es el responsable de todo.
Yo era su perro, su criado, hacía todo lo que quería. Yo no tengo dinero. Ignoraba qué iba a hacer cuando me mandaba
que hiciera esto, que hiciera lo otro.
Agregó después, levantando los hombros: “Ya sé. Mañana nos darán
nuestras boletitas; pero qué le hacemos”
Entró en una celda. Minutos más
tarde era introducido en la roja “julia” rumbo al Palacio Negro de Lecumberri,
donde se reunirá para seguir charlando con Paco, su amigo.
LE DARÁN SU
“CUELGA”
Una coincidencia
fatal para Paco es sin duda alguna que hoy, 4 de octubre, el titular del
juzgado 2° de Distrito en Materia Penal, licenciado Clotario Margalli, con base
en las actuaciones hechas, decretará la “libertad por falta de méritos” a los
acusados o bien, “la formal prisión” por los delitos de homicidio frustrado de
veinte personas, atentado a las vías generales de comunicación, daño en
propiedad ajena, lesiones, intento de fraude por un millón ochocientos mil
pesos y otros.
Como presunto
responsable de los mismos delitos, se decretará una y la otra cosa a Emilio
Arellano Schetelige.
La responsabilidad
de ambos es manifiesta.
REPORTAJE DE MARTÍN DEL CAMPO, redactor de “La
Prensa”
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TANTO SIERRA COMO ARELLANO EXTREMAN LAS “BUENAS
FORMAS” EN EL JUZGADO.
Hoy mismo, 4 de
octubre de 1952, el licenciado Clotario Margalli González, juez segundo de
Distrito en Materia Penal, dictará su auto constitucional en el caso del
atentado dinamitero al avión de la CMA, y según todos los indicios, será de
formal prisión para Emilio Arellano Schetelige y Francisco Sierra Cordero.
Se cree que el juez
Margalli tiene fundamentos suficientes para dictar dicho auto en relación con
el dinamitero Arellano por sus diversas confesiones de culpabilidad y por
cuanto Francisco Sierra Cordero, por existir fuertes presunciones de
participación en el mismo hecho.
El auto comprenderá
los delitos de homicidio en grado de tentativa, sin especificar número de
personas; daño en propiedad ajena, ataque a las vías de comunicación y
lesiones; delitos señalados por la Procuraduría de la República al consignar
las diligencias practicadas por Averiguaciones Previas.
El careo de ayer se
efectuó en el despacho del juez Margalli, se hizo notable la cortesía y el
comedimiento en el lenguaje usado especialmente por Paco y parecía que los dos
enjuiciados asistían a una recepción, no obstante que los dos se aproximaban a
la hora crítica de la primera fase de su proceso.
El citado careo
sólo resultó una diligencia espectacular y presenciada por gran número de
personas: hombres, mujeres y uno que otro jovenzuelo que se había colado en el
despacho del juez, porque los dos se concretaron a reproducir lo que ya habían
dicho muchas veces, aunque en medio de muy ceremoniosas explicaciones y
tratamiento refinado.
Concurrieron los
defensores de Paco Sierra, a saber: Raúl F. Cárdenas –que fuera SubProcurador
del DF- el diputado Felipe Gómez Mont, Luis García Diego y Telésforo Ocampo
Jr., y el de oficio en lo que se refería a Emilio Arellano, de nombre Carlos
Herrera Marmolejo.
Hoy, en la mañana,
a la hora de costumbre, Paco y Arellano, fueron enviados al juzgado segundo de
distrito, juntamente con los demás reclusos y a bordo de la julia, a que
esperen la notificación de la resolución del juez.
La artista
Esperanza Iris, todavía no ha ido a la prisión a visitar a su esposo, que en
tan grave compromiso se halla.
(Notas
de “Ultimas Noticias” de 4 octubre 1952)
SENTENCIA BENIGNA
Se habla de que
Sierra y Arellano “no hicieron nada”. El ingeniero Arellano y el barítono Paco
Sierra, no cometieron el delito de tentativa de homicidio contra veinte
personas del avión dinamitado que se dirigía a Oaxaca.
En círculos
judiciales fuimos informados que el delito de tentativa de homicidio ya no
existe en el Código Penal, sino que fue convertido en el de Ataque Peligroso.
Sólo que de acuerdo
con las reformas, el ataque peligroso, sólo se configura cuando la víctima de
lo que antes era tentativa de homicidio, recibe algún daño por parte del agente
delictivo.
Por esta razón,
Sierra y Arellano no cometieron homicidio frustrado, ni ataque peligroso. La pena que les debiera corresponder por este
delito, se ha excluido completamente y la sentencia por la explosión de la
bomba, podría ser benigna.
DECLARADOS FORMALMENTE PRESOS
EL FALLO DEJÓ ANONADADO AL BARÍTONO
Emilio Arellano
Schetelige y Paco Sierra, presuntos autores
del atentado dinamitero a un avión de la CMA, fueron declarados el
sábado 4 de octubre de 1952, formalmente presos por el juez Clotario Margalli,
quien conoce del sonado proceso iniciado anteayer en el juzgado segundo de
Distrito en materia penal. Sierra y
Arellano fueron sujetos a formal prisión por todos los delitos por los que hizo
la consignación la Procuraduría de la República, a saber: veinte homicidios
frustrados, con las agravantes de premeditación, alevosía y ventaja; lesiones,
ataques a las vías de comunicación, daño en propiedad ajena y tentativa de
fraude. Paco palideció visiblemente y se
limpió el rostro con su pañuelo, cuando escuchó la resolución del juez en tanto
que Arellano permaneció imperturbable, como dispuesto a afrontar todo lo que
venga. Desde temprana hora, antes que
fuera dictado el mencionado auto, numerosas amistades del cantante y de su
esposa, la señora Esperanza Iris, conversaban con el acusado a través de la
reja del separo que existe en los juzgados y en los corredores del juzgado
había también corrillos formados por amigos de los artistas. En la Procuraduría General la noticia se
recibió a los cuantos minutos, habiéndose informado en dicha dependencia que
aún cuando el asunto ha quedado en manos del juez federal, la Procuraduría
continuará trabajando en nuevas investigaciones sobre el atentado al avión de
la ruta de Oaxaca, para aportar mayores cargos contra los dinamiteros, a medida
que se vayan descubriendo.
GIL MONDRAGÓN SERÁ CAREADO CON EL ESPOSO DE LA
IRIS
El 11 de agosto de
1953, recobró una actividad extraordinaria el proceso contra Paco y Arellano,
pues, aparte de que hubo la declaración de tres testigos y un careo, se anunció
para el día siguiente otro, entre Paco y el cantante Gil Mondragón.
La diligencia del
día anterior se inició con la declaración de Héctor Martínez Tamayo, chofer de
Paco Sierra, quien negó rotundamente haber llevado a su patrón y a Arellano en
el coche para buscar un acumulador.
Añadió que este último sujeto es un “fantasioso”, que a toda costa trata
de mezclar a su patrón en el atentado dinamitero al avión de la CMA.
Luego se efectuó un
breve careo entre Gil Mondragón y el detective Jesús Galindo, con objeto de
aclarar si, como dice el primero, al conocerse la noticia del atentado y la
fotografía de Arellano, aquél habló con la policía para ponerlo en antecedentes
de las relaciones que dicho sujeto tenía con Paco Sierra, con objeto de ver si
era conveniente que Mondragón se presentara a las autoridades a dar los datos que
tenía en su poder. Los careados llegaron
a un acuerdo en el sentido de que el domingo
28 de septiembre, estuvieron Mondragón y Galindo hablando sobre el caso
y quedaron de verse al día siguiente para ir a la Procuraduría, pero
desistieron después, en vista de que Paco
se había presentado al Procurador.
Hubo una breve contradicción de
parte de Gil Mondragón, porque este decía que la segunda entrevista se celebró
el lunes siguiente, pero Galindo dejó asentado que fue hasta el martes.
El siguiente paso
es que el día siguiente van a ser careados Paco y Mondragón para determinar en
qué circunstancias el segundo autorizó al primero para hacerlo figurar como uno
de los beneficiarios de las pólizas de seguro de vida contratadas por Arellano
a favor de las siete víctimas escogidas para el atentado dinamitero.
(Excélsior 12 agosto 1953)
GIL MONDRAGÓN DEBUTÓ HOY EN EL CAREO CON
ARELLANO Y SIERRA.
Con la amenaza
lanzada por Arellano Schetelige, de que “ya se sabrán muchas cosas en el
proceso terminó una movida diligencia, el 20 de octubre de 1952, en la que
declararon los “beneficiarios” de las pólizas suscritas por el mismo Arellano,
a nombre de las siete personas que iban a morir en el atentado del avión a
Oaxaca. Gil Mondragón, el escurridizo
cantante al que no se había visto en el
juzgado acudió hoy a declarar en el proceso, dando la impresión de que sabe más
de la cuenta, pero calló muchas cosas.
Sin embargo, de las discusiones surgidas entre los acusados y testigos,
logró saberse que Arellano, Sierra y Mondragón formaban un trío casi inseparable, Mondragón bautizó a Arellano como “El
Sacristán de Paco”, porque dice que aquél jamás se separaba del barítono, en
tanto que Arellano aseguró a su vez que en una ocasión Paco le pidió que
llevara a Mondragón a presentarlo con el gerente de una televisora, para que se
lo quitara de encima, pues ya no lo soportaba.
EMBUSTES DE GIL MONDRAGÓN
Mondragón incurrió
en embustes tan garrafales como el de que el detective Chucho Galindo le aconsejó que no se
presentara a rendir testimonio sobre el atentado, porque resultaba extemporáneo,
cuando que un ex funcionario policíaco, como Galindo, quien fuera subjefe del
Servicio Secreto, sabe que no es
así. Agregó Mondragón que se enteró del
atentado al avión de la CMA, el mismo
día en que ocurrió, por información que leyó en la Extra de Ultimas
Noticias. Que hasta el sábado se enteró,
también por el Excélsior, que aparecía como beneficiario de una de las pólizas tomadas
a su nombre de los viajeros a pesar de que en su misma declaración, de pocos
momentos antes, había dicho que se enteró de ello en Toluca, leyendo otro
diario.
Arellano terció a
la vez para decir que si pocas veces se separaba de Sierra, era porque éste lo
llamaba, desde las nueve de la mañana, ya que él, Arellano, se encargaba
siempre de todos los asuntos difíciles de Paco.
Este a su vez rechazó el dicho y aseguró que solamente llamaba a
Arellano para cobrarle lo que le adeudaba y exigirle que le rindiera cuentas.
También declararon
hoy Concepción Manzano, la joven ex ama de llaves de la señora Iris, y la
señora Sara Gutiérrez Tenorio, también antiguo miembro de la servidumbre de los
esposos Sierra. Ambas al igual que
Mondragón negaron tener conocimiento previo de que eran beneficiarias de las pólizas tramitadas por Arellano. Concepción Manzano aseguró que desde hace dos
años se separó de la casa de doña Esperanza.
Sin embargo,
tomando en cuenta la fecha de la separación del lado de los esposos Sierra, que
fue en julio de 1950, y el nacimiento de su criatura, que ocurrió en noviembre
del mismo año, fue posible establecer que la testigo se separó de su empleo con
Doña Esperanza cuando ya había tres meses de señales de que iba a nacer un
niño.
Por otra parte, la
señora Sara Gutiérrez, aceptó que el día 27 de septiembre, el chofer de Paco
Sierra fue a su casa, para decirle que su patrón lo enviaba para prevenirle que
“la iban a interrogar, que tuviera calma
y no se asustara”.
En este punto hubo
varias discusiones entre defensores de Sierra, la testigo y el defensor de
Arellano, ya que después aseguró que el
chofer le dijo “que no se asustara”, aún cuando así consta en las declaraciones
de la Procuraduría.
La movida
diligencia terminó poco después de las quince horas, y el juez anunció que
“pasado mañana” seguirá el desfile de testigos.
Fue en ese momento cuando Arellano, cerca de Paco, quien fue amonestado
por reírse durante la diligencia, masculló que “en el juicio se van a ver
muchas cosas”
AGOTARON SU DEFENSA SIERRA Y ARELLANO
Desesperados
esfuerzos hicieron ayer, 27 noviembre
1953, los defensores de Paco y Emilio, tratando de demostrar su inocencia, en tanto que el fiscal sostuvo
sus conclusiones acusatorias y pidió para ellos la pena máxima de treinta años
de prisión, durante la vista del sensacional proceso. La audiencia se efectuó en el estrecho salón
de jurados del juzgado segundo penal de Distrito, y con esta vista finalizó la
causa por el atentado dinamitero a una nave de la CMA, el 24 de septiembre de
1952, y que estuvo a punto de costar la vida de 21 personas. La sentencia se dictará en el próximo mes de
diciembre.
Presidió el juez
Margalli, asistido por su secretario, Juan Oceguera y ocuparon la barra de la
defensa los licenciados Raúl F. Cárdenas y Felipe Gómez Mont, por parte del
barítono, y por la de Arellano el defensor de oficio, licenciado Carlos Herrera
Marmolejo. Fue fiscal, Eugenio Chagoya
Villafaña, quien llevó la voz de la acusación y pidió para los acusados la más
elevada pena, considerándolos responsables
de los delitos de atentados a las vías generales de comunicación,
lesiones, fraude y homicidio, estos dos últimos en grado de tentativa.
Los defensores de
Sierra y Arellano libraron el más enconado debate, tomando como base la
circunstancia de que la responsabilidad de uno implica necesariamente la
absolución del otro, ya que ambos niegan su delito, y Arellano culpa a Sierra.
COMIENZA LA AUDIENCIA.
La vista comenzó
pasados unos minutos de las diez horas, y el primero en presentarse al estrado
fue Arellano, optimista y sonriente, con su nuevo uniforme azul marino, ya no
el de rayas que anteriormente llevaban los procesados. Tenía bajo el brazo un portafolios.
Momentos después se
presentó Paco Sierra, con la misma indumentaria; a este sí se le notaba
preocupado y una palidez extrema
revelaba su angustia.
El juez declaró
abierta la audiencia y comenzó por advertir que, de acuerdo con la ley, la diligencia
no tenía más objeto que el dar oportunidad a las partes de alegar lo que más
conviniera a sus intereses. Añadió que se trataba de una audiencia
constitucional, imperativa, más bien de derecho, ya que posteriormente él, con
base en las pruebas, dictará su fallo, para lo que tiene un plazo de 30 días
como máximo.
A continuación
preguntó a los reos si deseaban alegar algo en su favor, y les previno que en
aquellos instantes podían, si lo deseaban revelar la verdad, porque más tarde
sería inútil. Arellano y Sierra se
concretaron a decir que no tenían nada qué decir por el momento.
SURGE UN INCIDENTE
El primer incidente
surgió cuando le fue concedido el uso de la palabra al agente del Ministerio
Público, Chagoya Villafaña, al solicitar que se leyeran varias constancias
procesales, ya que esto dio lugar a que los defensores hicieran la misma
promoción y que el juez advirtiera la posibilidad de que la diligencia se
prolongara demasiado.
El problema se
resolvió cuando la defensa y el Ministerio Público decidieron desistirse de la
citada lectura, por inútil y el licenciado Chagoya alzó la voz y pidió un
enérgico castigo para los reos, diciendo que en autos están plenamente
comprobados los cuerpos de los delitos. Subrayó que el criminal atentado fue ampliamente meditado, y a continuación
concedió gran importancia a la amistad íntima de Sierra y Arellano, para ir
señalando todos y cada uno de los actos en que se encuentran concatenados. Se refirió a los negocios que tuvieron
juntos, entre los que sobresale la empresa Post Mortem, en la que Paco invirtió
más de 70 mil pesos; y en que varias veces Sierra fue a buscar a Arellano en el
Hotel Coliseo, juntos compraron el reloj Big-Ben para la bomba, y los regalos, etc.,
etc...
HABLA GÓMEZ MONT
Tocó su turno al
defensor Gómez Mont, quien citó varios procesos habidos en Francia, para llegar
a la conclusión de que no siempre las
pruebas iniciarias son definitivas.
Enseguida hizo una interesante síntesis de los hechos, para después
presentar un balance de la actitud de Arellano como ejecutor de actos
encaminados al delito, y los llevados a cabo por Sierra inocentemente; esto es
sin dolo. Así por ejemplo, de Arellano
dijo: Compró el reloj Big-Ben, el acumulador, las herramientas, los regalos;
mandó grabar estos para identificar a las víctimas y los entregó personalmente,
mandó fabricar la caja en que debería meterse la bomba, compró la pintura para
barnizar la caja, mandó abrir un marco
en la caja para colocarlo en el fondo de la petaca. Localizó en julio de 1952 a su tío Ramón
Martínez Arellano y a su primo Aquiles Romero, para ofrecerles trabajo, se
registró con un nombre supuesto en el Hotel Coliseo y luego se cambio a otros
hoteles. El nombre de Eduardo Noriega,
con el que se registró, corresponde al de un pariente del propio Arellano. Solicitó además, de una agencia de
colocaciones, individuos sin parientes, que desearan trabajar, y contrató a sus futuras víctimas.
Además, contrató a
todas estas personas diz que por instrucciones de Sierra para trabajar en unos
“courts” de Oaxaca; pero consta, por el dicho de los propios contratados, que
éste les ofreció distintos empleos, con pago de sueldo en dólares y para
trabajar en una empresa maderera estadounidense. Pero hay más, afirmó que dio algunos
anticipos en dinero a las personas contratadas, compró boletos para el avión,
mandó cargar el acumulador de la máquina infernal y, debido a que este no se lo
entregaron en la fecha propicia, resolvió cambiar los boletos, difiriendo la
salida para el día 24 en vez del 22.
Todos estos actos,
al decir del defensor de Sierra deben considerarse como preparatorios a la
consumación de un hecho determinado y
entre los actos de ejecución deben contarse los siguientes: conexión de los
cables del reloj, compra de las pólizas a nombre de los viajeros, a quienes
exigió el acta de nacimiento respectiva; documento y embarque de la petaquilla
con la bomba y acompañamiento de sus futuras víctimas hasta el aeropuerto,
donde les despidió.
ACTOS DE PACO SIERRA
Por el contrario,
el licenciado Gómez Mont, subrayó a continuación lo que él considera actos
inocuos o inocentes de Paco Sierra, en los que no se puede considerar que
hubo dolo alguno; acompañó a Arellano a comprar el reloj, parte
de la herramienta y parte de los regalos, y a una tienda de pinturas, a la que
ni siquiera entró. Preguntó por Eduardo
Noriega en el hotel Coliseo, porque de preguntar por Arellano no le habrían dado razón, ya que con aquel
nombre y no con éste se había registrado.
Facilitó Paco, en efecto, algunas cantidades de dinero a Arellano, pero
estos préstamos fueron anteriores; facilitó también los nombres de algunas personas como
beneficiarias de las pólizas, porque Arellano le contó que esto era para poder
obtener unas canonjías en ciertas
dependencias del gobierno. Y ¿Quién
puede negar, que en las esferas oficiales no fueron nada extraños los puestos
de “aviador”, y que en nuestro medio han cobrado cartas de naturalización las
palabras “trinquete”, “embute”, “aviador” y otras.
Finalmente dijo que
Sierra entregó las pólizas cuando se dio cuenta por los periódicos que se
citaba el nombre de Arellano como posible responsable, dado que con ese nombre
aparecía como contratante o enganchador de los trabajadores. Esas pólizas las llevó Paco al detective,
Jesús Galindo. Si hubiera estado
complicado, su primera, su única reacción habría sido buscar un abogado para
que lo defendiera: ¿Qué actos de ejecución encaminados al crimen pueden
imputársele a Sierra. E insistió en que
la justicia debe meditar, por encontrarse frente a un caso extraordinario, en
que un hábil delincuente como Arellano presentó a la Procuraduría , el mismo
día en que se entregó una declaración o
confesión muy bien preparada para eludir su culpabilidad.
Pero frente a lo
complicado del caso y sobre todo frente a las mentiras, el análisis de los
hechos puede hacer y hace la mayor luz.
Las falsedades saltan a la vista, afirmó.
Así por ejemplo,
Arellano dio tres versiones distintas sobre el cambio de nombre;: (a) que lo
hizo a sugerencia de Sierra, para poder hablar a su casa; (b) que se cambió el nombre porque así fue
presentado por Sierra con otra persona en el restaurante Coliseo , y (c) que se
cambió el nombre por tontería. Lo que
prueba que su dicho es falso.
Dijo Arellano que
Sierra lo acompañó a buscar hotel, para alojarse. Pues es falso, porque obra en
autos que Arellano se alojó en el hotel Coliseo el 8 de septiembre, pero aún en
el caso de que fuera cierto su dicho, no presentó ninguna prueba de que Sierra
hubiera entrado con él en busca de cuarto a ningún hotel.
Otras
falsedades. Que Paco hubiera escogido el
reloj, porque la señora María Lomelí, de la relojería, dice que quien lo
escogió y lo compró fue Arellano; que por indicaciones de Sierra compró el
acumulador, porque hay pruebas de que lo hizo solo y fue a recogerlo donde lo
mandó componer.
AUDACIA DE ARELLANO
Pero donde la
audacia de Arellano cobró
espectacularidad fue en lo del sismógrafo.
Refirió que cuando fueron a comprar el reloj Big Ben, Sierra dijo que
deseaba una especie de sismógrafo, porque estaba por llegar su padre y era un
hombre fácil de impresionarse con los temblores, por lo que él, le iba a
manufacturar un aparato con timbre de alarma.
A lo que Arellano le confesó que con aquel reloj no podría lograr sus
objetivos; pero no obstante esa convicción, Arellano aceptó la fabricación del
sismógrafo y le hizo las conexiones al despertador en vez de declinar el
trabajo, seguro de que no podría satisfacer los deseos del amigo.
Todo esto,
-continuó Gómez Mont- no revela sino el testimonio de culpa de Arellano, que lo
ha querido embrollar todo, que en cada acto busca la responsabilidad de Paco
Sierra y pone a un lado la suya, o cuando menos pretende sembrar la duda.
Así, también sucede cosa parecida con Arellano, como se recordará, dijo
que de haberla hecho él no habría fallado.
Sostuvo que la bomba no tenía por objeto
asesinar a los viajeros en el aire, sino destruir el avión, para
precipitarlos al vacío y que se mataran
todos, y cobrar luego las pólizas; y al afirmar que no elaboró la máquina
infernal, olvidó que él mismo se declaró experto en explosivos, para hacer
pensar que, en efecto, la bomba era mala, y de haberla hecho él otros hubieran
sido los resultados.
No hay pruebas de
que Arellano hubiera puesto en contacto a Sierra con las futuras víctimas; si,
pues, como Arellano afirma., actuaba por indicaciones de Sierra, no le pareció
extraña la actitud de Paco, y sí le pareció porque no hizo que esas personas se
entendieran directamente con él.
Arellano lo preparó y lo ejecutó
todo. Con varios días de
anticipación hizo correr la versión de
que él, Arellano, iba a vender ”Post Mortem”, para hacerlo del conocimiento de
Paco y despertar en este el interés de recuperar algo de lo perdido. Después, enterado de que Paco arreglaba sus
asuntos en el Hotel Coliseo, lo fue a buscar a ese sitio, para decirle que ya
tenía cliente y gestionar una ayuda para liquidar los créditos de la misma
empresa, que, según parece ascendieron a poca monta. Sin embargo, Arellano recibió más de siete
mil pesos, con lo cual hizo gastos directos para la consumación de sus
planes. Tan es así, dijo, que la suma de
quinientos pesos, que según Arellano le dio Paco para los gastos más urgentes,
no le hubieran alcanzado para dar algunos anticipos a las víctimas, comprar los
boletos y los regalos.
Finalmente, Gómez
Mont, pidió al juez que reflexionara sobre lo siguiente: Si, como dice Arellano, Sierra lo planeó
todo, éste no habría tenido necesidad, caso de ser el autor intelectual y
material del atentado, de solicitar gente para llevarla al matadero, supuesto
que para aquellos días Paco organizaba un maratón de baile en La Habana, Cuba;
embarcado, asegurándola en cantidades superiores. Negó el defensor de Sierra que Paco estuviera
quebrado y buscara la forma de hacerse de dinero, y, que sus actividades en esos días fueron completamente normales, y
prueba de ello que en esos días anduvo gestionando, y a ello lo acompañó
Arellano, un préstamo hipotecario.
Además, tenía manera de disponer de las joyas de doña Esperanza Iris, su
esposa, o, en todo caso, acudir a otros sectores, donde gozaba de crédito. En seguida el defensor se ocupó de la
situación legal, y a este respecto declaró que, de acuerdo con la
jurisprudencia de la Suprema Corte, no tiene validez ninguna el dicho de un
inculpado, cuando va encaminado a descargar la culpa de quien lo emite o se
enfoca a probar la culpabilidad de otros
procesados. Por todo esto el defensor de
Paco Sierra pidió al juez que se haga justicia plena, y se declare absuelto su
defenso.
HABLA EL LICENCIADO HERRERA MARMOLEJO DEFENSOR
DE ARELLANO
A continuación habló el licenciado Herrera Marmolejo, quien
después de hacer referencia a su delicada misión aclaró que, como defensor de
oficio, no le liga más interés en la causa que el deseo de cumplir eficazmente
con su deber, máxime que él no cobrará ninguna suma de dinero al acusado
Arellano. Prescindió del análisis de las
constancias, como lo hizo su antecesor, y, declaró que este, en honor a la
verdad, tuvo gran habilidad para presentar un cuadro más favorable a su
defenso; pero afirmó que había alterado algunos hechos y que en la audiencia de
derecho, que en esos momentos se celebraba, no se iban a tratar sino cuestiones
de derecho. Reconoció que Gómez Mont
pronunció una magnífica pieza oratoria, pero advirtió al juez que se
trataba de figuras retóricas y, sobre
todo, fruto de una amplia cultura, mas no de la verdad de los hechos. Rechazó que Sierra fuera una “paloma blanca”,
y en tono de ironía, dijo que “sobre esa vida del señor Sierra habría mucho qué
decir; pero me basta con recordar que, dentro de su propio hogar, tuvo
relaciones ilícitas con una de sus sirvientas, la testigo Manzano; aquella que
usted recordará, señor juez, no quiso revelarnos en la audiencia a la que
asistió, cuál era el nombre paterno de su hijo”. Insinuó que el mutismo de aquella infeliz
tenía una explicación; de negarlo, dejaba sin padre al niño. Insistió Herrera
en que si hubo actos innocuos o equívocos éstos fueron realizados por Arellano
y no por Paco Sierra, ya que éste, sin duda, lo planeó todo e hizo que Arellano obrase como un autómata. Negó que hubieran pruebas de culpabilidad
contra Arellano, quien si algo hizo, dijo fue servir mejor a Sierra como un
leal amigo.
EL FISCAL
El Agente del
Ministerio Público refutó a los defensores, pero sólo para aclarar algunos
puntos sobre las declaraciones de testigos, y para sostener asimismo que, de
acuerdo con el Artículo 13, fracción I, del Código Penal, es culpable de delito
quien en alguna forma toma parte en la preparación y consumación de un hecho
delictuoso, caso que, según él, encaja con relación a Paco Sierra, para quien
pidió la pena de 30 años de prisión, como ya en otra ocasión mencionó.
EL OTRO DEFENSOR HECHA SU CUARTO A ESPADAS.
También hizo una
breve disertación el licenciado Raúl F. Cárdenas, para sostener que la
actividad de Arellano se ajustó al tipo delictivo y el dolo se presume; en
cambio Sierra no realizó actos de ejecución, y por lo tanto al Ministerio
Público correspondió probar que actuó con dolo, y no lo hizo. Subrayó que en contra de Sierra sólo obran
varios indicios de inocencia, buena conducta anterior, falta de móvil en el
delito, gestión moral de sus negocios, por lo que no estando acreditada la
responsabilidad de Paco, pidió su absolución.
EL JUEZ CIERRA EL PROCESO.
La audiencia
terminó pasados unos minutos de las cuatro de la tarde. El juez Margalli, antes de cerrar el proceso,
preguntó a los acusados si deseaban hacer
alguna exposición de palabra, a los que Sierra manifestó que no,
mientras Arellano intentó que se agregasen a su causa unos manuscritos en los
que hace su propia defensa.
Faltando ya muy
poco para las 17 horas, el juez Margalli, dio por terminada la audiencia,
declarando cerrado el proceso que se inició el día primero de octubre de 1952 ,
que fue cuando la Procuraduría General de la República puso a su disposición a
los dos acusados.
Anunció el juez,
que no será sino hasta dentro de aproximadamente un mes cuando dé a conocer su
fallo sobre la inocencia o culpabilidad de los reos, después de hacer un último
estudio del voluminoso expediente que constaba ya de siete tomos, que reunían
en conjunto más de 2,600 hojas útiles, simultáneamente
dará a conocer su sentencia.
Viernes 27 de
noviembre de 1953.
LA PENA MÁXIMA PARA ARELLANO. 30 AÑOS
Y LA MÍNIMA PARA PACO SIERRA, 8 AÑOS.
La pena máxima de
30 años de prisión para Emilio Arellano Schetelige y la mínima para Paco
Sierra, 8 años, fue dictada hoy lunes 28 de diciembre de 1953, por el juez
federal Clotario Margalli, quien encontró penalmente responsables a ambos
acusados del atentado dinamitero contra el avión de pasajeros, perpetrado en
septiembre del año anterior, con el objeto de cobrar los seguros de vida de
ocho personas que fueron contratadas por Arellano, bajo el nombre de “Señor
Noriega”, para que fueran a desempeñar un trabajo imaginario en Oaxaca.
Además, Arellano y
Sierra fueron sentenciados a pagar mancomunada y solidariamente los daños
causados por la explosión a la Compañía Mexicana de Aviación, considerados en la cantidad de $67,515.33.
Sin inmutarse al
pronunciar una sola palabra ambos acusados escucharon la sentencia que fue
leída por el licenciado José Oseguera, secretario del juzgado segundo de
distrito en materia penal.
La inexplicable
diferencia tan notable entre las sentencias impuestas a los dos procesados, la
pretende justificar el juez Margalli, en los considerados de su voluminosa
sentencia, con el peregrino argumento de que Arellano Schetelige es un
individuo de probada peligrosidad criminal, con antecedentes penales numerosos,
en tanto que Francisco Sierra carece de ellos, y su posible peligrosidad es muy
inferior a la de aquél; por lo cual, con base en su buena conducta anterior, es
de esperarse que podrá readaptarse fácilmente a la vida entre la sociedad,
después de purgar su delito.
En el cuerpo de la
descabellada sentencia llama la atención que no se hubiera fijado con
precisión la situación legal del
barítono como resultado del proceso, pues en forma contradictoria se le hace aparecer sucesivamente como autor,
como coautor, como instigador y como cómplice.
Y sin embargo aplica dos criterios para condenar a los delincuentes, con
el mismo grado de culpa.
El juez Margalli en
su sentencia reconoció la íntegra responsabilidad de Arellano Schetelige en el
atentado. Estimó que fue él quien
planeó, desarrolló y cometió el nefando crimen; pero luego estableció que
seguramente, Arellano, convenció a Sierra para que lo ayudara en los
preparativos, de donde se desprende la culpabilidad de éste último.
Después de
múltiples consideraciones más, dice la sentencia que cabe acceder a la petición
del Ministerio Público, e imponerse la pena máxima de 30 años de prisión a
Emilio Arellano Schetelige, “en vista de sus numerosos antecedentes penales y de su innegable peligrosidad”. A Sierra lo menciona como “fácilmente
adaptable”
INCONFORMES CON EL FALLO TODOS APELARÁN
.
Los abogados
defensores de Sierra, representados por el licenciado Raúl F. Cárdenas,
anunciaron que apelarán ante la Suprema Corte de Justicia para pedir la
absolución de su cliente. Asimismo el
Agente del Ministerio Público Federal, licenciado Rogelio Chagoya Villafaña,
dijo que también apelará para que se
aumente la condena a Paco Sierra, en
tanto que el licenciado Manuel Herrera Marmolejo declaró que también acudirá a
la Corte para que se rebaje la pena a Emilio Arellano.
Los delitos por los
que fueron condenados hoy ambos acusados, son: Daño en Propiedad Ajena por
explosión; Lesiones, Ataques a las Vías generales de comunicación y homicidio y
fraude en grado de tentativa.
QUE ARELLANO INFLUYÓ EN PACO SIERRA
Tras un mes y un día
de estudiar el expediente y formular su sentencia, el juez llegó a la
conclusión de que Sierra fue sorprendido por las maniobras e influencias de Arellano, dejándose llevar por éste, hasta
prestar su acuerdo e intervenir en los hechos con la mira de cobrar los seguros de vida, en lo que, siguen
diciendo las conclusiones del juez,
Arellano ejerció una decidida influencia.
En el mismo pliego
de sentencia se afirma que mientras Sierra resulta un ser susceptible de
enmienda y readaptación social, los antecedentes personales y la conducta de Arellano pintan a éste como un
tipo de suma peligrosidad y que dados
sus conocimientos sobre explosivos se presume que fue él, quien concibió la
idea del atentado, por lo que la
situación de Sierra es favorable en
cuanto a la de Arellano, respecto al grado de peligrosidad.
La sentencia de 30
años contra Arellano, se contará a partir del 28 de septiembre de 1952, fecha
en que el dinamitero se entregó al Director de Averiguaciones Previas de la
Procuraduría de la República, licenciado Manuel Rosales Miranda, y la de 8 años
de Sierra, desde el día 30 del mismo mes y año en que también quedó detenido en
la Procuraduría cuando se presentó a entregar las pólizas que Arellano había
dejado en su poder.
Cuando Arellano
llegó hoy a escuchar su sentencia, su defensor el licenciado Marmolejo que
conocía la pena, aconsejó al reo, “¡Tómela con calma....!” Y cuando el reo fue llevado nuevamente a los
separos, solamente dijo a su defensor señalando hacia el cielo: ¡Todavía queda
Dios, señor!
HABLAN LOS DEFENSORES DE SIERRA
El licenciado Raúl F.
Cárdenas, representante de la defensa de Sierra, declaró que siguen sosteniendo
y creyendo en la inocencia de Paco, ya que en la misma sentencia no ha podido
precisarse la situación penal del barítono, pues unas veces lo llaman autor lo
mismo que coautor, cómplice, instigador, etc., y que todas estas
contradicciones deberán ser tomadas en cuenta por los ministros de la Suprema
Corte.
Añadió el
licenciado Cárdenas: “Sentimos el mal irreparable que se causa a Sierra, a su
madre ejemplar y a su abnegada esposa, pero confiamos en que se reconocerá su
inocencia, pues las personas que nos han acompañado en el desarrollo del proceso han podido
comprobar que no existen pruebas evidentes de una culpabilidad que no pudo demostrar el
Ministerio Público.”
El licenciado
Herrera Marmolejo, defensor de Arellano, declaró a su vez que sigue creyendo
que Arellano fue una víctima inconsciente de las maquinaciones de Sierra y
que la peligrosidad de que habla el juez Margalli, en caso de existir, debe ser
igual en ambos acusados. Terminó diciendo que también apelará a la
Corte a fin de que se modifique la
sentencia contra Arellano, y que cree haber cumplido con su deber de defensor.
El proceso que hoy
llegó a su fin, se inició en el juzgado segundo de distrito en materia penal,
el 2 de octubre de 1952 y formó un voluminoso expediente de más de cuatro mil
hojas tamaño oficio, escritas a máquina por ambos lados y distribuidas en ocho
cuadernos. La sentencia del juez
Margalli consta de 90 hojas en las que vuelve a hacerse mención de la
participación que a cada uno de los acusados se atribuyó en el atentado al
avión de la Compañía Mexicana de Aviación, que estuvo a punto de costar la vida
a 22 personas, entre pasajeros y tripulantes.
PACO SIERRA CONCEDE ENTREVISTA A RAMÍREZ DE
AGUILAR Y LE COMUNICA LOS CUATRO ERRORES DEL JUEZ MARGALLI.
El prestigiado
periodista Ramírez de Aguilar, en su interesante columna titulada “Siguiendo
Pistas”, publicada el sábado 22 de enero de 1954 en el Excélsior, dice:
“Ya me esperaba Paco
Sierra con todo preparado. Sobre las
mesas están las copias del expediente y varias hojas escritas a mano. Comienza a explicar en que consistieron los
“errores” de juez Clotario Margalli al dictar su sentencia:
Primero error: El Reloj Big-Ben. “El juez basado en la declaración de Emilio
Arellano, asienta que yo lo compré. No
toma en cuenta las declaraciones de la empleada y del dueño de la joyería “La Duquesa”, en el sentido de que
Arellano hizo la compra. Yo sólo lo
acompañé. Además, ese reloj no sirvió
para hacer la bomba”.
Segundo error: Las herramientas “según el juez, yo las
compré. Eso es falso. Yo compré un desarmador y una llave de
perico... pero esas no sirvieron, al decir de Arellano, para fabricar la
bomba. Usó unas que ya tenía de antemano.”
Tercer error: La caja y el marco que sirvieron para la
bomba. “Me señala el juez como la
persona que mandó hacer ambas cosas. Y
olvida, que, en el expediente, existe la declaración de un carpintero, amigo de
Arellano, a quien éste le encargó la manufactura de los dos objetos”.
Cuarto error: Las fechas. “Después de no ver cuatro meses a
Arellano, lo encontré el 24 de agosto de 1952.
Para entonces él ya tenía contratado a su tío Ramón Martínez Arellano,
para un trabajo inexistente, en Apizaco.
Eso quiere decir que ya tenía el proyecto de dinamitar un avión. Para entonces, asimismo ya tenía el
acumulador que le sirvió para la bomba”.
Y la entrevista
sigue con otros puntos, relacionados con el atentado.
PACO SIERRA APELO Y LE FUE PEOR
La erudición de sus
abogados defensores, Raúl F. Cárdenas y Felipe Gómez Mont, que eran dos
litigantes con amplia experiencia en la rama penal, llevaron la apelación por
la pena impuesta a cumplir ocho años de prisión, al conocido cantante de ópera
Paco Sierra, ya que era una verdadera injusticia el que lo hubiesen declarado
“Culpable” y condenado a sufrir la condena mencionada por el atentado al avión
de la CMA en el que pudieron morir 20 personas.
Sin embargo todo
resultó completamente al revés, el magistrado del Tribunal Unitario de
Circuito, que vio la apelación, consideró que ambos, Sierra y Arellano, debían
de cumplir condenas semejantes, es decir treinta años de prisión a cada uno de
ellos.
ARELLANO SE ALEGRÓ, PACO PROTESTÓ, LA IRIS LLORÓ
Y EL PÚBLICO APLAUDIÓ
De modo que la pena
impuesta a Paco Sierra fue muy bien recibida.
Emilio Arellano, coautor del atentado dinamitero contra el avión de la
CMA de la ruta México-Oaxaca en el que también está envuelto el barítono Francisco
Sierra, al conocer ayer que el Tribunal Unitario de Circuito resolvió elevar a treinta años la
prisión de su cómplice, abiertamente manifestó su satisfacción y anunció que
presentará las pruebas necesarias para demostrar la responsabilidad del
cantante.
Arellano explicó a
los reporteros, sin precisar sus fuentes de información, que la sentencia
dictada por el juez de distrito, licenciado Margalli, de 30 años para él y sólo
8 para Paco, no se debió a dinero, como se ha dicho, sino a que el juez fue
presionado por Manuel Bartlet, gobernador de Tabasco, estado de donde es
originaria la esposa de Sierra, Esperanza Iris.
Afirmó que él dispone aún de muchas armas con qué defenderse y demostrar
que el verdadero culpable no es él, sino Sierra. Señalo que todavía no se ha hecho ninguna investigación
para ver quién compró la pólvora para la bomba y la valija en que la bomba iba
oculta. Fue Héctor Martínez, chofer de
Sierra, quien adquirió la pólvora. Y que Paco lo ocultó algo más de dos meses
en Sonora para evitar que se le interrogara.
Finalmente, prometió revelar, en el momento oportuno, la plática que
tuvo con Sierra la primera noche de su estancia en el penal. Pero, por ahora, se limitó a prometer y no
dijo nada nuevo.
COMENTARIO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA REPÚBLICA.
“Creo que la
Sociedad debe estar por fin satisfecha”, fue el único comentario que hizo ayer
el Procurador, licenciado Carlos Franco Sodi, al conocer el fallo del Tribunal
del Primer Circuito, que se negó a rebajar la sentencia de 30 años de prisión a
Emilio Arellano e igualó al mismo número de años la de ocho, que había dictado
el juez Margalli contra el barítono Paco sierra.
Añadió el
Procurador que la revocación de la sentencia de Sierra y su modificación
consiguiente, fue el resultado de la participación del Ministerio Público
Federal en ese juicio, representando los intereses de la Sociedad, para lo cual
aportó amplios estudios a lo largo de todo el proceso.
PACO SIERRA ABATIDO.
Por su parte Paco
Sierra, en principio, se negó a recibir a los reporteros que le visitaron en la celda que ocupa en la
Crujía “G” de la Penitenciaría, y cuando “se dignó” hacerlo, a voz en cuello y
con la cara congestionada, dijo: “Esto no es una sentencia, es una infamia
más...” refiriéndose a la resolución del
Tribunal que le elevó la sentencia al máximo.
Y la verdadera víctima de la verdadera farsa de Sierra, doña Esperanza
Iris, sollozante dijo que no podía creer en tanta maldad que ha causado tanto
daño a su esposo y a ella misma. Es la
única persona que cree a pie juntillas que Francisco Sierra es inocente. Ayer, durante breve visita que efectuamos al
interior de la Penitenciaría, nos encontramos primeramente con Emilio
Arellano, como si éste hubiera estado
esperando a los chicos de la prensa, se apareció con la debida oportunidad a
unos cuantos metros de la puerta de la crujía donde Paco tiene una elegante y
alfombrada celda. Arellano trabaja
comisionado en la tienda de la Penitenciaría, y por breves momentos abandonó su
labor para manifestar su satisfacción por que Paco tendrá que sufrir, como él, una
pena de 30 años. Comentó que está dispuesto a pagar un defensor particular, el
que hasta el momento no ha tenido, para que lleve su caso a la consideración de
la Suprema Corte de Justicia, pues ahora ya no hay temores, ni influencias, y
está seguro de poder demostrar que Paco
Sierra fue el autor intelectual del atentado dinamitero, ya que hasta el
momento no se ha investigado que el
chofer de Paco, Héctor Martínez, es quien compró los explosivos para fabricar
la bomba. Dice poder demostrar que el citado Héctor Martínez estuvo oculto
durante varios meses para impedir de esa manera que la policía lo careara con
Arellano y con otras personas. Agrega
que tiene pruebas de que la petaca donde fue
empacada la bomba también fue comprada por Paco, el cual de esa manera
no se podrá sustraer a la responsabilidad
que se le imputa. Aún hay muchas
cosas que revelar, -añadió Arellano-. Y
recordó al momento que esas cosas se refieren a la primera entrevista que tuvo
con Sierra el primer día en que ambos entraron en la Penitenciaría. “No es justo, que Sierra esté viviendo con
toda tranquilidad en el penal, mientras que yo no tengo ni que comer”. Critica que el tenor tenga a su servicio un
“chalán” que es el que se encarga de asear la celda donde vive, hacer los
mandados, etc., etc., y a pesar de que la celda tiene varias literas, el mozo
no puede ocupar ninguna de ellas, ya que Sierra le obliga a dormir en el piso,
como si se tratara de alguna bestia.”
EN CAMBIO PACO SE HACE EL SORPRENDIDO
Dejando a Arellano
nos encaminamos a la celda de la Crujía que ocupa Paco, que al parecer ya
estaba informado de la presencia de los
periodistas, pues inmediatamente cerró la puerta de la celda y cuando el
reportero Alfonso Serrano del Excélsior,
le comunicó el deseo de entrevistarlo, contestó al través de un
mensajero que no podía atenderlos, pues estaba arreglando importantísimos
problemas con su abogado, el licenciado Raúl F. Cárdenas; sin embargo a
iniciativa del citado profesional, nos recibió saludándonos con un gesto de
descontento y le sobrevino una explosión nerviosa. Insistió que con el se está cometiendo una injusticia, y que para él
había sido una sorpresa el fallo del
Tribunal Unitario, “pues esperaba su completa absolución”.
Esperanza Iris
llegó en los momentos en que nos disponíamos a abandonar el penal. Aún no terminaba de bajar de su Cadillac azul
tipo sedaneta,. modelo 1954, cuando al advertir la presencia del periodista,
volvió a su sitio para ordenar a su chofer que se alejara. Pero el sagaz reportero llegó antes de que
pusiera en movimiento el vehículo. Sin
dejar de acariciar con la palma de la mano su perrito pekinés, que siempre la
acompaña la señora Iris le dijo que está verdaderamente consternada por la
resolución del Tribunal Unitario en el caso de su esposo.
DIFIEREN DE ELLA, LITIGANTES Y ABOGADOS DE LA
RAMA
Ese castigo
ejemplar debe aplicarse a muchos, manifestaron los litigantes y abogados
relacionados desde hace muchos años con
el ambiente penitenciario, manifestaron su opinión acerca de la pena impuesta a
Paco Sierra, y estiman que individuos “tan monstruosos como éste”, deben ser
castigados con la máxima severidad. Se
refirieron especialmente a los camioneros y a los ferrocarrileros autores de
crímenes colectivos que casi siempre quedan impunes, pues el castigo que les
resulta es mínimo para las proporciones de la tragedia que causan.
Estos hechos
ocurrieron el martes 1° de marzo de 1955.
ACTUACIÓN HISTRIÓNICA DE PACO SIERRA EN LA
PENITENCIARIA
Los diarios capitalinos
que aparecieron el sábado 27 de agosto de 1955, entre ellos el “Novedades”
publica en el cintilla de la
continuación de su primera sección: “Súbita Locura Atacó al Barítono Dinamitero
Paco Sierra” y añade “El Histrión dice que es el Extinto Padre Pro”. Corrió a su madre, a Esperanza Iris, y golpeó
al médico, además ofrece dinero para que le ayuden a huir. Se sospecha que está viviendo una Farsa
Teatral”.
El jueves 25
súbitamente enloqueció, agredió al doctor Armando Smeke, destruyó una vajilla,
por lo que fue necesario aislarlo en una celda de la Circular 2 de la
Penitenciaria. El segundo día estuvo
recluido en el departamento de Neuropsiquiatría, por órdenes del doctor José
Cisneros Arjona, jefe de servicio médico del penal, dependiente de la Cruz Verde.
Su actuación se
inició en la crujía G, donde está su celda, por la noche del jueves empezó a
molestar a sus compañeros de crujía, después que atacó a algunos, después
ofreció quince mil pesos a quien le ayudara a fugarse. Después se sintió Padre Pro y decía que había
matado a un hombre.
Al día siguiente
por la tarde acudió a visitarlo al penal, su madre acompañada por una jovencita
pero las recibió con palabras graves e injuriosas. Su esposa Esperanza Iris, llegó para tratar
de hablarle, pero la corrió de la misma manera que a su madre.
Los psiquiatras que
lo visitaron en la Penitenciaría,
dijeron que “podría tratarse de una farsa por parte del reo, cuya capacidad de
representar un papel cualquiera nadie le discute, aún cuando esto se cree
remoto, ya que nadie podría imitar tan perfectamente los síntomas de
enajenación, como un actor”.
Finalmente Paco
amenaza a sus guardianes con publicar un libro sobre las arbitrariedades y
crímenes que se cometen en el interior
del penal.
COMENTARIO DE OTROS DISTINGUIDOS HUÉSPEDES DE
LA PENI.
Como testigo para
acreditar la locura de Paco, su cómplice, Emilio Arellano, comentó que se
compadece de él y que sí cree en su enfermedad.
El asesino y sí
enfermo mental y doble asesino Higinio Sobera de la Flor, manifestó que el
actor está fingiendo y el tristemente célebre estrangulador Gregorio Cárdenas
Hernández, se pronunció en el mismo
sentido.
(Estos hechos
ocurrieron en agosto de 1955)
TANTO ARELLANO COMO SIERRA
RECURRIERON AL AMPARO
Uno de los capítulos
de la historia criminal se cerró ayer al confirmar la Sala Penal de la Suprema
Corte de Justicia, la pena de 30 años de prisión que impuso el juez federal
Clotario Margalli a Emilio Arellano Schetelige como autor del atentado
dinamitero contra el avión de la ruta Mexico-Oaxaca, de la CMA, cometido el 24
de septiembre de 1952.
Pues hoy viernes 29
de junio de 1956, la Primera Sala de la Corte conoció del amparo interpuesto
por Arellano contra el Tribunal Unitario, que le confirmó la sentencia que le impuso
el juez Margalli, en sentido negativo, esto es, confirmando a su vez dicha
pena.
Asimismo, durante
la sesión que celebró ayer la Sala, comenzó la discusión del amparo similar
presentado por Paco Sierra contra el Tribunal Unitario, el cual le aumentó a
treinta años, la sentencia originalmente de ocho años de prisión que le había
impuesto el juez Margalli como cómplice de Arellano en el atentado
dinamitero. El magistrado del Tribunal
Unitario Agustín Téllez, aumentó la sentencia a Sierra, por considerarlo tanto o
más culpable que el propio Arellano.
La negativa de
amparo a Arellano fue aprobada por mayoría de cuatro votos contra uno del
ministro Jenaro Ruiz de Chávez, quien objetó el dictamen del ministro Rodolfo
Chávez en relación con la demanda del dinamitero, sosteniendo que no quedaron
en el juicio original, debidamente configurados los delitos de lesiones y
ataque a las vías generales de comunicación, “por no existir una sola prueba
que pudiera catalogarse como definitiva”.
Con muy contadas excepciones, el expediente formado en este caso puede
considerarse como uno de los más voluminosos de que haya tenido que conocer el
máximo tribunal. Al presentar el
ministro Rodolfo Chávez su proyecto de dictamen a discusión, el expediente se
encontraba formado ya por un total de ocho tomos, que en conjunto pesan
alrededor de 30 kilogramos.
Una vez terminada
la discusión que inició el ministro Ruiz de Chávez se manifestó contra el
dictamen que proponía negar la protección de la justicia federal al quejoso, ya
que de acuerdo con su muy discutible criterio, en este caso menos que en el de
Arellano, se encontraban configurados los delitos de lesiones y ataque a las
vías de comunicación, por los cuales fue sentenciado.
A su vez, el
ministro Juan José González Bustamante, con su buen criterio, se manifestó a
favor del proyecto, diciendo que existen en autos del proceso hasta 19 indicios
acusatorios que demuestran plenamente la culpabilidad de Sierra, tales como son
su intervención en la compra del reloj y la herramienta que sirvieron para la
fabricación de la bomba de tiempo; haber intervenido en la compra de los
objetos que se obsequiaron a las víctimas del plan para hacer posible su
identificación, después de desintegrarse la nave; haber tenido en su poder seis
de las pólizas de seguro que obtuvo Arellano para las mismas personas, sin
explicar plausiblemente cómo llegaron a su poder.
El ministro Luis
Chico Goerne, otro de los integrantes de la Sala, fue quien pidió que se
aplazara la sesión para proseguirla al día siguiente, hasta llegar a un acuerdo
entre los diversos puntos de vista sustentados, lo cual aceptó el presidente de
la Sala, Agustín Mercado Alarcón. Al
esbozar su criterio en torno de la cuestión, el ministro Chico Goerne,
torciendo otra vez el buen juicio, dijo que aunque estaba conforme con todos los considerandos
del proyecto respecto a Paco Sierra, era partidario de que se le concediera el
amparo para los efectos de que se le dicte una nueva sentencia, que se ajuste a
las discutibles pruebas que pudo presentar el Ministerio Público Federal contra
él, al ser procesado.
En consecuencia, la
sesión se continuará al día siguiente por la mañana, cuando posiblemente la
Sala llegue a algún acuerdo, aunque nadie puede prever cuál será su sentido.
Un numeroso público
llenó el recinto. Estuvieron presentes
los abogados defensores de Sierra, licenciados Felipe Gómez Mont y Raúl F.
Cárdenas. La sesión se prolongó de las
once hasta las quince horas, y en todo momento fue apasionante.
Cuando iba mediada
la sesión, saliéndose un tanto del tema a tratar, el presidente de la Sala,
ministro Mercado Alarcón, pidió que se rindiera “un pequeño homenaje” al
magistrado Agustín Téllez, del Tribunal Unitario, a quien se otorgará la
medalla de oro de la Legión de Honor de la Judicatura Mexicana, por los
valiosos servicios que ha prestado al foro nacional
Asimismo, el
ministro Mercado Alarcón elogió el trabajo profesional de los penalistas
Cárdenas y Gómez Mont, de quienes dijo que con sus bien formulados escritos que
presentaron en relación con la demanda de amparo de Paco Sierra, habían
contribuido notablemente a la elaboración del proyecto, y a una justa
apreciación de los hechos.
LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA AMPARÓ POR MAYORÍA A PACO SIERRA, CONSIDERANDO
MÍNIMA LA TEMIBILIDAD DEL PROCESADO.
El barítono Paco
Sierra, considerado como copartícipe del diabólico atentado que pudo costar la
vida de 22 personas, siete de ellas contratadas expresamente para ser lanzadas
a la muerte en una aeronave de la CMA y poder cobrar las pólizas de seguro, fue amparado el día de
ayer -30 de junio de 1956-, por mayoría de 3 votos contra 2, en la sala penal
de la Suprema Corte de Justicia.
Dicho tribunal
concedió a Sierra la protección de la justicia federal contra la sentencia de
30 años de prisión. El amparo, sin
embargo, es para que el solo efecto de que el Tribunal Unitario del Primer
Circuito, reponga el proceso de apelación, y, descartando la responsabilidad de
Sierra en los delitos de lesiones y atentado a las vías generales de comunicación,
lo sentencia por los de homicidio y fraude en grado de tentativa.
Excluida la
responsabilidad de aquellos dos delitos, la pena deberá ser promediada entre el
mínimo y el máximo, sin llegar a este último, porque también deberá tener en
cuenta, declaro la Sala, la diferencia de peligrosidad de Sierra y del
ingeniero constructor de la bomba, Emilio Arellano. Para quien la propia sala
confirmó anteayer la pena de 30 años de cárcel.
La sala penal de la
Corte emitió este fallo después de una prolongada discusión en la que campeó no
precisamente el deseo de ayudar o perdonar a Sierra, sino el propósito de la
mayoría de los ministros, de aplicarle una pena más equitativa, sin que por
ello tuviera que ser ésta, precisamente la de ocho años que le fijó en primera
instancia el juez federal Clotario Margalli.
En otros términos,
la sala, por mayoría de votos de los ministros Teófilo Olea y Leyva, presidente;
Jenaro Ruiz de Chávez y Luis Chico Goerne, contra los de Rodolfo Chávez Sánchez,
ponente y Juan José González Bustamante, reconoció la responsabilidad de Sierra
en el atentado; pero se le amparó para el efecto de que se le reduzca la
condena.
Uno de los puntos
básicos para el fallo fue el hecho de que Sierra no tiene antecedentes penales,
y sí, en cambio, buena conducta anterior al delito, lo que debe influir en la
penalidad, se dijo, porque las sentencias son para que el delincuente se
regenere y vuelva al seno de la Sociedad y es más peligroso en tales
condiciones, Arellano que Sierra.
EXPOSICIÓN DE CHICO GOERNE.
Fue el ministro
Luis Chico Goerne quien durante la sesión de ayer elogió en síntesis el
proyecto de sentencia de su compañero el ministro ponente, Rodolfo Chávez
Sánchez, por haber examinado todos y cada uno de los aspectos de la sentencia; pero
a la vez lo rechazó por considerar que el fallo del tribunal de apelación no
cuantificó debidamente las penas.
Chico Goerne hizo
una exposición de tipo filosófico y estableció que, para la Sociedad, única
dañada con la absolución de los reos, es mucho más peligroso Arellano que
Sierra, y advirtió que para medir el grado de peligrosidad debe tenerse en
cuenta lo siguiente:
Los problemas y
obstáculos que debe salvar un sujeto para cometer un delito; su educación, sus
creencias, sus hábitos, sus relaciones, su grado de moralidad, etc. “Y resulta, -dijo Chico Goerne- mucho menos
peligroso para la Sociedad el sujeto que tuvo mucho más obstáculos que vencer
antes de delinquir; no así el que, habituado al mal, fácilmente mata o roba,
porque no tuvo escrúpulos tan graves como el otro”.
“Consideradas bajo
este aspecto las cosas –prosiguió- es indudable que Sierra tuvo mucho más
escrúpulos, que vencer; y si retorna a la Sociedad, después de compurgar su
pena, le será mucho más difícil que a Arellano volver a infringir la ley, tanto
por su educación como por sus relaciones y su cultura. Es más, inclusive tendrá que tenerse en
cuenta el medio artístico donde ha vivido”.
Se adentró Chico
Goerne en la vida del barítono, anterior al crimen, y dijo: “Esta no revela
vicios, ni malas costumbres, Hombre que
contrae matrimonio con una artista, posición social definida, medio económico
satisfactorio, etc. Todo esto lo coloca dentro de un ser normal y para
sancionar su conducto posterior debe tenerse presente la personalidad del
acusado”.
Esto, precisamente,
escapó a la idea del Tribunal Unitario del Primer Circuito, que considerando
que Sierra acompañó a Arellano a una serie de actos preparatorios, lo condena a
la misma pena, ilógicamente, porque no tienen la misma temibilidad”.
OLEA Y LEYVA DECIDIÓ EL CASO.
El ministro Olea y
Leyva, presidente de la Sala, quien en anterior sesión no emitió ningún
concepto, fue prácticamente el que decidió la suerte de Sierra. Antes de hablar él, la situación era la
siguiente: Chico Goerne y Jenaro Ruiz de
Chávez se manifestaron en pro del amparo, para el efecto de reducir la condena;
el ponente Chávez Sánchez y González Bustamante, en contra, pugnaban por la
confirmación de la pena.
En la sala penal de
la Corte, repleta a más no poder, abogados, litigantes y público en general,
había verdadera expectación. Todo el
mundo estaba pendiente de los labios de Don Teófilo, quien, como si lo
comprendiera, fue dejando entrever su pensamiento poco a poco. Emitiendo inclusive conceptos que causaban
desorientación, hasta que al final de su debate dijo: “Mi conciencia de juzgador me dice que
debemos conceder el amparo para los efectos”... “Vamos a examinar porqué; he
tenido una penosa enfermedad de la que voy saliendo poco a poco; se creerá que
esto me impide impartir justicia, pero no es verdad; he meditado hondamente el
caso de Sierra y después de analizar esta erudita pieza, obra de mi colega
Chávez Sánchez, he establecido conclusiones”.
“¿Quién es Sierra y
quién es Arellano? Ya lo hemos podido
saber, a través del examen de los hechos.
Pero veamos: ¿Quién es el inductor, quién indujo a quién? Y apartándose del círculo en que han debatido
mis colegas, yo encuentro lo siguiente:”
A continuación el
ministro Olea y Leyva dio lectura a una parte de la declaración de Sierra, en
la que éste dice que al encontrar a Arellano en 1952, en la frontera, “le
propuso varios negocios”. Luego se
refirió Olea y Leyva al negocio de “Post Mortem” en el que Sierra actuó como
inversor y en el que perdió, según él, 75,000 pesos. Explicó después que con motivo de la quiebra
de ese negocio, Arellano siguió buscando a Sierra y éste se ocultó varias
ocasiones; no quería nada con él, pero Arellano insistía y de ello hay
pruebas. “Luego entonces, ¿No debemos
pensar que Arellano es el inductor de Sierra....? Me asaltan algunas dudas y quiero pensar que
todas las andanzas de Sierra con Arellano en aquellos fatídicos días tuvieron
por origen aquellos asuntos de “Post Mortem”, y sólo así, creo, se pueden tener
por cierto esto que los defensores han llamado “actos inocuos”.
En efecto, esa
compañía de Sierra hacia todos lados; para la compra del reloj, los regalos,
las herramientas, la pintura. “No
podemos negarlo” dicen los defensores, pero tampoco que deben considerarse como
la explicación de la participación de Sierra, porque a todos ellos Sierra ha
dado una explicación lógica”.
Declaró Olea y
Leyva que a pesar de las doctrinas, de las leyes y de los sabios conceptos,
existen ocasiones en que no es posible obtener completa luz de los hechos, y
fue hasta entonces cuando declaró que en su espíritu había surgido una duda
sobre la responsabilidad de Sierra, por lo que concedería el amparo lisa y
llanamente, contra la pena de 30 años de cárcel.
SU VOTO CREÓ UN PROBLEMA
Este voto de Olea y
Leyva creó un problema para la Sala, del
que si bien es cierto que los señores ministros salieron, no por ello dejó
entrever que no había, o más bien que no
podía haber votación mayoritaria. Dos
ministros inclinados a conceder el amparo
para los efectos, esto es, para descartar dos delitos y reducir la pena, y dos
en sentido opuesto, confirmando la de 30 años.
Así lo advirtió
Chico Goerne, quien propuso que de conformidad con la Ley Orgánica de la Corte,
era el caso de pedir al pleno un ministro, para el desempate.
Pero el ministro
Olea y Leyva razonó su voto, diciendo que una de las causas que lo llevaban a amparar
definitivamente, consistía en que el magistrado Agustín Téllez Vargas, al
resolver la apelación, fue más allá de los problemas planteados y agravó la
penalidad de Sierra, supliendo las deficiencias habidas en el juicio, lo cual
es irregular. “Sin embargo –añadió-
estas apreciaciones voy a reservármelas para concretar en mejor ocasión el
asunto meramente técnico, y voto entonces con los señores colegas Chico Goerne y
Ruiz de Chávez, para el efecto de que
vuelvan los autos al Tribunal Unitario del Primer Circuito y se cuantifique la
pena, tomándose en cuenta la mínima temibilidad de Sierra
Tanto o más,
-agregó el presidente de la sala- que no encuentro en el caso de Sierra ningún
acto de ejecución. Todos ellos son
atribuibles a Arellano.
Recogida la
votación, se produjo el veredicto. Tal
como lo había deducido el periodista de Excélsior, Alfonso Serrano, entre otros
de la fuente:
Se concede amparo para el efecto de que se
reponga la condena de apelación y considerándose la mínima temibilidad del
barítono, se le condene, no obstante, por los delitos de homicidio y lesiones
en grado de tentativa.
Terminada la
sesión, se designó al ministro Jenaro Ruiz de Chávez, para puntualizar el fallo
y devolver los autos al Tribunal de alzada.
******
De la columna del prestigiado periodista
RAMÍREZ DE AGUILAR, llamada “Siguiendo Pistas” emite sus agudos y analíticos
comentarios acerca de la sesión que tuvieron los ministros de la Suprema Corte
de Justicia.
PACO SIERRA Y LOS MINISTROS
Lo que salta a la
vista es que los ministros Teófilo Olea y Leyva, Jenaro Ruiz de Chávez y Luis
Chico Goerne –principalmente el primero y el tercero- de la Sala Penal de la
Suprema Corte de Justicia, tenían grandes deseos de ayudar a Paco Sierra. Y eso se nota en sus alegatos, como pondré en
relieve más adelante.
Su propósito era
ayudar a Paco Sierra y lo hicieron. A la
postre, lo ampararon a fin de que el Tribunal Unitario de Primer Circuito
reponga el proceso de apelación y sólo sentencie a Sierra por los delitos de
homicidio y fraude en grado de tentativa, pero no por lesiones, ni por atentado
contra las vías generales de comunicación.
Esto se traducirá,
para Sierra, en una reducción de su actual condena de treinta años.
A Emilio Arellano
Schetelige, cómplice de Sierra, sí le fue ratificada la sentencia de treinta
años.
Si la honorabilidad
de Olea y Leyva y de Chico Goerne no estuviera más allá del bien y del mal
-¿Está?- Más de uno sospecharía de ellos.
De Ruiz de Chávez, en cambio, nadie ni el más atrevido, se atreverá a
dudar.
CHICO GOERNE tiene
un punto de vista muy especial acerca de las cosas. Para él, por ejemplo, tiene mucho más mérito
un peleador de peso completo que derrota a uno de peso mosca y con los brazos
lisiados, que uno de peso mosca, y con los brazos lisiados, “que derrota a uno
de peso completo.
He aquí su
exposición:
“... Para la
Sociedad, única dañada con la absolución de los reos, es mucho más peligroso
Arellano que Sierra, y para medir el grado de peligrosidad, hay que tener en
cuenta lo siguiente:
“Los problemas y
obstáculos que debe salvar un sujeto para cometer un delito: su educación, sus creencias, sus hábitos, sus
relaciones, su grado de moralidad, etcétera.”
Agrega “...es indudable que Sierra tuvo más escrúpulos que vencer”.
Chico Goerne cree
que Arellano, en cambio, tuvo que vencer menos escrúpulos, pues estaba
acostumbrado a delinquir. Así, pues, la
temibilidad de Sierra es menor que la de Arellano.
Pues yo, señor
ministro Chico Goerne –y conmigo todos los que tengan un gramo de cerebro- creo
lo contrario: es mucho más peligroso
quien vence muchos obstáculos y pasa sobre infinidad de escrúpulos, que quien
apenas los percibe. Creo que es mucho
más peligroso el hombre que, conscientemente, atropella educación, creencias, hábitos, relaciones y
moral, para cometer un delito. En el
momento en que Sierra se decidió
-aconsejado o no, por Arellano- a poner la bomba en el avión de
pasajeros, para cobrar los seguros de vida, se convirtió en uno de los
delincuentes más peligrosos y temibles del mundo: porque, con su acto, hizo a
un lado todo lo que había constituido la base de su vida, y se entregó de
lleno, cerebralmente, al mal. Fue el
boxeador de peso mosca y con los brazos lisiados que noqueó al de peso
completo.
El ministro Chico
Goerne, como se ve, examinó de manera muy superficial el expediente. Sacó conclusiones, casi, de la portada.
OLEA Y LEYVA acaba de sufrir una grave enfermedad. Y regresó a sus labores tan blando como la
mantequilla. Y “porque sí” se pronunció a favor de Sierra.
-A sus ojos, Sierra
queda convertido en un buen hombre, ajeno al mal y al delito.
Arellano lo
acosaba; Arellano lo engañaba y lo hacía acompañarlo a comprar objetos, que
después sirvieron para fabricar la bomba; Arellano le dio la mayor parte de los
seguros de vida (puestos a nombre de amigos de Sierra) sin razón alguna.
Todos los actos de
Sierra, en días anteriores al atentado, fueron “inocuos”, término empleado por
los defensores y del que se apropió el ministro Olea y Leyva.
Llegó a la
conclusión de que, como no se puede conocer la verdad, lo mejor es no
resolver. O resolver, como lo hizo más
tarde, a favor del amparo.
(El maravilloso
mundo de Olea y Leyva: Nadie es culpable
de nada, mientras exista un asomo de duda, en la mente del convaleciente).
O sea que Sierra
compró todos los objetos para fabricar la bomba; tuvo entrevistas secretas con
Arellano en un hotel donde éste se alojaba con un nombre supuesto; tuvo en su
poder la mayor parte de los seguros de vida que debían cobrar cuando el avión
se estrellara y... por obra y gracia de Olea y Leyva, hay duda sobre su culpabilidad.
(¡Que me ahorquen, lector!)
Y ASÍ gracias a los ministros Chico Goerne y Olea
Leyva y a Ruiz de Chávez que los secundó, Paco Sierra gozará de una reducción
en su condena.
¿Y por qué no se
deja en libertad a Sobera de la Flor?
#####
N. de R. Allá a mediados de los años cuarenta, cuando
siendo operador dactiloscópico de la Procuraduría del Distrito, acudíamos en los
turnos, matutino y vespertino a la
Oficina de Ingresos y Libres de la Penitenciaria del D.F., para “tomar” las huellas
dactilares de los que entraban y salían del penal. Cada uno de los dieciocho jueces que eran,
integraban en grupo de tres las seis cortes penales. Aunque nuestros hora de salida era a las 8
de la noche; dependía de la hora en que terminara el juez de turno, ya que
podía otorgar la libertad provisional, mediante Fianza o Caución. La primera la otorgaba una de las compañías
dedicadas a tales fines; pero la caución era un depósito en efectivo, cuyo
monto señalaba el juez. Así pues
nosotros, nos sentíamos muy agradecidos cuando el turno correspondía al Juez 7°
de la 3ª Corte Penal, licenciado Jenaro
Ruiz de Chávez porque, en primer lugar, no aceptaba que litigaran en su juzgado
“coyotes” y no aceptaba Fianzas, si no sólo Caución. De modo que casi nadie obtenía su libertad el
día de su ingreso, porque eran muy pocos los que podían conseguir la cantidad
fijada en efectivo y salíamos temprano. Por eso ahora
nos asombra que dicho juez tan riguroso, se haya vuelto tan comprensivo
y tan humano al ascender al máximo ministerio de la justicia: Ministro de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación.
Parangonando al
brillante Ramírez de Aguilar: ¡Que lo
ahorquen a él! No me refiero al
periodista, sino al ministro de la Suprema Corte.
(S.F.V;)
PACO SIERRA CONDENADO DEFINITIVAMENE A 29 AÑOS
DE CÁRCEL.
Casi se Igualó su Pena con la de Arellano.
El Tribunal
Unitario de Primer Circuito condenó ayer definitivamente
al barítono Francisco Sierra Cordero, a 29 años de prisión. A su coacusado Emilio Arellano Schetelige, se
le confirmó a la vez, la de 30 años de cárcel.
Ambos fueron
declarados culpables de los delitos de
daño en propiedad ajena por explosión, lesiones y ataques a las vías generales
de comunicación, así como homicidio y fraude , en grado de tentativa.
Estos delitos se
consideraron ejecutados, con motivo de haber planeado y tratado de ejecutar un
atentado a una nave de la Compañía
Mexicana de Aviación, para cobrar las pólizas de seguro de vida de un grupo de
personas.
El fallo del
Tribunal se dictó en cumplimiento de la pasada ejecutoria de la Suprema Corte,
que amparó a Sierra, para efectos de que se graduase debidamente su pena, tenido en cuenta el grado “mínimo de
peligrosidad” con relación al dinamitero Arellano Schetelige.
Paco Sierra fue
condenado en primer instancia, por el juez federal Clotario Margalli a sólo 8
años de cárcel, pero al apelar él al Tribunal Unitario, este le igualó la
condena con la de Arellano, a 30 años.
Contra este fallo,
los defensores Raúl F. Cárdenas y Felipe Gómez Mont fueron al amparo, que se
falló en una sesión de la sala penal de la Suprema Corte de Justicia, en la que
los ministros Juan José González Bustamante y el ponente Rodolfo Chávez Sánchez
se pronunciaron contra los reos.
En esa ocasión los
ministros de la mayoría, licenciados Jenaro Ruiz de Chávez, Luis Chico Goerne y
Teófilo Olea y Leyva, sostuvieron diversos puntos de vista y finalmente
unificaron su criterio y ampararon a Sierra, por estimar que no es de la misma
peligrosidad que Arellano.
Por mayoría de tres
votos contra dos se amparó a Sierra, pero solamente para el efecto de que se
hiciera una nueva graduación de la pena.
Sin embargo, al
volver los autos al Tribunal Unitario del Primer Circuito, el presidente de él,
licenciado Francisco Liceaga y Águila,
declaró, que, “si bien es cierto que la temibilidad se aprecia en relación a
los factores subjetivos, esta apreciación no excluye las circunstancias
objetivas en que se cometió el delito.”
Dada la naturaleza
de los medios empleados para consumar el atentado dinamitero no cabe duda,
agregó que la inventiva de Sierra Cordero fue de una originalidad diabólica,
reveladora de extraordinaria perversidad, ingenio, astucia, frialdad,
indiferencia y desprecio absolutos para la vida de seres inocentes, a quien
despiadadamente se condenó a muerte, impulsado por ciega y desenfrenada
codicia.
Por tales
circunstancias, agregó, es de concluirse que tomada en cuenta la menor
peligrosidad de Sierra en relación con la de Arellano, la reducción de la pena
debe ser mínima en cumplimiento de la ejecutoria de la Corte y se le condena a
29 años de prisión, en la inteligencia de que Sierra y Arellano deberán pagar
mancomunadamente a la Compañía Mexicana de Aviación, por concepto de reparación
de daños $67,545.32.
El licenciado Raúl
F. Cárdenas, al notificarse ayer del veredicto, declaró que el fallo es
injusto, porque de ninguna manera puede compararse la temibilidad de Arellano
con la de Sierra, y más aún, agregó, éste es inocente, y tan es así que,
incluso durante la sesión de la sala
penal, uno de los ministros Olea y Leyva, expresó duda respecto de la culpabilidad de mi defenso.
Cárdenas manifestó
que la defensa tiene aún el recurso de queja ante la Suprema Corte, del que
echará mano para combatir el fallo.
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N.de R. ¡No me defiendas compadre! Ha de haber dicho para sus adentros Paco
Sierra, porque después de la sentencia original a la que fue condenado: 8 años; cada vez que se
apela la condena crece
EMILIO ARELLANO ESTALLÓ DE JÚBILO EN SU CELDA
Ayer –2 julio 1956- desde la puerta de la celda 3 de la Crujía
“F”, Emilio Arellano Schetelige saluda con la mano en alto: ríe, ríe
feliz. Tenemos que esperar hasta que acabe la amonestación que hicieron
a los celadores en el Polígono, a fin de que no dejen salir de sus crujías a
los reos.
Dentro de la celda,
Arellano suelta exclamaciones que
denuncian a las claras su regocijo. Ya
lo sabe él, se le notificó antes que a Paco Sierra; a él le confirmaron su
sentencia: 30 años de cárcel, y ahora ya, y eso también lo sabe, toda gestión
es inútil; no podrá, de ninguna manera, rebajársele ni siquiera simples doce
meses.
-Sí, estoy conforme
con la tesis que sustenta el licenciado Téllez.
Rectifica y le rectificamos: licenciado Francisco Liceaga Agiar,
sentenciador de Paco Sierra y presidente del Tribunal Unitario del Primer
Circuito.
-Sí, eso, estoy muy
conforme, y en cuanto a si es justa la sentencia, mire usted, en cuanto a la
responsabilidad, sí es justa, muy justa; pero en cuanto a la penalidad, eso sí
quién sabe, yo no soy juez.
Acciona con las
manos al hablar del acontecimiento que a él más que a nadie, debe haberle
regocijado en forma extraordinaria.
-En la Corte no se vio ni discutió el asunto a
fondo; se discutió nada más la personalidad de uno y otro; que si Paquito era
malo, que si era bueno y, con las súplicas de Esperancita, qué caray, ¡Paquito salió muy bueno, y yo un ogro feroz, poco
menos que un monstruo!
HISTORIA DE UN BORRADOR
Arellano es
explícito en sus respuestas; asegura que no tenía del asunto ni la más leve
idea. Todas las discusiones, originadas
en la Suprema Corte, cuando estuvo ventilándose el caso de ambos, versaron
sobre su peligrosidad.
-Yo no sabía nada,
aunque algo me platicaron de un borrador que dejó el licenciado Téllez (Agustín
Téllez, a quien sucedió el licenciado Liceaga Agiar); lo dejó, me dijeron, para
que su sucesor, si quería, lo leyera o si no, pues que hiciera otro, pero allí
estaban sus puntos de vista. Podrá ser
cierto o no lo del borrador que dejó el licenciado Téllez, pero lo que sí es
cierto es que Arellano estaba ayer feliz por el hecho de que al hombre que se
ha señalado como su cómplice se le castigue con veintinueve años de cárcel, uno
menos que a él. Vale apuntar lo que en
este caso ha sucedido.
Paco Sierra fue
sentenciado, en primer instancia, por el Juez 2° de Distrito en Materia Penal,
licenciado Clotario G. Margalli, a ocho años de prisión, y al apelar del fallo,
el Tribunal Unitario de Primer Circuito, igualó la condena, o sea que revocó
los ocho años e igualó la condena a treinta, considerando que tanta culpa tenía
Arellano como el barítono.
Vino entonces la
demanda de amparo ante la Suprema Corte de Justicia y ésta al fin amparó a Paco
Sierra, sólo para que se modificara la condena y así fue a dar el expediente a
manos del licenciado Francisco Liceaga Agiar, cuya conducta como magistrado del
Segundo Tribunal Colegiado de Circuito dio mucho que decir, sobre todo en dos
casos concretos: Manuel Prieto Crespo y Darío López Velarde. Y ahora Liceaga Agiar, como luego dicen, se
ha sacado la espina.
EL INTERÉS DE ARELLANO
Lo que me
interesaba a mi es que la Sociedad quedara enterada de que en la Corte se
amparó a Paco, pero no por su peligrosidad, y creo que eso ya se satisfizo y plenamente; yo estoy completamente de
acuerdo con la opinión del abogado que sentenció a Paco a 29 años de prisión...
¡Es justo! Arellano rememora entonces
algunos datos y hace profética sentencia que abarca un término de seis meses.
-No lo diga usted,
no lo diga; pero acuérdese que se lo digo ahora; ya vera... será
sensacional!...
Ahondamos sobre el
asunto, pero firmamos moralmente el compromiso, no anticiparemos nada.
LA MISMA VIDA AQUÍ Y AFUERA.
Arellano, dentro de
la alegría que no puede disimular y, además no se preocupa por pretender
hacerlo, enfila entonces por caminos filosóficos.
-Mire usted –dice
sentencioso-la conducta del individuo una vez que está preso, quiere decir
mucho para conocer el carácter de cada quien; aquí, Paco sigue llevando la
misma vida que llevaba afuera; ha hecho dos o tres cositas muy feas. Cita hechos concretos y hay nombres de
algunos que se vieron envueltos en chantajes, amenazas, etc. Arellano finaliza diciendo, con extraña
firmeza:
-Conocí a Paco
mejor estando en la crujía de turno que en los años que llevamos aquí
encerrados; esa noche que hablé con él por primera vez, ya detenidos, se me
hincó, me suplicó llorando que no fuera
a decir nada... y después... bueno, después, usted ya sabe lo demás.
Y Emilio Arellano
Schetelige tornó a sonreir; ahora él y Paco
Sierra serán compañeros de presidio por casi el mismo número de años
LA DEFENSA PONE PEROS Y LA OPINIÓN APRUEBA
Mientras que la
defensa del aerodinamitero Paco Sierra, Raúl
F. Cárdenas y Felipe Gómez Mont, tronaban contra el fallo dictado por el
Tribunal Unitario del Primer Circuito, por conducto de su presidente,
licenciado Francisco Liceaga Aguiar, que condena al barítono a sufrir la pena
de veintinueve años de prisión, tomando en cuenta su grado de peligrosidad, este
último funcionario se excusó de emitir declaración alguna al respecto,
concretándose a decir, que todos los
antecedentes del caso fueron estudiados y el veredicto está por tanto pegado a
la Ley
La defensa se queja que el magistrado sólo estudio el caso
durante tres días, que la sentencia de segunda instancia se tardó seis meses, y
que el magistrado Agustín Téllez necesito de un año para estudiar el caso.
En círculos
judiciales, se comentó en forma favorable la sentencia del magistrado Liceaga
Aguiar, expresándose que en esta ocasión la justicia no se impresionó con las
maniobras de la defensa, para restar fuerza al castigo a que el barítono se
hizo acreedor por su extrema peligrosidad
Se dijo que el
magistrado Liceaga Aguiar obró de acuerdo con la ley, al tomar en cuenta no
sólo los antecedentes de buena conducta, modo de vida hogareña y situación
económica estable del acusado, sino también las circunstancias objetivas y
subjetivas considerando entre las primeras la naturaleza de la acción y de los
medios empleados, la extensión del daño y del peligro causado, así como la
naturaleza de los medios empleados para ejecutar los delitos imputados a Francisco Sierra Cordero.
“PACO NO
VOLVERÁ A CASA” EXCLAMÓ ESPERANZA IRIS
Se ha cerrado la
última de las esperanzas para una mujer enamorada que aguardaba anhelante el
momento de la libertad para el hombre que es su esposo y que está encerrado en
la celda 27 de la Circular 1 de la Penitenciaría capitalina.
Madrugó ayer y
antes de las nueve de la mañana estaba en el penal. Solamente ellos saben lo que se dijeron; no
hubo indiscretos, si acaso algún familiar.
Y una hora después,
Esperanza Iris, esposa de Paco Sierra., otrora barítono, abandonó la prisión
esquivando a los fotógrafos a quienes les pidió que respetaran su dolor.
-Paco no volverá a
casa, por lo menos, no me encontrará a mi. ¡Pobrecito! Es una cosa horrible, y mire usted cómo
estoy.
Bañada en lágrimas,
la Emperatriz de la Opereta, que vive ahora intensa tragedia, fuera del
tablado, en su propia vida, estaba por abordar un automóvil
-Es una cosa muy
extraña como ha ocurrido esto; se me hace imposible; le buscamos por todos
lados, pero tal parece que Paco estaba predestinado para entrar allí y no salir
nunca. ¡Pobrecito! Tengo una aflicción muy
grande.
Se enjuga las
lágrimas con un pañuelo de encaje; se recarga en el automóvil, cuya puerta está
ya esperándole, y añade:
-¡Imagínese, hoy
precisamente recibo este golpe, cuando cumple años de muerto mi hijo! Así es que pena sobre pena...
Los sollozos le
ahogan y no dice más; más tarde fue a refugiarse al oratorio de su casa, del Teatro Iris, y allí de rodillas ha
de haber pedido clemencia para sus penas.
Ella, en verdad, no tiene la culpa de lo que fue o sea su marido. Paco Sierra Cordero.
PACO SIERRA
AMARGADO POR LA PREMURA DE LA SENTENCIA
¡No es el primer Pilato!
Dejó de hojear la
revista “Look”, impresa en inglés, y desde su banco, en el interior de la celda
27, de la Circular I, de la Penitenciaría del Distrito Federal, Paco Sierra
Cordero comentó la sentencia en su contra, por largos, eternos veintinueve años
de prisión, uno menos que a su socio Emilio Arellano. Minutos antes había estado su esposa,
Esperanza Iris; no hizo sino confirmarle el informe de la víspera, ¡Veintinueve
años! Y apenas van cuatro. Aparentemente
Paco, de momento, no se inquietó por la determinación judicial. Empero jamás, en las entrevistas que habíamos
celebrado con él, se mostró tan violento y es que en esos momentos, después de
un rato de plática, el barítono estalló, ya no podía aguantárselo.
Hay para nosotros
la afabilidad de siempre, lo que sea de cada quien; el hombre se desahoga y sus
palabras se vuelven atropelladas e irónicas: -“Un señor que pasa por alto todo,
¿Qué se puede esperar de él? Mire usted
qué casualidad; el último caso que llegó a sus manos fue el primero que sale”.
Hace cuentas con
los dedos y socarronamente dice: “A ese señor –se refiere al magistrado
Francisco Liceaga Aguiar, su sentenciador a 29 años de cárcel-. Lo nombraron el día 16 de agosto; le
dieron un banquete el 17; el 18 fue sábado y domingo 19, días en que no se
trabaja, ¡ Y me sentenció el 20! Es algo
demasiado raro y muy precipitado, ni siquiera tuvo tiempo de leer el expediente
de más de dos mil hojas. Han dicho que
compramos a los ministros de la Suprema Corte, pero que, ¿Qué se compró? , Se compra algo que se recibe, ¿Qué, pues, se
ha comprado aquí?... El público es infantil, niño y lo cree fácilmente todo.
EL CABALLEROSO PACO SIERRA
Después Paco se
deja llevar en verdad de la violencia; gesticula y recurre al léxico poco usual
en él:: “-No hay derecho a que se insulte a doña Esperanza Iris; aceptando, sin
conceder que yo sea culpable ¿Con que derecho se le insulta? Esos que lo hacen, bien vale llamarles ¡Maldecidos!
Fue una desgracia para Doña Esperanza el haberse encontrado conmigo.”
Tiembla la papada
del barítono, que ha engordado excesivamente en los últimos meses. Es seguro que ya no hace ejercicio, como
antes solía
“¡Es cobarde que se
tome el caso mío para insultarla a ella; que digan de mi lo que quieran, lo que
quieran, pero que a ella la respeten!”
Salta la pregunta,
pero Paco Sierra no parece decidido a replicar; luego alza los hombros y al fin
se decide:
-“Fue por la mano
de Doña Leonor; para quedar bien con los de arriba; estoy. peleando contra algo que no se ve..¿Qué haría usted en
mi lugar? ¿Puede usted opinar de algo que no se ve?
Un vigilante llega
con una boleta en la mano y llama al recluso: ¡Paco Sierra. Al Polígono! Y el comentario rebota sobre la mesita.
-“Mire usted que
prisa tendrán del polígono que me llaman para notificarme; nunca antes lo
habían hecho; ha de ser para eso, y es curioso, mis abogados no tuvieron tiempo
ni siquiera para hacer un escrito y ya este señor Liceaga Aguiar me manda
notificarme, y ese señor, pudo sentenciarme en 24 horas... Estamos luchando contra algo que no está
escrito. Era necesario sentar un
procedente a como diera lugar.
EL ESTORBO EN LAS ISLAS MARÍAS
Paco Sierra se ha
transformado; ahora sí está nervioso, inquieto; ahora sí la preocupación, en
medio de su risa que quiere disimular la agobiante carga que el licenciado
Liceaga Aguiar echó sobre sus hombros,
está estrangulándolo, a pesar de su corpulencia física.
-Mire usted, nunca
se ha dado el caso de que un día para otro se estudiara, resolviera y
notificara un asunto, ¿Qué les estorbo aquí?
¿Ya me van a mandar a las Islas Marías? Vuelvo a repetirle que estamos luchando
contra algo que no se ve, algo que no es normal. Los hechos nos hacen hablar: En la Suprema Corte de Justicia, cinco
señores ministros tardaron más de un año en conocer el expediente y diez días
después uno de ellos hizo la ponencia y argumentaron dos días para darnos la
razón que me asiste, y ese señor...y bien, ¿En qué me ampararon? Usted verá, tengo 45 años de edad y 29... y
todavía dice ese señor que merecía más.
No ha estudiado el caso y ya me ha juzgado más de la cuenta.
PREMURA EN TODO
Es evidente que
Sierra está amargado, el amparo de la Suprema Corte que le hizo concebir esperanzas de obtener su libertad absoluta, se
disiparon por completo; hay, sí, el recurso de queja ante la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, pero esto es como una lucecita perdida allá, muy lejos,
en la mitad de un vendaval. Vuelve las
hojas de la revista norteamericana que tiene sobre mesa y luego insiste en
decir que no está preocupado.
-Ya en una cosa de
estas no hay preocupaciones; además estoy
como el boxeador que se sienta en el banquillo y antes de que suena la
campana siquiera, allí mismo, sentado y
sin siquiera sacudir los guantes le dicen que ya perdió.
Renueva su carga
contra quienes han insultado en diversas formas a Esperanza Iris y también regresa
sobre el camino de la premura.
-Hay premura en
todo y seguramente ahora es para notificarme, porque a estas alturas no será
para traerme un pastel
SE NOTIFICÓ EN EL POLÍGONO
Cuando iniciamos la
marcha hacia el polígono, donde espera el licenciado Antonio Taracena, el
hombre está desecho.
-Nada ha de durar,
quien no quiera enterarse de que me notificó en el polígono.
Y así es. Son las 11:10 de la mañana y tres minutos
después Paco, luego de proporcionar el
número de un teléfono y hacernos una súplica, regresa con un vigilante a la
celda 27 de la Circular 1, donde su amigo y compañero de reclusión ,Alberto
Weisman, gritó a voz en cuello:
-¡Es una infamia la
que han hecho a este hombre!
(La Prensa.
2 julio 1956.)
*****
Artículo publicado
el día 25 de agosto de 1956:
Siguiendo Pistas
UNO ENTRE MILES
Por Ramírez de
Aguilar
“MAS DE ocho y menos de treinta...”
Eso dijo la Sala Penal de la Suprema Corte de
Justicia; es decir, los ministros Teófilo Olea y Leyva, Luis Chico Goerne y
Jenaro Ruiz de Chávez, pues los ministros Juan José González Bustamante y Rodolfo Chávez Sánchez se opusieron a ese
fallo.
¿Más de ocho y
menos de treinta?
Bien, bien. Allá va:
Veintinueve años de
prisión.
Y muy tranquilo,
como si se hubiera quitado una mota blanca de un traje negro, el licenciado
Francisco Liceaga y Aguiar, presidente del Tribunal Unitario del Primer
Circuito, firmó la sentencia.
Paco Sierra fue
condenado, así, a veintinueve años de prisión.
Y es, según la Ley, la sentencia definitiva.
¿Un comentario
sobre la sentencia? Sólo dos palabras –y
con ellas podría dar por terminada la columna-: es justa.
Es justo que a Paco
Sierra se le haya condenado, tomando en cuenta los antecedentes y delito mismo,
a veintinueve años de prisión. Es
justo. Si alguien lo duda y se conduele,
recuerde el delito de Paco Sierra (perfectamente probado): Trató de hacer
estallar, en el aire, un avión lleno de pasajeros, con el único fin de cobrar
pólizas, por cerca de un millón de pesos.
Es decir: con tal de obtener esa
suma, no pensó en la veintena de personas que iba a morir en el aire, o al
estrellarse el avión.
Ese es el
delito. Cierto que Paco Sierra no lo
urdió solo; tuvo un cómplice: Emilio Arellano Schetelige. A éste, el juez de Distrito, el Tribunal
Unitario y la Suprema Corte, lo condenaron a treinta años de prisión Sierra, en cambio, tuvo suerte: el juez de
Distrito lo condenó a ocho años de cárcel;
pero no quedó conforme y acudió al Tribunal Unitario, y éste le igualó
la condena con la de Arellano. Otra vez
Sierra llevó el asunto más lejos: a la Suprema Corte. Y ésta ordenó –por mayoría-, que le fuera reducida la condena, “tomando en
cuenta la poca peligrosidad de Sierra, en relación con Arellano”.
Fue entonces cuando
el magistrado Liceaga y Aguiar acató la orden: redujo la condena. ¿Eran treinta años? La bajaremos; serán veintinueve...
Consideró, además,
que Sierra “fue de una originalidad diabólica, reveladora de extraordinaria
perversidad, ingenio, astucia, frialdad, indiferencia y desprecio absoluto para la vida de seres inocentes, a quienes
despiadadamente se condenó a muerte...”
Eso opinó Liceaga y
Aguiar.
Y a mi me parece
justo.
ESCANDALIZARAN LOS
DEFENSORES DE Sierra. Pero a estas alturas
poco les queda por hacer: quejarse en la Suprema Corte. Y decir que Liceaga y Agiar falló
precipitadamente.
(Excélsior)
Tras de 13 Años en el Negro Penal de
Lecumberri, Paco Sierra pasó
a la Penitenciaria de Santa Marta Acatitla
Reportaje de Higinio
Moreno.
Trece años de su
vida pasó Francisco Sierra Cordero, conocido no sólo en México sino en otros
países con el nombre de Paco Sierra, como residente en la Cárcel Preventiva de
la Ciudad. Ayer abandonó el Negro
Palacio de Lecumberri, pero no para obtener la ansiada libertad, sino para ser
huésped, por muchos años más, a la
Penitenciaría del Distrito Federal, ubicada en Santa Marta Acatitla,
Ixtapalapa.
“Trataré de ser
útil allá, en ese nuevo hogar que desconozco; creo que, por lo menos, se dirá
que durante mi reclusión de 13 años aquí, en los cuales he visto desfilar a
verdaderos ases de la delincuencia, no sólo observé buena conducta, sino que ha
sido ejemplar y constructiva...”
TREINTA KILOGRAMOS DE PALABRAS
Paco ingresó a la
prisión el 1° de octubre de 1952, acusado de varios delitos que se derivaron de
tremendo dinamitazo de un avión, el primero del cual obtuvo noticia nuestro
país y que fue debidamente informado.
El dinamitero
material, Emilio Arellano Schetellige, se encuentra actualmente en las Islas
Marías. Fue sentenciado a 30 años de prisión,
convicto y confeso.
Paco Sierra fue
sentenciado a 8 años en primera instancia, por el juez de Distrito Clotario
Margalli, quien a pesar de que estableció la duda sobre la culpabilidad del cantante, lo encontró culpable. Por esa razón, y porque la defensa interpuso
el recurso de apelación siguiendo los pasos del fiscal, la sentencia fue
elevada a 30 años, siguiendo la norma de que, a igual delito igual pena.
Paco Sierra dijo
ayer que piensa escribir un libro, el cual inició hace tiempo; en él describirá lo que vio en Lecumberri, sobre todo a los
ases de la delincuencia internacional; pero también escribirá las desventuras
de los reos, y en capítulo especial las que sufrió personalmente, durante su
reclusión, como la muerte de su madre y la de su esposa, la que fuera reina de
la opereta Esperanza Iris. El libro se
llamará “ El Delito no Paga”.
Sierra integró un
coro de 120 voces, dentro de Lecumberri.
Jamás ha existido en el penal, y quizás en ningún lugar del país un
orfeón varonil de su calidad. Ayer fue
la última –seguramente- dirección que tuvo Paco, pues en lo sucesivo lo dirigirán el músico Tirso Rivera, o Chávez
Orozco o Magaña.
(11 de noviembre de
1965)
“El Sol de México” en su
edición del 11 de noviembre de 1965, publicó:
QUITARON A LA CÁRCEL PREVENTIVA, SUS DOS PRISIONEROS MÁS POPULARES.
“Trece años de
encierro no han hecho mella en mi fe en Dios y en México. Dejo lo que más quiero en mi vida: el Coro
que formé y que es para mi, como un
hijo”.
Con las anteriores
palabras se despidió ayer Francisco (Paco) Sierra Cordero, de sus compañeros de
reclusión de la Cárcel Preventiva de la Ciudad, (Palacio Negro de Lecumberri) al ser trasladado, a las 16:00 horas, a la
Penitenciaría del Distrito Federal.
También fue
trasladado ayer al penal de Santa Martha Acatitla, José (Pepe) Villa,
sentenciado a purgar una pena de 8 años por homicidio.
A Paco Sierra se le
procesó como autor intelectual del fallido intento para dinamitar un avión en
el que viajaban varios obreros contratados por él y su cómplice, Emilio
Arellano Schetelige, y de los cuales esperaban cobrar sus seguros de vida,
hecho ocurrido en 1952.
En cuanto a Pepe
Villa, director de un conjunto de mariachis, al surgir una discusión por un
accidente de tránsito en diciembre de 1960, dio muerte a un hombre, pero él
insiste en que por haber perdido el conocimiento al resultar herido, no
recuerda nada.
Los dos tuvieron
frases de agradecimiento para el general Carlos Martín del Campo, Director de
la Cárcel Preventiva, y dijeron que se dedicarán en el reclusorio de Santa
Martha a formar nuevos conjuntos melódicos, y a “realizar una labor
constructiva como lo hemos hecho hasta ahora”-
AL FIN PACO SIERRA OBTUVO SU LIBERTAD
La revista especializada
en noticias relacionadas con la delincuencia en
general y con los investigadores policíacos en particular. “Alerta”; inició en su edición del sábado 19 de junio de
1971, una serie de artículos titulados “La Muerte Viaja en Avión”, escritos por
su hábil reportero Felipe Bustamante, y que prosiguieron apareciendo
semanalmente.
“En su cómodo
domicilio ubicado en la Villa Olímpica, hablamos con el barítono Paco Sierra,
esposo que fue de la llorada Esperanza Iris y hombre que en el año de 1952
recibió los más duros calificativos por la monstruosidad del crimen que se le achacó.
“Paco Sierra no
desea publicidad ni que su pasado sea resucitado. Sólo aspira a vivir en paz y en medio de la
seguridad que para él representa el hogar que no conocía hasta el martes 1° de
Mayo de 1971., día en que recobró la libertad después de 18 años y ocho
meses de reclusión... Allí, en esa casa
que compró para su familia, fue tiernamente recibido por su esposa María Luisa
y sus hijos Francisco José, María de Lourdes, Martha y Maritza.
“Soy inocente- No fui cómplice de Emilio Arellano, como se
afirmó. ¿Cómo es posible creer que en
forma fría y deliberada planee el asesinato
colectivo de diecisiete personas, para lucrar con la muerte de siete de
ellas... La justicia, y en consecuencia
la opinión pública, me condenaron injustamente y soy, por tanto, un ser humano
expulsado del seno de la Sociedad...
Pero repito, fui a la cárcel sin tener culpa alguna en aquel lamentable
caso...
“A fines de la
década de los cuarentas, Paco Sierra triunfaba en grande en el Palacio de
Bellas Artes, interpretando “Aída” y “Rigoleto” con su magnífica voz y estilo
incomparable. Era un león de la Sociedad
cuya presencia en sus fiestas se disputaban las damas encopetadas de la época.
“Vivía como un rey
y gastaba el dinero a manos llenas. Con
su esposa, Esperanza Iris, ocupaba un apartamiento montado a todo lujo en el teatro del mismo
nombre... Contenía, entre otras cosas,
valiosas piezas de arte. El costoso
mobiliario antiguo se combinaba con excelente buen gusto, con el moderno, no
por eso menos caro.
Lo malo que el
cantante de ópera gastaba más de lo que percibía... Y doña Esperanza era famosa por su afición al
ahorro. En consecuencia no le abría con
facilidad su bien rellenado bolso.
¡Sería ese el
motivo por el cual Paco aceptó ser cómplice del ingeniero Emilio Arellano en el
plan para destrozar, mediante un bombazo, el avión, y cobrar los seguros de
vida de siete personas? ¿Lo hizo por tener problemas económicos?
Partimos, por
supuesto de la base de que Paco fue culpable, según todo hace suponer porque
las pesquisas se hicieron en forma exhaustiva, la evidencia resultó ser
abrumadora, y se le condenó para culminar el proceso
El barítono lo
niega.
“Todo lo hizo
Schetelige -nos dijo- Las pólizas aparecieron en mi poder, porque dos días
antes después del atentado, el ingeniero me las dio a guardar. Fui una víctima de la evidencia
circunstancial...”
Sea
como fuera, ha pagado su deuda con la Sociedad y tiene el derecho de rehacer su
vida, dentro de lo posible
A MANERA DE ÍNDICE
Avisos que aparecieron en los
diarios El Universal y Excélsior, los días
12 y 13 de
septiembre, solicitando personal, para diversas labores.
De Silvestre
Fernández Cervantes, se retomaron sus notas manuscritas a partir del 24 de septiembre de 1952.
Sus informes como
Supervisor del Servicio de Vigilancia de la Compañía Mexicana de Aviación, al
Jefe de Relaciones Industriales, a partir del día 25 de septiembre de 1952,, y
de los días 25, 26, 28, 30 de septiembre y 6 y 30 de octubre de 1952.
Comunicaciones de
Relaciones Industriales a Silvestre Fernández, de fecha 25 de septiembre de 1952. Comunicación de la misma fecha a los
supervisores de las Oficinas de Despachadores y de Boletas;, así como a los
Gerentes Locales y a Todas las Estaciones
Circular # 39 del
27 de septiembre de 1927 de la Jefatura de la Policía de Caminos, dirigida al
Jefe del Servicio de vigilancia.
Informe de la
Oficina de Ingresos y Libres de la Penitenciaría del D.F., del 27 de septiembre
de 1952, relacionada con los procesos de Emilio Arellano Schetelige.
Comunicación del 24
de octubre de 1952 de Humberto Lazo, en relación con los antecedentes
delictivos de Emilio Arellano, en Chihuahua.
Entrega que hace
Pablo Calderón, vecino de Ixtapa, Edo. De México, de 26 artículos que encontró
el 24 de septiembre de1952, en el vaso del Lago de Texcoco, y que se recibieron
el 2 de octubre de 1952
Relación de
pasajeros del vuelo del avión XA-GUJ de 24 de septiembre de 1952.
Comunicación del 6
de octubre de 1952, del Superior de los Servicios de Vigilancia, informando a
Relaciones Industriales del préstamo que por $50,000 hicieron Paco Sierra y Arellano.
Comunicación del 8
de octubre de la Cía . Mexicana de
Aviación, informando a la Procuraduría de la República, del asunto anterior.
DIVERSOS
INFORMACIONES PERIODÍSTICAS, de
“El Universal
Gráfico”
Cartón de ”La
Prensa” por DON YO.
De Víctor Ceja
Reyes.-
De Martín del
Campo. de La Prensa
De la “Extra” de Ultimas Noticias, de M. Campos Díaz y
Sánchez.
Del Excélsior
De “Novedades”
De M. Campos Díaz y
Sánchez de la EXTRA de Últimas Noticias
Del Novedades
De Carlos Ravelo
del Excélsior
De Alfonso Serrano
del Excélsior
De Ramírez de Aguilar del Excélsior
° De Martín del Campo de La Prensa
De Alfonso Serrano,
del Excélsior
De Clara Montes de La Prensa
De Luis C. Márquez
de La Prensa
Del Giiero Eduardo Téllez V., de El Universal.
De Armando González
de Tejeda de La Prensa
De José Luis Parra
de El Universal Gráfico
De Ángel Marín de El
Universal Gráfico
De Higinio Moreno
De Felipe
Bustamante de Alerta.
* El
Sol de México
Se espera que estén
incluidos todos los reporteros que escribieron estos acontecimientos; de no ser
considerados algunos de ellos, les otorgamos nuestras sinceras disculpas, por
la omisión, pero hacemos hincapié en que algunos reportajes no consignaban
nombre del autor.
Gracias.